MONONUCLEOSIS INFECCIOSA

 


La mononucleosis infecciosa (MI) es un síndrome clínico que en la mayoría de los casos la etiología es el Virus de Epstein-Barr (EBV). El EBV es un gama-herpes virus, el cual infecta el 90% de la población mundial, usualmente su transmisión es por medio de la saliva, se establece como portador (infección persistente) en la orofaringe e infección latente de por vida en linfocitos tipo B, se ha detectado en secreciones genitales sugiriendo que puede ser transmitido por contacto sexual.

El EBV únicamente infecta al ser humano, entre el 30-50 % de los infectados manifiestan MI, el periodo de incubación estimado es de 30 a 50 días. La infección primaria por EBV ocurre durante la infancia siendo generalmente asintomática, en la adolescencia se presenta como MI caracterizada por fiebre, faringitis, linfadenopatía y malestar general.

 

Se reconoce que la etiología de la MI en la mayoría de los casos es el EBV, sin embargo la infección primaria por Citomegalovirus (CMV) puede ser responsable del 7%, con manifestaciones clínicas indistinguibles a las inducidas por EBV. Es conocido que ambos son agentes infecciosos oportunistas en el paciente inmunocomprometido. Los niños se consideran población susceptible de alto riesgo para EBV y CMV, durante esta etapa estos gérmenes puede deprimir la respuesta inmune del hospedero, siendo esto la causa de infección bacteriana recurrente en edad pediátrica.

 

La historia natural de la MI es a la autolimitación dentro del primer mes después del diagnóstico; sin embargo, la resolución de la adenopatía y fatiga tienen un curso lento; esta última puede tardar hasta 6 meses en remitir. Por otra parte, los pacientes con MI pueden presentar complicaciones agudas; entre ellas alteraciones hemolíticas en 25 a 50 % de los casos (anemia hemolítica, trombocitopenia, púrpura trombocitopénica, síndrome urémico hemolítico y coagulación intravascular diseminada), complicaciones neurológicas en 1-5% de los casos (Síndrome de Guillain-Barré, parálisis del nervio facial, meningoencefalitis, meningitis aséptica, mielitis transversa, neuritis periférica, cerebelitis y neuritis óptica) o complicaciones agudas graves con alto riesgo de muerte tales como ruptura esplénica ( 0.5-1%), obstrucción grave de las vías respiratorias debido a hiperplasia linfoidea y edema de mucosas (1%) y síndrome hemofagocítico desencadenado por EBV. La MI es una condición incapacitante que en algunos casos evoluciona a enfermedad crónica, sin que en la actualidad se establezcan factores de riesgo y por lo tanto medidas preventivas.



La MI es un síndrome clínico que consiste en datos de faringitis, fiebre y linfadenitis; el cual puede ser ocasionado por diferentes etiologías, principalmente por el virus de Epstein Barr. El EBV es un virus ubicuo que causa infecciones, principalmente entre niños y adolescentes, lo que resulta en un espectro de expresión clínica desde formas que se autolimitan como infección asintomática, MI hasta linfoproliferación en individuos con inmunocompromiso y su asociación con enfermedades malignas (linajes de células B y células epiteliales).

La infección primaria en la infancia ocurre estrechamente después de la desaparición de anticuerpos maternos, permaneciendo latente en el hospedero, favoreciendo una fuerte respuesta inmune. Esta condición es generalmente una enfermedad benigna y autolimitada en personas sanas. En esta guía el término "mononucleosis infecciosa" se refiere a la enfermedad causada por infección primaria por EBV, sin considerar los "síndromes similares a la mononucleosis infecciosa" ocasionados por otros agentes, los cuales son clínicamente similares a la enfermedad por EBV.




La MI es un síndrome causado por EBV, frecuente en niños y adolescentes.

La infección primaria en su mayoría es asintomática o con síntomas leves en la infancia.

La prevalencia incrementa con la edad Se transmite por contacto oral por medio de la saliva: manos o juguetes en niños y besos en la etapa de adolescencia.

El periodo de Incubación de la MI es de 30 a 50 días

 

El médico de primer contacto debe reconocer a la MI como un síndrome frecuente en niños y adolescentes, cuya prevalencia incrementa con la edad.

Es recomendable informar a los pacientes con MI el riesgo de transmisión por saliva (fómites, besos) el cual es mayor en infección reciente.

 

Más del 95% de la población adulta a nivel mundial es seropositiva para EBV

El EBV tipo 1 presenta una prevalencia entre 70-85%.

La incidencia de MI en Estados Unidos de Norteamerica se estima de 20-70/100 000 habitantes por año e incremento en jóvenes a 100/100 000 habitantes por año.

En niños el periodo de incubación del EBV puede acortarse a diferencia de los adolescentes y adultos el cual es de 30 a 50 días

 

En nuestro país no existen datos epidemiológicos en relación a MI, considerando que las características de nuestra población son semejantes a países con pobre infraestructura sanitaria y alta densidad demográfica se espera que a menor edad existirá un mayor grado de primoinfección.

 

El médico de primer contacto debe tomar en cuenta:

  • población de mayor riesgos para la MI endémica son los grupos confinados de
  • adolescentes y adultos jóvenes como en instituciones educativas.
  • Es frecuente el estado de portador asintomático independientemente del género.
  • Generalmente es necesario el contacto personal estrecho, que involucre el intercambio de saliva o secreciones orofaríngeas para la transmisión del EBV.

La infección se contrae en los comienzos de la vida, particularmente en grupos socioeconómicos bajos, por lo que de acuerdo a las características de nuestra población habrá que considerar pacientes seropositivos en edades tempranas y pacientes con MI en la adolescencia con menor frecuencia



La MI es un síndrome clínico caracterizado por la triada de fiebre, linfadenopatía y datos clínicos de faringitis. La triada de signos y síntomas se observa en el 98% de los casos de MI.

Con una frecuencia de signos y síntomas en los casos de MI:

  1. Fiebre 63-100%
  2. Linfadenopatía 93-100%
  3. Datos clínicos de faringitis en 69-91%

 

Se ha documentado los motivos de consulta por el cual los pacientes con MI acuden al Médico:

  • dolor en faringe y amígdalas
  • dolor faríngeo más fatiga
  • fiebre

 

Por otra parte, además de la triada, entre los más de 70 signos y síntomas descritos en pacientes con MI comprobada destacan 4 signos:

  • Petequias en el paladar (50 %)
  • Adenopatía inguinal, adenopatía axilar y
  • adenopatía retroauricular.

 

En la MI las petequias se observan entre la unión del paladar blando y el paladar duro.

Ocurren en brotes y duran pocos días.

 

La linfadenopatía observada, en la mayoría de casos, involucra las cadenas cervicales posteriores.

 

El médico de primer contacto debe sospechar MI en adolescentes y adultos jóvenes, particularmente en grupos socioeconómicos bajos ante la triada de fiebre, linfadenopatía y datos clínicos de faringitis.

 

Considerar en los niños  de 10 años de edad con la triada y sospecha de MI, pueden presentar visceromegalias esplenomegalia entre el 50% -75% y hepatomegalia en 72-87.5%. Con predominio de esplenomegalia en adolescentes y adultos jóvenes sobre la hepatomegalia

 

En todo paciente adolescente o adulto joven cuyo motivo de consulta es dolor faríngeo y/o amigdalino más fatiga o fiebre, buscar intencionadamente la triada sindromática de MI.

Si se integra la triada sindromatica, lo siguiente es proceder a una exploración dirigida a la búsqueda de signos altamente específicos tales como esplenomegalia o hepatomegalia en pacientes  a 10 años, adenopatía axilar, adenopatía inguinal y petequias en el paladar

 

Interpretación de los Hallazgos Clínicos:

La triada sindromática más la presencia de cualquiera de los signos altamente específicos significan: posibilidad elevada (mayor certidumbre) de que la enfermedad del paciente es MI.

La presencia de la triada sindromática y ausencia de signos altamente específicos significan: posibilidad baja de que la enfermedad del paciente sea MI, sin embargo no elimina el diagnóstico, por lo que en todo paciente con la triada sindromática proceder a realizar biometría hemática completa.

 

El pronóstico de la MI es favorable en la mayoría de los casos, incluyendo a los pacientes que presentan complicaciones leves:

  • Hematológicas en 25 a 50 % :  anemia hemolítica, trombocitopenia, púrpura trombocitopénica, síndrome urémico hemolítico y coagulación intravascular diseminada
  • Hepatitis anictérica en 50-80%,  hepatitis ictérica 5%
  • neurológicas en 1-5%: Parálisis del nervio  facial, neuritis periférica, cerebelitis y neuritis óptica

 

Dado que manifestaciones tales como dolor abdominal y dificultad respiratoria en pacientes con MI son infrecuentes, considerarlos signos de alarma que orientan a complicaciones esplénicas o respiratorias.

De acuerdo a la prevalencia de las complicaciones sospechar de alteraciones hematológicas y hepáticas.


El 50 al 80% de la faringitis infecciosa es de etiología viral, incluyendo Influenza, herpes virus simple y adicionalmente entre el 1 al 10% de los casos por EBV.

El organismo bacteriano más frecuentemente aislado es estreptococo beta hemolítico responsable entre el 5-36%; su mayor incidencia es entre los 5 a 15 años de edad.

No existe evidencia que la faringitis bacteriana tenga una duración diferente y mayor severidad que por otras causas.

Algunas guías plantean la falta de relevancia clínica en el diagnóstico etiológico de certeza.

 

Ante la sospecha de faringitis estreptocócica y datos clínicos indistinguible de MI, razonar con base al dolor faríngeo y grupo de edad, prevalencia local y estación para la identificación de grupos de riesgo para la faringitis estreptocócica.

 

El médico de primer contacto debe reconocer como grupo de mayor riesgo a los adolescentes o adultos jóvenes con triada clásica para realizar el diagnóstico clínico de MI, por exclusión de otras etiologías virales y bacterianas.

 

Ante la sospecha de embarazo con MI valorar la realización de serología para EBV, CMV e HIV.

 

Los pacientes con cuadro clínico de MI, con fiebre elevada, alteración en biometría hemática: leucocitosis ó leucopenia con plaquetopenia de moderada a severa o hallazgos de anemia hemolítica sospechar el diagnóstico de leucemia

 

El proceso de diagnóstico para distinguir la linfadenopatía benignas de las malignas se enfoca inicialmente con la obtención de historia clínica y examen físico completos.

 

 La historia debe incluir:  duración y síntomas asociados,  infecciones localizadas reciente  lesiones en piel, traumatismos, arañazos o mordeduras de animales , ingesta de medicamentos

El examen físico debe incluir:

  •  ubicación de la linfadenopatía
  •  tamaño y características de los ganglios linfáticos

 

 Otros hallazgos físicos: hepatoesplenomegalia, petequias o hematomas y signos de enfermedad sistémica.

Determinar si el proceso es agudo o crónico y si la linfadenopatía es localizada o difusa como puntos que discriminan el trabajo diagnóstico.

 

Considerar falla al tratamiento antiinflamatorio y antimicrobiano si presenta las siguientes características clínicas:

  •  Ganglios que no regresen a su tamaño posterior a 14 días de tratamiento antibiótico y antiinflamatorio
  •  Ganglios con aumento de volumen durante tratamiento antimicrobiano y antiinflamatorio

 

El médico de primer contacto en el primer nivel de atención debe reconocer que los niños con linfadenopatía, la causa principal es infeccioso y autolimitada. Se sugiere ofrecer una prueba terapéutica (antimicrobiano y antiinflamatorio) en los niños con linfadenopatía y ausencia de datos de malignidad.

 

Se debe prestar especial atención en caso de falla al tratamiento y de evolución insidiosa, datos de malignidad (presencia de síntomas B y localización supraclavicular) ante estos referir a tercer nivel de atención para su abordaje diagnóstico.



Posterior a su replicación inicial en la faringe, el EBV infecta a los linfocitos B a través de su receptor CD21, distribuyéndose en todo el sistema linforeticular. Una de las consecuencias de este evento son los cambios que se producen en la biometría hemática (BH).

 

Los linfocitos atípicos son células características de la MI, en su mayoría linfocitos CD8 activados en forma policlonal, sin embargo pueden estar presentes CD4 cooperadores y linfocitos T CD11 con función de células asesinas.

 

 Las características morfológicas de estos linfocitos atípicos son: incremento en el tamaño, núcleos grandes con disminución de la razón núcleo/citoplasma y apariencia de menor densidad del núcleo en comparación con los linfocitos normales

 

Los tres criterios clásicos de laboratorio para la confirmación de mononucleosis infecciosa son:

  1.  Linfocitosis
  2.  presencia de linfocitos atípicos en (≥10%)
  3.  prueba serológica positiva para EBV

En un paciente con datos clínicos sugestivos de MI, la presencia de mayor porcentaje de linfocitos atípicos incrementa la probabilidad de infección por EBV. Sin embargo cuando se asocia linfocitosis > 50% con la presencia de > 10% de linfocitos atípicos  la sensibilidad es de 61% con especificidad (95%) para el diagnóstico de infección por este virus.

 

En paciente con sospecha clínica de MI, debe solicitarse BH completa, con determinación de linfocitos atípicos y búsqueda de linfocitosis para el incremento de probabilidad de MI, así como el cálculo del índice Linfocitos totales/leucocitos totales

 

La infección por EBV induce la formación de anticuerpos específicos y no específicos en un individuo.

Los anticuerpos no específicos, denominados heterófilos, son producidos por la activación policlonal de linfocitos B infectados y no están dirigidos contra el EBV, sin embargo reaccionan con antígenos que se encuentran en eritrocitos de otras especies animales llevando a su aglutinación.

 

Esta capacidad de aglutinación es utilizada en la reacción denominada de Paul-Bunnell, que determina anticuerpos heterófilos a partir de la 2 semana de la infección. El nivel máximo de anticuerpos es detectado por esta técnica a la 6a semana y niveles bajos hasta un año posterior a la infección primaria.

 

En paciente con sospecha clínica de MI con BH con linfocitosis y linfocitos atípicos solicitar prueba serológica para EBV. Es necesario considerar que debido a la variabilidad de presencia de anticuerpos heterófilos (pruebas cualitativas rápidas: Monospot y Monotest) en los niños < de 4 años un resultado negativo no descarta MI.

 

Dado que la infección por EBV es perene, existen diversos sistemas de anticuerpos contra diferentes antígenos que pueden indicar un determinado estadio de la infección.

 

Los antígenos tempranos (EA) son producidos en los estados iniciales de la infección lítica del virus, antes de la síntesis del DNA.

 

Los antígenos tardíos son producidos después de la síntesis de DNA e incluyen los antígenos capsulares (VCA) que son las proteínas estructurales de la misma.

 

 Durante la infección latente solo pocos antígenos son producidos y entre ellos el

EBNA1.

Se han utilizado diversos formatos para la identificación de estos anticuerpos, siendo la más sensible hasta el momento la inmunofluorescencia (IF), sin embargo la técnica de ELISA tiene una sensibilidad adecuada para la mayoría de los anticuerpos (90%) y especificidad (95%), lo cual permite una determinación rápida para un mayor número de muestras.

 

La infección aguda por EBV es caracterizada por un incremento rápido en los anticuerpos dirigidos contra VCA. La elevación de IgM es primaria pero generalmente transitoria, detectándose usualmente por 4 semanas pero puede perdurar hasta por 3 meses.

La determinación de IgM-VCA es el ensayo serológico más específico que por sí mismo indica una infección aguda y es suficiente para confirmar el diagnóstico.

La elevación de IgG -VCA usualmente es máxima durante el estadio agudo de la enfermedad, declinando gradualmente en los meses siguientes y permaneciendo estable durante el resto de la vida.

Por lo tanto aunque IgG -VCA es positiva durante la fase aguda, su determinación única no puede distinguir entre una infección reciente y una antigua.

 

 

En adultos o niños > de 10 años, con datos clínicos sugestivos y laboratorio compatibles con MI: BH con linfocitos >50%, 10 % de linfocitos atípicos, debe realizarse una determinación de anticuerpos heterófilos (cuantitativa o cualitativa rápida: Mono spot o Mono test). En caso de ser positiva se establece el diagnóstico de MI por EBV y no se requieren otra prueba diagnóstica. En caso de resultar negativa deberá realizarse búsqueda de anticuerpos específicos

 

La determinación de anticuerpos específicos deberá realizarse en todos los niños < de 10 años que tengan un cuadro clínico compatible con MI y alteraciones de laboratorio sugestivas.

Asimismo en los adultos con cuadro clínico sugestivo y que tengan una determinación negativa de anticuerpos heterófilos.

En estos casos deberá determinarse IgM contra el antígeno de cápside (anti-VCA) e IgG contra el mismo antígeno.

 

Ante cuadro clínico y pruebas diagnósticas sugestivas con prueba de determinación de anticuerpos específicos para EBV negativos y duda diagnostica con datos de alarma ó sospecha de etiología diferente a EBV de la MI, evaluar la realización de determinación de anticuerpos IgM e IgG


Algunos autores por consenso de expertos  recomiendan el tratamiento sintomático de la MI:

  •  Mantener hidratación adecuada
  •  Anti-inflamatorios no esteroideos: Ibuprofeno o paracetamol. Estos medicamentos son eficaces, bien tolerados y seguros para el tratamiento de Fiebre y dolor en Niños y Adultos.
  •  Tener precaución y evitar el uso de ASA en niños por el riesgo de Síndrome de Reye.

 

 

Las recomendaciones generales para el manejo de  pacientes con MI son :

  1.  Informar a pacientes y/o familiares acerca de DATOS DE ALARMA (Dolor abdominal o Dificultad respiratoria) ante su presencia acudir de urgencia para atención hospitalaria.
  2.  Evitar deportes de contacto durante al menos 1 mes a partir del diagnóstico  Reposo relativo.
  3.  Evitar actividades de riesgo para caídas tales como ciclismo.
  4.  No prescribir antibióticos, especialmente Ampicilina y Amoxicilina, y en general todos los beta-lactámicos. Considerar que los pacientes con MI que reciben este tipo de antibióticos se complican con exantema.

 

El médico tratante de un paciente con MI debe individualizar y de ser necesario manejar el dolor con antiinflamatorios no esteroideos como el paracetamol a dosis de 10 a 15mg por kilo por toma, 3 veces al día. Realizar hincapié en los datos de alarma para una atención oportuna y reposo evitando deportes de contacto o de riesgo. No está indicado el uso de beta-lactámicos ni ASA

 

En los pacientes con MI que cursen sin complicaciones o datos de alarma no es recomendable el tratamiento con aciclovir.

Aunque la evidencia clínica es pobre, en los pacientes con MI grave, que cursen con obstrucción de la vía aérea, evaluar el tratamiento con el uso concomitante de aciclovir y esteroides. En estos ensayos clínicos han administrado aciclovir a dosis de 10 mg/kg/dosis 3 veces al día o bien 800 mg Vía Oral, 5 veces al día por 10 días.

 

Los pulsos de metilprednisolona se han usado en casos refractarios o debido a la urgencia de un hemorragia con riesgo de muerte. Recordar que la neutropenia y plaquetopenia asociada a MI se recuperan usualmente de forma espontánea en los primeros 4 a 7 días por lo que no requiere tratamiento.



Se debe considerar el manejo ambulatorio en los Pacientes con diagnóstico de MI Clínico + más “monotest” o Monospot” positivo sin complicaciones agudas graves.

 

 Revisión Mensual los primeros dos meses de evolución.

 Revisión al cuarto y sexto mes de evolución.

Alta de la consulta externa después de la última revisión al sexto mes de evolución.

 

Todo paciente con diagnóstico clínico de MI con  Linfocitosis y presencia de linfocitos atípicos en la  BH debe enviarse al Segundo o tercer nivel de atención:

 Cuando a nivel local no disponga del recurso diagnóstico prueba que evidencia la presencia de anticuerpos heterófilos (“Monotest” o “Monospot”)

 

Todo paciente < a 10 años de edad con diagnóstico clínico de MI con Linfocitosis y linfocitos atípicos en la BH debe enviarse al Segundo o tercer nivel de atención ante la presencia de Hepato -Esplenomegalia

 

El médico de primer contacto debe considerar que ante manifestaciones de dolor abdominal y dificultad respiratoria en pacientes con MI como signos de alarma para complicaciones esplénicas orespiratorias envío al servicio de urgencias de su HGZ.

 

Es recomendable en un paciente con MI con complicaciones agudas como alteraciones de la coagulación, progresión de hepatitis, o ante la presencia de complicaciones graves o signos de alarma: abdomen agudo u obstrucción de la vía aérea superior, sin importar su edad, la Hospitalización para manejo y vigilancia.

 

El médico de primer contacto: médico familiar y pediatra ante la sospecha de etiología benigna infecciosa por MI y falla al tratamiento o evolución tórpida y signos de posible malignidad envío a segundo nivel de atención para su evaluación clínica y confirmación diagnóstica o de diagnósticos diferenciales.



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