La fractura facial de los huesos nasales es sin lugar a dudas la más frecuente, esto debido a que la nariz es la parte más sobresaliente del esqueleto facial, por lo tanto el área más expuesta a sufrir traumatismos.

Las fracturas nasales ocurren más frecuentemente en hombres que en mujeres en una relación de 2:1, siendo la segunda y tercera décadas de la vida la edad de predilección. En los niños la caída de bicicleta y el golpe directo con objetos es la forma de trauma más común y los accidentes automovilísticos y contusiones en el área medio facial con objetos sólidos y por violencia lo es en los adultos.

La naturaleza y la extensión de la lesión dependen de las características del trauma; la relación de fuerza por masa es uno de los elementos básicos en el mecanismo físico de estas lesiones.

 

Una vez realizada una buena historia clínica se orienta el manejo a definir y controlar las dos principales urgencias de las fracturas nasales: la epistaxis y el hematoma septal. Aunque la mayoría de las fracturas nasales pueden manejarse mediante una reducción cerrada simple, el tipo de fractura y el daño septal concomitante influyen en los pormenores del plan para la reducción y también en el pronóstico.

En su tratamiento inicial se observa un alto porcentaje de deformidad nasal postraumática.

Las fracturas nasales se definen como la pérdida de continuidad ósea, que ocurre como resultado de las fuerzas transmitidas por un trauma facial directo en la pirámide nasal.

PROMOCION A LA SALUD 

Las fracturas de huesos nasales se presentan con mayor frecuencia en individuos de 15 a 30 años de edad, predominando en el sexo masculino (2:1). 

Las causas más frecuentes de fracturas nasales son: agresión física, actividades deportivas, caídas, y accidentes de vehículos automotores.

 

Las causas más frecuentes de fracturas nasales son: agresión física, actividades deportivas, caídas, y accidentes de vehículos automotores.

 

Se recomienda promover entre la población:

  1. • Utilizar el cinturón de seguridad
  2. • Conducir automóviles con bolsas de aire
  3. • No manejar en estado de intoxicación etílica o con efectos de estupefacientes
  4. • Usar protectores bucales al practicar cualquier deporte: football, basketball, jockey o patinaje, entre otros
  5. • Utilizar casco al andar en bicicleta y realizar actividades deportivas
  6. • Emplear caretas en la jornada laboral
  7. • Utilizar asientos con cinturones de seguridad especiales para niños menores de 12 años, los cuales se deben adaptar de acuerdo a la edad y talla del niño
  8. • Evitar que los niños viajen en el asiento delantero del automóvil.

Las lesiones faciales producidas a baja velocidad habitualmente causan fracturas de septum nasal o dislocaciones a lo largo del surco vomeriano; las lesiones provocadas a alta velocidad con frecuencia ocasionan fracturas  septales a través de los cartílagos cuadrangulares más delgados.

 

Los traumatismos frontales directos aplicados sobre el dorso nasal producen fracturas de la parte delgada de los huesos nasales, causando fracturas nasoetmoidales. Los traumatismos laterales son los responsables de la mayor parte de las fracturas nasales.

 

Investigar los antecedentes relacionados con la lesión en cara: etiología, mecanismos, dirección y fuerza del traumatismo.

 

Cuando se evalúa a un paciente con lesión nasal aguda se recomienda inspeccionar además, todas las estructuras óseas de la cara (eminencias malares, orbitas, arco cigomáticos, maxilares) y los dientes, así como verificar la permeabilidad de la vía aérea. 

Establecer si existía deformidad antes del trauma preguntándole directamente, al paciente, algún familiar, o bien solicitándole una fotografía previa.

 

Debido a la alta irrigación sanguínea en la región nasal (plexo de Kiesselbach), la epistaxis puede ocurrir posterior a traumas nasales menores. 

Además del plexo de Kiesselbach, el sangrado puede proceder de otros vasos de la nariz; la ubicación de la epistaxis puede orientar sobre su origen:

  1. Sangrado nasal anterior: arteria etmoidal anterior o rama de la arteria oftálmica
  2. Sangrado nasal posterior: rama de la arteria esfenopalatina

 

Algunas fracturas nasales no producen deformidad ósea, la presencia de epistaxis puede ser el único dato clínico. 

Las laceraciones en la mucosa pueden indicar la presencia de una fractura nasal subyacente.

 

Para realizar el diagnóstico clínico de fractura de huesos nasales se recomienda en la: 

Inspección visual: 

  1. • Identificar epistaxis: unilateral o bilateral (sin este signo es poco probable que exista fractura)
  2. • Buscar edema y tumefacción
  3. • Identificar hundimiento del dorso o paredes laterales
  4. • Revisar la presencia de desviación lateral
  5. • Buscar heridas cutáneas
  6. • Investigar telecanto (fracturas naso- etmoidales)

 

Palpación manual:

  1. • Evaluar el dorso y las paredes laterales de la nariz
  2. • Investigar crepitación

 

Rinoscopia: 

  1. • Identificar si el tabique está desviado o luxado
  2. • Buscar la presencia de hematomas
  3. • Investigar la presencia de lesión en la mucosa nasal, así como perforación o desplazamiento del septum.

Una complicación frecuente que se presenta en fracturas nasales es el hematoma septal, el cual se puede observar durante la exploración en la pared media (septal) como un abultamiento bajo en la mucosa fluctuante, y se puede confundir con una desviación septal.

 

Buscar de manera dirigida la presencia de hematoma septal. Para distinguirlo se puede utilizar un objeto romo y tocar el hematoma, si éste se hunde sin ofrecer resistencia es un hematoma.

 

 Es importante hacer el diagnóstico temprano de fracturas relacionadas, particularmente las que involucran el hueso etmoides con daño de la lámina cribiforme resultando con esto en fístulas de líquido cefalorraquídeo.

 

 Un hallazgo que debe alertar al clínico para la pronta derivación del paciente al especialista es la salida de líquido cefalorraquídeo a través de la nariz. 

Durante la exploración física investigar si existe salida de líquido cefalorraquídeo manifestado como rinorrea clara o transparente, frecuentemente unilateral. 

Las estructuras nasales internas se visualizan mejor si se examinan después del taponamiento de la nariz (con un vasoconstrictor) durante varios minutos.

 

Para el control de la epistaxis se coloca un algodón empapado con agua oxigenada atornillándolo. También puede utilizarse para empapar o ser aplicado en pulverizaciones, oximetazolina al 0,05%, lidocaína al 2% con epinefrina o adrenalina 1:1000, si no existen contraindicaciones. 

Para evaluar las estructuras nasales, se recomienda:

  1. • Utilizar un rinoscopio
  2. • Retirar los coágulos por medio de irrigaciones con solución salina y succión
  3. • Empacar la nariz con gasas embebidas en soluciones vasoconstrictoras durante 5 minutos.

 

En aquellos casos en los que esté contraindicado su uso (como es el caso de pacientes con hipertensión arterial sistémica) se recomienda como alternativa la utilización de agua oxigenada al 50%.

 

Las fracturas nasales se pueden clasificar, en:

Grupo 1: fracturas nasales no relacionadas con desplazamiento de los fragmentos ni con deformidad septal

Grupo 2: Fracturas nasales con Grupo 2 deformidad septal, desplazamiento de los fragmentos y evolución no mayor de los cinco días

Grupo 3: Fracturas nasales con deformidad septal importante o fracturas que exceden los cinco días de evolución. 

 

Es recomendable distinguir el tipo de las fracturas nasales desde el inicio de la atención, lo cual definirá su manejo. 

Se recomienda clasificar las fracturas expuesta de nariz con base a la clasificación propuesta por Gustillo (ver anexo 6.3, cuadro 1). 


Dos proyecciones radiográficas son de utilidad para el estudio de los traumatismos nasales:

Perfilograma nasal, que ayuda a definir con detalle los huesos nasales y generalmente, hace evidente una fractura nasal

Proyección de Waters, la cual muestra el dorso de la pirámide ósea, el septum nasal, la apertura piriforme y los huesos faciales adyacentes (órbita y etmoides).

 

Las radiografías simples (lateral de huesos de la nariz y Waters) y la tomografía computarizada son herramientas esenciales para realizar el diagnóstico y la clasificación de la fractura nasal. 

Se recomienda solicitar perfilograma nasal con técnica blanda y radiografía de Waters, a todo paciente con sospecha clínica de fractura en los huesos nasales. 

La tomografía axial computarizada puede ser de utilidad en traumatismos faciales graves con sospecha de lesión de estructuras adyacentes.

 

La tomografía computarizada esta indicada en pacientes con fractura nasal cuando existe:

• Salida de líquido cefalorraquídeo.

• Movimientos oculares anormales.

 

Se recomienda realizar tomografía computarizada en aquellos pacientes de fracturas nasales con sospecha de lesión ósea o de tejidos blandos adyacentes (ejemplo: politraumatizados, pérdida del estado de conciencia, alteraciones visuales o salida de líquido cefalorraquídeo a través de narinas)



TRATAMIENTO NO QUIRURGICO

Se recomienda que después de asegurar la permeabilidad de la vía aérea, adecuada ventilación y estabilidad general del paciente, se inicie la atención a la propia fractura nasal. 

El manejo inicial de las fracturas nasales está orientado a definir y controlar las dos principales urgencias: la epistaxis y el hematoma septal.

 

Para controlar la epistaxis se recomienda como primera elección: colocar un algodón con extensión aproximada de 10 cm impregnado con vasoconstrictor (oximetazolina al 0.05% o fenilefrina al 0.25%), esperar el efecto uno o dos minutos, retirar y reexplorar la cavidad nasal. Cuando este contraindicada la utilización de vasoconstrictores nasales (como es el caso de pacientes con hipertensión arterial sistémica) y, alternativa el uso de agua oxigenada al 50%.

 

En los casos de fracturas expuestas es recomendable la administración de antimicrobianos desde el ingreso a urgencias, por vía intravenosa y en las 3 primeras horas después de la lesión. 

En las infecciones de las fracturas abiertas tipo I y II los organismos más frecuentes son Staphylococcus. aureus, Estreptococo y gérmenes aerobios Gram negativos.

 

Las cefalosporinas de primera generación son el tratamiento de elección para el manejo antimicrobiano de las fracturas expuestas tipo I y II, en las tipo III se agrega un aminoglucósido al régimen; cuando existe la sospecha de anaerobios se debe valorar el uso de penicilina. 

El tratamiento antimicrobiano que se recomienda para las fracturas tipo I y II es cefalosporinas de primera o segunda generación y como alternativa quinolonas; para las fracturas tipo III se recomienda agregar un aminoglucósido.

En las heridas contaminadas con tierra o heces o en aquellas que presentan tejidos con áreas de isquemia es recomendable agregar penicilina (ver anexo 6.3, cuadro 2).

 




Es recomendable mantener el tratamiento antimicrobiano 3 días en las fracturas tipo I y II y durante más de 5 días en las de tipo III. 

Se recomienda la administración de paracetamol para el manejo del dolor.


TRATAMIENTO QUIRURGICO

El diagnóstico y el tratamiento del hematoma septal deben realizarse en las primeras 24 horas posteriores al accidente, para evitar infección y la pérdida del cartílago por necrosis.

La falta de detección de un hematoma septal puede originar deformidad de la nariz “en silla de montar”, lo cual puede requerir una reconstrucción quirúrgica mas extensa.

 

 Si durante la exploración de la cavidad nasal se identifica un hematoma septal deberá ser evacuado y drenado de forma inmediata, junto con el uso de una ferulización oportuna y empaquetamiento nasal para prevenir la reacumulación de sangre. 

Para fracturas sin desplazamiento ni deformidad de los fragmentos (grupo 1) se utiliza fijación nasal externa.

 

Los pacientes con fracturas nasales, con deformidad septal, desplazamiento de los fragmentos y evolución no mayor de los cinco días (grupo 2) generalmente requieren de reducción cerrada. 

Para el tratamiento de las fracturas nasales del grupo 1 y 2 se recomienda seguir los pasos señalados en el cuadro 3 del anexo 6.3

 


Los pacientes con deformidad septal importante o fracturas que exceden los cinco días de evolución (grupo 3) requieren manejo quirúrgico. 

Para el tratamiento de las fracturas nasales del grupo 3 se recomienda el abordaje quirúrgico abierto.

 

Las técnicas de reducción abierta pueden incluir la septumplastía, las osteotomías y la rinoseptumplastía completa. En caso de fractura nasal (grave) con desviación septal realizar reducción abierta y septumplastía como manejo inicial.

 

En los pacientes con desviación lateral del dorso nasal mayor al 50% del ancho de la nariz, se recomienda realizar reducción abierta y septumplastía. Se recomienda que en los casos con fracturas impactadas o en rama verde se realicen osteotomías.


Se recomienda referir los siguientes casos con el cirujano maxilofacial:

  • Pacientes que presenten síntomas de fractura nasal inmediatamente después del traumatismo o en su evaluación inicial de urgencias y que se encuentran en los primeros 5 días de evolución.
  • Pacientes que desarrollan obstrucción de la vía aérea, deformidad nasal o ambos, en las tres semanas posteriores al traumatismo
  • Pacientes con historia previa de deformidad y exacerbación de los síntomas posterior al traumatismo


Para los pacientes con fractura nasal del grupo 1 se recomienda:

  1. • Citar a la consulta externa una semana después del tratamiento inicial para control y cambio de férula (de micropore)
  2. • Cita cada semana durante 2 semanas para control y cambio de férula (de micropore) • Valorar egreso y continuar control en unidad de primer nivel de atención

 

Para los pacientes con fractura nasal del grupo 2 se recomienda:

  1. • Citar a la consulta externa 5 días después de la reducción cerrada para retiro de taponamiento nasal anterior, y a los 7 días para retiro de férula de yeso y colocación de férula (de micropore)
  2. • Cita cada semana durante 2 semanas para retiro de férula de yeso y colocación de férula (de micropore)
  3. • Valorar egreso y continuar control en unidad de primer nivel de atención

 

Pacientes con fractura nasal que requirieron reducción abierta (manejo quirúrgico):

  1. • Retiro del taponamiento nasal al quinto día con recambio de la férula (de micropore y de yeso)
  2. • Cita a la consulta externa de  otorrinolaringología a los 10 y 14 días  después de la cirugía y valorar alta.

 

Pacientes que presentaron hematoma septal sin fractura nasal :

  1. • Retirar el taponamiento al tercer día y valorar formación de recurrencia del hematoma
  2. • Citar a la consulta a los 7 y 14 días





FRACTURA DE HUESOS NASALES

by on abril 30, 2021
  La fractura facial de los huesos nasales es sin lugar a dudas la más frecuente, esto debido a que la nariz es la parte más sobresaliente d...


 

La audición es la vía principal a través de la que se desarrolla el lenguaje y habla, motivo por el cual cualquier trastorno en la percepción auditiva del niño, a edades tempranas, va a afectar su desarrollo lingüístico  y comunicativo, así como sus procesos cognitivos y, consecuentemente, su posterior integración escolar, social y laboral. El lenguaje es el medio por el cual los niños simbolizan la realidad y pueden separarse de ella, permitiendo el adecuado desarrollo del pensamiento y con ello la adquisición del conocimiento humano.

 

Se calcula que a escala mundial 1 de cada 1000 niños nace con hipoacusia bilateral profunda (90 dB) y 5 de cada 1000, con otras formas de sordera (>40 dB). El número de niños con cualquier forma de sordera aumenta claramente si se incluyen  los problemas auditivos adquiridos durante la infancia. La hipoacusia durante los primeros años de vida puede dificultar no sólo la adquisición del lenguaje sino también el desarrollo psicológico e intelectual del niño, con sus repercusiones posteriores en su desarrollo general. 

 

Los factores principales que deciden la forma en que la sordera afecta al desarrollo de un niño son el grado y el tipo de deficiencia auditiva y la edad en la que se la diagnostica. Se cree que existen varios factores que aumentan el riesgo de deficiencia auditiva. 

Éstos incluyen: bajo peso al nacer, prematurez, hipoxia perinatal e ictericia.

La Organización Mundial de la Salud define hipoacusia como una deficiencia auditiva que describe la pérdida de la audición en uno o ambos oídos; hay diferentes niveles de deficiencia auditiva; sordera se refiere a la pérdida completa de la habilidad de oír en uno o ambos oídos.


PROMOCIÓN A LA SALUD

Niños con deficiencia auditiva, comparados con niños con audición normal, tienen:

  • Mayor dificultad en la comunicación verbal y no verbal
  • Problemas de conducta
  • Disminución del bienestar psicosocial
  • Bajo desempeño escolar

 

Debe haber campañas de divulgación y sensibilización para el personal de salud y la población general sobre la importancia de la detección y tratamiento precoz de la hipoacusia infantil, y sobre los procedimientos existentes  para su prevención en las siguientes áreas:

  • Prenatal
  • Perinatal
  • Posnatal

 

Se recomienda llevar a cabo las siguientes acciones prenatales: 

  • Identificación y tratamiento precoz de L infecciones (toxoplasma, rubéola, sífilis, citomegalovirus)
  • Control prenatal adecuado
  • Vacunación triple vírica (sarampión, rubéola, parotiditis)
  • Evitar administración de ototóxicos y medicamentos teratógenos radiaciones
  • Evitar exposición a ionizantes/isótopos radioactivos.
  • Limitar la ingesta de alcohol y tabaco durante el embarazo

 

Se recomienda llevar a cabo las siguientes acciones perinatales: 

  • Medidas contra la prematuridad 
  • Tratamiento de la incompatibilidad Rh
  • Optimización de la asistencia perinatal

 

Se recomienda llevar a cabo las siguientes acciones posnatales:

  • Esquema de vacunación
  • Evitar administración de ototóxicos

EDUCACION PARA LA SALUD

La evidencia actual relaciona la detección de sordera antes de los 6 meses de vida, seguida por intervención antes de los 12 meses de vida, con mejoría en el desarrollo del lenguaje y habilidades cognitivas en pacientes con pérdida significativa de la audición.

 

Los indicadores para valorar a los niños que tienen la audición y cognición intacta se realizan:

  • Del nacimiento a los 3 meses de edad
  • De 3 a 4 meses de edad
  • De los 6 a los 9 meses de edad

 

La falla para la realización de estos indicadores en los rangos de edad esperada puede estar relacionada con alteraciones auditivas del niño y necesita una evaluación audiológica

 

Los indicadores para valorar a los niños que tienen la audición y cognición intacta son: 

Del nacimiento a los 3 meses de edad:

  • Se espanta con los ruidos intensos
  • Está atento a los sonidos
  • Abre los ojos o busca con los ojos en respuesta (refleja) a los ruidos

 

De 3 a 4 meses de edad:

  • Se tranquiliza con la voz de mamá
  • Detiene el juego para escuchar nuevos sonidos
  • Busca el origen de nuevos sonidos que no están a la vista

 

De los 6 a los 9 meses de edad:

  • Disfruta los juegos musicales
  • Balbucea y hace ruidos con la boca con tono
  • Dice "mama"

 

La falla por parte del RN para la realización de estos indicadores en los rangos de edad esperada puede estar relacionada con alteraciones auditivas del niño y es necesario realizar pruebas audiológicas.

La prevalencia de pérdida auditiva en recién nacidos con indicadores específicos de riesgo es 10 a 20 veces más alto que en la población general de recién nacidos. 

Los factores de riesgo para referir a un niño para evaluación audiológica, según su edad, son: 

Del nacimiento a los 28 días:

  • Antecedentes familiares de hipoacusia neurosensorial congénita o de instauración en las primeras décadas de la vida, hereditaria o de causa no filiada
  • Infecciones de la madre en el embarazo, confirmadas o de sospecha por:
    • Citomegalovirus
    • Toxoplasma
    • Herpes
    • Rubéola
    • Sífilis y VIH
    • Rasgos clínicos o analíticos en el niño sugerente de infección por esos agentes 
  • Anomalías congénitas craneoencefálicas y de cuello que afecten a la línea media o a estructuras relacionadas con el oído
  • Prematuros menores de 1 500 g al nacer, 32 semanas de gestación, o ambos
  • Peso al nacer menor a 1 500 g
  • Hiperbilirrubinemias graves que precisen exanguineotransfusión o por encima de 20 mg/dl
  • Medicación ototóxica en la madre gestante o en el RN, isótopos radiactivos, y otros productos ototóxicos
  • Meningitis bacteriana

 

Accidentes hipóxico-isquémicos:

  • Calificación de APGAR: <4 en el primer minuto o <6 en el minuto 5
  • Encefalopatías moderadas y graves
  • Insuficiencia respiratoria (aspiración meconial)
  • Ventilación mecánica por más de 5 días
  • Traumatismos craneoencefálicos que afecten la base del cráneo

 

Hallazgos en el RN o en la familia de rasgos o alteraciones correspondientes a síndromes que se asocien con hipoacusia, y trastornos neurodegenerativos, por ejemplo: 

  • Sindrome de Down
  • Síndrome de Waardenburg

 

Los factores de riesgo asociados con pérdida auditiva congénita bilateral permanente, para referir a un niño para valoración auditiva, incluyen: 

  • Admisión a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales por más de 2 días
  • Historia familiar de pérdida auditiva neurosensorial hereditaria en la niñez
  • Anormalidades craneofaciales
  • Ciertos síndromes e infecciones congénitas

 

Los factores principales que deciden la forma en que la sordera afecta al desarrollo de un niño son el grado de deficiencia auditiva y la edad en la que se la diagnostica.

 

Se recomienda que los profesionales de la salud del primer y segundo nivel de atención tengan el conocimiento de los riesgos señalados anteriormente, para la referencia oportuna y la evaluación audiológica del niño.

HISTORIA CLINICA Y EXPLORACION FISICA

Un examen físico esmerado es parte esencial para la evaluación del niño con pérdida auditiva.

 

Los hallazgos en el examen de cabeza y cuello asociados con alteración auditiva incluyen:

  • Heterocromia del iris
  • Malformación del oído externo (oreja o canal auditivo)
  • Fosetas o apéndices dérmicos en el pabellón auricular
  • Labio y paladar hendido
  • Asimetría o hipoplasia de las estructuras
  • faciales
  • Microcefalia
  • Hipertelorismo
  • Pigmentación anormal de piel, cabello u ojos, como en el Síndrome de Waardenburg

 

Debe evaluarse la audición en la presencia de: 

  • Anomalías renales (sindrome de Alport)
  • Anomalías cardíacas (prolongación de QT en el síndrome de Jervell y Lange-Nielsen)
  • Otros síndromes

 

Actualmente, relacionados con la hipoacusia no sindrómica se han mapeado: 

  • 33 genes de herencia autosómica dominante (AD)
  • 29 autosómicos recesivos (AR)
  • 8 ligados al cromosoma X

 

Hacer énfasis en el interrogatorio sobre los factores de riesgo establecidos en esta guía, para detectar la presencia de hipoacusia en el recién nacido.

 

Es de suma importancia en los niños que se detecte historia familiar de hipoacusia para ser referidos a valoración audiológica y por genética.

Es importante tener en cuenta estos sindromes (incluyendo las cromosomopatías), porque, en general, las otras manifestaciones clínicas O malformaciones que concurren en ellas pueden encubrir o minimizar la importante afectación auditiva y retrasar el diagnóstico y tratamiento precoz de la hipoacusia.

 

En niños con características clínicas como las mencionadas anteriormente es imperativo que sean referidos a otros servicios (genética, cardiología, cirugía plástica y maxilofacial, entre otros) para su valoración y tratamiento integral.


TAMIZ AUDITIVO NEONATAL A POBLACIÓN DE RIESGO.

Los avances recientes en la tecnología han permitido el diagnóstico precoz de hipoacusia en el período posnatal utilizando métodos objetivos para el tamiz (detección) auditivo neonatal.

 

Junto con las evaluaciones audiológicas permiten elaborar un diagnóstico antes de los 3 meses de edad, para iniciar una intervención por el equipo de salud y por los educadores especializados en niños sordos antes de los 6 meses de edad.

 

Las estrategias desarrolladas en la actualidad destinadas al diagnóstico precoz de la hipoacusia destacan el tamiz auditivo restringido a población de riesgo y el tamiz auditivo neonatal universal.

 

El tamiz restringido a población de riesgo está dirigido exclusivamente a niños que presenten uno o más indicadores de riesgo auditivo.

El pesquisaje en población de riesgo ha sido la estrategia más empleada, ya que, por ir dirigida a 6% a 10% de los recién nacidos, su implantación es más fácil y con menor costo que el tamiz universal.

 

Desde la década de 1990, diversos estudios demuestran que una sordera precoz (6 primeros meses de vida) interfiere en el desarrollo normal del lenguaje oral. Por ello, estos niños deben identificarse idealmente antes de los 3 meses de edad y comenzar la intervención antes de los 6 meses de edad, lo cual resulta fundamental para iniciar el apoyo que permita prevenir las secuelas del déficit auditivo. Sin embargo, la edad promedio del diagnóstico de la sordera congénita ocurre, en ausencia de un programa de tamiz auditivo, entre los 2 a los 2 y medio años de edad.

 

Es de esperar que el rendimiento potencial de este tipo de tamiz fuese el diagnóstico de 60% de todas las hipoacusias congénitas, pero en la práctica es más bajo por la dificultad de una buena cobertura de todos los factores de riesgo que, en el mejor de los casos, alcanza de 40% a 50%.

 

Cabe mencionar que todos los pacientes con factores de riesgo, independientemente de los resultados del tamiz, deben ser referidos al servicio de audiología para seguimiento.


TAMIZ AUDITIVO NEONATAL UNIVERSAL.

Un programa de detección auditivo neonatal universal debe cumplir los siguientes requisitos:

1. Deben explorarse ambos oídos en al menos 95% de todos los recién nacidos. 

2. Se deben detectar todos los casos de hipoacusia bilateral con umbral >40 dB en el mejor oído. 

3. La tasa de falsos positivos debe ser igual o inferior a 3%, y la de falsos negativos debe tender a 0%. 

4. La tasa de remisión para estudio en el servicio de audiología debe ser inferior a 4%. 5. 

El diagnóstico definitivo y la intervención se deben realizar no más allá de los 6 meses de edad.

 

La mejor forma de conseguir los cinco objetivos es realizando el tamiz en todas las salas de maternidad, aprovechando el período de cautividad del recién nacido en las primeras horas de vida.

 

El protocolo de tamiz auditivo neonatal recomendado por la CODEPEH consta de tres fases: 

1 Fase: al nacimiento o antes del alta hospitalaria; el criterio de paso es la obtención de onda V con PPATC a 40 dB o la obtención de emisiones otoacústicas auditivas bilaterales.

2 Fase: los recién nacidos que no superan la primera fase son reexplorados entre la primera semana y el mes de edad.

3 Fase: los recién nacidos que no superan la segunda fase son evaluados por el servicio de audiología para el diagnóstico y tratamiento definitivos antes del 6° mes de vida.

 

El tamiz auditivo neonatal puede no identificar las hipoacusias adquiridas y las progresivas de aparición tardía (10% a 20%), por lo que se debe disponer de métodos de seguimiento.

 

Cabe mencionar que las emisiones otoacústicas y los potenciales provocados auditivos de tallo cerebral no son pruebas excluyentes, sino complementarias, pues el uso de ambas reduce la aparición de falsos positivos y reduce los costos asociados con el seguimiento subsecuente de estos niños.


Las emisiones otoacústicas por productos de distorsión es una prueba fisiológica que mide la respuesta coclear (células pilosas externas) a la presentación de un estímulo; consiste en la colocación de una sonda pequeña con un micrófono en el conducto auditivo externo para la emisión de un estímulo y la detección de una respuesta.

 

Las emisiones otoacústicas por productos de distorsión son las más utilizadas por su fiabilidad y rapidez, tienen una especificidad de 80% a 90% y una sensibilidad de 80% a 86%; no miden umbrales auditivos.

 

No dependen de la voluntad y el tiempo de prueba es rápido; se recomienda el paciente esté tranquilo.

 

La prueba de potenciales evocados auditivos del tallo cerebral (PPATC) es una medición electrofisiológica de la actividad del nervio auditivo y de las vías auditivas cerebrales, que se desarrolla desde el nacimiento hasta la maduración de la vía auditiva (18 a 24 meses de edad). Se obtiene mediante la colocación de electrodos en el cuero cabelludo del paciente con la presentación de estímulos a distintos tonos y frecuencias.

 

Los PPATC ofrecen resultados específicos del oído y la respuesta no depende de la cooperación del paciente; su limitación principal es que el niño requiere estar tranquilo o de preferencia dormido. Tienen una especificidad de 96% y una sensibilidad de 98%, pero tiene el inconveniente de que la prueba tiene un mayor tiempo de duración.

 

Para realizar el estudio de emisiones otoacústicas se recomienda utilizar un equipo portátil para el tamiz auditivo provisto de una sonda de 30 cm o de 100 cm, olivas de látex suave de distintos calibres y una impresora térmica portátil.

 

Con este equipo se realizan emisiones otoacústicas de productos de distorsión en frecuencias de 2 a 5 KHz en cuatro bandas, con una intensidad de 40 a 70 dB de nivel de presión sonora (NPS). Se coloca la oliva de látex en el acoplador de la sonda y se introduce en el conducto auditivo externo, una vez que éste se sella se enciende el equipo y el estudio se realiza aproximadamente en 20 segundos por oído. El equipo muestra en la pantalla PASA, lo que significa que existe respuesta de las células pilosas. A CONTROL, quiere decir que no hay respuesta de estas células. Se anota en el expediente clínico el resultado.

 

Para realizar el estudio de potenciales evocados auditivos de tallo cerebral de latencia corta se utiliza la plataforma de diferentes marcas, bajo técnica convencional con colocación de electrodos 10-20, previo aseo del área de la piel y bajo sueño fisiológico, mediante estímulos tipo click de rarefacción a cierta tasa de estimulación por segundo, dependiendo de los equipos, y se observa registro para identificación de las ondas I, III y V, esta última para detectar el umbral auditivo.

 

Parámetros en las emisiones otoacústicas para determinar pérdida auditiva: 

Normal: las emisiones son visibles en todas las frecuencias o sólo faltan en 1 de las 5 estudiadas, con una reproductividad general igual o superior a 70%. 

No válido: las emisiones no son visibles en dos frecuencias y la reproductividad está comprendida entre 50% y 69%. 

Falta: las emisiones no son visibles en 3 o más frecuencias o la reproductibilidad es menor de 50%.

Resultado de PPATC normales se considera con umbral auditivo por arriba de 30 dB.


La adquisición del lenguaje responde a una predisposición especial que tiene el cerebro humano en los primeros años de vida (período crítico), en los que se da una fase de mayor plasticidad neuronal, donde la información auditiva es esencial para el desarrollo normal del córtex cerebral y permite la apropiación global y automática del lenguaje y del habla.

 

Hay evidencia de que la detección y tratamiento oportuno de la hipoacusia en el recién nacido permite el desarrollo del lenguaje.

 

Una revisión más reciente del tema de Yoshinaga Itano describe la efectividad de los programas de detección temprana para disminuir la edad de diagnóstico e implementación de ayudas auditivas. Antes de la implementación de los programas de detección temprana de hipoacusia, la edad promedio de diagnóstico era sobre los 2 años; con la introducción de los programas se redujo a 5 a 7 meses de edad.

 

Es de suma importancia que todos los hospitales que cuenten con servicios de maternidad tengan un programa de tamiz auditivo, para lo cual deberán implementar equipos especializados y capacitación del personal, sobre todo de enfermería, para realizar dicho tamiz, con la finalidad de establecer diagnósticos y tratamientos oportunos de hipoacusia. 

Se recomienda establecer los procedimientos y los recursos necesarios para el efectivo seguimiento de los programas de detección precoz de hipoacusia.


Los factores de riesgo para referir a un niño para evaluación audiológica, según su edad, son: Del nacimiento a los 28 días de edad: 

  • Antecedentes familiares de hipoacusia neurosensorial congénita o de instauración en las primeras décadas de la vida, hereditaria o de causa no filiada. 
  • Infecciones de la madre en el embarazo, confirmadas o de sospecha por:
    • Citomegalovirus
    • Toxoplasma
    • Herpes 
    • Rubéola
    • Sífilis y VIH
  •  Rasgos clínicos o analíticos en el niño sugerentes de infección por esos agentes
  • Anomalías congénitas craneoencefálicas y de cuello que afecten a la línea media o a estructuras relacionadas con el oído
  • Prematuros menores de 1 500 g al nacer, 32 semanas de gestación, o ambos
  • Peso al nacer menor de 1 500 g
  • Hiperbilirrubinemias graves que precisen exanguineotransfusión o por encima de 20 mg/dl
  • Medicación ototóxica en la madre gestante o en el RN, isótopos radiactivos, y otros productos ototóxicos
  • Meningitis bacteriana
  • Accidentes hipóxico-isquémicos: 
    • Calificación de APGAR: <4 en el 1er minuto o <6 en el minuto 5
  • Encefalopatías moderadas y graves
  •  insuficiencia respiratoria ( aspircion meconial)
  •  Ventilación mecánica por más de 5 días
  •   Traumatismos craneoencefálicos que afecten la base del cráneo
  •  Hallazgos, en el RN o en la familia, de rasgos o alteraciones correspondientes a síndromes que se asocien con hipoacusia, y trastornos neurodegenerativos, por ejemplo:
  •  Sindrome de Down 
  • Síndrome de Waardenburg

 

Se recomienda que el personal del primer y segundo niveles de atención tenga conocimiento de estos riesgos, para la oportuna referencia a evaluación audiológica.

 

Los pediatras y médicos de primer contacto necesitan reconocer a los niños que están en riesgo de pérdida auditiva congénita o adquirida, por lo que deben estar preparados para evaluar y dar seguimiento del correcto desarrollo auditivo, así como de las habilidades comunicativas y del desarrollo del lenguaje oral del niño.



HIPOACUSIA DEL RECIEN NACIDO

by on abril 29, 2021
  La audición es la vía principal a través de la que se desarrolla el lenguaje y habla, motivo por el cual cualquier trastorno en la percepc...