EMERGENCIAS OBSTÉTRICAS
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) la mortalidad materna se define como “la muerte de una mujer durante su embarazo, parto o dentro de los 42 días después de su terminación, por cualquier causa relacionada o agravada por el embarazo, parto o puerperio o su manejo, pero no a causas accidentales”.
La muerte materna directa el resultado de una complicación del propio embarazo, parto o su manejo, mientras que la muerte materna de causa indirecta es aquella asociada al embarazo en una paciente con un problema de salud preexistente o de reciente aparición.
La mortalidad materna está considerada como la principal causa de muerte entre las mujeres en edad reproductiva, por lo que constituye un grave problema de salud pública. La mayoría de las muertes maternas son evitables e incluso los riesgos de muerte materna pueden reducirse mediante intervenciones de atención de salud efectiva y segura tales como el control de embarazos saludables, la atención del parto y el puerperio por personal capacitado.
La emergencia obstétrica, la cual se define como toda enfermedad grave y de presentación aguda que pone en riesgo la vida o la función de la madre y/o el recién nacido y, que requiere atención médica inmediata.
Es necesario implementar estrategias e intervenciones efectivas y seguras que mejoren los desenlaces en salud, durante el proceso de atención materno-infantil, entre las que destacan:
a) control prenatal oportuno y programado a cargo de personal entrenado
b) evitar el embarazo no deseado entre niñas y adolescentes jóvenes
c) practicar intervenciones quirúrgicas necesarias y seguras
d) otorgar atención especializada antes, durante y después del parto y
e) proporcionar tratamiento médico oportuno y correcto de las complicaciones relacionadas con el embarazo, el parto o el aborto
¿Cuáles son los principales
signos, síntomas y criterios diagnósticos para la detección de apendicitis
aguda en el embarazo?
La apendicitis aguda, es más común en el segundo trimestre del
embarazo.
En mujeres embarazadas con dolor abdominal, se recomienda utilizar
el ultrasonido como primer estudio de imagen diagnóstica.
Se recomienda el uso de la resonancia magnética (sin gadolinio
intravenoso), por encima de la tomografía computarizada, para establecer el
diagnóstico de apendicitis aguda en cualquier momento del embarazo.
La resonancia magnética es una excelente técnica de imagen en que
no exponen a radiación ionizante, se puede realizar en cualquier etapa de
embarazo, sin evidencia de efectos adversos. En caso de no contar con
resonancia magnética o existir contraindicación para su uso (marcapasos u otros
dispositivos), se podrá considerar el uso de la tomografía computarizada para
establecer el diagnóstico de apendicitis aguda en el embarazo.
En caso de no contar con estudios de imagen, se recomienda
considerar la laparoscopia diagnóstica ante la sospecha clínica de apendicitis
y embarazo.
¿En mujeres embarazadas con diagnóstico de
apendicitis, ¿cuáles son las intervenciones con mayor eficacia y seguridad para
su tratamiento?
En el tratamiento de la apendicitis aguda en cualquier trimestre
de la gestación, se recomienda el manejo laparoscópico (en caso de contar con
la disponibilidad técnica y de personal) como técnica de elección.
No se recomienda el uso profiláctico de tocolíticos en mujeres
embarazadas sin datos clínicos de amenaza de parto pretérmino.
En caso de ser necesario realizar apendicectomía en el tercer
trimestre de la gestación, el abordaje laparoscópico podría tener dificultades
técnicas debido al volumen del útero grávido, por lo que deberá considerarse el
abordaje por laparotomía.
Una vez realizado el diagnóstico de apendicitis aguda se deberá
programar la apendicectomía lo más pronto posible, independientemente de la edad
gestacional y deberá realizarse en una institución con servicio de pediatría o
neonatología.
¿Cuáles
son los principales signos, síntomas y criterios diagnósticos para la detección
de crisis hipertensiva en el embarazo?
La correcta medición de la presión arterial en la mujer embarazada
requiere de colocar a la paciente en reposo por 5 a 10 minutos, de preferencia
en decúbito lateral y el brazalete del esfigmomanómetro deberá colocarse a
nivel del corazón. Durante la medición, se deberá tomar en cuenta el primer y
el quinto ruido de Korotokoff para establecer el valor de la presión sistólica
y diastólica respectivamente.
En mujeres gestantes o puérperas, se recomienda establecer el
diagnóstico de crisis hipertensiva ante la presencia de dos cifras tensionales
iguales o mayores de 160/110 mmHg en un lapso igual o mayor a 15 minutos. La
elevación podrá presentarse en la presión sistólica, la presión diastólica o en
ambas.
En
mujeres embarazadas con diagnóstico de crisis hipertensiva, ¿cuáles son las
intervenciones con mayor eficacia y seguridad para su tratamiento?
Se recomienda la administración inmediata de antihipertensivos
ante el diagnóstico de crisis hipertensiva en el embarazo o puerperio.
Para el tratamiento inicial de la crisis hipertensiva en el embarazo se podrá considerar como fármacos de primera línea al nifedipino de liberación inmediata vía oral o hidralazina intravenosa.
Se recomienda administrar sulfato de magnesio para la prevención y
tratamiento de eclampsia en mujeres embarazadas o puérperas con crisis
hipertensiva.
Se recomienda procurar el nacimiento inmediatamente después de la
estabilización hemodinámica en mujeres con embarazo igual o mayor de 34 semanas
con diagnóstico de crisis hipertensiva.
Se recomienda considerar el manejo expectante en mujeres con
embarazo menor de 34 semanas con diagnóstico de crisis hipertensiva, siempre y
cuando la paciente cuente con los criterios de selección necesarios.
Cuando se considere el manejo expectante en mujeres con embarazo
menor de 34 semanas con diagnóstico de crisis hipertensiva, es fundamental que
el centro hospitalario cuente con los recursos e instalaciones para brindar
cuidados neonatales especializados. El manejo expectante deberá interrumpirse
si la madre y/o el feto presentan deterioro clínico.
¿Cuáles
son los principales signos, síntomas y criterios diagnósticos para la detección
del embarazo ectópico roto?
Los signos y síntomas más comunes de embarazo ectópico roto son la
triada clásica de amenorrea, dolor abdominal y sangrado transvaginal, en
presencia de una prueba de embarazo positiva y que pueden asociarse a síncope,
datos de irritación peritoneal, choque, dolor en parte posterior del hombro,
así como a la movilización cervical.
Una vez que el embarazo ectópico se ha roto, clásicamente se
presenta dolor abdominal intenso, rigidez y rebote a la palpación abdominal,
taquicardia e hipotensión arterial.
Se recomienda el uso del ultrasonido endovaginal como la
herramienta diagnóstica de elección para el diagnóstico de embarazo ectópico
tubárico.
Ante la sospecha de embarazo ectópico roto, se recomienda realizar
ultrasonido endovaginal, buscando intencionadamente una tumoración anexial con
saco gestacional, saco de Yolk y embrión en su interior, así como la presencia
de líquido libre en fondos de saco.
Ante la fuerte sospecha clínica de embarazo ectópico roto, no se
deberá de retrasar el tratamiento quirúrgico por esperar la confirmación de los
estudios de imagen.
En
mujeres embarazadas con diagnóstico de embarazo ectópico roto, ¿cuáles son las
intervenciones con mayor eficacia y seguridad para su tratamiento inicial?
Las principales indicaciones para realizar salpingectomía son
embarazo ectópico roto, sangrado persistente, inestabilidad hemodinámica y/o
adherencias severas.
En caso de contar con los recursos y la disponibilidad inmediata,
se recomienda el abordaje quirúrgico laparoscópico en vez del abordaje
quirúrgico por laparotomía para el tratamiento del embarazo ectópico roto.
En presencia de una salpinge contralateral sana se recomienda
realizar salpingectomía en vez de salpingostomía.
No deberá considerarse la posibilidad de manejo expectante o médico en pacientes con sospecha de embarazo ectópico roto.
¿Cuáles
son las principales manifestaciones clínicas que se presentan en la embolia de
líquido amniótico?
Los criterios para establecer el diagnóstico de embolia de líquido
amniótico de acuerdo con la Sociedad de Medicina Materno Fetal (SMFM) y la
Fundación Embolia de Líquido Amniótico son:
1. Paro cardiorrespiratorio o hipotensión súbita (presión arterial
sistólica menor a 90 mmHg) y compromiso respiratorio (disnea, cianosis o
saturación de oxígeno menor al 90%).
2. Presencia de coagulación intravascular diseminada (CID), según
los criterios diagnósticos de la Sociedad de Trombosis y Hemostasia. (ver
cuadro 3).
3. Que el cuadro clínico se presente durante el trabajo de parto,
nacimiento o a los 30 minutos posteriores al alumbramiento.
4. Ausencia de fiebre (temperatura mayor de 38ºC) durante el trabajo de parto.
Se recomienda mantener una alta sospecha diagnóstica de embolia de
líquido amniótico en pacientes que presenten paro cardiorrespiratorio súbito
durante el trabajo de parto, el nacimiento o el puerperio inmediato.
Dado que la coagulación intravascular es una manifestación que se
puede presentar en el paciente con embolia de líquido amniótico, se recomienda
tener una evaluación temprana del estado de la coagulación y realizar un manejo
oportuno de la hemorragia, así como transfusión agresiva con base en un
protocolo estandarizado.
Posterior a un paro cardiorrespiratorio en pacientes con embolia
de líquido amniótico, se recomienda interrupción inmediata del embarazo, ante
un feto con más de 23 semanas de gestación.
No se recomienda el uso de alguna prueba específica para el
diagnóstico de embolia de líquido amniótico, pues el diagnóstico es
fundamentalmente clínico.
La atención integral de este grupo de pacientes requiere de la
participación de un equipo de salud multidisciplinario que incluya la
especialidad de anestesia, terapia respiratoria, medicina crítica y cuidados
materno-fetales.
En
mujeres embarazadas con diagnóstico de embolia de líquido amniótico, ¿cuáles
son las principales intervenciones que se emplean durante su tratamiento?
En mujeres que sobreviven al compromiso cardiopulmonar inicial, es
prioritario un manejo correcto de las alteraciones de la coagulación y de la
hemorragia obstétrica. Existe evidencia de que la histerectomía periparto es
una intervención que se requiere con frecuencia para controlar la hemorragia,
así como el ingreso a una unidad de cuidados intensivos.
Se recomienda que el manejo inicial de las pacientes con
diagnóstico de embolia de líquido amniótico sea con suplementación de oxígeno,
ventilación adecuada, vasopresores e inotrópicos. Además, se debe evitar la administración
excesiva de líquidos parenterales.
En caso de que la paciente aún se encuentre embarazada se deberá
colocar el útero hacia el costado izquierdo de la madre para evitar la
compresión de la vena cava. Dependiendo del estado hemodinámico, podrán
administrarse vasopresores como noradrenalina o dobutamina. Para el tratamiento
subsecuente, se deberá de optimizar y vigilar el estado de la coagulación, así
como la administración de concentrados
globulares y plasma fresco con base en las pérdidas sanguíneas, evitando la
sobrecarga de volumen.
En caso de presentarse paro cardiorrespiratorio, se recomienda el
nacimiento inmediato si la edad gestacional es mayor a 23 semanas.
Debido a que la coagulopatía puede presentarse después del paro
cardiorrespiratorio, se recomienda el manejo temprano con el uso de protocolos
de transfusión masiva.
El manejo de las pacientes con embolia de líquido amniótico deberá ser por un equipo multidisciplinario que incluya anestesiólogo, intensivista o internista, gineco-obstétra y médico materno-fetal. La piedra angular del manejo es la identificación temprana de la condición y el inicio oportuno de medidas de soporte.
¿Cuáles
son los principales signos, síntomas y criterios diagnósticos para la
hiperémesis gravídica?
Se recomienda realizar el diagnóstico de hiperémesis gravídica
ante la presencia de náuseas y vómitos incoercibles en el embarazo, acompañado
de pérdida mayor al 5% del peso pregestacional, deshidratación y/o alteraciones
electrolíticas.
Se recomienda emplear una escala validada para evaluar las náuseas
y el vómito en el embarazo (como la escala PUQE), para poder establecer la
severidad del estado clínico.
En mujeres con sospecha clínica de hiperémesis gravídica se
sugiere solicitar: biometría hemática completa, pruebas de función hepática,
pruebas de coagulación, perfil tiroideo, electrólitos séricos, urea, creatinina
y evaluación del equilibrio ácido-base, así como ultrasonido obstétrico y
examen general de orina.
En
mujeres embarazadas con diagnóstico de hiperémesis gravídica, ¿cuáles son las
intervenciones con mayor eficacia y seguridad para su tratamiento inicial?
Para el manejo de la náusea y vómito, se sugiere emplear como
fármaco de primera línea, los antihistamínicos (inhibidores de receptores H1).
Se recomienda la administración de antieméticos (metoclopramida u
ondansetrón) en caso de que los fármacos de primera línea no sean efectivos.
En caso de que el manejo estándar de la hiperémesis gravídica haya
fracasado, se recomienda el uso de corticoesteroides.
Se recomienda la suplementación con tiamina (oral o intravenosa) a
todas las mujeres con hiperémesis gravídica grave, en el momento de su
hospitalización y previo a la administración de dextrosa o nutrición
parenteral.
Se recomienda la terapia parenteral y el manejo multidisciplinario
cuando las medidas farmacológicas iniciales hayan fracasado.
Si la paciente no responde al manejo inicial se podrá considerar
el combinar fármacos, y valorar el uso de la vía parenteral.
¿Cuáles son los principales
signos, síntomas y criterios diagnósticos para la detección de infarto agudo
del miocardio en el embarazo?
Se ha descrito que el término infarto agudo del miocardio se debe
emplear cuando exista daño miocárdico agudo con evidencia clínica de isquemia
miocárdica aguda y detección de un aumento o caída de los valores de troponina
cardiaca con al menos 1 valor por encima del límite superior de referencia del
percentil 99 y al menos 1 de las siguientes condiciones:
• Síntomas de isquemia miocárdica
• Cambios isquémicos nuevos en el ECG
• Aparición de ondas Q patológicas
• Evidencia por imagen de pérdida del miocardio viable o anomalías
regionales de la motilidad de la pared nuevas siguiendo un patrón compatible
con una etiología isquémica
• Identificación de un trombo coronario por angiografía o autopsia
Los principales síntomas del infarto agudo del miocardio en el
embarazo son dolor torácico, disnea, sudoración, nausea y vómito.
Habitualmente, ocurren en el tercer trimestre del embarazo y el postparto e
involucran la pared anterior.
En mujeres embarazadas con dolor torácico, se recomienda realizar
electrocardiograma de doce derivaciones y la medición de niveles de troponina.
Ante la paciente con sospecha de infarto agudo del miocardio, se
prefiere la medición de la troponina (c-Tn) sobre la creatinin kinasa (CK),
pues esta última puede elevarse debido a las contracciones uterinas.
Se debe de considerar que el electrocardiograma de superficie
puede presentar interpretaciones erróneas, pues la mujer embarazada puede
presentar ondas T negativas en ausencia de isquemia y desnivel negativo ST en
la inducción anestésica. En caso de que el resultado del electrocardiograma no
sea concluyente se podrá considerar el ecocardiograma transtorácico.
En
mujeres embarazadas con diagnóstico de infarto agudo del miocardio, ¿cuáles son
las intervenciones con mayor eficacia y seguridad para su tratamiento inicial?
Durante el manejo farmacológico inicial de la mujer gestante con
infarto agudo del miocardio, se han empleado con seguridad dosis bajas de ácido
acetilsalicílico (80 a 150 mg/día), beta-bloqueadores, nitroglicerina, calcio
antagonistas y heparina. No hay datos suficientes sobre los inhibidores del P2Y12
La heparina debe suspenderse si se identifica disección espontánea
de la arteria coronaria.
Durante el embarazo, la angioplastia coronaria es el tratamiento
de reperfusión preferido para el infarto agudo del miocardio con elevación del
ST.
Se recomienda considerar un tratamiento invasivo para el síndrome
coronario agudo con elevación del segmento ST cuando haya criterios de riesgo.
Se recomienda considerar un tratamiento conservador para el
síndrome coronario agudo estable sin elevación del ST cuando no haya criterios
de riesgo.
Se debe considerar el seguimiento durante al menos 3 meses desde
el evento coronario.
No se recomienda la lactancia de las madres que reciben algún
tratamiento antiplaquetario, con excepción del ácido acetil salicílico a dosis
bajas.
No se recomienda la trombolisis si se sospecha disección
espontánea de la arteria coronaria, debido a que aumenta el riesgo de
hemorragia y mayor progresión de la disección.
El manejo de la mujer gestante con infarto agudo del miocardio
debe ser multidisciplinario e integrarse al menos por: cardiólogo,
gineco-obstétra, médico materno-fetal, anestesiólogo y médico intensivista. El
manejo inicial debe incluir suplementación de oxígeno, control de la ansiedad y
el dolor e iniciar terapia vasodilatadora y anticoagulación.
El trabajo de parto aumenta los requerimientos hemodinámicos maternos, lo que genera aumento de la demanda miocárdica con el aumento subsecuente del riesgo de infarto del miocardio. Por lo anterior, cuando sea posible y posterior a un análisis integral e individualizado, el nacimiento se puede posponer por lo menos dos semanas en caso de que la madre haya presentado un síndrome coronario agudo.
¿Cuáles son los principales
signos, síntomas y criterios diagnósticos para la detección del prolapso de
cordón umbilical?
El prolapso de cordón umbilical es una emergencia obstétrica que
puede condicionar asfixia fetal debido a que el cordón umbilical atraviesa el
orificio cervical interno y alcanza el canal vaginal antes o al mismo tiempo
que la presentación fetal, independientemente de que las membranas amnióticas
se encuentren íntegras o rotas.
Los principales signos clínicos de prolapso de cordón umbilical
son la palpación y/o visualización del cordón umbilical en el canal vaginal,
así como la presencia de alteraciones en la frecuencia cardiaca fetal. Por otra
parte, las alteraciones en la frecuencia cardiaca fetal (deceleraciones
variables, recurrentes, súbitas y con duración mayor a un minuto), por lo
general son el primer signo de prolapso de cordón umbilical.
Se recomienda mantener un alto índice de sospecha para prolapso de
cordón umbilical cuando se presente un patrón anormal de la frecuencia cardiaca
fetal, en especial si se presentan después de la ruptura de membranas o ante la
presencia de factores de riesgo.
No se recomienda el uso rutinario del ultrasonido para el
diagnóstico de prolapso de cordón umbilical.
Ante la sospecha de prolapso de cordón umbilical se debe realizar
especuloscopía y/o tacto vaginal.
En
mujeres embarazadas con diagnóstico de prolapso de cordón umbilical, ¿cuáles
son las intervenciones con mayor utilidad clínica para su tratamiento inicial?
Las mujeres con diagnóstico de prolapso de cordón deben adoptar la
postura de decúbito lateral con rodillas y cara pegadas al pecho (posición
fetal), en lo que son ingresadas a sala de quirófano. Esta posición puede
disminuir la compresión del cordón. No se aconseja intentar el reacomodo manual
del cordón umbilical, una vez que este ha protruido.
El llenado vesical con 500ml de solución salina puede aliviar la
compresión del cordón al elevar la presentación fetal y disminuir la intensidad
de las contracciones uterinas.
Para prevenir la compresión del cordón que ha protruido se
recomienda elevar la presentación fetal, ya sea de modo manual o mediante el
llenado vesical.
Se recomienda el nacimiento por cesárea de urgencia en casos en
que se presente prolapso de cordón umbilical y el nacimiento por vía vaginal no
sea inminente.
La tocolísis durante el tiempo previo a la resolución del
embarazo, en mujeres con diagnóstico de prolapso de cordón umbilical, puede
ayudar a mejorar el registro cardiotocográfico y la calificación de Apgar a los
5 minutos.
Puede considerarse la tocolísis, como medida temporal, en caso de persistencia en las alteraciones de la frecuencia cardiaca fetal o en caso de que se presente alguna demora en el nacimiento.
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