HIPOACUSIA DEL RECIEN NACIDO
La
audición es la vía principal a través de la que se desarrolla el lenguaje y
habla, motivo por el cual cualquier trastorno en la percepción auditiva del
niño, a edades tempranas, va a afectar su desarrollo lingüístico y comunicativo, así como sus procesos
cognitivos y, consecuentemente, su posterior integración escolar, social y
laboral. El lenguaje es el medio por el cual los niños simbolizan la realidad y
pueden separarse de ella, permitiendo el adecuado desarrollo del pensamiento y
con ello la adquisición del conocimiento humano.
Se calcula que a escala mundial 1 de cada 1000 niños nace con hipoacusia bilateral profunda (90 dB) y 5 de cada 1000, con otras formas de sordera (>40 dB). El número de niños con cualquier forma de sordera aumenta claramente si se incluyen los problemas auditivos adquiridos durante la infancia. La hipoacusia durante los primeros años de vida puede dificultar no sólo la adquisición del lenguaje sino también el desarrollo psicológico e intelectual del niño, con sus repercusiones posteriores en su desarrollo general.
Los factores principales que deciden la forma en que la sordera afecta al desarrollo de un niño son el grado y el tipo de deficiencia auditiva y la edad en la que se la diagnostica. Se cree que existen varios factores que aumentan el riesgo de deficiencia auditiva.
Éstos
incluyen: bajo peso al nacer, prematurez, hipoxia perinatal e ictericia.
La
Organización Mundial de la Salud define hipoacusia como una deficiencia
auditiva que describe la pérdida de la audición en uno o ambos oídos; hay
diferentes niveles de deficiencia auditiva; sordera se refiere a la pérdida
completa de la habilidad de oír en uno o ambos oídos.
PROMOCIÓN A LA SALUD
Niños
con deficiencia auditiva, comparados con niños con audición normal, tienen:
- Mayor dificultad en la comunicación verbal y no verbal
- Problemas de conducta
- Disminución del bienestar psicosocial
- Bajo desempeño escolar
Debe
haber campañas de divulgación y sensibilización para el personal de salud y la
población general sobre la importancia de la detección y tratamiento precoz de
la hipoacusia infantil, y sobre los procedimientos existentes para su prevención en las siguientes áreas:
- Prenatal
- Perinatal
- Posnatal
Se recomienda llevar a cabo las siguientes acciones prenatales:
- Identificación y tratamiento precoz de L infecciones (toxoplasma, rubéola, sífilis, citomegalovirus)
- Control prenatal adecuado
- Vacunación triple vírica (sarampión, rubéola, parotiditis)
- Evitar administración de ototóxicos y medicamentos teratógenos radiaciones
- Evitar exposición a ionizantes/isótopos radioactivos.
- Limitar la ingesta de alcohol y tabaco durante el embarazo
Se recomienda llevar a cabo las siguientes acciones perinatales:
- Medidas contra la prematuridad
- Tratamiento de la incompatibilidad Rh
- Optimización de la asistencia perinatal
Se
recomienda llevar a cabo las siguientes acciones posnatales:
- Esquema de vacunación
- Evitar administración de ototóxicos
EDUCACION PARA LA SALUD
La
evidencia actual relaciona la detección de sordera antes de los 6 meses de
vida, seguida por intervención antes de los 12 meses de vida, con mejoría en el
desarrollo del lenguaje y habilidades cognitivas en pacientes con pérdida
significativa de la audición.
Los indicadores para valorar a los niños
que tienen la audición y cognición intacta se realizan:
- Del nacimiento a los 3 meses de edad
- De 3 a 4 meses de edad
- De los 6 a los 9 meses de edad
La
falla para la realización de estos indicadores en los rangos de edad esperada
puede estar relacionada con alteraciones auditivas del niño y necesita una
evaluación audiológica
Los indicadores para valorar a los niños que tienen la audición y cognición intacta son:
Del nacimiento a los 3 meses de
edad:
- Se espanta con los ruidos intensos
- Está atento a los sonidos
- Abre los ojos o busca con los ojos en respuesta (refleja) a los ruidos
De 3 a 4 meses de edad:
- Se tranquiliza con la voz de mamá
- Detiene el juego para escuchar nuevos sonidos
- Busca el origen de nuevos sonidos que no están a la vista
De los 6 a los 9 meses de edad:
- Disfruta los juegos musicales
- Balbucea y hace ruidos con la boca con tono
- Dice "mama"
La
falla por parte del RN para la realización de estos indicadores en los rangos
de edad esperada puede estar relacionada con alteraciones auditivas del niño y
es necesario realizar pruebas audiológicas.
La prevalencia de pérdida auditiva en recién nacidos con indicadores específicos de riesgo es 10 a 20 veces más alto que en la población general de recién nacidos.
Los factores de riesgo para referir a un niño para evaluación audiológica, según su edad, son:
Del nacimiento a los 28 días:
- Antecedentes familiares de hipoacusia neurosensorial congénita o de instauración en las primeras décadas de la vida, hereditaria o de causa no filiada
- Infecciones de la madre en el embarazo, confirmadas o de sospecha por:
- Citomegalovirus
- Toxoplasma
- Herpes
- Rubéola
- Sífilis y VIH
- Rasgos clínicos o analíticos en el niño sugerente de infección por esos agentes
- Anomalías congénitas craneoencefálicas y de cuello que afecten a la línea media o a estructuras relacionadas con el oído
- Prematuros menores de 1 500 g al nacer, 32 semanas de gestación, o ambos
- Peso al nacer menor a 1 500 g
- Hiperbilirrubinemias graves que precisen exanguineotransfusión o por encima de 20 mg/dl
- Medicación ototóxica en la madre gestante o en el RN, isótopos radiactivos, y otros productos ototóxicos
- Meningitis bacteriana
Accidentes hipóxico-isquémicos:
- Calificación de APGAR: <4 en el primer minuto o <6 en el minuto 5
- Encefalopatías moderadas y graves
- Insuficiencia respiratoria (aspiración meconial)
- Ventilación mecánica por más de 5 días
- Traumatismos craneoencefálicos que afecten la base del cráneo
Hallazgos en el RN o en la familia de rasgos o alteraciones correspondientes a síndromes que se asocien con hipoacusia, y trastornos neurodegenerativos, por ejemplo:
- Sindrome de Down
- Síndrome de Waardenburg
Los factores de riesgo asociados con pérdida auditiva congénita bilateral permanente, para referir a un niño para valoración auditiva, incluyen:
- Admisión a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales por más de 2 días
- Historia familiar de pérdida auditiva neurosensorial hereditaria en la niñez
- Anormalidades craneofaciales
- Ciertos síndromes e infecciones congénitas
Los
factores principales que deciden la forma en que la sordera afecta al
desarrollo de un niño son el grado de deficiencia auditiva y la edad en la que
se la diagnostica.
Se
recomienda que los profesionales de la salud del primer y segundo nivel de
atención tengan el conocimiento de los riesgos señalados anteriormente, para la
referencia oportuna y la evaluación audiológica del niño.
HISTORIA CLINICA Y EXPLORACION
FISICA
Un
examen físico esmerado es parte esencial para la evaluación del niño con
pérdida auditiva.
Los
hallazgos en el examen de cabeza y cuello asociados con alteración auditiva
incluyen:
- Heterocromia del iris
- Malformación del oído externo (oreja o canal auditivo)
- Fosetas o apéndices dérmicos en el pabellón auricular
- Labio y paladar hendido
- Asimetría o hipoplasia de las estructuras
- faciales
- Microcefalia
- Hipertelorismo
- Pigmentación anormal de piel, cabello u ojos, como en el Síndrome de Waardenburg
Debe evaluarse la audición en la presencia de:
- Anomalías renales (sindrome de Alport)
- Anomalías cardíacas (prolongación de QT en el síndrome de Jervell y Lange-Nielsen)
- Otros síndromes
Actualmente, relacionados con la hipoacusia no sindrómica se han mapeado:
- 33 genes de herencia autosómica dominante (AD)
- 29 autosómicos recesivos (AR)
- 8 ligados al cromosoma X
Hacer
énfasis en el interrogatorio sobre los factores de riesgo establecidos en esta
guía, para detectar la presencia de hipoacusia en el recién nacido.
Es de
suma importancia en los niños que se detecte historia familiar de hipoacusia
para ser referidos a valoración audiológica y por genética.
Es
importante tener en cuenta estos sindromes (incluyendo las cromosomopatías),
porque, en general, las otras manifestaciones clínicas O malformaciones que
concurren en ellas pueden encubrir o minimizar la importante afectación
auditiva y retrasar el diagnóstico y tratamiento precoz de la hipoacusia.
En
niños con características clínicas como las mencionadas anteriormente es
imperativo que sean referidos a otros servicios (genética, cardiología, cirugía
plástica y maxilofacial, entre otros) para su valoración y tratamiento
integral.
TAMIZ AUDITIVO NEONATAL A
POBLACIÓN DE RIESGO.
Los
avances recientes en la tecnología han permitido el diagnóstico precoz de
hipoacusia en el período posnatal utilizando métodos objetivos para el tamiz
(detección) auditivo neonatal.
Junto
con las evaluaciones audiológicas permiten elaborar un diagnóstico antes de los
3 meses de edad, para iniciar una intervención por el equipo de salud y por los
educadores especializados en niños sordos antes de los 6 meses de edad.
Las
estrategias desarrolladas en la actualidad destinadas al diagnóstico precoz de
la hipoacusia destacan el tamiz auditivo restringido a población de riesgo y el
tamiz auditivo neonatal universal.
El
tamiz restringido a población de riesgo está dirigido exclusivamente a niños
que presenten uno o más indicadores de riesgo auditivo.
El
pesquisaje en población de riesgo ha sido la estrategia más empleada, ya que,
por ir dirigida a 6% a 10% de los recién nacidos, su implantación es más fácil
y con menor costo que el tamiz universal.
Desde
la década de 1990, diversos estudios demuestran que una sordera precoz (6
primeros meses de vida) interfiere en el desarrollo normal del lenguaje oral.
Por ello, estos niños deben identificarse idealmente antes de los 3 meses de
edad y comenzar la intervención antes de los 6 meses de edad, lo cual resulta
fundamental para iniciar el apoyo que permita prevenir las secuelas del déficit
auditivo. Sin embargo, la edad promedio del diagnóstico de la sordera congénita
ocurre, en ausencia de un programa de tamiz auditivo, entre los 2 a los 2 y
medio años de edad.
Es de
esperar que el rendimiento potencial de este tipo de tamiz fuese el diagnóstico
de 60% de todas las hipoacusias congénitas, pero en la práctica es más bajo por
la dificultad de una buena cobertura de todos los factores de riesgo que, en el
mejor de los casos, alcanza de 40% a 50%.
Cabe
mencionar que todos los pacientes con factores de riesgo, independientemente de
los resultados del tamiz, deben ser referidos al servicio de audiología para
seguimiento.
TAMIZ AUDITIVO NEONATAL
UNIVERSAL.
Un
programa de detección auditivo neonatal universal debe cumplir los siguientes
requisitos:
1. Deben explorarse ambos oídos en al menos 95% de todos los recién nacidos.
2. Se deben detectar todos los casos de hipoacusia bilateral con umbral >40 dB en el mejor oído.
3. La tasa de falsos positivos debe ser igual o inferior a 3%, y la de falsos negativos debe tender a 0%.
4. La tasa de remisión para estudio en el servicio de audiología debe ser inferior a 4%. 5.
El diagnóstico definitivo y la intervención se deben realizar no más
allá de los 6 meses de edad.
La
mejor forma de conseguir los cinco objetivos es realizando el tamiz en todas
las salas de maternidad, aprovechando el período de cautividad del recién
nacido en las primeras horas de vida.
El protocolo de tamiz auditivo neonatal recomendado por la CODEPEH consta de tres fases:
1 Fase:
al nacimiento o antes del alta hospitalaria; el criterio de paso es la
obtención de onda V con PPATC a 40 dB o la obtención de emisiones otoacústicas
auditivas bilaterales.
2 Fase: los recién nacidos que no superan la primera fase son reexplorados entre la primera semana y el mes de edad.
3 Fase: los recién nacidos que no superan la segunda fase son evaluados por el servicio de audiología para el diagnóstico y tratamiento definitivos antes del 6° mes de vida.
El
tamiz auditivo neonatal puede no identificar las hipoacusias adquiridas y las
progresivas de aparición tardía (10% a 20%), por lo que se debe disponer de
métodos de seguimiento.
Cabe
mencionar que las emisiones otoacústicas y los potenciales provocados auditivos
de tallo cerebral no son pruebas excluyentes, sino complementarias, pues el uso
de ambas reduce la aparición de falsos positivos y reduce los costos asociados
con el seguimiento subsecuente de estos niños.
Las
emisiones otoacústicas por productos de distorsión es una prueba fisiológica
que mide la respuesta coclear (células pilosas externas) a la presentación de
un estímulo; consiste en la colocación de una sonda pequeña con un micrófono en
el conducto auditivo externo para la emisión de un estímulo y la detección de
una respuesta.
Las
emisiones otoacústicas por productos de distorsión son las más utilizadas por
su fiabilidad y rapidez, tienen una especificidad de 80% a 90% y una
sensibilidad de 80% a 86%; no miden umbrales auditivos.
No
dependen de la voluntad y el tiempo de prueba es rápido; se recomienda el
paciente esté tranquilo.
La
prueba de potenciales evocados auditivos del tallo cerebral (PPATC) es una
medición electrofisiológica de la actividad del nervio auditivo y de las vías
auditivas cerebrales, que se desarrolla desde el nacimiento hasta la maduración
de la vía auditiva (18 a 24 meses de edad). Se obtiene mediante la colocación
de electrodos en el cuero cabelludo del paciente con la presentación de
estímulos a distintos tonos y frecuencias.
Los
PPATC ofrecen resultados específicos del oído y la respuesta no depende de la
cooperación del paciente; su limitación principal es que el niño requiere estar
tranquilo o de preferencia dormido. Tienen una especificidad de 96% y una
sensibilidad de 98%, pero tiene el inconveniente de que la prueba tiene un
mayor tiempo de duración.
Para
realizar el estudio de emisiones otoacústicas se recomienda utilizar un equipo
portátil para el tamiz auditivo provisto de una sonda de 30 cm o de 100 cm,
olivas de látex suave de distintos calibres y una impresora térmica portátil.
Con
este equipo se realizan emisiones otoacústicas de productos de distorsión en
frecuencias de 2 a 5 KHz en cuatro bandas, con una intensidad de 40 a 70 dB de
nivel de presión sonora (NPS). Se coloca la oliva de látex en el acoplador de
la sonda y se introduce en el conducto auditivo externo, una vez que éste se
sella se enciende el equipo y el estudio se realiza aproximadamente en 20
segundos por oído. El equipo muestra en la pantalla PASA, lo que significa que
existe respuesta de las células pilosas. A CONTROL, quiere decir que no hay
respuesta de estas células. Se anota en el expediente clínico el resultado.
Para
realizar el estudio de potenciales evocados auditivos de tallo cerebral de
latencia corta se utiliza la plataforma de diferentes marcas, bajo técnica
convencional con colocación de electrodos 10-20, previo aseo del área de la
piel y bajo sueño fisiológico, mediante estímulos tipo click de rarefacción a
cierta tasa de estimulación por segundo, dependiendo de los equipos, y se
observa registro para identificación de las ondas I, III y V, esta última para
detectar el umbral auditivo.
Parámetros en las emisiones otoacústicas para determinar pérdida auditiva:
Normal: las emisiones son visibles en todas las frecuencias o sólo faltan en 1 de las 5 estudiadas, con una reproductividad general igual o superior a 70%.
No válido: las emisiones no son visibles en dos frecuencias y la reproductividad está comprendida entre 50% y 69%.
Falta:
las emisiones no son visibles en 3 o más frecuencias o la reproductibilidad es
menor de 50%.
Resultado de PPATC normales se considera con umbral auditivo por arriba de 30 dB.
La
adquisición del lenguaje responde a una predisposición especial que tiene el
cerebro humano en los primeros años de vida (período crítico), en los que se da
una fase de mayor plasticidad neuronal, donde la información auditiva es
esencial para el desarrollo normal del córtex cerebral y permite la apropiación
global y automática del lenguaje y del habla.
Hay
evidencia de que la detección y tratamiento oportuno de la hipoacusia en el
recién nacido permite el desarrollo del lenguaje.
Una
revisión más reciente del tema de Yoshinaga Itano describe la efectividad de
los programas de detección temprana para disminuir la edad de diagnóstico e
implementación de ayudas auditivas. Antes de la implementación de los programas
de detección temprana de hipoacusia, la edad promedio de diagnóstico era sobre
los 2 años; con la introducción de los programas se redujo a 5 a 7 meses de
edad.
Es de suma importancia que todos los hospitales que cuenten con servicios de maternidad tengan un programa de tamiz auditivo, para lo cual deberán implementar equipos especializados y capacitación del personal, sobre todo de enfermería, para realizar dicho tamiz, con la finalidad de establecer diagnósticos y tratamientos oportunos de hipoacusia.
Se
recomienda establecer los procedimientos y los recursos necesarios para el
efectivo seguimiento de los programas de detección precoz de hipoacusia.
Los factores de riesgo para referir a un niño para evaluación audiológica, según su edad, son: Del nacimiento a los 28 días de edad:
- Antecedentes familiares de hipoacusia neurosensorial congénita o de instauración en las primeras décadas de la vida, hereditaria o de causa no filiada.
- Infecciones de la madre en el embarazo, confirmadas o de sospecha por:
- Citomegalovirus
- Toxoplasma
- Herpes
- Rubéola
- Sífilis y VIH
- Anomalías congénitas craneoencefálicas y de cuello que afecten a la línea media o a estructuras relacionadas con el oído
- Prematuros menores de 1 500 g al nacer, 32 semanas de gestación, o ambos
- Peso al nacer menor de 1 500 g
- Hiperbilirrubinemias graves que precisen exanguineotransfusión o por encima de 20 mg/dl
- Medicación ototóxica en la madre gestante o en el RN, isótopos radiactivos, y otros productos ototóxicos
- Meningitis bacteriana
- Accidentes hipóxico-isquémicos:
- Calificación de APGAR: <4 en el 1er minuto o <6 en el minuto 5
- Encefalopatías moderadas y graves
- Síndrome de Waardenburg
Se
recomienda que el personal del primer y segundo niveles de atención tenga
conocimiento de estos riesgos, para la oportuna referencia a evaluación
audiológica.
Los
pediatras y médicos de primer contacto necesitan reconocer a los niños que
están en riesgo de pérdida auditiva congénita o adquirida, por lo que deben
estar preparados para evaluar y dar seguimiento del correcto desarrollo
auditivo, así como de las habilidades comunicativas y del desarrollo del
lenguaje oral del niño.
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