ACIDOSIS TUBULAR RENAL

 



La ATR es una entidad clínica en la cual el paciente desarrolla una acidosis metabólica debido a distintos trastornos en el túbulo renal. La acidosis metabólica se refiere al mecanismo fisiopatogénico que da origen a la disminución del bicarbonato sérico (HCO) con un pH menor de 7.4. Cuando los mecanismos de compensación para mantener el pH en límites normales (7.35 a 7.4) son ineficaces se presenta la acidosis metabólica descompensada.

 

La ATR en niños está relacionada con defectos hereditarios, o adquiridos, que afectan la habilidad del riñón para absorber HCO3, o excretar amonio o ácido. Esta enfermedad fue descrita inicialmente en 1935 por Reginald Lightwood. Siendo confirmada como un trastorno tubular renal en 1946 por Albright, que introdujo el término de nefrocalcinosis, y en 1951, Pines y Mudge designaron el término de acidosis tubular renal.

 

Con base a criterios clínicos y fisiopatológicos la ATR se clasifica en:

Acidosis tubular renal distal (tipo 1) Relacionada a un defecto en la acidificación urinaria distal con presencia de un pH urinario o elevado (>5.5 en acidosis metabólica sistémica)

 

Acidosis tubular renal proximal (tipo 2) Producido por un defecto en la reabsorción del HCO3, filtrado. Puede  presentarse como una entidad aislada o más frecuentemente asociada a otras anomalías tubulares (síndrome de Fanconi).

 

Acidosis tubular renal mixta (tipo 3)

Comparte características de los tipo 1 y 2

 

Acidosis tubular renal hipercaliémica (tipo 4)

Relacionado con falla en la amoniogénesis Deficiencia o resistencia a la aldosterona (Cuadro 1)


 


Los tipos más frecuentes en la edad pediátrica son los 1 y 2 (distal y proximal), pero es posible encontrar los otros tipos de ATR.

 

La ATR tipo 1 es resultado de la incapacidad de secretar la carga de ácido diaria. En ausencia de tratamiento con soluciones alcalinizantes, la retención de iones hidrógeno, de forma progresiva, lleva a una disminución de la concentración de HCO plasmático.

 

La ATR tipo 2 es causada por reducción de la capacidad reabsortiva de HCO, por el túbulo proximal, resultando en una disminución del HCO, sérico. La ATR tipo 2 puede presentarse en su forma aislada, la cuál se presenta raramente o formando parte del síndrome de Fanconi. La falla tubular relacionada al sindrome de Fanconi es caracterizada por hipofosfatemia acompañada de hiperfosfaturia, hiperuricosuria, glucosuria con glucosa sérica normal, aminoaciduria, proteinuria tubular y acidosis tubular renal,

 

En la ATR tipo 3, se encuentra una alteración genética de tipo autosómico recesivo que afecta tanto de forma distal como proximal, ligado a una deficiencia de la anhidrasa carbónica tipo II. Este tipo de ATR parece tener mayor relación a un síndrome con calcificaciones cerebrales, llamado Guibaud Vainsel, y tiene asociación con dismorfismo facial y pérdida auditiva conductiva.

 

El hipoaldosteronismo, al que está relacionado la ATR tipo 4, tiene como consecuencia una hipercaliemia característicamente asociada a acidosis metabólica.

Debido a la controversia que ha surgido de la hipótesis del sobrediagnóstico de la ATR en niños en nuestro país, generada por la falta de homogeneidad de los criterios diagnósticos y a la diversidad en los recursos en las diferentes instituciones, aunado a los avances en el diagnóstico molecular de las formas genéticas y a la existencia de variedades secundarias, e incompletas de ATR es necesaria la realización de una guía de práctica clínica que permita a los pediatras, gastroenterólogos pediatras, endocrinólogos pediatras y nefrólogos pediatras estandarizar criterios y estudios diagnósticos para disminuir el riesgo de complicaciones a largo plazo con la detección temprana y oportuna de todas las variedades de ATR en el país.



La ATR es una entidad clínica causada por un grupo de defectos en la reabsorción de bicarbonato (HCO.) en el túbulo proximal o en la secreción de iones hidrogeno (H) en el túbulo distal o ambos: se caracteriza por acidosis metabólica hiperclorémica con brecha aniónica (BA) sérica normal y filtración glomerular normal o ligeramente disminuida (en donde la acidosis es desproporcionada a la disminución del filtrado glomerular), en ausencia de otro trastorno ácido-base.


Consideraciones generales y etiología

Con base a criterios clínicos y fisiopatológicos la ATR se clasifica en:

  •  ATR distal o tipo 1
  • ATR proximal o tipo 2
  • ATR mixta o tipo 3 ATR hipercaliémica o tipo 4.

 

Considerando la etiologia de la ATR puede clasificarse en:

 Primaria:

  • Con defectos genéticos conocidos .
  • Sin defectos genéticos conocidos

 

Secundaria:

  • Medicamentos Tóxicos

Enfermedades:

  • Genéticas Inmunológicas
  • Renales
  • Urológicos (malformaciones urinarias) Del metabolismo de calcio a Trasplanterenal
  • (Cuadro 2 y 3)



 Se sugiere que los pacientes, con enfermedades genéticas o adquiridas que presenten riesgo de presentar ATR sean valorados de forma intencionada en búsqueda de esta. 

Existe relación de ATR tipo 1 con enfermedades autoinmunes, mas frecuentemente con el Sindrome de Sjörgren, con una prevalencia estimada hasta del 25%. 

Otras enfermedades autoinmunes relacionadas con ATR tipo 1 son: 

  • Lupus eritematoso sistémico
  • Hipergamaglobulinemia
  • Cirrosis biliar primaria
  • Tiroiditis autoinmune
  • Hepatitis autoinmune

 

Una vez establecido el diagnóstico de ATR se sugiere determinar la causa (primaria o secundaria), asi como el sitio del defecto (proximal, distal o mixto).

 

La anfotericina B puede inducir ATR tipo 1 al incrementar la permeabilidad en el túbulo colector que favorece la caliuresis y la disminución de la secreción de H*, sin embargo, más frecuentemente se presenta diabetes insipida nefrogénica en combinación o no con ATR tipo 1. todo ello relacionado a la concentración intratubular de la anfotericina.

 

Se sugiere considerar el diagnóstico de ATR tipo 1 en pacientes con antecedentes de enfermedades autoinmunes descritas asi como con la administración de medicamentos relacionados al riesgo de desarrollar este tipo de ATR.

 

La primera descripción de acidosis tubular renal Incompleta (ATR) fue hecha a partir del reporte de tres pacientes con nefrocalcinosis, pero sin hipercalciuria ni acidosis metabólica, hecha por Wrong y Davis en 1959. 

La ATRI se caracteriza por: 

Ausencia de acidosis metabólica

Defecto en la excreción renal de ácido  (demostrado por la incapacidad de reducir el pH urinario por debajo de 5.5, con la prueba  de amonio o de furosemide modificada)

La ATRi se caracteriza por los siguientes hallazgos clinicos. :

  • Retraso en el crecimiento
  • Raquitismo
  • Nefrocalcinosis 
  • Bicarbonato sérico normal
  • Hipercalciuria
  • Hipocitraturia

 

En la ATRI, los efectos clínicos secundarios se limitan a:

  • Nefrolitiasis
  • Nefrocalcinosis

 

Se han reportado como causas frecuentes de ATR tipo 1 y ATRi las siguientes: 

Niños

  • Alteraciones urológicas:
  •  Valvas uretrales
  • Reflujo vesicoureteral (RVU)
  • Estenosis uretero-vesical
  • Estenosis uretero piélica
  • Vejiga neurogénica

 

Adultos

  • Enfermedades autoinmunes 
  • Hiperparatiroidismo primario

 

EI RVU es una de las alteraciones congénitas más frecuentes del tracto urinario, ocurriendo en 1 de cada 250 recién nacidos vivos.

 

En caso de contar con alteraciones urológicas, o alguna otra condición de riesgo para presentar ATRI, se recomienda descartar daño tubular por medio de estudios pertinentes, así como la corrección del defecto lo más pronto posible.

 

Se sugiere sospechar de ATRi en pacientes con talla baja, nefrocalcinosis, raquitismo, osteopenia, uropatía obstructiva o historia familiar positiva para ATR, asociados a gasometría normal. 

Se recomienda realizar pruebas de acidificación urinaria a todos los pacientes con sospecha de ATRI, valorando de forma específica, la hiperamoniuria.

 

Debido a que se han observado tasas de crecimiento mayores en las niñas(os) que reciben corrección con HCO3, se recomienda, la administración de este en niños con ATRi posoperados de corrección de válvulas uretrales posteriores.

 

Hay reportes anecdóticos que mencionan la presencia de acidosis tubular transitoria, pero el grupo sugiere realizar más estudios para documentar o descartar la presencia de acidosis tubular transitoria, ya que la evidencia actual no es suficiente para realizar una conclusión.

 

Se recomienda efectuar una historia clínica detallada, en búsqueda de causas secundarias de ATR y en caso de encontrarse infección por VIH, efectuar los estudios de laboratorio y gabinete pertinentes para  confirmar o descartar ATR.

 

Las siguientes son causas de ATR tipo 4, por la inhibición de reabsorción de sodio en el túbulo colector por falla de voltaje negativo intraluminal:

 

  • Deficiencia, resistencia o antagonismo de aldosterona
  • Inhibición de renina

 

Medicamentos: 

  • Antiinflamatorios no esteroideos
  • Heparina
  • Inhibidores o bloqueadores receptores de angiotensina
  • Diuréticos ahorradores de potasio Espironolactona
  • Amiloride
  • Triamterene
  • Pentamidina

 

El trimetroprim, comúnmente asociado con sulfametoxazol, puede interferir con la función del canal de sodio epitelial, resultando en hipercaliemia y puede interferir en las enzimas involucradas en la aminogénesis, provocando una disminución de excreción de amonio que va acompañada de disminución de excreción de hidrogenión, con presencia de ATR tipo 4 (hipercaliémica).

 

Se recomienda descartar acidosis tubular tipo IV en niñas(os) que reciban inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina, antiinflamatorio no esteroideo, diurético ahorrador de potasio, timetroprim o pentamidina, que cursen con hipercaliemia y acidosis. 

Se sugiere el uso cauteloso de trimetroprim y sulfametoxazol en niños con factores de riesgo para ATR.


DIAGNOSTICO CLÍNICO

El signo predominante en la ATR es la detención del crecimiento, manifestado por disminución en la ganancia de peso y talla.

Dado que el signo cardinal de la ATR es la talla baja, se sugiere realizar examen clínico exhaustivo para encontrar más signos y síntomas de sospecha.

 

La acidosis metabólica afecta en la acción de las siguientes hormonas:

  • Hormona de crecimiento: supresión de la secreción
  • Factor de crecimiento similar a la insulina tipo I (IGF-I): reducción de los niveles séricos 
  • Hormona tiroidea: depresión
  • Glucocorticoides: Incremento de producción Paratohormona (PTH): Incremento de niveles 
  • Vitamina D: disminución de la activación

 

Se habla de talla baja cuando ésta se sitúa por debajo de 2 desviaciones estándar (DE), o bien por debajo del percentil 3, en las tablas correspondientes para la edad y sexo o cuando la velocidad de crecimiento disminuye de forma sostenida, es decir, inferior al percentil 25.

 

El diagnóstico de talla baja debe de realizarse cuando el niño se encuentre 2 DE por debajo de la edad, cuando existan registros por debajo del percentil 3 en la tabla correspondiente para edad y sexo o cuando exista detención del crecimiento.

 

La talla baja puede ser un hallazgo aislado o el dato clínico de una gran variedad de condiciones patológicas o trastornos heredados.

 

Se recomienda realizar una exploración física exhaustiva para descartar alteraciones físicas de otras enfermedades que causan alteraciones de crecimiento, por ejemplo, síndrome de Turner.

 

La correlación de la talla de la niña o del niño con la de sus padres es un aspecto muy importante en la valoración del paciente con talla baja. El cálculo de la talla blanco familiar permite valorar el

 

potencial genético y sospechar una alteración del crecimiento cuando las predicciones de talla se alejan de los valores esperados en forma persistente.

 

La velocidad de crecimiento es el parámetro más valioso para evaluar el crecimiento de la niña o el niño, al ser éste un proceso dinámico, una medición aislada no tiene valor, ya que sólo determina la altura en ese momento. Se seguirá esta evolución de la talla en la curva de velocidad de crecimiento que recoge el valor absoluto de los incrementos en intervalos fijos de tiempo, expresándose en cm/año.

 

Considerar, al momento de la evaluación integral, la talla de los padres, y realizar evaluación en seguimiento evitando realizar diagnóstico de talla baja con un solo registro. Se sugiere sospechar ATR una vez descartadas las causas comunes de detención de crecimiento.

 

Para un registro fidedigno de la talla se recomienda: 

  • En el niño <2 años de edad medir con un infantómetro 
  • En el niño >2 años de edad con un estadímetro

 

Para complementar el abordaje diagnóstico en niñas(os) con talla baja, el médico pediatra de segundo nivel de atención, deberá solicitar a niñas(os) con talla baja: 

  • Biometría hemática con diferencial 
  • Velocidad de sedimentación globular

 

Determinación sérica de: 

  • Urea
  • Creatinina
  • Gasometría venosa
  • Cloro
  • Sodio Potasio
  • Calcio
  • Fósforo
  • Magnesio
  • Transaminasas
  • Fosfatasa alcalina
  • Examen general de orina Coproparasitoscópico seriado

 

En el abordaje del paciente con talla baja se requiere la toma de gasometría venosa, en caso de documentarse talla baja con presencia de acidosis metabólica, se sugiere realizar el protocolo de estudio para paciente con ATR.

 

Los lactantes con ATR, como manifestación inicial, presentan fiebre sin causa aparente, que se corrige con la reposición hídrica. De igual forma, pueden presentar retraso en la dentición.

 

Los pacientes con ATR pueden cursar con fluorosis y defectos en el esmalte dental.

 

Se sugiere realizar una anamnesis extensa, así como una exploración física exhaustiva, en todos los lactantes que presenten fiebre sin foco infeccioso aparente, sobre todo en aquellos que presenten corrección del síndrome con reposición hídrica y buscar de foma intencionada ATR.

 

Otros síntomas presentes en niñas(os) con ATR son: 

  • Poliuria
  • Polidipsia
  • Vómito
  • Anorexia
  • Constipación Deshidratación
  • Hipotonía muscular
  • Mialgias
  • Fátiga
  • Parálisis muscular severa
  • Dolor óseo
  • Deformidades óseas
  • Raquitismo

 

Cuando se descartaron otras causas más comunes de peso y talla baja, se sugiere sospechar ATR cuando hay presencia de talla baja asociada con otras alteraciones tales como: 

  • Poliuria
  • Polidipsia
  • Deshidratación
  • Nefrocalcinosis
  • Sordera Raquitismo
  • Hipotonía muscular

 

En la ATR, relacionada con patrón hereditario autosómico recesivo, se han reportado las siguientes anomalías en el desarrollo: 

  • Anormalidades oculares
  • Glaucoma
  • Catarata
  • Queratopatía en banda
  • Anormalidades auditivas
  • Hipoacusia neurosensorial
  • Sordera
  • Calcificaciones cerebrales
  • Retraso mental

 

La exploración física puede sugerir una alteración genética o malformación renal si existen alteraciones en: 

  • Pabellones auriculares
  • Columna lumbosacra
  • Genitales
  • Hemihipotrofía fascio corporal
  • Cara triangular
  • Clinodactilia del quinto dedo

 

Debido a que la ATR puede ser congénita o secundaria a otras patologías, se recomienda realizar evaluación clínica completa y detallada, teniendo en cuenta las alteraciones morfológicas relacionadas a ATR con patrón hereditario.

 

En niños con ATR con patrón hereditario se sugiere buscar alteraciones oculares o auditivas de forma intencionada

 

La ATR induce manifestaciones sistémicas que incluyen hipercalciuria y nefrocalcinosis. La hipocitraturia, presente en la ATR tipo 1, condiciona la disminución de la solubilidad del calcio en la orina.

 

La hipocitraturia, agregada a hipercalciuria y cambio de pH urinario hacia la alcalinidad, condicionan un mayor riesgo de presentar nefrocalcinosis, la cual es una complicación que se subdiagnostica, y por lo tanto, no tratada a tiempo.

 

Cuando existen pH alcalinos urinarios (>7) se presentan depósitos de fosfato cálcico, que facilitan la cristalización

 

Al ser la nefrocalcinosis una complicación que amerita vigilancia estrecha, se recomienda investigar la presencia de la misma, inmediatamente después de realizar el diagnóstico de ATR.

 

Se recomienda dar relevancia a los criterios clínicos sobre los hallazgos aislados de laboratorio, teniendo en cuenta que se trata de un síndrome clínico.

 

Una vez sospechado el diagnóstico de ATR por datos clínicos y la presencia de acidosis metabólica hiperclorémica, con brecha aniónica normal, se sugiere solicitar los siguientes estudios: 

  • Gasometría venosa (segunda determinación) 
  • En suero: creatinina, ácido úrico, urea, albúmina, sodio, potasio, cloro, fósforo, calcio 
  • Examen general de orina y cuantificación en la misma de: creatinina, sodio, potasio, cloro, calcio 
  • Cálculo de brecha aniónica urinaria 
  • Cálculo de fracciones excretadas 
  • Pruebas de acidificación urinaria

GASOMETRIA

Parte de las respuestas para compensar el desequilibrio ácido-base, están determinadas por la concentración coordinada de HCO3 y PCO2, dependientes de la respuesta respiratoria y renal, la cual comienza en la primera hora y se completa en 12 ha 24 h.

 

La albúmina constituye la mayor parte de aniones no medibles, por lo que la reducción o incremento en la concentración de albúmina puede alterar la BA. La BA disminuye 2.3 a 2.5mEq/l por cada gramo que disminuya la albúmina sérica, mientras que aumenta a un grado similar con un incremento de la concentración de albúmina.

 

En caso de hipoalbuminemia, se sugiere corregir la BA, previa evaluación diagnóstica integral.

 

Por cada miliequivalente (mEq) que disminuye la concentración de HCO3 sérico, la pCO2 arterial cae 1.2 mmHg.

 

Para realizar la evaluación correcta de acidosis metabólica, se sugiere hacer gasometría, BA y albúmina. Además de calcular la corrección respiratoria con la fórmula de Winter para poder clasificarla. (Cuadro 5)

 



La evaluación de cualquier desorden ácido-base debe comenzar con la medición de: 

  • pH
  • PCO2
  • Concentración de HCO3 (venosa o arterial) 
  • La concentración baja de HCO3 confirma la acidosis metabólica.

 

Se recomienda realizar dos gasometrías venosas para fundamentar el diagnóstico de acidosis metabólica, siendo la primera toma al momento de sospecha de ATR y la segunda realizada por el nefrólogo pediatra para confirmación de los resultados. (Cuadro 6)



 

La PaCO, disminuye a medida que aumenta la altura sobre el nivel del mar por lo que el HCO3 desciende, de 1 a 1.5 mmol/L por cada kilómetro de altitud.

 

Se sugiere considerar la altitud del sitio donde se realizó la toma de muestra para realizar los cálculos pertinentes y obtener la cifra de HCO3 sérico más adecuada.

 

Los pacientes con acidosis metabólica deben clasificarse dentro de 2 categorías basados en la BA.

 

La BA distingue 2 tipos de acidosis metabólica: 

Por pérdida o consumo de HCO3:

  • ATR
  • Diarrea
  • Derivaciones urinarias ileostomías

 

Por acúmulo de ácidos orgánicos Insuficiencia renal crónica: 

  • Acidosis láctica
  • Intoxicaciones

 

Se recomienda clasificar a los pacientes con acidosis metabólica, de acuerdo a la BA, teniendo en consideración que una característica de la ATR es presentar una acidosis metabólica con BA normal, con pérdida o consumo de HCO3.

 

Existe correlación entre los resultados obtenidos de gasometrías de muestras arteriales y venosas, donde se encontró que el pH de sangre venosa es 0.04 menor, la pCO2 es 5.6 mmHg mayor y el HCO3 es 0.32 mmol/l mayor.(Cuadro 7)


 


Debido a la relación entre muestras arteriales y venosas para gasometrías, se sugiere realizar muestreo venoso, considerando la corrección pertinente.

 

La toma de gasometría arterial conlleva mayor riesgo de complicaciones como: trombosis arterial, lesión de nervios radial o ulnar, entre otras.

 

La cuantificación de HCO3 obtenida por el análisis en gasometría venosa, presenta rangos de valores superiores a los obtenidos por química sanguínea en  autoanalizador, ya sea que la muestra se guarde en hielo, con heparina o a temperatura ambiente. Esto aparenta estar relacionado con buffers eritrocitarios, aunque el grupo de estudio fue pequeño, y no se contó con estandarización de características de la población, que permitan un análisis confiable.

 

No se demostraron cambios significativos al almacenamiento de la muestra venosa para análisis de HCO3 por química sanguínea de rutina, a las 0, 2 y 4 horas, ya sea bajo temperatura ambiente, con uso de heparina o en hielo.

 

Es recomendable utilizar gasometría venosa para la determinación de HCO3, considerando los ajustes pertinentes de acuerdo a la edad y a la altura del nivel del mar.

 

Para realizar el diagnóstico de acidosis metabólica se recomienda tomar como referencia los siguientes: 

valores de HCO3 sérico por edad: 

  • < 2 años de edad: <18 mEq/l
  • De 2 a 5 años de edad: <19 mEq/l
  • >5 años: <20 mEq/l

 

Recomendamos efectuar diagnóstico de acidosis metabólica hiperclorémica por medio de gasometrías seriadas (2 tomas independientes). 

La determinación de CO2 por autoanalizador subestima el nivel de HCO3 en 3 a 6 mmol/l.

 

Se sugiere no realizar únicamente determinación de CO2 total o pCO2 en sangre para el diagnóstico de ATR.

 

Ya que el nivel de HCO3 no se ve afectado con el ayuno, no es necesario suspender la ingesta de alimentos previo a la toma de la muestra sanguínea.


QUÍMICA SANGUÍNEA

 

Electrolitos séricos

 

La acidosis metabólica en ATR se encuentra acompañada de hipercloremia de forma característica.

 

En acidosis tubular renal el cloro sérico se encuentra característicamente elevado, esto debido a mecanismos como defectos en el cotransportador HCO3/CI o alteraciones en el eje renina - angiotensina-aldosterona.

 

El sodio sérico habitualmente se encuentra normal, pero puede encontrarse disminuido en casos de acidosis tubular renal tipo 4.

 

El potasio sérico aumenta en acidosis debido a la difusión del mismo al espacio intracelular, por intercambio con hidrógeno.(Cuadro 7).

 

El fósforo sérico generalmente es normal pero está disminuido en casos de ATR tipo 2 secundaria a síndrome de Fanconi.

 

El calcio habitualmente es normal, sin embargo puede estar bajo en casos de deficiencia o resistencia de vitamina D.

 

En caso de sospecha de ATR se debe realizar mediciones séricas de cloro, sodio, potasio, calcio y fósforo, ya que se deben de documentar las alteraciones de forma individual, además de ser necesarias para el cálculo de la brecha aniónica.

 

Previa verificación de que no existan patologías que causen acidosis metabólica hiperclorémica como: diarrea crónica, presencia de ileostomía ureterosigmoidostomía, se recomienda el abordaje con examenes de laboratorio para ATR en pacientes con evidencia de talla baja, con o sin otros datos clínicos sugestivos, y realizar el diagnóstico de ATR si existe la presencia simultánea de los cuatro parámetros siguientes:

 

pH <7.37 

HCO3: 

  • <18 mEq/l en < 2 años de edad
  • <19 mEq/l de 2 a 5 años de edad
  • <20 mEq/l en > 5 años de edad
  •  Brecha anionica sérica 8 a 16
  • Cloro sérico > 110 mEq/l

CREATININA

 

La creatinina habitualmente es normal, pero en nefritis instersticial o en nefropatía obstructiva, que cursan con ATR secundaria, puede estar ligeramente B elevada.

 

Para obtener los índices urinarios y las fracciones excretadas de HCO3 y fosfato, se requiere la cuantificación de creatinina en sangre y en orina, para el cálculo. 

Realizar cuantificación de creatinina para obtener las fracciones excretadas de HCO3 y fosfato, teniendo en consideración que está se encuentra generalmente en límites normales en ATR.

ANALISIS URINARIO

 

El pH urinario puede ayudar a diferenciar el tipo de ATR en casi todos los casos:

 

> ATR tipo 2:

  • HCO; sérico bajo (sin tratamiento): pH <5.5 
  • HCO; sérico normal con tratamiento: pH >7
  • y bicarbonaturia

 

 ATR tipo 1:

  •  pH >6
  • Independiente del HCO3 sérico

 

ATR tipo 4: 

  • pH <5.5 en acidosis
  • pH >6 con HCO3 normal 

 

En el sedimento urinario de los pacientes con ATR se pueden encontrar cristales de oxalato o fosfato cálcico en caso de existir hipercalciuria.

 

La densidad urinaria puede estar disminuida en casos de ATR secundaria a: 

  • Nefritis intersticial
  • Nefropatía obstructiva
  • Algunas causas de síndrome de Fanconi

 

La determinacion urinaria de HCO3, Na, K, CI, Ca, y creatinina debe efectuarse en muestra de orina fresca matutina, con mediciones simultáneas de los mismos analitos en sangre o suero, determinando la fracción excretada de HCO3.

 

El Ca urinario se determina con el fin de valorar si existe hipercalciuria, la cual se observa frecuentemente en la ATR tipo 1, y es causa de E nefrocalcinosis.

 

Se utiliza la relación calcio/creatinina (Ca/Cr), que es un índice que se obtiene dividiendo la concentración urinaria de Ca en mg/dl, sobre la concentración urinaria de creatinina en mg/dl.

 

El límite superior normal es en:

  • O a 6 meses: >0.8
  • 7 a 11 meses: >0.6
  • 1 a 2 años: >0.47
  • 2 años: >0.21
  • Preescolares de 0.3
  • Adultos y escolares de 0.2

 

En niños mayores de 1 año de edad, en recolección de orina de 24 horas, se considera hipercalciuria valores mayores de 4 mg/kg/día.

 

En niños con ATR tipo 1 se sugiere realizar valoración del índice calcio/creatinina de forma semestral en presencia de nefrocalcinosis.

 

El valor normal esperado de la eliminación urinaria de bicarbonato es menor al 2%. Para clasificar la ATR, es necesario calcular la eliminación urinaria de bicarbonato. (Cuadro 10)


 

Los valores de la fracción excretada de HCO3 urinario variarán de acuerdo al tipo ATR. Para poder clasificarla son: 

ATR tipos 1 y 4: valores < 5% 

ATR tipo 2:

  • Con administración de HCO3 y HCO3 sérico normal, valores >10%
  • Sin administración de HCO3, valores <5%

 

ATR tipo 3: valores >5%

 

Para el diagnóstico de ATR tipo 2, se realiza la prueba de fracción excretada de HCO3, la cual requiere de la administración de HCO3 para lograr niveles séricos de HCO3 de 20 a 22 mEq/l, si la fracción excretada es mayor de 10%, se confirma el diagnóstico.

 

En pacientes con acidosis metabólica aumenta la excreción de amonio acompañada de aumento en el cloro urinario, por lo que es necesario calcular la brecha anionica urinaria (BA) para determinar, en forma indirecta, la concentración de amonio. En casos de acidosis tubular tipo 4, no hay suficiente producción de amonio y el cloro urinario es bajo; de tal forma que cuando la brecha aniónica urinaria presenta valor negativo, existirá una excreción suficiente de amonio y lo contrario cuando tiene un valor positivo.

 

En sospecha de ATR, se sugiere realizar el cálculo de la BAU, en presencia de acidosis metabólica hiperclorémica.

 

En cuanto a los electrolitos urinarios, con ATR tipo 1 la excreción urinaria de sodio y potasio se encuentran elevadas, y para ATR tipo 4 la eliminación urinaria de potasio disminuye y se eleva la de sodio.

 

En presencia de hipocaliemia, un potasio urinario mayor de 20, o una fracción excretada mayor de 40%, indica pérdidas renales de potasio las cuales se observan en ATR tipo 1, tipo 3 y frecuentemente en tipo 2, en cambio, en presencia de hipercaliemia,  un potasio urinario menor de 20, o una fracción excretada de potasio menor de 10%, indica retención urinaria de potasio, lo cual se encuentra en ATR tipo 4.

 

Se habla de hipocitraturia cuando el índice citrato/creatinina es <400 mg/g o cuando en la recolección de orina de 24 horas se obtengan cifras  <8 mg/kg/día.

 

En pacientes con sospecha de ATR tipo 1 se sugiere evaluar los niveles de citrato en orina


ULTRASONOGRAFIA

El diagnóstico de ATR debe incluir ultrasonido renal para detectar calcificaciones renales, litos renales, e investigar causas secundarias como uropatía  obstructiva, nefropatía por reflujo y nefritis túbulo  intersticial crónica. También es útil para llevar el seguimiento de nefrocalcinosis. 

La nefrocalcinosis identificada durante las primeras semanas de vida, es irreversible. 

La nefropatía intersticial grave secundaria a nefrocalcinosis puede preceder a una insuficiencia renal crónica poliúrica, complicación rara observada en 1 de cada 18 casos de ATR tipo 1 diagnosticado durante la infancia (en seguimiento de 2 a 18.5 años).

 

En todo paciente con ATR se recomienda descartar la presencia o desarrollo de nefrocalcinosis con ultrasonografía, a partir del momento diagnóstico. Así mismo, evidenciar secundarias como uropatía obstructiva, n por reflujo, entre otras.

 PRUEBAS ESPECIALES

Pruebas de acidificación urinaria

 

Las pruebas de acidificación urinaria permiten identificar el defecto característico en la ATR tipo 1. 

Las pruebas de acidificación urinaria están indicadas en casos cuyo diagnóstico está en duda, y en donde los valores de HCO3 y cloro se encuentren limítrofes y existan datos clínicos de sospecha de acidosis tubular renal. 

En pacientes con HCO3 limítrofe o con duda diagnóstica, se deberá realizar pruebas confirmatorias, como prueba de acidificación urinaria por el nefrólogo pediatra. (Cuadro 6)



 

Con las pruebas de acidificación urinaria se valora el pH urinario así como la excreción urinaria de iones H+ (amonio y acidez titulable) a través de diferentes estímulos:

  • Furosemide
  • Furosemide más fludrocortisona
  • Acetazolamida
  • Cloruro de amonio

 

Prueba con Furosemida y Furosemida con fludrocortisona: 

El pH urinario menor a 5.32 descarta acidosis tubular renal distal

 

Medición de pCO2 urinaria máxima (prueba con infusión de HCO3, acetazolamida o ambas): 

El valor normal para la pCO2 urinaria máxima se considerara >60 a 70 mm Hg, con un gradiente pCO2 orina-plasma >20 a 30 mmHg, valores por debajo de estos, apoyan G el diagnóstico de ATR distal.


La prueba de furosemide con fludrocotisona posee ciertas ventajas sobre la prueba de cloruro de amonio ya que tiene la misma efectividad para identificar a  los pacientes con ATR tipo 1 que no acidifican orina, además que posee menos efectos adversos, siendo muy importante esta consideración, ya que los pacientes abandonan la prueba de acidificación por cloruro de amonio, por la presencia sea o vómito. Además, aparenta ser que, la prueba de furosemide con fludrocortisona, se puede finalizar en menos tiempo (90% de los pacientes sometidos a esta prueba tuvieron pH<5.3 a las 3 horas o menos).

 

Para confirmar el diagnóstico de ATR tipo 1, las pruebas de furosemide у furosemide con fludrocortisona son muy sensibles pero poco  específicas. De éstas, la prueba de furosemide con  fludrocortisona da menos falsos positivos, pero en  este momento la fludrocortisona no se encuentra  disponible en México, aunque por su simplicidad se  recomienda como primera prueba. De presentarse  pH urinario menor de 5.3 se sugiere descartar ATR distal. Si el pH urinario es igual o mayor de 5.3 se recomienda realizar, como prueba confirmatoria, la PCO2 urinaria máxima.

En pacientes con sospecha de ATRi, realizar pruebas de acidificación urinaria. 

En pacientes con sospecha de ATR con ausencia de acidosis metabólica con pH urinario alcalino y síntomas clínicos relacionados a ATR, se recomienda realizar pruebas de acidificación urinaria para confirmar o descartar la sospecha diagnóstica.

Se sugiere realizar ultrasonido renal de forma anual en ATR tipo 1.


Las complicaciones de la ATR se deben principalmente al retraso en el diagnóstico y del tratamiento, e incluyen: 

  • Retraso del crecimiento
  • Nefrocalcinosis
  • Litiasis
  • Dolor óseo
  • Raquitismo
  • Osteomalacia
  • Osteoporosis

 

En casos graves pueden presentarse fracturas patológicas. 

Agregado a la acidosis metabólica sistémica crónica, los siguientes factores presentes en ATR contribuyen al retraso en el crecimiento y desarrollo: 

  • Emesis frecuente
  • Diarrea crónica
  • Hipocaliemia
  • Hipotonía muscular
  • Anorexia

 

En pacientes con ATR tipo 1 se han reportado las siguientes complicaciones: 

  • Nefrocalcinosis
  • Parálisis hipocaliémica
  • Enfermedad renal crónica
  • Hipercalciuria

 

Recientemente se ha reportado alta prevalencia de osteoporosis en adultos con ATR tipo 1.

 

Para evitar complicaciones, se sugiere realizar un diagnósico oportuno e iniciar tratamiento de forma inmediata y mantener niveles de HCO3 adecuados, con soluciones alcalinizantes, al tener el diagnóstico de ATR.


GENERALIDADES

 

Cuando se corrobora el diagnóstico de acidosis tubular renal, el tratamiento inicial se realiza con soluciones alcalinizantes a dosis de 1 a 7 D mEq/kg/día.(Cuadro 10)


 


La dosis habitual requerida de HCO3, de acuerdo al tipo de acidosis tubular renal, es:

 

ATR tipo 1: 3 a 5 mEq/kg/día 

ATR tipo 2: 10 a 15 mEq/kg/día

 

La cantidad de HCO3 requerida típicamente disminuye con la edad: 

  • Lactantes 5 a 8mEq/kg/día
  • Niños 3 a 4 mEq/kg/día
  • Adultos de 1 a 2 mEq/kg/día

 

Se recomienda usar HCO3 de sodio o potasio a dosis inicial de 1 a 2 mEq/kg/día e ir aumentando paulatinamente hasta llegar a niveles de HCO3 sérico >20 mEq/l en niños de <2 años de edad y >22 mEq/I en niños >2 años de edad.


En la ATR tipo 2 se incrementa la dosis progresivamente hasta 14 mEq/kg/día, debido a las altas pérdidas de HCO3 en el túbulo proximal. 

El tratamiento para la ATR tipo 4 la dosis de HCO3 utilizada va de 1.5 a 2 mEq/kg/día.

 

En pacientes con ATR tipo 1 con hipocaliemia, la corrección del nivel de potasio se realizó con dosis de citrato de potasio en 4 mEq/kg/día. La administración del citrato de potasio reduce de forma significativa la excreción urinaria de calcio y fostato, con lo cual la producción de litos se ve reducida. 

Se recomienda utilizar solución de citratos en pacientes con ATR tipo 1, preferentemente citrato de potasio, en presencia de hipercalciuria o Domro hipocitraturia.

 

La meta a alcanzar en el tratamiento, de la acidosis tubular renal, con soluciones alcalinizantes, de acuerdo a edad, es: 

0 a 2 años: >20 mEq/l

 >2 años: >22 mEq/l

 

Se sugiere mantener los niveles de HCO3 en 22 mEq/l para asegurar crecimiento y evitar complicaciones.

 

El HCO3 puede mezclarse con jugos o bebidas saborizadas para mejorar el sabor y tolerancia oral. 

En caso de documentarse ATR con nefrocalcinosis, se recomienda dar solución de citrato de potasio. 

el tratamiento incluye cápsulas o solución de fosfatos, acompañado de calcitriol.


Se sugiere no suspender el tratamiento de forma súbita, en niños menores de 2 años con datos clínicos francos de ATR, y mantenerse en hospitalización para realización de pruebas diagnósticas confirmatorias.

 

En niños con diagnóstico de acidosis tubular renal se debe vigilar el estado hídrico y los niveles séricos de potasio.

 

Durante el tratamiento de la ATR tipo 2, la bicarbonaturia produce pérdidas de sodio y potasio.

 

Para evitar hiponatremia e hipocaliemia, en la ATR tipo 2, se sugiere administrar una mezcla de HCO3 de potasio y sodio.

 

De integrarse el síndrome de Fanconi, además de administrar solución alcalinizante, se recomienda que el tratamiento incluya cápsulas o solución de fosfatos, acompañado de calcitriol.

 

Se sugiere no suspender el tratamiento de forma súbita, en niños menores de 2 años con datos clínicos francos de ATR, y mantenerse en hospitalización para realización de pruebas diagnósticas confirmatorias. 

En niños con diagnóstico de acidosis tubular renal se debe vigilar el estado hídrico y los niveles séricos de potasio.


Se han reportado ciertas consecuencias por el uso de HCO3 entre las que se han destacado por vía oral:

  • Dispepsia 
  • Intravenoso:
    • Trastornos electrolíticos: hipocaliemia,
    • hipocloremia, hipocalcemia, hipernatremia Alcalosis metabólica 
  • Efectos respiratorios: hipercapnia con apnea 
  • Efectos cardiacos: disminución en la contractilidad cardiaca, prolongación del intervalo QT y arritmias ventriculares 
  • Efectos neurológicos: parestesias, contractura muscular, tetania, mioclonus (probablemente secundaria a hipocalcemia), crisis convulsivas

 

Al administrar HCO3 de sodio se recomienda vigilar el desarrollo de los siguientes, como posibles complicaciones por su administración: 

  • Alcalosis metabólica
  • Hipocaliemia
  • Arritmias
  • Parestesias

 Contraindicaciones para el uso de citrato de potasio:

  • Úlcera gastroduodenal
  • Hipercaliemia Infección urinaria
  • Deterioro de la funcion renal

 

Al administrar citratos, se debe vigilar la aparición de distensión abdominal, diarrea, hipercaliemia.

 

Los citratos no se recomiendan en casos de hipercaliemia, infección urinaria, deterioro de la función renal, así como en aquellos pacientes que se encuentren bajo uso de diuréticos ahorradores de potasio, amiloride o inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina.



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