cardiopatía y embarazo
En los
últimos años a nivel mundial hemos sido testigos en observar una disminución en
la mortalidad materna; sin embargo, aún es posible distinguir una evidente
diferencia en este grave problema de salud pública entre las naciones llamadas
“desarrolladas” en comparación con las que se encuentran en vías de desarrollo
(del total de muertes maternas, el 99% se encuentran en estas últimas).
Las
muertes maternas indirectas son las que resultan de una enfermedad existente
desde antes del embarazo o de una enfermedad que evoluciona durante el mismo,
no debidas a causas obstétricas directas pero sí agravadas por los efectos
fisiológicos del embarazo.
La
asociación entre embarazo con cardiopatía preexistente o de inicio durante el
embarazo constituye la principal causa de muerte materna indirecta.
En
México, en el año 2005 fueron responsables de casi una quinta parte de las
muertes maternas.
Durante
muchos años entre los diversos padecimientos cardiacos observados en el
embarazo, la cardiopatía reumática fue el padecimiento más frecuentemente,
presentándose entre 3 a 4 casos por cada uno de cardiopatía congénita; sin
embargo, esta razón en los últimos años en países desarrollados se ha
invertido.
En
países desarrollados, hasta el 75% de las cardiopatías observadas durante el embarazo
son las de carácter congénito. Los avances recientes en cardiología pediátrica
y cirugía cardiaca han permitido que más del 85% de los niños con cardiopatías
congénitas sobrevivan hasta la edad adulta. La mitad de esta población está constituida
por mujeres que, en su mayoría, han alcanzado la edad reproductiva.
Otras
cardiopatías asociadas al embarazo son: arritmias, cardiopatía isquémica,
miocardiopatía periparto, Enfermedad de Chagas, Beri-Beri y Sífilis. Se espera
que el número de gestantes con enfermedad coronaria se incremente en los
próximos años debido a la edad materna concepcional avanzada, el desarrollo de
técnicas reproductivas y el incremento de los factores de riesgo cardiovascular
entre las mujeres como la obesidad, diabetes, tabaquismo, sedentarismo etc.
La
evaluación de la función cardiaca de la paciente que padece alguna cardiopatía
y que se embaraza, ha sido realizada mediante la clasificación descrita por la
New York Heart Association (NYHA) (Tabla I) desde 1928.
Esta
herramienta utilizada por el clínico para la etapificación, sigue siendo
vigente hasta nuestros días y permite predecir el desenlace del embarazo.
Recientemente, se ha observado que en el propio paciente con alteración
cardiaca y usando la clasificación a través de la auto-evaluación puede
predecir la posibilidad de requerir hospitalización, calidad de vida y
mortalidad.
En
general, las clases funcionales I y II se asocian con un bajo riesgo de
mortalidad materna; (Tabla II) sin embargo, sería arriesgado afirmar que estas
clases funcionales se encuentran libres de complicación, pues algunas
condiciones como la estenosis mitral y aórtica pueden ser potencialmente
peligrosas aún en ausencia de síntomas o incluso cuando hayan estado
compensadas en la etapa pregestacional.
Las
condiciones más peligrosas asociadas al embarazo son: enfermedad vascular
pulmonar primaria y secundaria, aortas frágiles como en el Síndrome de Marfan,
obstrucciones a los tractos de salida izquierdos, patología congénita cianógena
y dilatación ventricular con pobre funcionalidad.
Sin
duda, también el riesgo de mortalidad es alto cuando en cualquier mujer clasificada
como clase funcional III o IV. (Tabla II).
Las
mujeres con una cardiopatía pregestacional muestran una menor capacidad para
resistir condiciones agregadas durante la gestación como la cardiomiopatía
periparto y además tienen un mayor riesgo de embolismo pulmonar, arritmias e
infarto.
Otros
aspectos a considerar por el personal de salud que atiende a la embarazada con
cardiopatía son:
La
posibilidad de daño o muerte en el feto.
Algunas
cardiopatías congénitas pueden ser heredadas de los padres (defecto del septo
atrioventricular, cardiopatías congénitas cianóticas, Eisenmenger, etc.),
Mayor
prevalencia de parto pretérmino (en mayor proporción en las cardiopatías
complejas), de ruptura prematura de membranas (transposición de grandes vasos y
Fontan), fetos pequeños para la edad gestacional (para todos los tipos de
cardiopatías congénitas).
En
general, la posibilidad de muerte en los hijos de las madres con alguna
cardiopatía se encuentra incrementado cuatro veces.
Debido
a que la asociación de embarazo con cardiopatías es bajo y que existen muy
pocos centros hospitalarios a nivel mundial capaces de concentrar todos estos
casos en un sólo sitio, la mayoría de evidencia científica disponible para su
manejo se basa en experiencia generada mediante series de casos, consenso de
grupo y revisiones de la literatura. Por otro lado, dado la severidad del
padecimiento y el potencial desenlace adverso, resulta de gran dificultad
llevar a cabo estudios con diseño controlado y aleatorizado debido a que tanto
clínicos como pacientes rechazarían la inclusión a este tipo de estudios.
Estos
aspectos explican el motivo por el cual, el manejo de la cardiopatía en el
embarazo, suele ser basada en la experiencia generada en cada Centro
Hospitalario y pueda exista temor y/o rechazo a adaptar medidas realizadas en
otros sitios.
Embarazo: La OMS y la FIGO
definen al embarazo como la parte del proceso de la reproducción humana que
comienza con implantación del blastocito a la pared del útero (unos 5 o 6 días
después de la fecundación) completando el proceso de nidación y que termina con
el parto.
Cardiopatía: Es
cualquier trastorno estructural o funcional que afecta la capacidad del corazón
para funcionar normalmente. Pueden ser congénitas o adquiridas.
ESTILO DE VIDA
Es
razonable evitar la exposición ambiental al humo del tabaco (tabaquismo
pasivo).
El
aumento de peso recomendado durante el embarazo es de 11.4 a 15.6 Kg; siempre y
cuando el peso de la paciente antes del embarazo sea normal. Se debe ajustar para
casos de gestación múltiple. En casos de mujeres con sobrepeso se recomienda un
aumento no mayor a 6 Kg.
Se
recomienda al personal de salud alentar a la población a realizar ejercicio
dinámico de intensidad moderada por un mínimo de 30 minutos (por ejemplo,
caminar a paso ligero todos los días). Esto puede llevarse a cabo en episodios
intermitentes de 10 minutos de actividad a lo largo del día.
Se
recomienda incorporar rutinas para hacer ejercicio en las actividades diarias
(por ejemplo, utilizar las escaleras)
Consejo preconcepcional
El
embarazo y el período preconcepcional son momentos óptimos para revisar el
estado de la mujer respecto a su estilo de vida y los factores de riesgo que
presente para reducir las enfermedades cardiovasculares en el futuro.
El
consejo preconcepcional debe informar la estimación de la mortalidad y
morbilidad materna en el embarazo, así como estimar el riesgo de alguna
complicación fetal (TABLA III).
El
riesgo de transmisión de cardiopatía congénita a los hijos en la paciente
cardiópata es del 4% mientras que en la población general es del 0.8%.(TABLA
IV).
Sin
embargo, algunas condiciones se heredan con un patrón autosómico dominante,
como el síndrome de DiGeorge, el síndrome de Marfan, la miocardiopatía
hipertrófica o el síndrome de Noonan, con un riesgo de transmisión hasta del
50%.
Los
trastornos hipertensivos del embarazo y enfermedades cardiovasculares comparten
varios factores de riesgo comunes, por ejemplo, la obesidad, la diabetes y la
enfermedad renal. La hipertensión en el embarazo podría modificar el riesgo
futuro de enfermedad cardiovascular mediante la inducción de cambios
metabólicos y vasculares a largo plazo.
El
consejo preconcepcional debe desalentar el embarazo en las siguientes
condiciones:
Las
enfermedades que implican gasto cardiaco limitado, es decir, las afecciones
obstructivas izquierdas.
La
caída de las resistencias vasculares periféricas implicará que se tolerará bien
las insuficiencias valvulares del lado izquierdo y los cortocircuitos
izquierda-derecha,
mientras
que por la misma razón, no se tolerará bien las condiciones con cortocircuito
derecha-izquierda.
Está
bien esclarecido que la hipertensión pulmonar primaria y el síndrome de
Eisenmenger implican un riesgo prohibitivo, con mortalidad entre el 30 y el 50%
durante el embarazo.
La
necesidad de anticoagulación.
Síndrome
de Marfán.
Antecedente
de miocardiopatía periparto.
A las
embarazadas con cardiopatía se les debe realizar durante la gestación una
monitorización para cardiopatía congénita en sus hijos que incluyan medición
del
translucencia
nucal entre las 11 y 13.6 semanas.
Las
mujeres con antecedentes de trastornos hipertensivos del embarazo deben ser
estrechamente vigiladas para enfermedades cardiovasculares y tratadas de acuerdo
a las recomendaciones actuales basadas en la evidencia.
Prevalencia de cardiopatía y embarazo
Dentro de las causas de mortalidad materna indirecta, se encuentran principalmente las cardiopatías.
Por
muchos años, la cardiopatía más frecuentemente observada en el embarazo fue la
reumática; sin embargo, debido los avances alcanzados en el tratamiento de las
cardiopatías congénitas, las niñas tratadas logran alcanzar a edad
reproductiva. Se calcula que hasta el 75% de las cardiopatías asociadas al embarazo
son de tipo congénito.
Las
cardiopatías congénitas más frecuentemente asociadas al embarazo se describen
en la TABLA V.
La cardiomiopatía periparto se presenta una en cada 3,000 a 4,000 embarazos.
Los reportes que describen la asociación entre embarazo y cardiopatía son variables de acuerdo al país y a su nivel de desarrollo. En general, parece ser que la cardiopatía más frecuentemente asociada al embarazo es la congénita; sin embargo, dada la heterogeneidad en las características de la población mexicana y que los perfiles epidemiológicos han cambiado en los últimos años hacia una mayor prevalencia de obesidad y diabetes, en los próximos años la cardiopatía isquémica podría convertirse en un factor importante que amenace la vida de las madres y sus hijos. Se recomienda que todo el personal de salud inicie medidas dirigidas a mujeres en edad reproductiva que contemplen la adopción de estilos de vida saludables. (Ver sección estilo de vida).
Cambios fisiológicos cardiovasculares
en el embarazo
Los
cambios cardiovasculares aparecen en fases precoces y se hacen más evidentes a
medida que transcurre el embarazo; los cuales son debidos principalmente a:
- Cambios hormonales
- La presencia de la circulación uteroplacentaria
- Incremento del tamaño del útero.
Existe
un aumento del gasto cardiaco (GC) de 30 al 50%, que ocurre en paralelo con el
incremento del volumen plasmático; al principio del embarazo este incremento es
atribuible al volumen sistólico, con el avance de la gestación el incremento en
la frecuencia cardiaca es el factor predominante.
La
frecuencia cardiaca aumenta del 10 al 15% en comparación con los valores
previos al embarazo.
Las
presiones pulmonares permanecen normales durante el embarazo (probablemente se
produce una reducción de la resistencias vasculares pulmonares que compensa el
incremento del flujo sanguíneo).
Existe
un estado de hipercoagulabilidad debido a:
- Mayor viscosidad plasmática,
- Aumento de los factores de coagulación II, VII, VIII IX y X,
- Mayores concentraciones de fibrinógeno sérico y
- Mayor reemplazo plaquetario y actividad fibrinolítica.
Estos
cambios explican en parte, la aparición de signos y síntomas cardiovasculares
que no siempre son fáciles de diferenciar de aquellos que ocurren en presencia
de una
enfermedad
cardiaca y por qué algunas anormalidades cardiacas son poco toleradas durante
la gestación. La adaptación cardiovascular suele llevarse a cabo sin
contratiempos en las mujeres sin padecimientos cardiacos; sin embargo, exponen
a un riesgo importante para la vida en aquellas que tienen alguna cardiopatía
preexistente.
Estos
cambios fisiológicos deberán ser considerados durante la evaluación de las
pacientes embarazadas y con mayor atención a las pacientes en quienes se
sospeche una posible enfermedad cardiaca.
Se debe
tener en consideración:
- El retorno de la presión arterial a los valores previos al embarazo después de la semana 20.
- El incremento máximo del volumen plasmático se alcanza entre las 24 a 28 y semanas.
Durante
la gestación normal pueden aparecer síntomas y signos sugestivos de enfermedad
cardiaca:
disminución de la tolerancia al esfuerzo con
disnea, fatiga, edema de extremidades inferiores, sensación de palpitaciones y mareos y cuadros sincopales.
Es
frecuente encontrar los siguientes signos en forma fisiológica:
- Distensión de las venas del cuello
- A la palpación dispersión del choque de la punta debido a la horizontalización del corazón.
A la auscultación:
- 1er
ruido más intenso,
-
Tercer ruido cardiaco (por la mayor velocidad del llenado ventricular),
- Soplo
mesosistólico en el foco pulmonar (por
el aumento en el flujo sanguíneo) y
- Soplo
mamario (puede auscultarse en ambos senos por la mayor vascularización de las
mamas al final del embarazo y lactancia).
Estos
signos deben distinguirse de aquellos que son sugestivos de enfermedad
cardiaca.
En la
radiografía de tórax se aprecia:
- Aumento del índice cardiotorácico debido a la horizontalización del corazón.
- Prominencia de la arteria pulmonar.
En el
electrocardiograma de la embarazada se aprecia:
- Horizontalización del corazón,
- Eje eléctrico desviado a la izquierda,
- Alteraciones de la repolarización ventricular (segmento ST-T),
- Extrasístoles supra ventriculares o ventriculares de densidad variable y
- Bloqueo auricular del tipo Wenckebach.
Se
sugiere hacer una exploración del área cardiaca en cada consulta prenatal ya
que algunas cardiopatías pueden dar manifestaciones clínicas por primera vez en
el transcurso del embarazo
Los
síntomas y signos que sugieren cardiopatía en el embarazo son:
- Sincope
- Disnea paroxística nocturna
- Disnea en reposo
- Tos crónica o persistente
- Hemoptisis
- Clínica de angina infarto
- Estertores
- Hepatomegalia
- Cardiomegalia
- Taquicardia sostenida
- Arritmia documentada
- La aparición de nuevos soplos
- Cianosis
- Anasarca
- Ingurgitación yugular persistente
Efectos de la cardiopatía en el
embarazo
En
general, no existe una mayor incidencia en la presencia de trastornos
hipertensivos del embarazo en cardiópatas, salvo en las siguientes condiciones:
- Estenosis aórtica,
- Estenosis pulmonar,
- Coartación de aorta y
- Transposición de grandes vasos.
Existe
una mayor frecuencia de preeclampsia en:
- Coartación aórtica
- Estenosis pulmonar
- Transposición de grandes vasos
- Atresia pulmonar con defecto del septo
- interventricular.
La mayoría de pacientes con cardiopatía pueden llevar a término satisfactoriamente un embarazo, en general son las que están asintomáticas y sin repercusión hemodinámica.
Las
pacientes sintomáticas en clase funcional III-IV, síndrome de Marfán, lesiones
obstructivas izquierdas (sintomática o asintomáticas), hipertensión arterial
pulmonar y daño miocárdico severo tienen alto riesgo de complicaciones y muerte
durante el embarazo, parto y postparto.
En las
pacientes con alto riesgo de muerte y complicaciones se debe desalentar el
embarazo y en caso de producirse se puede recomendar su interrupción.
Cardiomiopatía periparto
La cardiomiopatía periparto es una enfermedad poco frecuente de etiología desconocida, caracterizada por una aparición aguda de insuficiencia cardíaca en la etapa final del embarazo o en los primeros meses después del parto.
Los
factores de riesgo pueden incluir la edad, la multiparidad, la raza negra, la
preeclampsia o hipertensión, el embarazo múltiple y el uso prolongado de
tocólisis. Aunque los extremos de edad, particularmente las mujeres mayores con
mayor número de partos, se asocian con un mayor riesgo, hasta un tercio de los
casos pueden ocurrir en primigrávidas jóvenes.
Se
desconoce la etiología de la miocardiopatía periparto, aunque se han presentado
muchas hipótesis, incluidas la miocarditis viral, la lesión mediada
inmunológicamente y el estrés hemodinámico del embarazo.
El
diagnóstico presenta un reto, ya que muchas mujeres en el último trimestre del
embarazo presentan, fatiga, disnea, edema de miembros inferiores, etcétera;
síntomas idénticos a los de la insuficiencia cardiaca congestiva temprana.
La
cardiomiopatía periparto es definida en base a tres criterios clásicos y un
adicional:
1.
Desarrollo de falla cardíaca en el último mes del embarazo o en los 5 meses de
postparto;
2.
Ausencia de una causa identificable de falla cardíaca;
3.
Ausencia de enfermedad cardíaca reconocida previo al último mes del embarazo, y
4.
Disfunción sistólica ventricular izquierda demostrada por los clásicos
criterios ecocardiográficos como una disminución de la fracción de eyección:
Mediciones
ecocardiográficas objetivas de la disfunción ventricular izquierda (fracción de
eyección menor que 45%, reducción de la fracción del 30%, o ambas,
Dimensión
diastólica final mayor a 2.7 cm/cm2 del área de superficie corporal
El
personal a cargo de la vigilancia prenatal debe tener un alto índice de
sospecha y fácil acceso para realizar una ecocardiografía en pacientes con
estos signos y síntomas.
El
diagnóstico diferencial incluye:
- Infarto del miocardio,
- Sepsis,
- Embolia de líquido amniótico,
- Embolia pulmonar y
- Preeclampsia severa.
Los
pacientes habitualmente presentan cardiomegalia en la telerradiografía de
tórax, el electrocardiograma registra de manera habitual ritmo sinusal normal o
taquicardia sinusal.
El
protocolo de estudio de las pacientes con cardiomiopatía periparto incluye:
- Biometría hemática completa,
- Electrocardiograma,
- Tele de tórax,
- Gasometría (arterial) y
- Ecocardiograma.
Se debe
realizar ecocardiograma transtorácico, para realizar el diagnóstico y
seguimiento de las pacientes.
El
tratamiento debe incluir:
- Restricción hidrosalina,
- Empleo de diuréticos para disminuir la congestión pulmonar y la sobrecarga hídrica.
- En pacientes con disfunción sistólica, la postcarga se reduce con vasodilatadores (hidralacina / nitratos, amlodipino).
Se
contraindica el empleo de inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina
durante el embarazo.
Se debe
iniciar el empleo de inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina en
el después del parto en pacientes con cardiopatía postparto.
En
pacientes que no mejoren con tratamiento farmacológico habitual para la
insuficiencia cardiaca se debe realizar la toma de biopsia endomiocárdica.
En los
pacientes que se confirma una etiología inflamatoria en la biopsia
endomiocárdica el empleo de tratamiento inmunosupresor ha demostrado utilidad.
Las
arritmias atriales deben tratarse con digoxina y/o betabloqueadores en
pacientes con miocardiopatía periparto.
No debe
administrarse amiodarona ni verapamilo debido a sus efectos secundarios sobre
el feto (hipotiroidismo, parto pretérmino, bradicardia, bloqueo atrio
ventricular e hipotensión arterial).
El
manejo para la finalización del embarazo en pacientes con cardiopatía periparto
es obstétrico.
Está
contraindicada la anestesia regional en pacientes anticoaguladas.
La
recomendaciones para anestesia general en pacientes con cardiopatía periparto
son iguales que cualquier paciente con insuficiencia cardiaca.
Debe
haber un estricto control hídrico, con monitoreo hemodinámico invasivo
periparto.
El
tratamiento farmacológico va encaminado en estabilizar a la paciente hasta que
el feto sea viable (aproximadamente 32 semanas de gestación).
No se
contraindica de manera absoluta un próximo embarazo en pacientes con plena
recuperación de la cardiopatía periparto. De conseguirse éste, la mujer debe
ser vigilada estrechamente durante toda la gestación.
cardiopatía hipertrófica
La
anestesia regional es relativamente contraindicada debido a sus efectos
cardiovasculares. Se debe mantener estricta vigilancia hemodinámica, debiendo
evitarse fluctuaciones importantes en la postcarga.
El
fármaco de elección para el manejo de la hipotensión arterial es la
fenilefrina, un vasoconstrictor alfa adrenérgico sin efectos inotrópicos.
Cardiopatías congénitas
El
mayor riesgo en mujeres con cardiopatía congénita ocurre en presencia de
hipertensión arterial pulmonar o síndrome de Eisenmenger.
En
pacientes con cardiopatía congénita compleja o con repercusión hemodinámica de
moderada a severa requieren de monitorización estrecha por parte de un equipo
multidisciplinario durante el embarazo.
Hipertensión Arterial Pulmonar
Toda
paciente embarazada con hipertensión arterial pulmonar debe ser considerada
como un paciente críticamente enfermo.
El
tratamiento de la hipertensión arterial pulmonar en el embarazo es igual al de
la paciente no embarazada (vasodilatadores pulmonares, control de la volemia
anticoagulación).
Se debe
programar la finalización del embarazo entre las semanas 32 y 34 de la
gestación.
Los
principios para el manejo del periodo periparto que se deben seguir son:
Evitar
incrementos de las resistencias vasculares pulmonares,
Mantener
precarga del ventrículo derecho y Mantener postcarga del ventrículo izquierdo.
Las
pacientes con hipertensión arterial pulmonar deben ser vigiladas con:
Monitoreo
hemodinámico invasivo y Electrocardiográfico durante el parto y puerperio.
Se
recomienda parto vaginal con anestesia epidural para reducir el dolor y el
consumo de O2 y las modificaciones hemodinámicas del parto.
El
empleo de la oxitocina debe vigilarse de manera estrecha dados sus efectos
hemodinámicos (disminuye resistencias vasculares periféricas e incrementar
resistencias vasculares pulmonares).
El
síndrome de Eisenmenger es la etapa final de hipertensión arterial pulmonar a
un nivel sistémico, con un cortocircuito reverso o bidireccional.
En
pacientes con Síndrome de Eisenmenger el embarazo debe considerarse
contraindicado.
Se
recomienda interrumpir el embarazo en pacientes con Síndrome de Eisenmenger.
En caso
de continuar con el embarazo se recomienda finalizar mediante cesárea, bajo
anestesia general con monitoreo hemodinámico invasivo, manteniendo el gasto
cardiaco y la resistencias vasculares sistémicas.
Enfermedad Valvular
En
general, las insuficiencias valvulares son mejor toleradas durante el embarazo
que las estenosis debido a las modificaciones hemodinámicas inherentes al
embarazo. Estas últimas pueden potencialmente precipitar insuficiencia cardiaca
y arritmias.
El
tratamiento prenatal va encaminado a evitar descompensación cardiovascular, con
vigilancia de sobrecarga hídrica y congestión pulmonar.
El
tratamiento debe incluir:
Reposo
en relativo o absoluto (dependiendo de los síntomas),
Oxígeno
suplementario,
Empleo
de diuréticos,
Control
de la frecuencia cardiaca (con betabloqueadores),
Restricción
hidrosalina.
La vía
para finalizar el embarazo en pacientes con estenosis mitral es obstétrica. El
parto vaginal debe realizarse con anestesia epidural, monitoreo hemodinámico
invasivo, evitando taquicardia e incremento del flujo a través de la válvula
mitral.
La
disminución de las resistencias vasculares periféricas puede manejar con bolos
pequeños de fenilefrina y expansión de volumen cuando sea necesario.
En
pacientes con síntomas severos durante el embarazo que no logren controlarse
mediante tratamiento farmacológico debería considerarse una valvuloplastía
mitral.
Se
recomienda finalizar el embarazo mediante cesárea bajo anestesia general y con
monitoreo hemodinámico invasivo.
Debe
evitarse el empleo de oxitocina durante el parto por su potencial de producir
hipotensión arterial sistémica severa.
Se puede
emplear fenilefrina para aumentar resistencias periféricas y mejorar flujo
coronario sin interferir de manera adversa en la función ventricular izquierda.
Toda
paciente, en edad fértil y paridad no satisfecha que requiera de reemplazo
valvular se debe considerar el implante de prótesis biológicas poniendo a
consideración de la paciente el perfil de riesgo beneficio.
Cardiopatía
Isquémica
Los
criterios diagnósticos son los mismos que para la población sin embarazo;
aunque el diagnóstico puede retrasarse debido a que se asume que los síntomas
se atribuyen al embarazo. El electrocardiograma de la paciente embarazada sin
isquemia cardiaca puede presentar normalmente variaciones electrocardiográfica
con alteraciones del ST-T y desviación del eje a la izquierda.
El
empleo de la troponina I es un indicador más sensible para definir daño
miocárdico, ya que la creatinin-kinasa tiende a elevarse normalmente durante el
trabajo de parto normal.
El
marcador enzimático de elección para el diagnóstico de infarto miocárdico es la
Troponina.
Debe
tenerse un alto nivel de sospecha diagnóstica en pacientes embarazadas que
presenten síntomas sugestivos de angina/infarto miocárdico.
El
tratamiento del infarto en el embarazo es similar al de la paciente no
embarazada y debe incluir coronariografía temprana.
La recomendación del método para finalizar el embarazo es obstétrico con monitoreo electrocardiográfico y hemodinámico no invasivo.
El
infarto miocárdico no es una indicación para finalizar el embarazo de manera
inmediata.
Embarazo, parto y puerperio
El
personal involucrado en el manejo de la embarazada con cualquier cardiopatía
independientemente de su especialidad debe de contar con la experiencia y
entrenamiento adecuado para el manejo del padecimiento.
Las
decisiones respecto al manejo suelen ser basadas en el consenso, las
principales disciplinas que intervienen de acuerdo a cada caso son:
Ginecología
y Obstetricia
Perinatología
/ Medicina Materno-Fetal
Medicina
Interna
Cardiología
Radiología
Neonatología
/ Pediatría
Medicina
Crítica y Terapia Intensiva
Genética
Endocrinología
Enfermería
materno-infantil
Enfermería
prenatal de hospital
Enfermería
especialista intensivista / pediátrica
Nutrición
y Dietética
El
manejo de la embarazada con cardiopatía se describen en el ALGORITMO 1.
Medidas generales
Su objetivo es disminuir eventos adversos potenciales como: Insuficiencia cardiaca congestiva, arritmias, tromboembolismo, complicaciones de la anticoagulación o consecuencia de enfermedad vascular pulmonar.
Se
recomienda:
- disminuir la ansiedad.
- disminución de ingesta de sodio.
- Mayor periodos de descanso y limitar actividad física
- en caso de disfunción ventricular.
- Limitar ganancia de peso (El aumento de peso recomendado durante el embarazo es de 11.4 a 15.6 kg, si el peso de la paciente antes del embarazo es normal. Se debe ajustar para casos de gestación múltiple. En casos de mujeres con sobrepeso se recomienda un aumento no mayor a 6 kg).
- Disminuir la exposición al calor o la humedad.
- Controlar situaciones que aumenten el gasto
- cardiaco como anemia, hipertiroidismo, hipertensión, infección, etc.
Manejo médico
En caso de presentar arritmias supraventriculares que son las más frecuentes, en la mayoría de los casos no ameritan tratamiento, pero si ponen en peligro la vida de la paciente sobre todo en aquellas que se acompañan de disfunción e hipertrofia ventricular. Estos casos deberán tratarse inmediatamente como se indica en la (TABLA VI) y en caso de no responder al manejo farmacológico se utilizará la cardioversión.
Si la paciente es portadora de prótesis mecánica valvular ameritará una vigilancia muy estrecha y se someterá al protocolo de manejo establecido como se recomienda en el ALGORITMO 2.
Dada la controversia y falta de consenso existente en el manejo de anticoagulación durante el embarazo, se deberá tomar en cuenta la opinión de la propia paciente para optar por uno u otro, pero siempre se explicarán las ventajas y desventajas, de los diferentes esquemas propuestos.
La
frecuencia de visitas durante el control prenatal deberá ser individualizada a
cada caso y dependerá de la clase funcional asignada acorde a la clasificación
de la NYHA (TABLA I).
En general, en los primeros dos trimestres del embarazo se recomienda evaluar a la paciente cada 3 semanas; a partir de la semana 28, momento coincidente con los mayores cambios en el sistema cardiovascular se citarán cada 2 semanas y en el último mes cada semana; de considerarse necesario, se evaluará en el momento en que requiera la posibilidad de hospitalizar a la paciente para observación más estrecha del bienestar tanto materno como fetal.
Es
indispensable que se planee cuidadosamente el momento idóneo para la
interrupción del embarazo. Esta decisión deberá ser realizada en consenso de
todo el grupo multidisciplinario que maneja a la gestante y basada tanto en el
riesgo como en los beneficios de la conducta a seguir. Para la interrupción se
deberá precisar:
- Día y hora,
- Vía,
- Manejo a seguir antes de la interrupción,
- Profilaxis antibiótica (de ser necesaria),
- Evaluación preanestésica,
- Tipo de anestesia a realizar,
- Posibles complicaciones de la madre y neonato,
- Equipo de salud que intervendrá y
- Manejo del puerperio inmediato, mediato y tardío.
Se
sugiere dejar constancia por escrito de lo antes señalado en el expediente
clínico de la gestante.
Manejo
intraparto
Las
medidas se concentrarán en preservar tanto la función ventricular, como la
precarga, además de evitar una disminución de la postcarga.
De
especial cuidado será no disminuir la resistencia vascular sistémica en el caso
de existir cortocircuito derecha-izquierda en presencia de hipertensión
pulmonar; además es fundamental evitar taquicardia y ansiedad materna.
La anestesia epidural puede llevarse a cabo en forma segura en la mayoría de las cardiópatas; siempre y cuando el bloqueo se realice en incrementos graduales, con suficiente volumen de precarga y con un uso juicioso de vasopresores para minimizar el riesgo de vasodilatación e hipotensión asociados con el bloqueo simpático.
Las pacientes con lesiones estenóticas pueden no tolerar los cambios hemodinámicas asociados con el trabajo de parto y con el periodo expulsivo, por lo que puede ser difícil su manejo y deberá preverse una adecuada y funcional vía de acceso arterial y/o venosa. En caso de hipertensión arterial pulmonar y cuando el ventrículo sistémico sea el derecho, el monitoreo de la presión venosa central puede ser útil para detectar cambios en la precarga y guiar el reemplazo de líquidos.
En las pacientes que reciben anticoagulación oral deberá hacerse el cambio a heparina de 2 a 3 semanas antes de la finalización; para el caso de HBPM esta se suspenderá 24 horas previas a la interrupción y en caso de HNF es suficiente la interrupción 6 horas previas al evento.
Tras el
nacimiento y de no existir evidencia de sangrado activo se reiniciará la
heparina entre 6 a 8 horas después del evento.
Se recomienda que el nacimiento sea en un centro de tercer nivel con un equipo multidisciplinario y con experiencia en el manejo de la embarazada con cardiopatía; por ejemplo en aquellas pacientes con enfermedad cardiaca congénita importante y en las portadoras de prótesis mecánica con anticoagulación.
Aquellas con otras condiciones como defectos atriales o ventriculares corregidos o pequeños, tetralogía de Fallot corregida sin enfermedad cardiaca residual, insuficiencia o estenosis valvulares leves se pueden atender en un segundo nivel de atención, siempre y cuando se cuente con los recursos.
En la
mayoría de las condiciones cardiacas, el parto vaginal espontáneo con analgesia
y una actitud activa hacia la utilización de fórceps es el método más seguro,
ya que se relaciona con cambios hemodinámicos menos rápidos como los que
suceden con la operación cesárea; además, existe menos riesgo de infección. Las
condiciones en las cuales está indicada la cesárea se mencionan en la (TABLA
VII).
Se
recomienda realizar un monitoreo cardiaco continuo por un mínimo de 3 días; en
casos con síndrome de Eisenmenger se debe prolongar hasta los 7 días por el
aumento del gasto cardiaco observado en el postparto inmediato, ya que tarda
varios días en regresar a valores pregestacionales. La redistribución de
volumen en las primeras semanas ocasiona la mayoría de las muertes maternas en
este periodo.
Se debe
hacer énfasis en que no se contraindica la lactancia si se reinician los
anticoagulantes orales o se continúa el manejo con heparina durante el
puerperio.
VIGILANCIA FETAL
Los factores de riesgo para presentar cualquier tipo de complicación se describen en la TABLA III.
Existe
una relación entre la clase funcional de la NYHA con el desenlace perinatal:
- Clases I y II. El feto se encuentra relativamente seguro.
- Clases III y IV. Aumenta la incidencia de aborto, parto prematuro, restricción del crecimiento intrauterino, fetos pequeños para la edad gestacional, síndrome de dificultad respiratoria y muerte perinatal.
Será
indispensable para establecer el riesgo de padecimientos fetales y neonatales,
definir la clase funcional de la NYHA. Tras la asignación a algún grupo, se
sugiere planear una estrategia de manejo individualizado y acorde al riesgo de
complicaciones.
Se han
propuesto que la presencia de alguno de los siguientes factores se asocia a un
mal pronóstico perinatal:
- Clase funcional III y IV durante la consulta prenatal basal.
- Obstrucción de cavidades izquierdas (área de la válvula mitral menor a 2 cm2, válvula aórtica menor a 1.5 cm2 o gradiente pico de salida del ventrículo izquierdo mayor a 30 mmHg).
- Tabaquismo durante el embarazo.
- Gestación múltiple.
- Uso de anticoagulantes durante el embarazo.
Independientemente
del protocolo utilizado en cada centro hospitalario para la evaluación de la
anatomía fetal, todas las gestantes con cardiopatía congénita deberían ser
referidas a un centro de atención especializado para la realización de una
ecocardiografía fetal e intentar detectar una posible cardiopatía fetal.
Se
recomienda realizar una evaluación del crecimiento fetal mediante la estimación
de peso fetal evaluado mediante ultrasonido.
Debido
al riesgo que presentan los fetos de las cardiópatas embarazadas de presentar
trastornos en el crecimiento fetal, se recomienda que en cada visita médica de
la paciente se estime el peso fetal para evaluar el crecimiento. De encontrarse
por debajo del percentil
10 para
la edad gestacional, se recomienda seguir la Guía de Práctica Clínica:
Diagnóstico y Tratamiento de la Restricción en el Crecimiento Intrauterino
La decisión de iniciar la vigilancia en fetos prematuros extremos (24 a 28 semanas) mediante cardiotocografía, requiere una discusión entre el obstetra, el pediatra y la paciente. En dicha discusión se deberá abordar la posibilidad de sobrevida, la potencial morbilidad y los aspectos relacionados a la vía de nacimiento.
La
cardiotocografía fetal anteparto debe considerarse como una prueba de detección
de asfixia fetal; ante hallazgos anormales, se deberá de seguir un protocolo de
estudio y manejo de acuerdo a la Guía de Práctica Clínica: Pruebas de Bienestar
Fetal.
No
existen recomendaciones acerca del momento en el cual debe iniciar la
vigilancia fetal mediante cardiotocografía ni acerca de la periodicidad con la
que debe realizarse. Se recomienda individualizar cada caso acorde a los
factores de riesgo mencionados previamente para mal resultado perinatal. El
inicio de la vigilancia con esta prueba debería ser basada en consenso con el
equipo de neonatología o pediatría encargado de la atención del recién nacido;
de forma general, se recomienda iniciar a las 28 semanas de gestación y repetir
en cada visita de la embarazada acorde al esquema de vigilancia prenatal
mencionado en el apartado: Manejo de la mujer con cardiopatía durante el
embarazo, parto y puerperio (manejo antenatal).
Se
recomienda realizar una monitorización continua cardiotocográfica durante todo
el trabajo de parto a la paciente con cardiopatía.
Anticoagulación
En embarazadas con válvulas cardiacas mecánicas, la decisión sobre el tratamiento anticoagulante debe incluir la evaluación de los factores adicionales de riesgo de tromboembolismo tales como el tipo y posición de la válvula y antecedente de tromboembolismo; además, debe de estar muy influenciada por la preferencia de la paciente.
En
embarazadas con válvulas cardiacas mecánicas , recomendamos uno de los
siguientes regímenes anticoagulantes con preferencia al no empleo de
anticoagulantes:
a.
Dosis ajustadas de HBPM dos veces al día durante el embarazo.
Se
sugiere que las dosis se ajusten hasta obtener la concentración anti-Xa máxima
recomendada por el fabricante de HBPM 4 horas después de la aplicación SC.
b.
Dosis ajustadas de HNF durante el embarazo administradas SC cada 12h en dosis
ajustadas para mantener el intervalo medio del TTPa al menos del doble del
control u obtener una concentración de anti-Xa de heparina 0.35 a 0.70 U/ml.
c. HNF
o HBPM (como se menciona anteriormente) hasta la decimotercera semana con
sustitución de warfarina hasta justo antes del parto cuando se reinicia el
tratamiento con HNF o HBPM.
En mujeres consideradas de muy alto riesgo de tromboembolismo y en quienes existe inquietud sobre la eficacia y seguridad de HNF o HBPM como se dosificaron anteriormente (es decir, prótesis de generación más antigua en posición mitral o antecedente de tromboembolismo), se sugiere utilizar antagonistas de vitamina K durante el embarazo, con sustitución a HNF o HBPM (como se indicó anteriormente) antes del nacimiento; en lugar de uno de los regímenes anteriores, y después de una amplia discusión sobre los riesgos y beneficios potenciales de este abordaje.
En
embarazadas con válvulas protésicas con riesgo alto para tromboembolismo, se
recomienda agregar dosis bajas de ácido acetilsalicílico, 75-100 mg/día.
Profilaxis y endocarditis infecciosa
Se recomienda que la indicación de profilaxis de forma rutinaria para procedimientos dentales y quirúrgicos se abandone; excepto para aquellos casos con o sospecha de algún proceso infeccioso (ejemplo: infecciones urinarias recurrentes).
Se recomienda indicar terapia profiláctica en los casos con alto riesgo para desarrollar endocarditis:
- Endocarditis previa
- Enfermedad cardiaca cianógena compleja
- Prótesis mecánicas
- Antecedente de construcción quirúrgica de derivación sistémica-pulmonar
- Con implantes valvulares u otros materiales realizados en los últimos de 6 meses.
No se recomienda la profilaxis antibiótica ante cualquier procedimiento ginecológico u obstétrico; excepto los casos de alto riesgo ya mencionados previamente. Los esquemas de antibióticos profilácticos son muy variables y cada país o centro nosocomial cuenta con los propios. El régimen debe tener un espectro amplio y tomar en cuenta la flora múltiple que se asienta en vagina y órganos pélvicos.
Se
recomienda utilizar el esquema profiláctico de antimicrobianos descrito en la
TABLA VIII en caso de realizar procedimientos genitales o urinarios, en
pacientes de riesgo elevado de endocarditis.
Tradicionalmente
se ha utilizado la terapia profiláctica en embarazadas cardiópatas que inician
trabajo de parto o a las cuales se les efectuará algún procedimiento invasivo.
Esta conducta debería de ser aplicada en las situaciones de riesgo mencionadas con anterioridad; sin embargo, se deberá de individualizar cada caso tomando en consideración aquellas situaciones de riesgo que potencialmente pueden incrementar el riesgo de una endocarditis como lo son la ruptura prematura de membranas, trabajo de parto prolongado, realización de múltiples exploraciones vaginales, etc.
Vía de nacimiento
Sensibilizar a la paciente cardiópata embarazada sobre la vía de resolución haciendo hincapié en los beneficios de un parto vaginal sobre cesárea.
Explicando
que la cardiopatía por sí misma no es indicación de cesárea.
Los
fármacos oxitócicos como la ergonovina y la oxitocina tienen efectos
cardiovasculares.
En la
mayoría de los pacientes, está indicado:
- El parto, de inicio espontáneo,
- Utilizando anestesia epidural con el fin de evitar el stress causado por el dolor durante el parto,
- La utilización de fórceps para abreviar el periodo expulsivo
- La vigilancia estrecha en la administración de líquidos
En caso
de considerar el parto como vía de interrupción vigilar adecuadamente la
administración de oxitócicos.
En
algunas pacientes está indicada la realización de cesárea (TABLA VII). Esto
permite que los diversos parámetros hemodinámicos se mantengan más estables.
Los
parámetros hemodinámicos y los gases en sangre deben ser monitoreados durante
el procedimiento.
Evaluar
adecuadamente cada caso para valorar, la necesidad de monitorización continua o
invasiva.
Debe tenerse un alto índice de sospecha para el diagnóstico de cardiopatía en el embarazo, ya que los síntomas habituales del embarazo (disnea, fatiga, edemamiembros inferiores sensación de palpitaciones y taquicardia sinusal leve) se confunden con sintomatología incipiente de la mayoría de las cardiopatías.
Toda
paciente embarazada con sospecha clínica razonada (presencia de signos y
síntomas no habituales del embarazo o significativamente severos) de
cardiopatía debe ser referida para su evaluación por medicina
interna/cardiología de 2° nivel con radiografía de tórax,
electrocardiograma
y exámenes de laboratorios básicos que incluyan: biometría hemática, glucosa,
urea, creatinina, ácido úrico y examen general de orina.
Toda
paciente embarazada con diagnóstico establecido de cardiopatía congénita o
adquirida debe ser referida al nivel que corresponda, para su evaluación por
cardiología
para
estratificación de riesgo, establecer plan de seguimiento e individualización
de tratamiento.
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