ONFALITIS

 

El cordón umbilical conecta al niño con la placenta in útero, después del nacimiento se seca, se cae y sana la herida. Durante el proceso normal de separación, puede colectarse material en la unión, el cual algunas veces parece pus y frecuentemente se identifica como una infección. Antes de la separación, el muñón remanente puede ser considerado una herida sana y una posible ruta de infección a través de los vasos hacia el flujo sanguíneo.

 

Después del nacimiento, la piel del RN, incluyendo el muñón umbilical es colonizado principalmente por bacterias no patógenas tales como Staphylococcus coagulasa negativo y bacilos Diphtheroid.

 

Las bacterias patogénicas tales como Coliformy Streptococcus también pueden estar presentes en la piel, siendo la vía de infección el muñón umbilical. Por lo que es esencial mantener cordón umbilical limpio.

 

El corte del cordón y los cuidados del muñón umbilical varian de acuerdo a las prácticas aceptadas y a las prácticas culturales. En mucha partes del mundo el cordón se corta con herramientas no estériles y manejado posteriormente con la aplicación de diversas substancias para acelerar la separación del cordón. Estas prácticas son fuente importante de infecciones bacterianas y de tétanos neonatal.

 

Existe un conocimiento general acerca de la técnica del corte del cordón con instrumentos estériles y el lavado de manos para evitar infecciones.

 

Una práctica frecuentemente olvidada es mantener el cordón limpio, seco y sin aplicar nada. A pesar del advenimiento de la asepsia, la infección del cordón umbilical continúa siendo causa de muchas muertes en neonatos en países de bajos y moderados ingresos.



La onfalitis o infección umbilical del recién nacido corresponde un enrojecimiento y endurecimiento de la piel alrededor del ombligo la cual puede acompañarse de supuración o secreción sanguinolenta y de mal olor.


CUIDADOS DEL CORDON UMBILICAL EN EL RECIEN NACIDO

Se recomienda el lavado de manos con agua y jabón previo a la manipulación del recién nacido para disminuir el riesgo de infección del cordón umbilical.

 

Se recomienda la práctica del contacto piel a piel entre la madre y el recién nacido para disminuir la infección del cordón umbilical. 

Se recomienda la aplicación tópica de Clorexidina al en el cordón umbilical dentro primeras 24 h para reducir el riesgo de onfalitis.

 

La OMS recomienda el secado natural para el cuidado del cordón umbilical cuando no hay acceso a antisépticos tópicos.


Como factores de riesgo para desarrollar onfalitis se mencionan los siguientes:

  • Manipulación inadecuada del cordón umbilical.
  • Aplicación en el cordón umbilical por costumbres culturales de sustancias no apropiadas (talco, aceite de palma, ceniza de tabaco, agua, leche materna, saliva, semillas, especies, aceite de mostaza, etc.).
  • Ruptura prolongada de membranas.
  • Infección materna.
  • Parto no estéril.
  • Prematurez.
  • Bajo peso al nacimiento.
  • Neonatos con sistemas inmunes débiles o deficientes (sindrome de adhesión leucocitaria deficiente o LAD).
  • Neonatos hospitalizados sometidos a procedimientos invasivos (cateterización umbilical).

 

Cubrir el área del muñón umbilical con el pañal, favorece la contaminación con orina y heces, por lo tanto el desarrollo de onfalitis.


PRINCIPALES  MICROORGANISMOS QUE CAUSAN ONFALITIS. 

Los organismos aeróbicos son los causantes más frecuentes, dentro de los que se incluyen:

  • Staphylococcus aureus (el más común). Staphylococcus epidermidis.
  • Streptococcus del Grupo A.
  • Escherichia coli.
  • Proteus.

 

Más de un tercio de los casos de onfalitis están asociados a infecciones anaeróbicas causadas por:

  • Bacteroides fragilis.
  • Peptostreptococcus.
  • Clostridium perfringens.

 

El tétanos es todavía un patógeno importante causante de Onfalitis en los países en vías de desarrollo.

 

Se recomienda la práctica de cultivos y antibiogramas al diagnóstico de la Onfalitis, ya que no existe un registro que pueda indicarnos el microorganismo más común en nuestra población, así como el tratamiento de elección.



La Onfalitis se caracteriza por edema peri-umbilical, eritema e hipersensibilidad con o sin secreción de olor fétido. 

Se reconocen 3 categorías basadas en la extensión de la infección 

1. Sólo descarga purulenta.

2. Celulitis y linfangitis de la pared abdominal. 3. Extensión de la inflamación a tejido celular subcutáneo y fascia profunda.

 

Los signos sistémicos que acompañan a la Onfalitis incluyen:

  • Fiebre (temperatura>38°C) o hipotermia (temperatura <36 ° C).
  • Temperatura inestable.
  • Ictericia.

 

Otras manifestaciones sistémicas pueden incluir.

  • Taquicardia (> 180/min).
  • Llenado capilar retardado.
  • Taquipnea (frecuencia respiratoria 60/min).
  • Signos de dificultad respiratoria o apnea. Distensión abdominal con ruidos intestinales ausentes.
  • Irritabilidad.
  • Letargo.
  • Mala succión.
  • Hipotonía o hipertonia.

 

Se recomienda revisar concienzudamente al recién nacido, en busca de datos clínicos de Onfalitis, asimismo, interrogar a la madre en busca de datos sistémicos, para diagnosticar oportunamente, dar tratamiento adecuado, o en su caso, derivar a un segundo o tercer nivel de atención para evitar complicaciones.


En diagnóstico de onfalitis sin signos de complicación, sólo se aplica tratamiento local del tipo de ungüento de neomicina o de mupirocina. 

Al aparecer datos clínicos de complicaciones, se recomienda el uso de antimicrobianos intravenosos del tipo de: 

  • Aminoglucósidos.
  • Clindamicina.
  • Cefotaxima.
  • Metronidazol.
  • Imipenem.


Las complicaciones más comunes en Onfalitis son:

  • Septicemia. 
  • Presentan signos no específicos como inestabilidad la temperatura y distensión abdominal.
  • Fascitis Necrosante.
  • Edema periumbilical, apariencia de naranja por obstrucción de vasos linfáticos, coloración azul púrpura.
  • Complicaciones Peritoneales
  • Vómito biliar,
  • Piel con diarrea,
  • distensión abdominal e hipersensibilidad.
  • Abscesos.
  • Los cuales pueden estar localizados o extenderse a planos profundos (peritoneales o retroperitoneales).

 

Se recomienda la revisión con búsqueda intencionada de datos sistémicos, para descartar cualquier indicio de complicación.

A la menor duda, es vital enviar al recién nacido al segundo nivel, para valoración por especialista.




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