OTOSCLEROSIS


 

La otosclerosis es una enfermedad caracterizada por una remodelación ósea desordenada en la cápsula ótica. Tiene una prevalencia de 0,3% a 0,4% en la población general. La enfermedad tiene un carácter multifactorial.

 

El 60% cuenta con antecedentes familiares de otosclerosis. El 40% restante, según Morrison y Bundey caen en una de las siguientes categorías: Fenocopias, Mutaciones de novo, y de forma muy rara con herencia autosómica recesiva (AR). Se transmite de forma autosómica dominante (AD) con penetrancia incompleta (25% a 40%). El grado de penetrancia se relaciona con la distribución de las lesiones en la cápsula ótica, algunas lesiones se encuentran donde no pueden causar síntomas clínicos.

 

El 1% de la población caucásica lo presenta. La pérdida de la audición a menudo comienza entre los 15 y 45 años, con una edad media a los 33 años. Tiene una mayor incidencia en mujeres con una relación 2:1.

 

La cápsula ótica es una estructura única de los huesos en el cuerpo humano, ya que conserva pequeñas regiones de cartílago inmaduro llamado globuli interóseo. En condiciones normales, la cápsula ótica se somete muy poco a la remodelación ósea en comparación con otros huesos. En la otosclerosis, sin embargo, una reabsorción anormal y reposición de hueso está presente. Esta remodelación ósea anómala puede conducir a la fijación del estribo debido a la invasión de focos otoscleróticos en la articulación estapediovestibular, lo que resulta en pérdida de audición conductiva. En el 10% de los casos existe pérdida de audición neurosensorial.

Aunque sigue habiendo discusión sobre el origen de la pérdida auditiva neurosensorial, se ha postulado que esto podría ser debido a los efectos tóxicos de las enzimas proteolíticas producidas en los focos otoscleroticos al llegar al interior del oído. La microcirugía del estribo ha demostrado tener éxito en la restauración de la pérdida de audición conductiva.

La otosclerosis (del griego otós: oído + sklerós: endurecimiento) es una enfermedad metabólica ósea primaria de la cápsula ótica y la cadena oscicular que causa fijación de los huesecillos, limitada al hueso temporal, que afecta exclusivamente a los humanos.

En la otosclerosis la reabsorción anormal y reposición de hueso está presente. Esta remodelación ósea anómala conduce a la fijación del estribo debido a la invasión de focos otoscleróticos en la articulación estapediovestibular, lo que resulta en pérdida de audición de tipo conductiva.

En el 10% de los casos una pérdida neurosensorial de la audición también está presente.

 

La edad media de inicio es en la tercera década, con un rango de 15 a 45 años.

 

La infección por el virus del sarampión se ha implicado en el desarrollo de la otosclerosis durante más de 20 años. Muchos informes describen la presencia de partículas de ARN viral o proteína, en el hueso otosclerótico.

 

La otosclerosis ocurre clínicamente dos veces más en mujeres que en hombres.

 

Los factores genéticos son factores importantes en el desarrollo de la enfermedad.

Se han reconocido tres fases en el desarrollo histopatológico de la enfermedad:

 

1. Otoespongiosis (fase inicial): Fase de congestión osteoide, también llamada de hiperplasia reactiva. El foco se origina en las inmediaciones de la pared de un

vaso sanguíneo, los canalículos óseos normalmente visibles desaparecen. Las células más activas en estos focos son los osteocitos. En esta fase se observa el signo de Schwartze.

 

2. Fase de transición: Llamada también de reabsorción ósea, en esta fase la dilatación vascular disminuye y aparecen osteoclastos que desde el centro de la lesión y sus alrededores realizan una reabsorción ósea de este hueso que se ha neoformado desorganizadamente. El hueso toma un aspecto espongioso característico.

 

3. Otosclerosis (fase tardía). En las zonas destruidas ocupadas por tejido conectivo, comienza a formarse tejido osteoide el cual se mineraliza, dando como resultado un hueso en forma de sistema de Havers muy irregular, exuberante, y de tipo escleroso. En esta fase se pueden distinguir el tipo obliterante y no obliterante.

 

Dos patrones de la enfermedad existen. La forma más común es la fenestral, vista como áreas anormales hipodensas de hueso esclerótico con compromiso de la fistula ante fenestrum, lo cual produce una pérdida de audición conductiva, debido a la fijación de la base del estribo en el ámbito de la ventana oval, con una pérdida auditiva de hasta 50-60 decibeles (dB).

 

La forma retrofenestral o coclear es menos común y se ve a menudo en asociación con la variedad fenestral.

Una pérdida mixta de la audición, conductiva y neurosensorial, se ve a menudo en la otosclerosis coclear, aun cuando la pérdida de la audición neurosensorial pura puede ocurrir.

 

La clasificación histopatológica de la otosclerosis incluye las lesiones óseas focales, osteolíticas con alta celularidad, vascularidad pericocleares (35%) y perilaberínticas (15%) en regiones adyacentes a la ventana oval (90%), a la ventana redonda (40%), así como en la platina del estribo (95%).

 

La actividad del foco otoesclerótico puede ser lasificada por grado I (la más activa) a grado IV (totalmente inactiva a curada) basándose en, acelularidad, presencia de osteoclastos y osteoblastos, grado de vascularidad y cantidad de colágeno en la matriz extracelular.

 

Tomar en cuenta las clasificaciones mencionadas para la adecuada planeación quirúrgica.

La historia clínica es uno de los aspectos más importantes para la evaluación. Típicamente los pacientes con otosclerosis, tienen una hipoacusia lentamente progresiva durante muchos años. Cerca del 70% de los casos son bilaterales. Generalmente la hipoacusia no se vuelve aparente hasta la edad de 30 a 40

 

Los síntomas básicos que aparecen en el interrogatorio son: hipoacusia, acufeno y paracusia.

La evolución normal de la hipoacusia en un inicio es en los tonos graves. El paciente no refiere hipoacusia hasta que sus umbrales han descendido 25dB en las frecuencias del habla. El acufeno es muy frecuente y puede ser uni o bilateral, presentándose hasta en un 80% de los casos.

 

La exploración física requiere una otoscopia y/o otomicroscopia cuidadosa, suele encontrarse la tríada de Holmgrem (sequedad de piel con ausencia de cerumen, hiposensibilidad táctil y ausencia de reflejo vascular). Eventualmente se puede visualizar el signo de Schwartze (hipervascularidad del promontorio)

 

La prueba de Weber con diapasones de 128, 256 o 512Hz sirve de confirmación cuando se muestra lateralización hacia el lado afectado en la otosclerosis unilateral o hacia el oído más afectado en la otosclerosis bilateral.

 

La prueba de Schwabach se encuentra alargado cuando la pérdida auditiva es conductiva en el oído afectado en relación con el examinador.

PRUEBAS AUDIOLOGICAS.

El paciente con otosclerosis requiere una valoración audiológica completa, la cual incluye: audiometría con vía ósea y aérea, logo-audiometría, reflejo estapedial (impedanciometría) y timpanometría.

 

AUDIOMETRÍA

La audiometría de tonos puros permite realizar el diagnóstico de la hipoacusia, el grado de la misma, su topodiagnóstico y la valoración de la reserva coclear.

 

 La clase de hipoacusia está determinada por la distancia existente entre la vía ósea y la aérea y por la caída del perfil de los tonos agudos. En términos generales se pueden obtener tres audiogramas clásicos que corresponden a los 3 tipos de hipoacusia esenciales: conductiva, sensorial y mixta.

 

El nicho de Carhart es una caída en la conducción ósea alrededor de los 2000 Hz, con recuperación en las frecuencias agudas, se considera como un dato patognomónico de la enfermedad. Se piensa que es resultado de la disrupción de la resonancia osicular normal, que es aproximadamente de 2000Hz. De ahí que se trata de un fenómeno mecánico y no un reflejo de la reserva coclear.

 

En la otosclerosis se presenta un patrón fisiopatológico audiométrico clásico de progresión.

Aunque existen excepciones, en la mayoría de los pacientes se presentan varias etapas. La forma y la amplitud de la disociación óseo-aérea son los datos audiométricos decisivos.

 

El reflejo estapedial es una medida sensible para valorar la movilidad del estribo. En presencia de otosclerosis el reflejo está ausente. En la fijación temprana del estribo, el reflejo será anormal presentándose de forma difásica On-Off siendo este un signo temprano de otosclerosis.

Progresivamente el reflejo reduce su amplitud, y eleva su umbral, inicialmente ipsilateral y posteriormente contralateral, hasta que finalmente desaparece como signo de fijación incudo-estapedial.

 

Impedanciometría:

Se debe esperar que en los oídos con otosclerosis la compliancia se encuentre más baja que en los oídos normales, debido a la disminución de la movilidad de la cadena osicular.

 

La medición de la impedancia del oído medio y el estudio del reflejo estapedial son esenciales en la exploración del aparato de transmisión sonora.

En general la otosclerosis se caracteriza por un timpanograma tipo As de Jerger con compliancia estática reducida o normal y con reflejos estapediales ausentes.

 

Timpanometría de altas frecuencias:

La identificación de la frecuencia de resonancia del oído medio puede ser un estudio útil en el diagnóstico de la otosclerosis, es bien sabido que la frecuencia de resonancia del oído medio puede estimarse aproximadamente entre 1000 y 12000 Hz y un incremento en la rigidez del sistema osicular se caracteriza por desplazar la frecuencia de resonancia del oído medio hacia frecuencias más altas, en tanto que una disminución de la rigidez causa un significante decremento en su resonancia.

 

El diagnóstico de la otosclerosis puede ser poco claro en los casos clínicamente con pérdida de audición neurosensorial o mixta y puede ponerse de manifiesto sólo en las imágenes. Por lo tanto, las imágenes se realizan a menudo cuando la pérdida auditiva es neurosensorial o mixta.

 

La Tomografía Computada (TC) de alta resolución puede mostrar hallazgos muy sutiles de cambios óseos. Es la técnica de imagen de elección en la evaluación de los cambios óseos de los huesos petrosos y ha sido descrito por muchos autores con respecto a su utilidad en la otosclerosis. Este conjunto de conocimientosestá evolucionando debido al advenimiento de técnicas de más alta resolución. Se ha demostrado por algunos autores que la gravedad de enfermedad coclear en la TC se correlaciona con el grado de pérdida de audición neurosensorial.

 

Kiyomizu y col. describen una clasificación de la enfermedad fenestral como el grupo A, sin resultados patológicos de la TC; grupo B1, desmineralización localizada en la fistula ante fenestrum; grupo B2, la desmineralización se extiende hacia el proceso cocleariforme de la región anterior de la ventana oval, grupo B3, con desmineralización extensa alrededor de la cóclea, y el grupo C, presencia de gruesas placas calcificadas anterior y posterior.

 

Rotteveel y col. describen un sistema de clasificación con base en la apariencia de la desmineralización de la cápsula ótica:

tipo 1, la participación únicamente fenestral;

tipo 2, coclear (con o sin compromiso fenestral).Se divide en tres tipos: 2a ("efecto de doble anillo "), el tipo 2b (vuelta basal adelgazada) y tipo 2c ("efecto de doble anillo" y vuelta basal adelgazada) y tipo 3, grave afectación coclear (cápsula ótica irreconocible).

 

La sensibilidad de la TC en el diagnóstico de otosclerosis fenestral es del 95%.

 

Se recomienda realizar una historia clínica completa, que incluya una otoscopia minuciosa, diapasones y audiometría tonal con logoaudiometría y reflejo estapedial

 

Se debe utilizar TC de alta resolución en aquéllos pacientes en los que exista duda diagnóstica, hipoacusia neurosensorial o mixta y en pacientes que van a ser intervenidos para cirugía de revisión.


MÉDICO

Los pacientes con otosclerosis tienen 4 opciones de tratamiento:

  •  observación
  •  tratamiento médico
  •  amplificación
  •  tratamiento quirúrgico

 

La observación se considera en aquellos  pacientes con enfermedad unilateral y con hipoacusia conductiva superficial y en etapas iniciales.

 

El objetivo básico del tratamiento médico es convertir el proceso activo de otoespongiosis en un estado otosclerótico inactivo y lograr de este modo cierta limitación de la enfermedad capsular ótica

 

El tratamiento con fluoruro de sodio tiene un lugar en la prevención de la aparición y progresión de la hipoacusia en los pacientes con otosclerosis.

El fluoruro de sodio ha demostrado algunos beneficios en el vértigo.

 

El fluoruro de sodio por vía oral se ha propuesto como un medicamento que puede detener o retardar la progresión de la enfermedad, cuyo mecanismo de acción es retardar la reabsorción ósea osteoclástica y promover la formación osteoblástica.

 

Los resultados indican una disminución o cese de actividad otosclerótica después del tratamiento.

Con el uso del fluoruro de sodio se detiene la progresión de la otosclerosis, neutralizando e inactivando las enzimas hidrolíticas y proteolíticas. Esto posteriormente retarda el deterioro coclear que resulta del impacto de las enzimas proteolíticas e hidrolíticas en el órgano de Corti; la fijación del estribo se detiene y es un resultado de la destrucción de las fibras de colágeno secundaria a la acción de las enzimas proteolíticas.

 

Los siguientes criterios han sido sugeridos para el tratamiento de la otosclerosis con fluoruro de sodio (nivel IV).

• Pérdida de la audición de 2 dB por año en las frecuencias del habla.

• La pérdida de audición de > 5 dB en cualquier frecuencia (41) (nivelIV).

• Hipoacusia neurosensorial progresiva desproporcionada e inexplicable para la edad del paciente, particularmente en pacientes con antecedentes familiares de otosclerosis.

• Evidencia radiológica de una lesión activa en la cápsula ótica.

• Vértigo o acufenos severos en un paciente con otosclerosis.

 

Debe iniciarse el tratamiento en pacientes con otosclerosis si:

el reflejo estapedial demuestra un efecto negativo on / off. en los pacientes con reflejo estapedial normal, pero con una fuerte historia familiar de otosclerosis.

 

Los efectos secundarios más comunes son las artralgias y la fascitis plantar dolorosa, efectos secundarios gastrointestinales que incluyen náuseas, vómitos, gastritis y úlcera péptica.

Otros efectos secundarios incluyen dolor radicular, mielopatía, exostosis, calcificaciones ligamentosas, remodelación ósea intensa y dolor óseo.

 

Los bifosfonatos (como el ácido alendrónico, disódico pamidronato, risedronato de sodio y clodronato de sodio), que se llamaban anteriormente difosfonatos son análogos del pirofosfato. En comparación con el fluoruro, que estimula la formación trabecular del hueso, los bifosfonatos reducen la resorción ósea.

La justificación racional para el uso de los bifosfonatos en el tratamiento de la otosclerosis se basa en su eficacia en el tratamiento de la lesiones osteolíticas.

 

El tratamiento médico se recomienda en aquéllos pacientes con otoespongiosis incipiente en los que se debe iniciar una dosis de fluoruro de sodio de 3 a 10 mg, previo a la intervención quirúrgica.

 

Se utiliza tratamiento farmacológico con fluoruro de sodio en aquéllos pacientes con otosclerosis coclear, que presentan síntomas vestibulares y acufenos, en pacientes que no son candidatos a tratamiento quirúrgico debido a comorbilidad. No obstante que no existe consenso con relación a la dosis terapéutica se recomienda administrar 20 a 40 mg diarios por 6 a 8 meses.

 

No existe evidencia suficiente para el uso rutinario de los bifosfonatos en el tratamiento farmacológico de la otosclerosis.


AMPLIFICACION

Para los pacientes con otosclerosis con significativa pérdida en la audición, los auxiliares auditivos son una opción del tratamiento. Los auxiliares auditivos ayudan con la amplificación del sonido, sin alterar el progreso de la enfermedad.

 

Se pueden reducir los efectos funcionales de la pérdida auditiva mediante audioprótesis externas o implantables y así mejorar la calidad de vida del paciente (14-15-)

La decisión de indicar un audífono dependerá del grado de hipoacusia de cada paciente. El grado de deterioro auditivo se clasifica en leve, moderado, severo y profundo. La evidencia científica es insuficiente para determinar con precisión el grado de pérdida auditiva mínima que se asocie a beneficios del uso de audífonos.

Sin embargo, aquellos pacientes que presenten hipoacusia leve y que no presenten repercusión social asociada, no se beneficiarían del uso de audioprótesis.

 

En pacientes con pérdidas auditivas moderadas a severas, la terapia más efectiva para mantener la comunicación oral es la amplificación auditiva mediante audífonos.

 

La prescripción del audífono debe considerar las creencias y preferencias del paciente. Se debe indagar acerca de las barreras hacia el uso de audífonos e indicarlos solamente cuando existe intención de uso

 

El Programa de rehabilitación audiológica debe contemplar:

1. Consejería a usuarios nuevos de audífonos y pacientes que hayan sido usuarios previamente.

Incluyendo a familiares o cuidadores en este proceso.

2. La rehabilitación puede ser proporcionada en forma grupal o individual.

3. La consejería debe incluir la discusión de las siguientes áreas o temas:

a. Problemas asociados a la discriminación en ruido.

b. Conductas comunicativas apropiadas e inapropiadas.

c. Estrategias de comunicación (anticipación y  reparación)

d. Control del medio ambiente

e. Asertividad

f. Lectura labio facial

g. Tecnología de asistencia auditiva

h. Consejería para una mejor comunicación para los familiares o cuidadores.

i. Uso y cuidado del audífono

j. Recursos comunitarios disponibles

4. Los pacientes deben ser informados sobre la posibilidad de no obtener beneficios aparentes inmediatos con el uso de su audífono y que puede existir la posibilidad de un periodo de ajuste y/o aclimatación.


QUIRÚRGICO

Desde la década de los 50, la cirugía del estribo ha sido considerada el tratamiento de elección para tratar la hipoacusia (conductiva) debido a otosclerosis

 

La estapedectomía es el procedimiento universal básico para efectuar la cirugía del estribo practicándose con un 90% de éxito y menos del 1% de los pacientes experimentaran hipoacusia neurosensorial severa posterior a la cirugía.

 

Utilizar la estapedectomia para el tratamiento de la otosclerosis.

Aunque la estapedectomia es la cirugía primaria, es recomendable la mayoría de las veces realizar estapedotomia, dado que presenta menores complicaciones.  

 

Para la estapedotomia utilizar protesis con diámetro de 0.6mm  

Realizar estapedotomia Laser en otosclerosis obliterativa.

 

Para la comunicación de resultados en estapedectomia y estapedotomia se recomienda utilizar los lineamientos de la Academia Americana de Otorrinolaringologia y cirugía de cabeza y cuello. 

 

La estapedotomia con prótesis de alambre teflón (Schucknet) debe ser efectuada en los casos de otosclerosis que se presenten con prueba de hipoacusia conductiva.

 

Criterios quirúrgicos

  1. Paciente sin cirugía previa de oído
  2.  Sin comorbilidad,
  3. Una brecha óseo-aérea de 25 a 40 dB en las frecuencias del habla,
  4. Buena discriminación fonémica,
  5. Prueba de Rinne negativa,

Es preferible operar al paciente en edades tempranas, dado que en pacientes en edad avanzada existe un deterioro de la audición y una disminución de la brecha conductiva ósea-área.

En las edades tempranas el porcentaje de éxito quirúrgico es del 82 %

 

No son candidatos quirúrgicos pacientes con:

  1. Enfermedad de Meniere,
  2. Otitis media crónica activa con o sin colesteatoma.
  3. Enfermedad otológica concomitante
  4. Debe tenerse precaución en pacientes que se dedican profesionalmente a la aviación, buceo, así como aquellos que están expuestos a ruidos intensos.

 

Se recomienda realizar cirugía ya sea estapedectomia o estapedotomia en aquellos pacientes de la tercera a quinta década de la vida, que no presenten enfermedades concomitantes.


COMPLICACIONES POSTQUIRURGICAS

La causa más común de fracaso es el desplazamiento de la prótesis. Este se produce con más frecuencia en el proceso largo del yunque (11,5%), a nivel de la ventana oval (9%), y tanto en el nicho de la ventana oval y yunque en (8%) de los casos.

 

La segunda causa de fracaso de cirugía es alguna alteración de la cadena osicular como lo es la erosión del yunque, lo que representa32% de los casos en los que no hay ganancia auditiva. La fijación del yunquey martillo se observa solo en el 1%.

Dentro de las alteraciones que se encuentran involucrando la ventana oval están la regeneración ósea en el nicho oval y la presencia de tejido fibroso que la cubre. (ocurren en menos del 11,5% del total de los pacientes que no tienen ganancia auditiva).

 

Acufeno, puede ocurrir con la cirugía, pero es un síntoma postoperatorio común, relacionado con el grado de pérdida auditiva sensorineural.

 Disgeusia, puede ser transitoria o permanente, y ocurre debido a lesión del nervio de la cuerda del tímpano durante la cirugía.

 Otras: vértigo incapacitante, perforación timpánica, otorrea, fistula perilinfática.

 

Otras complicaciones son: la parálisis facial, la cual puede ser parcial o completa. Puede ocurrir inmediatamente después de la cirugía o posteriormente. La recuperación puede ser completa o parcial. Esta se produce en menos del 1%.


El seguimiento se realiza de la siguiente manera:

Cita a los 7 días para retiro de tapón ótico 

Cita a los 15 días para extracción de material de curación en el conducto auditivo externo

Cita a los 30 días para audiometría evaluativa

 Cita a los 3, 6 y 12 meses de postoperado para audiometría de control

 

Información para el paciente y cuidador primario:

 Evitar la entrada de agua en el oído operado

 Reposo relativo

 Evitar viajar en avión el primer mes de postoperado

 No exposición a ruido intenso

 Evitar deportes extremos



No hay comentarios.:

Publicar un comentario