INTOXICACION AGUDA POR AGROQUIMICOS

 

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, en los paises en desarrollo, incluido nuestro país, los plaguicidas causan un millón de casos de intoxicación y cerca de 20,000 muertes anualmente. En México, donde gran parte de la población está involucrada con el sector agrícola, no se cuenta con un programa de vigilancia epidemiológica de intoxicación aguda por agroquímicos.

No se tiene precisión nacional sobre la incidencia de intoxicación por agroquímicos de grupos específicos, tales como los organofosforados, carbamatos, organoclorados y paraquat.


La intoxicación aguda por agroquímicos (CIE 10 T60 Efecto tóxico de plaguicidas [pesticidas]) se refiere a los efectos perjudiciales que puede provocar sobre la salud la exposición a estos agentes químicos.

 

Se denomina agroquimico a cualquier sustancia de tipo inorgánico y orgánico utilizada en actividades agricolas para favorecer y mejorar el desarrollo de los cultivos e incrementar su producción. NOM-182-SSA1-1998. El término "plaguicida es una palabra compuesta, que comprende todos los productos químicos  utilizados para destruir las plagas o para controlarlas. En la agricultura, se utilizan herbicidas, insecticidas, fungicidas, nematocidas y rodenticidas FAO, Lucha Contra la Contaminación Agricola de los Recursos Hídricos, Estudio FAO Riego y Drenaje-55, 1997, www.fao.org/docrep/w2598s/w2598:00.HTM

 

La Organización Mundial de la Salud ha establecido una clasificación de los plaguicidas, basada en el nivel de riesgo para la salud humana que representan, derivado de la dosis letal media en animales. WHO, The WHO Recommended Classification of Pesticides by Hazard and Guidelines to Classification, 2005, www.who.int/ipcs/publications/pesticides hazard_rev_3.pdf.

Las siguientes son fuentes de plaguicidas organofosforados:

 

Domésticas:

  • Artículos de jardinería
  • Aerosoles de ambiente y de superficie, contra
  • plagas en el hogar
  • Carnadas insecticidas y raticidas
  • Artículos para el cuidado de mascotas
  • Parasiticidas

 

Agua o alimentos contaminados con residuosde plaguicidas Industriales u ocupacionales: 

Protección de cultivos y ganado contra plagas (uso agrícola o veterinario, manufactura industrial) 

Control interno de plagas en gran escala,

incluyendo fumigación (fábricas, oficinas, escuelas, hospitales)

 

Sanitarias:

  • Control de vectores
  • Armas químicas

 

En Estados Unidos de América, en 1996 los plaguicidas más frecuentemente implicados en intoxicación sintomática (laboral y no laboral) fueron: 

  • Organofosforados
  • Piretrinas y piretroides
  • Desinfectantes de aceite de pino
  • Desinfectantes de hipoclorito
  • Repelentes de insectos
  • Desinfectantes de fenol
  • Insecticidas carbamatos
  • Insecticidas organoclorados
  • Herbicidas fenoxi
  • Raticidas anticoagulantes

 

Los diez plaguicidas utilizados con más frecuencia en la agricultura en el noreste de Yucatán, en 1998, fueron los siguientes: 

  • Mancozeb, tiocarbamato, fungicida, 9.6 ton.
  • Captán, dicarboximida, fungicida, 6.8 ton. Paraquat, bipiridílico, herbicida, 5.9 ton.
  • Oxicloruro de cobre, cúprico, fungicida, 4.5 ton. Metamidofós, organofosforado, insecticida, 4.2 ton.
  • Benomilo, carbamato, insecticida, 3 ton.
  • Paraquat-diquat, bipiridílico, herbicida, 2.9 ton. Clorotalonilo, benzonitrilo, herbicida, 2.4 ton.
  • Dimetoato, organofosforado, insecticida, 1.4 ton. Endosulfán, clorado, insecticida, 1 ton.

 

La Organización Mundial de la Salud ha propuesto la siguiente clasificación de los casos de intoxicación por plaguicidas basada en las circunstancias en que ocurre la exposición: 

  • Intencional: resultante de una intención de causar daño. Incluye el intento suicida. 
  • Accidental: no intencional, no esperado o no previsto, excluyendo la circunstancia de una práctica laboral. Incluye el uso terapéutico excesivo inadecuado en humanos y la contaminación accidental. 
  • Ocupacional: la que ocurre durante el trabajo, donde el plaguicida se estaba utilizando en el contexto del proceso de trabajo, incluyendo la aplicación, la transportación, el almacenamiento y la disposición final.

 

Los plaguicidas organoclorados, como aldrin, dicophane, dieldrin, endosulfan, endrin, heptachlor y lindano, así como el hexacloruro de benzeno, se utilizaron como insecticidas, pero debido a su persistencia en el ambiente, su producción, uso y comercialización ha sido prohibida o restringida bajo la Convención de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes y la Convención de Rotterdam sobre el consentimiento informado previo.


PROTECCION ESPECÍFICA

Para reducir las intoxicaciones por plaguicidas, la Organización de Alimentación y Agricultura FAO, Food and Agriculture Organization, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente PNUMA y la Organización Mundial de la Salud OMS instan a: 

  • Reducir y eliminar las posible vías de contacto para los niños en el hogar y el trabajo, 
  • Mantener los plaguicidas fuera del alcance de los niños y almacenar las sustancias tóxicas en recipientes seguros con etiquetas y con tapas que no puedan abrir los niños, 
  • Reducir la aplicación de plaguicidas agrícolas a través del manejo integrado de plagas; 
  • Capacitar al personal de salud para reconocer y tratar la intoxicación por plaguicidas, 
  • Capacitar a las personas para que utilicen con cuidado los plaguicidas y sepan evitar el contacto con los mismos, 
  • Hacer campañas de información y educación por radio y televisión,

 

Reducir los riesgos asociados con el uso de plaguicidas, a través de un enfoque amplio del ciclo de estas sustancias, es decir, tratar todos los aspectos relacionados con la manipulación de los plaguicidas, desde su fabricación, hasta su aplicación o eliminación, siguiendo el "Código internacional de conducta para la distribución y utilización de plaguicidas", de la FAO.

 

Se recomienda diseñar y aplicar estrategias de prevención primaria para promover la protección a la salud y prevenir las intoxicaciones por agroquímicos entre los trabajadores agrícolas y sus familias.

 

Debido a que no existe la evidencia de si las intervenciones educacionales son suficientemente eficaces para generar cambios en la incidencia de intoxicación por agroquímicos, se recomienda que las mismas vayan acompañadas de otros incentivos tales como beneficios financieros (descuentos fiscales) o aspectos legales (prohibición de ciertos plaguicidas).

 

Se recomienda incorporar sistemáticamente el análisis de la percepción de riesgo, dentro de las estrategias de intervención, especialmente en las campañas de comunicación y educación sobre riesgo.

 

La intervención educacional entre los manejadores de plaguicidas mejora la puntuación KAP (cuestionario de conocimientos, actitud y práctica por sus siglas en inglés knowledge attitude and practice) para un manejo seguro de los plaguicidas. Se recomienda educación continua y programas de entrenamiento para los trabajadores agrícolas, lo cual promoverá el cuidado y minimizará los peligros de la exposición ocupacional a los plaguicidas.

 

Elaborar un programa educacional para promotores de salud sobre la seguridad de los plaguicidas y uso seguro de los químicos, a fin de mejorar las características educacionales y culturales de las comunidades inmigrantes.

 

Establecer programas integrados para todos los médicos y profesionales de salud y seguridad en particular sobre detección, evaluación y control de los factores de riesgo ocupacional que plantean los productos químicos en todos los centros de trabajo.

 

El entrenamiento individual estructurado de manejadores de plaguicidas en áreas de muy alta incidencia de intoxicación por plaguicidas aumenta exitosamente el uso del equipo protector, por lo que se recomienda incluir este tipo de capacitación intensiva en su prevención primaria.

 

Trabajar proactivamente con los pacientes y la comunidad para prevenir la exposición, asegurar la detección temprana y limitar los efectos del padecimiento.

 

La legislación sanitaria mexicana recomienda las siguientes medidas generales de prevención primaria de la intoxicación ocupacional por plaguicidas:

 

Evitar que las mujeres gestantes o en periodo de lactancia y los menores de 18 años realicen actividades como personal ocupacionalmente expuesto.

 

Asegurarse que todo el personal ocupacionalmente expuesto siga las instrucciones señaladas en las etiquetas y hojas de seguridad de los insumos fitosanitarios o plaguicidas e insumos de nutrición vegetal o fertilizantes (agroquímicos) que se usen en el centro de trabajo.

 

Contar con un listado de condiciones de seguridad e higiene para el almacenamiento, traslado, manejo de agroquímicos y de sus envases vacíos y asegurarse que se cumplan permanentemente.

 

Informar a los trabajadores sobre los riesgos a la salud que pueden provocarse por la exposición agroquímicos, de acuerdo con lo informado en las etiquetas o las hojas de seguridad, las cuales deben estar disponibles a los trabajadores.

 

 

Impartir capacitación y adiestramiento para evitar la exposición cutánea, ocular, inhalatoria u oral a agroquímicos y sobre el uso adecuado del equipo de aplicación y de las medidas de protección personal.

 

Proporcionar al personal ocupacionalmente expuesto, jabón y agua limpia para lavarse y bañarse al término de cada jornada o cuando se requiera durante la misma.

 

Proporcionar al personal ocupacionalmente expuesto el equipo de protección personal establecido en las etiquetas o en las hojas de seguridad. Proporcionar al trabajador un servicio de lavado de ropa de trabajo al término de cada jornada laboral, en el propio centro de trabajo.

 

 

Proponer cambios en las políticas para mejorar las circunstancias fuera del control de los trabajadores agrícolas que afectan la exposición a los plaguicidas.

 

Para el manejo, almacenamiento y traslado de agroquímicos la legislación sanitaria mexicana recomienda las siguientes medidas de prevención primaria:

 

Almacenar, trasladar y manejar cada producto por separado y de acuerdo con las instrucciones de las etiquetas o las hojas de seguridad del agroquímico. Seguir las instrucciones de uso, preparación, aplicación y dosis recomendadas en las etiquetas o las hojas de seguridad del agroquímico. No tocarse los ojos ni la boca sin antes lavarse las manos con jabón y abundante agua.

 

No realizar estas actividades donde exista concentración de personas o animales, cerca de las fuentes de agua, ni donde se almacenen, preparen o consuman alimentos.

 

Para la preparación y aplicación de agroquímicos la legislación  mexicana recomiendan las siguientes medidas de prevención primaria: 

  • Hacerse acompañar de un supervisor o de otro trabajador. 
  • Utilizar el equipo de protección personal especificado en la etiqueta o en la hoja de seguridad de cada agroquímico. 
  • Transvasar únicamente para vaciar los agroquímicos al contenedor de mezclado o al equipo de aplicación, o en casos de emergencia. 
  • Preparar únicamente la cantidad a aplicar durante la jornada. 
  • Utilizar utensilios exclusivos para el uso de agroquímicos. 
  • Realizar la mezcla y la aplicación con el viento a espaldas del trabajador y evitando exponer a otros trabajadores.

 

Al aplicar hacia arriba, mantener las mangas de la camisa debajo de los guantes; al aplicar hacia abajo, conservar las mangas encima de los guantes; mantener los pantalones cubriendo los zapatos.

 

Lavar el equipo y la maquinaria al final de cada jornada.

 

Señalar la zona tratada del terreno y respetar el tiempo de reentrada establecido en la etiqueta o la hoja de seguridad del agroquímico. En caso de mezcla, considerar el ingrediente con el tiempo de reentrada de mayor plazo.

 

En las aplicaciones aéreas, asegurarse de que no se encuentre nadie en la zona de aplicación y áreas aledañas, excepto el banderero, quien debe emplear un equipo de protección personal que incluya al menos un sombrero impermeable, guantes impermeables, ropa de manga larga, botas impermeables, protección ocular (gogles) y mascarilla de protección respiratoria de acuerdo con el agroquímico utilizado.


Se consideran factores biológicos de riesgo para intoxicación por plaguicidas: 

  • Fetos
  • Niños menores de cinco años de edad
  • Ancianos
  • Acetiladores lentos de toxinas

 

La letalidad por intoxicación por plaguicidas con fines suicidas es de 10 a 20% en países no desarrollados, y de R menos de 0.3% en países desarrollados. 


Entre los factores determinantes de ésta diferencia se han propuesto: 

  • Alta toxicidad de plaguicidas disponibles localmente 
  • Dificultad para transportar a los pacientes al hospital 
  • Escasez de profesionales de salud para atender a un gran número de pacientes

 

Carencia de unidades médicas, antídotos y entrenamiento idóneos para el manejo de pacientes intoxicados con plaguicidas

 

Las mujeres tienen un riesgo más alto de intoxicación por agroquímicos, debido principalmente a una menor preparación o disposición para leer y entender el contenido de las etiquetas de los productos.

 

Se recomienda proporcionar sensibilización educativa con enfoque de género y actividades de protección, en lo E relacionado con las prácticas de uso de plaguicidas, A recomendaciones y medidas de precaución.

 

 

Se recomienda la capacitación del personal médico y de enfermería en seis destrezas prácticas: 

1. Elaborar una historia clínica ambiental: entender propósitos y sus principios generales; incorporar preguntas de tamizaje en la historia clínica de rutina; ser capaz de tomar una historia completa de exposición y salud ambiental en adultos y en niños, incluyendo factores de exposición ocupacional y no ocupacional.

 

2. Conocer los factores de riesgo individuales y comunitarios: conocer los aspectos ambientales básicos de las comunidades donde habitan los pacientes; reconocer las ocupaciones de alto riesgo para exposición a plaguicidas; desarrollar una lista de recursos comunitarios.

 

3. Conocer ciertos principios básicos de salud relacionados con los plaguicidas: salud ambiental y ocupacional, epidemiología, salud poblacional; relación dosis-respuesta; mediciones de morbi-mortalidad y diseño de estudios.

 

4. Proporcionar manejo clínico de la exposición a plaguicidas: reconocer los signos y sintomas, agudos y crónicos, de la exposición a plaguicidas; diagnosticar trastornos relacionados con los plaguicidas utilizando procedimientos adecuados de prueba y tratar la sobre-exposición a plaguicidas; tratar y manejar condiciones de salud asociadas con la exposición a plaguicidas o referir a los pacientes a especialistas y recursos adecuados, y seguirlos adecuadamente.

 

5. Reportar la exposición a plaguicidas y apoyar los esfuerzos de vigilancia epidemiológica: entender la importancia de la vigilancia y del reporte; conocer el papel de las agencias regulatorias federales y estatales en relación con el control de la exposición a plaguicidas; reportar los casos de exposición de acuerdo con la regulación vigente.

 

6. Proporcionar consejería y educación para la prevención: estrategias de prevención primaria para promover y prevenir la enfermedad en los miembros de la población; trabajar proactivamente con los pacientes y la comunidad para prevenir la exposición; asegurar la detección temprana y limitar los efectos de la enfermedad.


HISTORIA CLINICA Y EXPLORACION FISICA

La Organización Mundial de la Salud ha propuesto la siguiente definición de caso de intoxicación por plaguicidas: "una persona que acude a una unidad médica con una historia de sospecha de exposición a plaguicidas, y que presenta síntomas o signos de intoxicación aguda".

 

En algunos países se incluyen también las personas que subsecuentemente reciben un diagnóstico de intoxicación por plaguicidas después de alguna atención médica, aunque en el momento de la atención inicial no hayan cumplido con la definición de caso de la OMS.

 

Una historia de exposición a un plaguicida organofosforado y el desarrollo de efectos clínicos característicos es diagnóstico de intoxicación por el plaguicida. Sin embargo, no siempre se presentan con claridad éstos dos elementos, por lo que el interrogatorio y la exploración física deben ser muy cuidadosos cuando se sospecha este diagnóstico.

 

Después de la exposición accidental o suicida a organofosforados, éstas sustancias anticolinesterasa provocan tres cuadros clínicos bien definidos: 

1. Crisis colinérgica aguda inicial Es producida por la inhibición de acetilcolinesterasa, seguida de acumulación de acetilcolina en las terminaciones nerviosas, con estimulación inicial y agotamiento posterior en las sinapsis colinérgicas. 

Consiste en la combinación de síntomas correspondientes a los siguientes sindromes: 

Síndrome muscarinico, por excitación parasimpática postganglionar Diarrea, incontinencia Urinaria, Miosis, Bradicardia, Broncorrea, Broncoespasmo, Emesis, Lagrimación excesiva, Salivación excesiva (nemotecnia DUMBBBELS), e hipotensión. A veces, arritmia cardiaca.

 

Sindrome nicotinico, por acumulación de acetilcolina en las uniones neuromusculares y despolarización: hipertensión, taquicardia y midriasis cuya expresión depende del balance muscarinico-nicotinico; fasciculaciones, parálisis muscular (48 a 72 horas), insuficiencia respiratoria de origen neurológico (periférico).

 

Efectos sobre el sistema nervioso central: alteraciones del estado de alerta como irritabilidad, obnubilación, deterioro cognitivo, coma y convulsiones; insuficiencia respiratoria de origen neurológico (central o por parálisis de "tipo I", que responde a atropina); crisis convulsivas.

 

2. Síndrome intermedio parálisis de "tipo II" (refractaria a atropina). Se presenta en un 18% de los casos. Surge entre el periodo del síndrome colinérgico temprano y el período de neuropatía tardía, entre las 12 y las 96 horas después de la exposición y refleja una acción prolongada de la acetilcolina sobre los receptores nicotinicos. Se caracteriza por debilidad de los músculos oculares, cervicales, bulbares (pares craneales), músculos proximales de las extremidades y músculos respiratorios. No hay afectación sensorial. No ocurren signos ni sintomas muscarinicos. La recuperación total ocurre entre los cuatro y los 18 días.

 

3. Polineuropatia tardía. Se presenta con organofosforados de baja actividad anticolinesterasa, que van en desuso. Parece obedecer a la fosforilación y envejecimiento de alguna enzima esterasa en los axones. Aparece entre los siete y los 21 días después de la exposición. Inicia con parestesias y con dolor muscular en la región de los gemelos, seguidos de debilidad en los músculos distales de la pierna con caída del pié y luego en los músculos pequeños de las manos; marcha atáxica; arreflexia osteotendinosa; sin afectación de los nervios craneales ni del sistema autónomo. Es común que los pacientes requieran de siete a 15 días (y hasta 21 días) en manejo con apoyo ventilatorio. En los casos graves pueden existir secuelas.

 

Los pacientes expuestos a concentraciones altas de organofosforados muestran un sindrome neuroconductual denominado trastorno neuropsiquiátrico crónico inducido por organofosforados, que incluye somnolencia, confusión, letargia, ansiedad, labilidad emocional, depresión, fatiga e irritabilidad; alteración en las respuestas de pruebas neuropsicológicas, problemas de memoria visual, velocidad visomotora, secuenciado, con la solución de problemas y con la destreza y precisión motora; signos extrapiramidales como reacciones distónicas, esquizofrenia, rigidez en rueda dentada, coreoatetosis y cambios electroencefalográficos; delirio, alucinaciones, agresividad.

 

Los plaguicidas carbamatos también inducen una crisis colinérgica aguda, pero la acetilcolinesterasa no envejece, sino que permite una reactivación espontánea y una restauración de la función nerviosa normal. Sin embargo existe evidencia creciente de que puede ocurrir toxicidad grave y muerte con algunos carbamatos, incluyendo el carbosulfán y el carbofurán.


ESTUDIOS DE LABORATORIO

Las pruebas más usadas para medir indirectamente la intoxicación por organofosforados (medición de efectos biológicos) son la estimación de la actividad de la colinesterasa plasmática (pseudocolinesterasa) y la estimación de la actividad de la colinesterasa eritrocitaria; existen métodos electrométricos, titulométricos y calorimétricos.

 

La colinesterasa eritrocitaria refleja más cercanamente la actividad de la colinesterasa neuronal, implicada en la génesis de los síntomas y signos de intoxicación aguda por organofosforados.

 

Sin embargo, no se ha observado una buena correlación entre la actividad de la colinesterasa plasmática (pseudocolinesterasa), ni incluso la colinesterasa eritrocitaria, y el estado clínico, suponiéndose que ello se debe a que existen en los órganos blancos grandes reservas de acetilcolinesterasa, así como a variaciones interindividuales el nivel de actividad en enzimática, así como a variaciones intraindividuales producidas por diversas enfermedades.

 

Se considera más útil la estimación seriada de la actividad enzimática y el cálculo de índices de inhibición como razones entre una estimación basal (antes de iniciar la jornada laboral) y una estimación post-exposición (después de la jornada de trabajo).

 

La estimación de acetilcolinesterasa (verdadera y pseudo) realizada por el método colorimétrico reveló que hay una caída progresiva, después de la exposición, tanto en los niveles de acetilcolinesterasa plasmáticos como de los glóbulos rojos, en individuos expuestos comparados con individuos no expuestos, lo cual se correlaciona con la severidad de la exposición.

 

La actividad colinesterasa plasmática puede estar disminuida por causas distintas a la intoxicación por organofosforados, como en la insuficiencia hepática. Asimismo, la disminución en la actividad colinesterasa plasmática revierte mucho más rápidamente que la de colinesterasa de los glóbulos rojos, que puede persistir disminuida hasta varias semanas después de la exposición.

 

La medición de la actividad de la butirilcolinesterasa es más barata y sencilla que la de acetilcolinesterasa y puede ser útil como prueba al momento del inicio de la atención médica en pacientes con sospecha de intoxicación por organofosforados, pero debe contarse con dos elementos indispensables para su interpretación: 

  • Identificación del plaguicida específico implicado.
  • Conocimiento de los valores de referencia de ésta prueba para dicho plaguicida.

 

Los plaguicidas organofosforados son metabolizados rápidamente en el organismo humano, de manera que la medición directa de estas sustancias en sangre o en orina no resultaría útil.

 

Los organofosforados son transformados enzimáticamente en su forma oxon, la que actúa sobre la colinesterasa disponible y luego se hidroliza para formar algún metabolito específico y un metabolito dialquil fosfato; éste es una de seis sustancias posibles conocidas: dimetilfosfato (DMP), dietilfosfato (DEP), dimetiltiofosfato (DMTP), dimetilditiofosfato (DMDTP), dietiltiofosfato (DETP) y dietilditiofosfato (DEDTP) que pueden detectarse en orina e indican intoxicación por algún organofosforado.

 

Entre los métodos analíticos para medir estos metabolitos se encuentran la cromatografía de gases con espectrografía de masa y la cromatografía líquida con espectrografía de masas.

 

No existen pruebas simples de laboratorio para detectar y medir la exposición a los compuestos organoclorados ni algún biomarcador de sus efectos específicos.

 

Paraquat es un herbicida "de contacto" que suele combinarse con diquat; ambos generan productos coloreados al reaccionar F con ditionito de sodio, lo que es el fundamento de una prueba F simple en muestra de orina obtenida en las primeras cuatro horas después de la exposición.

 

Un resultado negativo indica que no ha ocurrido una exposición significativa. 

Un resultado fuertemente positivo indica una exposición con pronóstico grave o fatal.

 

Si han transcurrido más de 24 horas post-exposición, para confirmar el diagnóstico y establecer un pronóstico objetivo debe realizarse cromatografía de intercambio en columna.


La Organización Mundial de la Salud ha propuesto la siguiente Escala de Gravedad de Intoxicación, con fines de comparación de reportes de vigilancia epidemiológica: 

O Ninguno. Sin sintomas ni signos de intoxicación.

1 Menor. Síntomas o signos leves, transitorios y que resuelven espontáneamente.

2 Moderado. Sintomas o signos pronunciados o duraderos.

3 Severo. Sintomas o signos graves o potencialmente fatales.

4 Fatal. Muerte

 

La afección del sistema nervioso central es un factor de mal pronóstico para los pacientes con intoxicación por organofosforados.

 

La debilidad de los músculos flexores del cuello es un signo útil para predecir el inicio inminente de insuficiencia respiratoria, pacientes con intoxicación en organofosforados.

 

En la intoxicación por organofosforados, se recomienda a los médicos estar alerta, desde que inicia la atención, sobre el peligro potencial de la falla respiratoria, la cual puede ocurrir dentro de las 72 horas posteriores a la exposición. El examen neurológico repetido varias veces durante el día y la vigilancia continua de signos de dificultad respiratoria como el uso de músculos accesorios de la respiración, el aleteo nasal, los tiros intercostales, así como la ansiedad y un aumento en la presión arterial sistólica pueden señalar la necesidad inminente de intubación orotraqueal y apoyo ventilatorio, que si se realiza oportunamente puede prevenir la muerte súbita, particularmente durante la noche, en pacientes que pasan de la resolución de la crisis colinérgica aguda a la instauración de un sindrome intermedio.


El manejo básico de la intoxicación aguda por plaguicidas incluye descontaminación de los ojos, de la piel y  gastrointestinal, la protección de la vía aérea, y el control de las convulsiones que se pudieran presentar.

 

En el área de trabajo se recomiendan las siguientes medidas de manejo inmediato de un trabajador  evidentemente expuesto o intoxicado con plaguicida:

1. Evitar la exposición al agroquímico, de las personas que atiendan al trabajador expuesto o intoxicado.

2. Retirar de inmediato al trabajador expuesto del área donde ocurrió la exposición y quitarle la ropa contaminada. 3. En caso de exposición cutánea, lavar toda la piel con jabón y abundante agua limpia.

4. Trasladar de inmediato al trabajador expuesto, al servicio de atención médica más cercano, con la etiqueta o la hoja de seguridad del agroquímico al que fue expuesto.

 

El manejo inicial de la exposición aguda a organofosforados en la unidad médica de primer contacto  consiste en la evaluación inmediata y el manejo de los trastornos en la vía aérea, la respiración y la circulación (ABC).

 

 

Como parte de éste proceso deben considerarse la administración de oxígeno a flujo alto, la colocación de una cánula de Guedel, la posición del paciente en decúbito lateral, la vigilancia estrecha de convulsiones, la medición inicial y periódica de la puntuación en la escala de Glasgow.

 

El manejo inmediato posterior la reanimación en la intoxicación por organofosforados se basa en la evaluación del  riesgo y las observaciones realizadas durante el monitoreo  clinico continuo, incluyendo la dosis ingerida, el tiempo transcurrido desde la ingestión, las características clínicas, los factores propios del paciente y la disponibilidad de recursos médicos. Cuando esté indicada la terapia con antídoto, debe administrarse de inmediato. Simultáneamente, todos los pacientes deben someterse a una descontaminación de la piel, incluyendo la remoción de la ropa expuesta al tóxico.

 

En la intoxicación aguda por organofosforados se recomienda retirar al paciente toda la ropa, el calzado y cualquier otra  prenda o material de piel y lavar toda la superficie corporal con  agua y jabón.

 

En la intoxicación aguda por organofosforados puede considerarse la realización de lavado gástrico, en las primeras dos horas después de la ingestión, sólo cuando la vía aérea se encuentre protegida. Una simple aspiración del contenido gástrico puede resultar útil como lavado.

 

La administración de carbón activado, sin catártico, puede aplicarse vía oral o por sonda nasogástrica, siempre después de proteger la vía aérea, en pacientes que cooperan o bien que están intubados, a dosis de 50 mg, especialmente si la atención se inicia en las primeras dos horas después de la exposición al plaguicida organofosforado.

 

Desde el inicio y simultáneamente con el manejo farmacológico, deben instalarse dos vías intravenosas: una para administrar líquidos y otros medicamentos, y la otra exclusivamente para la atropina.

 

La reanimación puede iniciarse con 500 a 1000 ml (10 a 20 ml/kg de peso) de solución salina normal, en 10 a 20 minutos.

 

La atropina utilizada como antídoto contra los órgano fosforados debe ser dosificada cuidadosamente hasta revertir los efectos muscarínicos.

 

La atropina cruza la barrera hemato-encefálica y contrarresta el efecto del exceso de acetilcolina en el sistema extrapiramidal. En la intoxicación con organofosforados, la atropina sólo tiene utilidad en la fase colinérgica inicial, y no en el síndrome intermedio.

 

Antes de administrar atropina debe procurarse una oxigenación adecuada, para reducir el riesgo de arritmias cardiacas.

 

La dosis inicial recomendada de atropina varia de uno a cuatro mg (0.02 mg/kg en niños) por vía intravenosa. Cada cinco minutos debe verificarse si aparecen signos de atropinización, objetivo de la terapia con atropina. En caso de que no se observen éstos, la dosis debe duplicarse, cada cinco minutos, hasta la atropinización.

 

Los siguientes son signos de atropinización 

  • Ausencia de crepitantes o estertores pulmonares difusos (estertores focales pueden indicar aspiración, y no broncorrea) 
  • Frecuencia cardiaca mayor de 80/min 
  • Presión arterial sistólica mayor de 80 mm Hg 
  • Axilas secas 
  • Pupilas no puntiformes (tardío).

 

La miosis unilateral indicaría exposición ocular directa al organofosforado Para pasar al manejo de sostén con atropina deben alcanzarse los cuatro primeros criterios.

 

Desde la dosis inicial y mientras continúe la administración de atropina, debe utilizarse una hoja de registro donde se anoten cada cinco minutos los siguientes parámetros clínicos: 

  • Auscultación pulmonar (crepitantes o sibilancias). 
  • Presión arterial 
  • Frecuencia cardiaca 
  • Tamaño pupilar 
  • Sequedad axilar 
  • Ruidos peristálticos abdominales 
  • Puntuación en la escala de Glasgow 
  • Temperatura 
  • Dosis de atropina en infusión 
  • Dosis de atropina en bolo.

 

Una vez alcanzada la atropinización, ésta debe mantenerse por tres a cinco días, dependiendo del plaguicida implicado. El mantenimiento con infusión continua parece superior a las dosis intermitentes.

 

Se han propuesto dos esquemas: 1. Se administran de 0.02 a 0.08 mg/kg de peso/hora en infusión continua.

 

2. Se aplica un 10% a 20% de la dosis que se aplicó en la impregnación, en infusión continua cada hora.

 

La dosis subsecuente se ajusta de acuerdo con la evolución Durante el manejo de sostén deben vigilarse signos de toxicidad por atropina. Los siguientes obligan a modificar la dosis: 

  • clínica. 
  • Delirio o confusión 
  • Hipertermia 
  • İleo: ausencia de ruidos peristálticos (o retención urinaria).

 

En caso de presentarse los tres, debe detenerse la infusión de atropina, revisar cada 30 minutos y, cuando estos signos de toxicidad mejoren, reiniciar atropina con el 80% la última dosis de infusión y continuar el monitoreo.

 

Taquicardia: en ausencia de datos de atropinización, no indica la necesidad de suspender la atropina. Otras causas de este signo pueden ser efecto de oximas, neumonía, hipovolemia, hipoxia y supresión alcohólica.

 

En un paciente persistentemente agitado, verificar si hay retención urinaria e indicación de colocar sonda vesical. Si desaparecen los signos de atropinización, debe administrarse bolo en dosis como al inicio e incrementar la velocidad de la infusión.

 

En caso de no contar de inmediato con oxígeno, esta circunstancia no debe diferir la administración de atropina en los pacientes con intoxicación por organofosforados en que está indicada. La atropina reduce el volumen de secreciones bronquiales y el broncoespasmo y puede mejorar la oxigenación del paciente.

 

A pesar de que el manejo principal de la intoxicación aguda por organofosforados es de soporte y de que el indice de recuperación con este manejo es superior al 90%, la atropina debe usarse tan pronto como sea posible para contrarrestar los efectos muscarinicos, con fines terapéuticos.

 

En caso de intoxicación por carbamatos, el manejo con atropina y benzodiacepinas es similar al de la intoxicación con órgano fosforados.

 

Se recomienda no provocar vómito con sustancias o maniobras en caso de: 

  • Ausencia de sonidos intestinales 
  • Trauma abdominal o cirugía 
  • Perforación u obstrucción intestinal 
  • Depleción de volumen 
  • Hipotensión 
  • Desequilibrio hidroelectrolitico 
  • Ingesta de una sustancia corrosiva 
  • Depresión neurológica

 

No se recomienda el uso de sorbitol para el envenenamiento con organofosforados, carbamatos, paraquat o diquat arsénico.

 

No se recomienda utilizar carbón activado en caso de una vía aérea no protegida, tracto gastrointestinal no intacto, o si hay un riesgo elevado de aspiración de un plaguicida hidrocarburo.

 

No se debe administrar jarabe de ipecacuana cuando existe disminución de los reflejos de protección respiratoria, la ingesta C de un material corrosivo, la ingesta de una sustancia que L requiera soporte vital dentro de la próxima hora.

 

Están contraindicados la morfina, la succinilcolina, el suxametonio (todos los agentes relajantes musculares C despolarizantes), la teofilina, las fenotiazinas, ni la reserpina, en L la intoxicación por organofosforados o carbamatos.

 

Existen pendientes o en proceso ensayos clínicos aleatorizados sobre los siguientes temas sobre el tratamiento de la intoxicación por organofosforados, por lo que no es posible aún hacer recomendaciones al respecto:

  •  Carbón activado: dosis única vs. dosis múltiples
  •  Oximas: eficacia clínica y dosis óptimas
  •  Agonistas de los receptores -2 como clonidina
  •  Terapia de reemplazo con butilcolinesterasa
  •  Lavado gástrico: único vs. múltiple
  •  Desintoxicación extracorpórea: hemodiálisis, hemofiltración, hemoperfusión
  •  Sulfato de magnesio
  •  Hidrolasas de organofosforados
  •  Alcalinización de la orina, como con bicarbonato de sodio

 

Los pacientes con intoxicación por organofosforados com sindrome intermedio es común que requieran apoyo ventilatorio durante siete a 15 días, y en algunos casos hasta 21 días. El destete debe realizarse por etapas, proveyendo presión positiva continua en la vía aérea antes del destete completo.

 

En los pacientes con intoxicación por organofosforados e intubados por sindrome intermedio, sólo están indicados los antimicrobianos cuando hay evidencia de aspiración de material hacia los pulmones.

 

El monitoreo del balance de líquidos y electrolitos en los pacientes con intoxicación por organofosforados con síndrome intermedio debe considerar la reposición oportuna de las pérdidas por diarrea, que suele ser profusa.

 

No resulta razonable administrar oximas a pacientes sin evidencias de exposición conocida y de inhibición de la acetilcolinesterasa.

 

Las oximas se utilizan como antídoto contra los organofosforados con la intención de actuar sobre la unión neuromuscular y revertir su bloqueo reactivando la acetilcolinesterasa inhibida y su efectividad pudiera guardar relación con la prontitud con que se utilice y la aplicación de una dosis suficiente. La evidencia que apoyara la eficacia de las oximas y su dosificación útil es limitada.

 

Es posible que las limitaciones observadas en la utilidad de las oximas como antídoto contra los organofosforados se deban a errores en la dosificación por una especificación ambigua o inadecuada del principio activo del medicamento utilizado. Mejores resultados pudieran obtenerse si se aplica, para el caso de la pralidoxima, el siguiente esquema de dosificación, de acuerdo con las especificaciones de la sal empleada

 

La administración de oximas se realiza mediante infusión continua, hasta 12 horas después de suspender la atropina por recuperación del paciente o cuando se observe un aumento en el nivel de butilcolinesterasa. Debe observarse una correcta conversión de la dosis en unidades equivalentes, según la sal empleada.

 

La dosis de impregnación de obidoxima es de 4 mg/kg para 20 minutos, seguido de infusión de 0.5 mg/kg/hora (en adultos suele ser 250 mg de impregnación y 750 mg cada 24 horas).

 

Las benzodiacepinas se utilizan en la intoxicación por organofosforados cuando existen agitación o convulsiones. Se recomiendan las siguientes dosis iniciales: 

  • Diazepam: 5 a 10 mg (0.05 a 0.3 mg/kg/dosis). 
  • Loracepam: 2 a 4 mg (0.05 a 0.1 mg/kg/dosis). Midazolam: 5 a 10 mg (0.15 a 0.2 mg/kg/dosis).

 

Se sugiere que mientras no se realicen ensayos clínicos con alto nivel de evidencia las oximas sean utilizadas en determinados subgrupos de pacientes intoxicados con insecticidas organofosforados específicos, ya que la respuesta a las oximas es positiva en el subgrupo dietil de organofosforados (clorpirifos) y sin respuesta en el grupo dimetil (fentión y dimetoato).

 

Teniendo en cuenta que la terapia con agentes astringentes (colestiramina) tomados vía oral proporciona medios seguros y eficaces para el manejo de la intoxicación humana con clordecona y posiblemente con otros insecticidas organoclorados, se recomienda su administración en estos casos.

 

En pacientes con intoxicación grave por paraquat, se recomienda utilizar terapia de pulso inicial con metilprednisolona, 1 g/día por E tres días, y ciclofosfamida, 15 mg/kg/día por dos días, seguido de ra dexametasona, 20 mg/día, hasta lograr una PaO₂ mayor de 11.5 L kPa (80 mm de Hg) y repetir la terapia de pulso con metilprednisolona, 1 g/día por tres días, y ciclofosfamida, 15 mg/kg/día por un día, lo cual se repetirá si la PaO₂ es menor de 8.64 kPa (60 mm de Hg).


Los pacientes con historia de intoxicación no intencional, que se encuentran asintomáticos o tienen síntomas leves, con frecuencia no requieren hospitalización. Las prioridades en estos casos son: un triage rápido, una evaluación detallada del riesgo, y algunas consideraciones médico-legales. En los casos más triviales, el paciente puede mantenerse en observación domiciliaria o en el trabajo, asegurándose que existe una persona que realizará dicha observación y llevará al paciente nuevamente a evaluación médica si aparecen los síntomas que se le indiquen. Los demás casos leves deben ser descontaminados (cambio de toda la ropa y lavado de toda la piel con agua y jabón) y monitoreados clínicamente durante un mínimo de seis a 12 horas.

 

El monitoreo debe incluir la vigilancia de: 

  • Estado de alerta 
  • Signos neurológicos 
  • Signos vitales 
  • Si es posible, oximetría de pulso 
  • Si es posible, medición de actividad acetilcolinesterasa o butilcolinesterasa

 

La ausencia de sintomas y signos a las 12 horas hace muy poco probable la aparición posterior de intoxicación aguda. La excepción son el fentión y los compuestos organofosforados altamente solubles en grasas, que pueden producirlos primeros signos de debilidad muscular e insuficiencia respiratoria hasta después de 48 horas de la exposición. De ser posible, la actividad colinesterasa debe medirse para confirmar si la exposición ha sido significativa, en cuyo caso el paciente debe referirse a un hospital. Una actividad colinesterasa normal (más de 80% del rango de referencia) en las seis horas posteriores a la exposición pudiera descartar una ingestión importante, aunque no existe evidencia suficiente de esto.

 

Todos los pacientes con intoxicación moderada o grave por organofosforados debe ser admitido en una unidad de cuidados intensivos en el menor tiempo posible después de la reanimación, para permitir una dosificación cuidadosa de antídotos, la intubación, la ventilación y el manejo con inotrópicos o vasopresores si se requiere, así como una observación cuidadosa de la evolución.

 

Los siguientes son criterios para considerar un caso como intoxicación mayor (moderada o grave) con indicación de referencia a un hospital de segundo o de tercer nivel 

  • Signos de afección del sistema nervioso central, incluyendo alteraciones del estado de alerta (particularmente una puntuación la escala de Glasgow de 13 o menos).
  • Signos de afección de la función respiratoria (movimientos respiratorios, ruidos respiratorios; si se cuenta con los recursos correspondientes se consideran la oximetría de pulso, la gasometria y la capacidad vital forzada o el volumen espiratorio forzado en un segundo, en la espirometria).
  • Fasciculaciones o debilidad muscular.
  • Frecuencia cardiaca menor de 60/min o mayor de 100/min. 
  • Hipotensión arterial.
  •  Exposición intencional al plaguicida.

 

La miosis, la salivación, la diaforesis, la polaquiuria y la lagrimación ayudan a hacer el diagnóstico, pero su intensidad no guarda relación con el pronóstico y no son criterios de referencia.

 

Los casos leves, cuando no se cuente con personal médico y de enfermería entrenados para proporcionar apoyo vital avanzado o cuando no se tenga acceso a los antídotos, también deben ser transportados rápidamente a un hospital.

 

Utilizar el sistema de medición que recomienda el grupo de Bardin I a fin de facilitar el reconocimiento de los sujetos E seriamente intoxicados y valorar la oportuna admisión a una unidad de cuidados intensivos.


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