TUBERCULOSIS
Tuberculosis pulmonar
(TBP), enfermedad infectocontagiosa producida por micobacterias del complejo Mycobacterium tuberculosis (M. hominis, M. bovis, M. africanum),
que afecta el parénquima pulmonar con alto grado de contagiosidad, pero que sin
embargo, es prevenible y curable.
Caso
nuevo de tuberculosis pulmonar: paciente en quien se
diagnostica tuberculosis pulmonar y nunca ha recibido tratamiento antifímico.
Los síntomas clínicos
en el diagnóstico de TBP son ambiguos, sin embargo se requiere la búsqueda
intencionada:
En niños: Tos ≥ 2 semanas en ausencia de otra causa, fiebre, pérdida de peso o falla para crecer En adultos: Tos persistente ≥ 2 semanas, productiva, en ocasiones acompañada de hemoptisis, con síntomas adicionales como fiebre vespertina o nocturna, sudoración nocturna, pérdida de peso, astenia, adinamia.
En personas con tos
sin explicación y ataque al estado general y en pacientes con neumonías
adquiridas en la comunidad que no mejoraron después de 7 días de tratamiento.
Los datos clínicos
como pérdida de peso o falla para crecer en niños, fiebre inexplicable y tos
persistente por más de dos semanas, que puede ir acompañada de hemoptisis, con
algunos síntomas adicionales como fiebre vespertina o nocturna, sudoración
nocturna, pérdida de peso, astenia, adinamia y ataque al estado general, en
adultos, debe investigarse tuberculosis pulmonar.
Los programas
educativos cuyo objetivo es la detección de grupos de riesgo, aunado a ofrecer
educación a la salud o consejería en grupos lábiles informando que:
La aplicación de la
vacuna BCG antes de la adquisición de la infección por M. tuberculosis prepara al sistema inmune
para evitar el riesgo de progresión a partir de una forma subclínica y de una
forma latente, a una diseminada.
La probabilidad de
que una persona que se expone a M.
tuberculosis adquiera la infección.
La investigación de
contactos es un componente crítico para el control de la tuberculosis posterior
a la detección de un caso de tuberculosis así como su tratamiento.
El mayor riesgo de
transmisión para los contactos estrechos de pacientes después de una exposición
intensa o prolongada, se presenta cuando el enfermo tiene cavernas, las cuales
se consideran factores causales de infectividad.
Es indispensable
efectuar escrutinio de TB para personas que se consideran contactos estrechos
de pacientes con TB con cavernas activas.
Promoción de la salud
Promover el
desarrollo de hábitos nutricionales saludables, de acuerdo con las
posibilidades y características de las regiones donde habitan.
Proporcionar
información respecto a qué es la tuberculosis, reconocer los factores de riesgo
que facilitan su aparición, el modo de transmisión, las acciones para
prevenirla y tratarla, así como su impacto social y económico en la salud individual,
familiar y comunitaria.
Sensibilizar al
personal de salud y a la población sobre la importancia de la vacuna BCG y al
enfermo de tuberculosis de la importancia del estudio de todas aquellas
personas con quienes convive de manera cotidiana.
Garantizar que el
paciente comprenda la importancia de seguir su tratamiento en forma
ininterrumpida, hasta terminarlo.
Promover la
participación de la comunidad para que colaboren en la localización de tosedores
en su comunidad y asegurar la adherencia ininterrumpida al tratamiento.
Búsqueda de contactos
La búsqueda se debe
realizar entre consultantes, sin importar el motivo de demanda, entre los
contactos de un caso de tuberculosis y en grupos o poblaciones de alto riesgo.
Prevención y control
VACUNACIÓN
Vacunar a todos los
recién nacidos o en el primer contacto antes del primer año de edad.
La vacuna BCG produce
inmunidad activa contra la tuberculosis y disminuye la incidencia de la tuberculosis
del sistema nervioso central.
Cada dosis de 0.1 ml
contiene, como mínimo 200 000 UFC.
Todo niño vacunado al
nacer, o antes de cumplir un año de edad, puede ser revacunado al ingresar a la
escuela primaria; la revacunación será por indicaciones epidemiológicas y bajo
responsabilidad médica.
Factores de riesgo
- Compromiso inmunológico
- Comorbilidades
- Hacinamiento
- Vivir en contacto con un enfermo de TB
Factores de riesgo para tuberculosis
resistente
- Fracaso a los retratamientos
- Casos crónicos
- Exposición a un caso conocido de tuberculosis resistente
- Fracaso a tratamiento primario
- Fracaso del tratamiento en el sector privado
- Pacientes que persisten con baciloscopía positiva al segundo o tercer mes de tratamiento
- Recaída y regreso después de incumplimiento terapéutico sin fracaso del tratamiento reciente
- Exposición en instituciones donde hay brotes o alta prevalencia de tuberculosis resistente
- Residencia en zonas de alta prevalencia de TB MDR
- Antecedente de uso de fármacos antituberculosos de calidad deficiente o desconocida
- Tratamiento en programas que funcionan mal
La interacción de M. Tuberculosis con el hospedador humano
comienza cuando las gotitas infecciosas de los pacientes contagiosos son inhaladas
por alguna persona. La mayor parte de los bacilos quedan atrapados en las vías
respiratorias superiores y son expulsados por el barrido ciliar de las células
de la mucosa, pero una parte de ellos, por lo general menos de 10%, llegan
hasta los alvéolos. Allí son englobados inespecíficamente por los macrófagos
alveolares. Esta invasión de los macrófagos por las micobacterias puede deberse
en parte a la unión del C2a a la pared celular bacteriana, seguida de la
opsonización de las bacterias por el C3b y de su reconocimiento por los
macrófagos.
El equilibrio entre
la actividad bactericida del macrófago y la virulencia del bacilo (esta última
ligada parcialmente a la riqueza en lípidos de la pared celular y a su cápsula
glucolipída, ambas sustancias confieren a la bacteria su resistencia al
complemento y a los radicales libres del fagocito) es el que determina los
fenómenos que siguen a la fagocitosis.
Hay varias
observaciones que indican que los factores genéticos desempeñan un papel
esencial en la resistencia natural (sin intervención de la inmunidad) a la
infección por M. Tuberculosis.
En la primera fase de
interacción entre el hospedador y la bacteria puede ocurrir que los macrófagos
con bacilos englobados inhiban su multiplicación gracias a la producción de
enzimas proteolíticas y citocinas, o que los bacilos comiencen a multiplicarse.
Si se produce esto último, su proliferación acaba por matar y lisar a los
macrófagos.
Los monocitos no
activados que llegan a la lesión vehiculados por la sangre y atraídos por
varios factores quimiotácticos fagocitan a los bacilos que fueron liberados por
los macrófagos lisados. Estas primeras etapas de la infección suelen ser
asintomáticas.
Unas dos a cuatro
semanas después de la infección se producen dos nuevas respuestas del
hospedador frente a M. Tuberculosis: una
que es lesiva para los tejidos y otra que induce la activación de los
macrófagos. La respuesta de lesión
hística se debe a la reacción dehipersensibilidad retardada a diversos antígenos bacilares y destruye los
macrófagos no activados que albergan a los bacilos en fase de multiplicación.
La reacción
de activación de los macrófagos es un fenómeno mediado por
células que activa los macrófagos y les confiere la capacidad de destruir y
digerir a los bacilos tuberculosos. Estas dos clases de respuesta pueden inhibir
el crecimiento de las micobacterias, pero el equilibrio entre ambas determinará
la forma de tuberculosis que ulteriormente se desarrollará.
Cuando se adquiere la
inmunidad específica y se acumulan muchos macrófagos activados en el sitio de la
lesión primaria aparecen las lesiones granulomatosas (tubérculos). Estas
lesiones están formadas por linfocitos y macrófagos activados, como las células
epitelioides y las células gigantes. Al principio, la respuesta denominada
lesión hística que acaba de producirse es el único cambio capaz de contrarrestar
la proliferación de las micobacterias dentro de los macrófagos.
Esta respuesta, que
está mediada por varios productos bacterianos, no sólo destruye a los
macrófagos, sino que también causa una necrosis sólida precoz en el centro del
tubérculo. Los bacilos pueden seguir vivos, pero su proliferación queda
inhibida en este ambiente necrótico debido a la escasa tensión de oxígeno y al
pH bajo.
En este momento,
algunas lesiones pueden curar por fibrosis y calcificación, mientras que otras
siguen evolucionando.
La inmunidad celular
en esta primera fase es esencial. En la mayoría de las personas infectadas los
macrófagos locales se activan cuando los antígenos bacilares procesados por los
macrófagos estimulan los linfocitos T para que liberen diversas linfocinas.
Estas células activadas se acumulan rodeando la lesión y neutralizan
eficazmente los bacilos tuberculosos sin provocar nuevas destrucciones
hísticas.
En el centro de la
lesión, el material necrótico se asemeja al queso blando (necrosis caseosa), fenómeno también observado
en otras enfermedades, como las neoplasias. Aunque se produzca la curación hay
bacilos viables que permanecen en estado latente dentro de los macrófagos o del
material necrótico durante años o incluso durante toda la vida del paciente.
Estas lesiones "curadas" del parénquima pulmonar y de los ganglios
hiliares pueden calcificarse más adelante.
En una minoría de
casos, la respuesta de activación de los macrófagos es débil y la proliferación
micobacteriana sólo puede ser inhibida si se intensifica la reacción de DTH,
que provoca destrucción hística. En ese caso, la lesión tiende a aumentar de
tamaño y a extenderse cada vez más al tejido circundante. En el centro de la
lesión, el material caseoso se licua. Se produce entonces la invasión y
destrucción de las paredes bronquiales y de los vasos sanguíneos, seguido de la
formación de cavidades. El material caseoso licuado, abundante en bacilos, se
expulsa a través de los bronquios. Dentro de las cavernas, los bacilos se
multiplican y propagan por las vías respiratorias y se expulsan con la
expectoración.
En las primeras fases
de la infección muchos macrófagos transportan a los bacilos hasta los ganglios
linfáticos regionales, desde donde se difunden ampliamente a muchos órganos y
tejidos. Las lesiones resultantes pueden evolucionar de la misma forma que las
pulmonares, aunque gran parte tiene tendencia a curar. En los niños pequeños,
con escasa inmunidad natural, la diseminación hematógena puede acabar en una
tuberculosis miliar letal o en una meningitis tuberculosa. La inmunidad celular
confiere una protección parcial frente a M.
tuberculosis, mientras que la inmunidad humoral no tiene
un claro papel protector.
Probablemente, la
inmunidad protectora es el resultado de la capacidad de reacción frente a
muchos antígenos micobacterianos distintos.
Esta reactividad
sirve de base a la prueba cutánea del PPD que, hoy en día, es la única prueba
fidedigna que detecta la infección por M.
Tuberculosis en las personas sin síntomas. Los mecanismos
celulares responsables de la reacción a la PPD guardan relación principalmente
con los linfocitos CD4+ antes sensibilizados, que son atraídos hacia la región
cutánea donde se realiza la prueba. Allí proliferan y producen sus citocinas.
Aunque la DTH se vincula con la inmunidad protectora (las personas PPD
positivas son menos sensibles a una nueva infección por M. Tuberculosis que las personas
PPDnegativas), en modo alguno confiere un papel protector ante una
reactivación. De hecho, algunos casos de tuberculosis activa conllevan
reacciones intensamente positivas a la prueba cutánea con derivado proteínico
purificado.
DIAGNÓSTICO TEMPRANO
El diagnóstico
clínico de Tuberculosis Pulmonar inicia con un examen clínico, aunado a
factores de riesgo previamente señalados, que ante la sospecha se efectuara el
estudio integral y la búsqueda intencionada de M. tuberculosis.
Siendo el examen de
esputo para la búsqueda de Bacilos ácidoalcohol resistentes (BAAR) la prueba
diagnóstica más importante en aquellos pacientes en los que se sospecha TBP.
El examen
microscópico del esputo, es un estudio altamente específico para el diagnóstico
de TBP, por tres razones:
1) Método más rápido
para determinar si una persona tiene TBP
2) Identifica a los
pacientes con mayor riesgo de morir por esta enfermedad
3) Identifica los
pacientes con mayor riesgo de transmitir la enfermedad
Todos los
laboratorios de microbiología deben reportar los resultados de acuerdo al
momento de la toma de la muestra con las siguientes especificaciones:
Estudio microscópico
para buscar bacilos ácidoalcohol resistentes (BAAR): ≤24 horas
- Detección de crecimiento de micobacterias en cultivo: ≤14 días
- Identificación de micobacterias: ≤21 días
- Pruebas de sensibilidad a micobacterias: ≤30 días
Los siguientes
resultados de laboratorio deben ser reportados al clínico en forma inmediata:
- Tinción con bacilos ácidoalcohol resistentes o cultivo positivo
- Identificación de M. tuberculosis en cualquier muestra
- Sensibilidad
antimicrobiana de M. tuberculosis,
especialmente cuando los aislamientos sean resistentes
Se requieren al menos
tres muestras de esputo para estudio microscópico y búsqueda de BAAR, las
muestras deben enviarse al laboratorio dentro de las primeras 24 horas de su
emisión.
El cultivo de esputo
para micobacterias en pacientes con VIH requiere mayor tiempo de incubación que
en pacientes sin VIH, por lo que se requiere mayor énfasis en un control de
calidad adecuado en estos casos.
En caso de
baciloscopía negativa, para identificar la cepa, para el diagnóstico, cuando
persiste la sospecha.
Diagnóstico y
seguimiento del tratamiento de pacientes previamente tratados.
Casos nuevos en
tratamiento, cuya baciloscopía persiste positiva al segundo mes de tratamiento.
La nebulización con
solución salina estéril hipertónica (3%) puede ser utilizada para obtener la
muestra de esputo en pacientes con sospecha de TBP y que no sea posible obtener
ésta de manera espontánea.
La PCR es una técnica
altamente sensible para detectar micobacterias en esputo, aun cuando el cultivo
es negativo, sin embargo no debe ser utilizada para monitorización del
tratamiento.
Una de las ventajas
de la técnica de PCR es su rapidez, el resultado puede obtenerse en
aproximadamente 10 horas. M. tuberculosis puede
identificarse aún en muestras con cultivos negativos. La sensibilidad reportada
para PCR, cultivo y estudio microscópico
es de 97%, 88% y 65% respectivamente.
Para escrutinio de
TB, tienen alta prioridad:
1) Las personas con
factores de riesgo para desarrollar TB
2) Lactantes y niños
menores de 4 años
3) Contactos
cercanos, familiares o de congregaciones
4) Personas que se
encuentran durante procedimientos médicos en personas con TB activa
5) Todas las personas
nombradas por el paciente como contactos cercanos durante el periodo infeccioso
La prueba de la
tuberculina (PPD) se considera positiva con ≥ 5 mm, de acuerdo a las siguientes
características:
1) Contacto estrecho
con un caso de TB activo
2) Coinfección con
VIH independientemente de su estado
3) Otras condiciones
de inmunocompromiso
4) Uso de
corticoesteroides sistémicos (prednisona 15 mg por un mes o más)
5) Historia de
trasplante de órganos o de otra terapia inmunosupresora
6) Cambios fibrosos
en radiografía de tórax sugestivos de TBP inactiva
7) Radiografía o hallazgos
clínicos de TB activa
La prueba de la
tuberculina se considera positiva con 10 mm o más para sospecha de TB activa,
cuando no reúne las características anteriores.
Es indispensable
efectuar como escrutinio la prueba de tuberculina tomando en cuenta el tipo de
huésped con las siguientes consideraciones:
Si la prueba de
tuberculina inicial es negativa, puede realizarse una segunda entre 1 a 3
semanas después
Si la segunda es
negativa la persona se considera no infectada
Si la segunda prueba
es positiva, el paciente debe clasificarse como infectado para iniciar manejo
antifímico
INTERROGATORIO
En personas con tos
sin explicación y ataque al estado general y en pacientes con neumonías
adquiridas en la comunidad que no mejoraron después de 7 días de tratamiento
Los datos clínicos
como pérdida de peso o falla para crecer en niños, fiebre inexplicable y tos
persistente por más de dos semanas, que puede ir acompañada de hemoptisis, con
algunos síntomas adicionales como fiebre vespertina o nocturna, sudoración
nocturna, pérdida de peso, astenia, adinamia y ataque al estado general, en
adultos, debe investigarse tuberculosis pulmonar.
Diagnóstico clínico
- Tos productiva
- Fiebre
- Ataque al estado general
- Sudoración nocturna
- Pérdida de peso
- Hemoptisis
- Disnea
- Tan solo la tos productiva de más de dos semanas hace la sospecha de tuberculosis pulmonar.
Sintomático
respiratorio (SR): toda persona con tos y expectoración o
hemoptisis, sin importar el tiempo de evolución, en la cual deben agotarse los
recursos de diagnóstico antes de iniciar el tratamiento. En niñas y niños: tos,
con o sin expectoración, durante dos o más semanas (NOM006SSA21993).
Pacientes casos nuevos o nunca antes
tratados con fármacos antituberculosos
El tratamiento
consiste en seis meses con isoniacida y rifampicina, suplementado en los primeros
dos meses con pirazinamida y etambutol.
La fase inicial o
bactericida tiene una duración de dos meses, con los cuatro fármacos. La fase
de continuación o bacteriostática, con dos fármacos (isoniacida/rifampicina),
dura cuatro meses y se administra intermitente, tres veces por semana.
La adherencia es el
principal determinante del éxito del tratamiento.
Pacientes previamente tratados con
fármacos antituberculosis
No asociar nunca un
sólo fármaco a un esquema ineficaz, en el que el paciente ya fracasó.
El tratamiento deberá
indicarse por el comité estatal de farmacorresistencia (COEFAR)
correspondiente.
Supervisión estricta
del tratamiento bajo la estrategia TAES.
Seguimiento de tratamiento
Casos nunca antes
tratados.
Realizar seguimiento
bacteriológico, control con una baciloscopia mensual.
Solicitar
baciloscopia mensual, para el seguimiento y hasta el término del tratamiento,
para confirmar la curación.
Si la baciloscopia
fuera positiva, al segundo mes de tratamiento se solicitará cultivo y pruebas
de farmacosusceptibilidad (sospecha de fracaso o farmacorresistencia).
Casos con tuberculosis
farmacorresistente
Es necesario el
monitoreo cercano de los pacientes para reconocer rápidamente por el personal
de salud los efectos adversos. Por lo tanto, el tratamiento supervisado
diariamente es una de las ventajas más importantes de la estrategia DOTS/TAES.
Solicitar
baciloscopia y cultivo mensualmente hasta la conversión.
Posteriormente,
baciloscopia mensual y cultivo trimestral. En algunos programas se realiza
mensualmente.
Peso corporal: al
inicio del estudio y luego mensualmente.
Pruebas de
farmacosusceptibilidad a los medicamentos: al inicio del tratamiento, en el
tratamiento individualizado o en aquellos de tratamiento estándar que tienen
que confirmar la tuberculosis multirresistente (MDR).
Radiografía de tórax:
al inicio del estudio y posteriormente cada seis meses.
Creatinina y potasio
séricos: al inicio del tratamiento y luego mensualmente, durante la
administración de un medicamento inyectable.
Tirotropina: cada
seis meses, si se administra etionamida/protionamida o PAS, y un control
mensual de signos y síntomas de hipotiroidismo.
Enzimas hepáticas
séricas: de uno a tres meses, cuando se administra pirazinamida durante
periodos prolongados, o en pacientes con riesgo de hepatitis.
Pruebas de VIH: al
inicio del tratamiento y cuando haya indicación clínica.
Pruebas de embarazo:
al inicio del tratamiento y cuando haya indicación clínica.
Tratamiento de la tuberculosis latente
Cuando se ha
descartado enfermedad activa, está indicada la quimioprofilaxis.
Se administra durante
seis meses, a los contactos menores de cinco años, con o sin antecedente de
vacunación con BCG; durante seis meses, a los contactos de cinco a 14 años de
edad, no vacunados con BCG, en quienes se haya descartado tuberculosis.
Se debe aplicar a los
contactos de 15 años o más, con infección por VIH o con otro evento de
inmunodepresión, durante 12 meses; previamente se debe descartar tuberculosis
pulmonar o extrapulmonar.
El fármaco a usar es
la isoniacida, a dosis de 10 mg por kilogramo de peso por día sin exceder de
300 mg/día, en una toma diaria por vía oral, estrictamente supervisada.
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