OBESIDAD
La
obesidad se define como una enfermedad crónica, multifactorial y
neuroconductual, en donde un incremento en la grasa corporal provoca la
disfunción del tejido adiposo y una alteración en las fuerzas físicas de la
grasa corporal que da como resultado alteraciones metabólicas, biomecánicas y
psicosociales adversas para la salud.
México
se posiciona como el país de la OCDE con la mayor proporción de sobrepeso y
obesidad. En términos de obesidad, México se ubica en segundo lugar después de
Estados Unidos de América
La causa
de la obesidad es multifactorial; es resultado del desequilibrio energético (un
incremento en la ingesta de energía y una disminución en el gasto de la misma);
a nivel mundial ha ocurrido lo siguiente:
Un
aumento en la ingesta de alimentos de alto contenido calórico que son ricos en
grasa y un descenso en la actividad física debido a la naturaleza cada vez más
sedentaria de muchas formas de trabajo, los nuevos modos de transporte y la
creciente urbanización.
Influyen además factores genéticos y epigenéticos, y factores
ambientales y sociales, que incluyen el estrés crónico. Todo esto provoca un
estado de inflamación crónica donde hay hiperplasia e hipertrofia de los
adipocitos, con una acumulación excesiva de lípidos en el tejido adiposo, dando
como resultado una secreción anómala de adipocinas.
En
adultos, el parámetro más utilizado para medir el sobrepeso y la obesidad es el
índice de masa corporal (IMC), cuya determinación es sencilla y permite
identificar el sobrepeso y la obesidad, tanto a nivel individual como
poblacional. El IMC se define como el peso en kilogramos dividido por el
cuadrado de la talla en metros (kg/m2). El IMC es el mismo para ambos sexos y
todas las edades (en adultos). Sin embargo, debe considerarse como una
orientación no muy precisa, porque puede no corresponderse con el mismo
porcentaje de grasa corporal en diferentes individuos. El IMC todavía no es
utilizable en los niños.
La
obesidad es una enfermedad metabólica altamente prevalente en nuestros días,
con una importante asociación con diferentes comorbilidades y complicaciones
adyacentes a corto y largo plazo, deteriorando considerablemente la calidad de
vida para quienes la padecen. Con base en la magnitud, la rapidez de incremento
y el efecto negativo que el sobrepeso y la obesidad ejercen sobre la salud de
la población que la padece, es prioritario el desarrollo e implementación de
una estrategia institucional, multidisciplinaria y adaptada al entorno
cultural, que permita mejorar la sobrevida y la calidad de vida, para revertir
el entorno obesogénico.
El manejo inicial de los pacientes que se pueden beneficiar de una
pérdida de peso es una intervención en el estilo de vida: una combinación de
dieta, ejercicio y de modificaciones conductuales. El componente conductual
facilita el apego a la dieta y al ejercicio. Incluye el auto control de la
ingesta de alimentos, la actividad física y el peso corporal.
Se recomienda utilizar estrategias de tratamiento conductual para
mejorar la adherencia a los programas de cambios en el estilo de vida en
pacientes con sobrepeso y obesidad.
Se recomienda promover programas de cambios en el estilo de vida
que incluyan actividad física, educación nutricional y tratamiento cognitivo
conductual.
Tratamiento
dietético
Se recomienda como generalidad una dieta de menos de 1200 kcal al
día en pacientes adultos con sobrepeso y obesidad
Ejercicio
Se recomienda la realización de actividad física al menos 5 a 7
días por semana durante 30 minutos para prevenir la ganancia de peso y mejorar
la salud cardiovascular.
Tratamiento
conductual
Se recomienda incluir a los pacientes adultos con sobrepeso y obesidad
a un programa de tratamiento conductual para modificar su ingesta alimentaria,
dar seguimiento a la actividad física y controlar los estímulos existentes en
su entorno que los llevan a comer.
El índice de masa corporal y la circunferencia de cintura son dos
mediciones que se pueden utilizar como herramientas de tamizaje para estimar el
estado del peso en relación al riesgo potencial de enfermedad.
En el caso de los adultos, la OMS define el peso y la obesidad
como se indica a continuación:
Sobrepeso: IMC igual o superior a 25
Obesidad: IMC igual o superior a 30.
De acuerdo a la OMS se clasifica de la siguiente manera:
IMC < 18.5=Bajo peso
IMC 18.5 – 24.9=peso normal
IMC 25.0 a 29.9=sobrepeso
IMC > 30=obesidad
IMC >30 – 34.9=Obesidad grado 1
IMC >35 – 39.9=Obesidad grado 2
IMC > 40=Obesidad grado 3
Se recomienda medir además la circunferencia de cintura en
aquellos pacientes con un IMC entre 25 y 35 kg/m2 porque la adiposidad
abdominal y sus riesgos asociados podrían no ser capturados en este rango de
IMC. La medición de la circunferencia de cintura es innecesaria en pacientes
con un IMC > 35 kg/m2.
No se recomienda utilizar el IMC en mujeres embarazadas y en
periodo de lactancia.
Se recomienda medir la circunferencia de cintura en pacientes
adultos con sobrepeso y obesidad para implementar acciones que puedan prevenir
el desarrollo de enfermedades crónico degenerativas como Hipertensión y
Diabetes.
Los candidatos para iniciar farmacoterapia son aquellos pacientes
con un IMC > 30 kg/m2, o un IMC de 27 a 29.9 kg/m2 con comorbilidades, que
no han alcanzado las metas de pérdida de peso, (perder al menos 5% del peso
corporal total a los 3 o 6 meses) con una adecuada intervención de cambios en
el estilo de vida.
Fármacos que
alteran la digestión de grasas
Se recomienda el orlistat como medicamento de primera elección por
los beneficios reportados en cuanto a reducción de la presión arterial, niveles
de glucosa y de lípidos.
Se debe tomar en cuenta la alta prevalencia de efectos adversos
gastrointestinales. Se debe dar una consejería adecuada a los pacientes antes
de su utilización. La dosis recomendada es 120 mg tres veces al día.
Se debe tener especial cuidado con los efectos adversos
gastrointestinales por su elevada frecuencia y su aparición temprana que lleva
al paciente a descontinuar el tratamiento; se deben evitar dietas altas en
grasas durante el tratamiento.
Análogos del
péptido similar al glucagón tipo 1
Se sugiere utilizar liraglutide vía subcutánea en el abdomen,
muslo o brazo, en pacientes adultos con obesidad y DM2, a una sola dosis diaria
de 0.6 mg durante una semana. Se puede incrementar la dosis en intervalos semanales
de 1.2, 1.8 o 2.4 mg hasta llegar a la dosis recomendada de 3 mg.
La náusea y el vómito son comunes durante el tratamiento con
liraglutide. Otros efectos adversos comunes son la diarrea, disminución de
glucosa y la anorexia. Se sugiere dar consejería al respecto.
Agentes
serotoninérgicos
En el 2012 se aprobó el uso de lorcaserina por la FDA en pacientes
con sobrepeso u obesidad con al menos una comorbilidad (DM2, hipertensión,
dislipidemia, apnea del sueño.
Se recomienda una dosis de 10 mg de lorcaserina en pacientes
adultos con obesidad, dos veces al día, tomada con o sin alimentos, sin
necesidad de un periodo de titulación. Se debe evaluar la respuesta al
tratamiento a la semana 12
No se debe utilizar lorcaserina en pacientes con una depuración de
creatinina menor de 30 mL/min ni durante el embarazo. No se sugiere utilizarla
con otros fármacos serotoninérgicos.
Fármacos
combinados
Se recomienda una dosis inicial de fentermina 3.75 mg/topiramato
23 mg por 14 días, en pacientes adultos con obesidad, seguidos de una dosis de
7.5mg/46 mg. Se puede incrementar la dosis a 11.25/69 mg por 14 días y después
a 15 mg/92 mg diarios si después de 12 semanas de tratamiento no se ha logrado
alcanzar una pérdida de peso del 3% del peso corporal basal.
Si no se pierde al menos un 5% del peso corporal a las 12 semanas
de tratamiento con la dosis máxima, se debe disminuir gradualmente la dosis de
la combinación ya que de hacerlo de forma abrupta (suspender topiramato) puede
provocar convulsiones.
Los eventos adversos más comunes son parestesia, constipación,
insomnio, mareo y disgeusia. Puede provocar también ataques de ansiedad.
No se recomienda esta combinación en pacientes con enfermedad
cardiovascular (hipertensión o enfermedad coronaria) Se puede utilizar en
mujeres posmenopáusicas con obesidad y en hombres sin enfermedades
cardiovasculares, particularmente en aquellos que no toleraron el uso de
orlistat, lorcaserina o liraglutide.
No se recomienda el uso de la combinación naltrexona/bupropión en
pacientes con obesidad por su alta incidencia de eventos adversos, el alto
porcentaje de suspensión del tratamiento, y la falta de datos a largo plazo de
su utilización.
Fármacos
simpaticomiméticos
No se recomienda el uso de fentermina por más de 12 semanas por el
potencial de eventos adversos, de abuso, su utilización con duración limitada,
y su vigilancia regulatoria. Está contraindicado en pacientes con enfermedad
coronaria, hipertensión, hipertiroidismo, o en pacientes con un historial de
consumo de drogas.
Otros tratamientos no recomendados
No hay evidencia que sustente el uso de suplementos alimenticios
como la píldora brasileña de la dieta (Emagrece Sim), el Citrus aurantium,
Garcinia cambogia, Ma huang, etc.
Una revisión de la literatura encontró que en la mayoría de los
casos en que se usó la gonodotropina coriónica humana para perder peso, esto
sucedió por las restricciones dietéticas a las que fueron sometidos los
pacientes. Los eventos adversos más comunes al utilizar la gonadotropina fueron
hipotensión moderada, hipoglucemia, constipación y fatiga.
Diversos estudios de laboratorio hechos por la FDA han revelado la
presencia de sibutramina, fenproporex, fluoxetina, bumetanida, furosemide,
fenitoína, rimonabant, cetilistat y fenoftaleína en diversos productos para
perder peso que se venden sin receta.
No se recomienda la utilización de suplementos de calcio para bajar de peso en pacientes adultos con obesidad.
Tratamiento dietético
El porcentaje de la pérdida de peso está directamente relacionado
con la diferencia entre el consumo de energía del individuo y los
requerimientos de energía. El reducir la ingesta de calorías por debajo del
gasto resulta en un porcentaje inicial predecible de pérdida de peso que está
directamente relacionado con el déficit energético.
Los hombres pierden más peso que las mujeres de altura y peso
similar cuando siguen una dieta porque, generalmente los hombres tienen una
masa corporal magra mayor, un menor porcentaje de grasa corporal, y, por lo
tanto, un mayor gasto de energía.
Existen diversos métodos para estimar el gasto de energía. Uno de
los más utilizados es el de la OMS. Este método permite una estimación directa
de la tasa metabólica en reposo y el cálculo de lo requerimientos diarios de
energía.
La meta del tratamiento dietético es, por lo tanto, reducir el
número total de calorías consumidas.
Se sugiere elegir un patrón dietético de alimentos saludables,
como la dieta DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension) o la dieta
mediterránea, más que enfocarse en un nutriente específico, para la disminución
de peso corporal en pacientes adultos.
Las dietas que se enfocan en reducir los carbohidratos refinados,
las carnes procesadas, alimentos altos en sodio y en grasas trans son
preferibles, debe moderarse el consumo de carnes rojas no procesadas, huevos y
leche, pollo; aumentar ingesta de pescado, nueces, vegetales, aceites
vegetales, granos con un procesamiento mínimo, legumbres y yogurt. Este
acercamiento permite una mayor flexibilidad e involucrar las preferencias
personales en la dieta, por lo tanto, una mejora en la adherencia a la misma.
Las dietas convencionales se definen como aquellas con
requerimientos de energía superiores a 800 kcal/día. Estas dietas se encuentra
dentro de los siguientes grupos:
• Dietas balanceadas bajas en calorías y dietas saludables en
versiones de bajas calorías (ej. Dieta mediterránea y dieta DASH)
• Dietas bajas en grasa
• Dietas bajas en carbohidratos y dietas con un bajo índice
glucémico
• Dietas altas en proteínas
• Dietas muy bajas en calorías
Dieta
balanceada baja en calorías
Se recomienda la dieta mediterránea en pacientes adultos con
factores de riesgo cardiovascular y para la reducción del peso corporal.
Se recomienda utilizar la dieta DASH en aquellos pacientes con
sobrepeso y obesidad que padecen de hipertensión arterial.
Dieta baja
en grasas
Se puede implementar una dieta baja en grasas comiendo
aproximadamente 33 g de grasa por cada 1000 calorías en la dieta.
Si un alimento se derrite en la boca, probablemente tiene grasa.
Se puede instruir a los pacientes para contabilizar los gramos de grasa como
una alternativa a contar calorías. La grasa tiene 9.4 kcal/gramo, por lo tanto
se pueden calcular los gramos de grasa que un individuo puede comer.
Dietas bajas
en carbohidratos
Las dietas bajas en carbohidratos (60 a 130 gramos) y las dietas
muy bajas en carbohidratos (0 a < 60 gramos) son más efectivas para la
pérdida de peso a corto plazo que las dietas bajas en grasas, aunque
probablemente no sean efectivas para la pérdida de peso a largo plazo
Si se elige una dieta baja en carbohidratos, se sugiere consumir
grasas saludables (grasas mono y polisaturadas) y proteína (pescado, nuez,
leguminosas, pollo) por la asociación existente entre la ingesta de grasa y el
riesgo de enfermedad coronaria.
Se puede implementar una dieta baja en carbohidratos de dos
formas; reduciendo la cantidad total de carbohidratos o ingiriendo alimentos
con un índice glucémico bajo.
Las dietas muy bajas en carbohidratos se asocian con la aparición
de una mayor cantidad de eventos adversos como: constipación, cefalea,
halitosis, dolor abdominal, diarrea, astenia y rash.
Dietas altas
en proteína
Se recomienda una dieta alta en proteínas en pacientes adultos con
sobrepeso y obesidad para estimular la sensación de saciedad y la termogénesis.
Las dietas altas en proteínas pueden mejorar el mantenimiento a
largo plazo del peso corporal.
Dietas muy
bajas en calorías
Se denominan dietas muy bajas en calorías a todas aquellas que
manejan niveles de energía entre 200 y 800 kcal/día. Las dietas de menos de 200
kcal/día se denominan dietas de inanición.
Se recomienda la dieta muy baja en calorías en pacientes que
requieren bajar de peso rápidamente (Ej, cirugía). Se requieren más estudios
para evaluar su seguridad a largo plazo.
No se recomiendan las dietas de inanición para el tratamiento del
sobrepeso y la obesidad. Los efectos adversos más comunes en estas dietas son:
pérdida del cabello, adelgazamiento de la piel, y el descenso de la temperatura
corporal. Únicamente se sugiere este tipo de dietas en pacientes que requieren
bajar de peso rápidamente (Ej. Pacientes que se les realizará cirugía)
Cirugía
Se recomienda considerar la cirugía bariátrica en pacientes con DM
tipo 2 y sobrepeso u obesidad que no han logrado bajar de peso con el
tratamiento convencional con el objeto de disminuir los factores de riesgo
cardiovascular y mejorar su control glucémico
Los candidatos a Cirugía bariátrica deben ser adultos con un IMC
> 40 kg/m2, o con un IMC de 35 a 39.9 kg/m2 con al menos una comorbilidad
severa, que no han alcanzado las metas de pérdida de peso con dieta, ejercicio
y farmacoterapia.
Liposucción
Hacen falta más estudios y de mayor calidad para poder realizar
recomendaciones respecto a la utilidad de la liposucción para la pérdida de
peso a largo plazo y la disminución de factores de riesgo cardiovascular.
Tratamientos
alternativos
No se sugiere utilizar terapias alternativas encaminadas a la
reducción de peso como el té verde, el chitosan (Quitosano-fibra natural de
origen marino), la goma guar o guarán, y la efedra de China (Ma Huang) por la
poca y pobre evidencia disponible
No existe la suficiente evidencia de buena calidad para poder
realizar una recomendación a favor o en contra del uso de acupuntura para la
pérdida de peso corporal.
Ejercicio
El ejercicio mejora el control glucémico y la sensibilidad a la
insulina y puede prevenir el desarrollo de DM tipo 2.
El entrenamiento aeróbico tiene efectos benéficos en las
concentraciones de lipoproteína sérica, la composición corporal, y la capacidad
aeróbica y mejora los factores hemostáticos relacionados con la trombosis.
Los regímenes de ejercicio aeróbico a largo plazo han tenido, en
la mayoría de los estudios, un efecto benéfico en la presión arterial
sistémica.
Se recomienda hacer ejercicio de forma regular para mantener una
adecuada condición física y así disminuir la mortalidad general y los factores
de riesgo cardiovascular. Se recomienda combinar el ejercicio aeróbico con
entrenamiento de resistencia.
Se recomienda el ejercicio de alta intensidad por intervalos en
pacientes adultos con sobrepeso u obesidad que estén en condiciones de
realizarlo ya que es una estrategia tiempo efectiva y disminuye los depósitos
de grasa corporal.
BIBLIOGRAFIA:
GPC
Diagnóstico y
Tratamiento del
SOBREPESO Y OBESIDAD EXÓGENA
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