DIABETES MELLITUS TIPO 2
Tanto
en la Diabetes tipo 1 como en la tipo 2, diversos factores ambientales y
genéticos pueden resultar en la pérdida progresiva de la función y/o la masa de
células beta que se manifiesta clínicamente como hiperglucemia. Una vez que la
hiperglucemia aparece, los pacientes con cualquier forma de diabetes se
encuentran en riesgo de desarrollar las mismas complicaciones crónicas, aunque
las tasas de progresión pueden diferir.
La
hiperglucemia, a largo plazo, puede provocar un gran daño en diversos órganos
del cuerpo, llevando al desarrollo de diversas complicaciones que ponen en
peligro la vida, como enfermedades cardiovasculares, neuropatía, nefropatía, y
enfermedades en los ojos, que llevan a retinopatía y ceguera. Por el contrario,
si se logra un manejo adecuado de la diabetes, estas complicaciones se pueden
retrasar o prevenir.
La diabetes
tipo 2, previamente conocida como Diabetes no insulinodependiente o diabetes
del adulto, representa el 90-95% de todos los casos de Diabetes. Esta forma
engloba a los individuos que tienen una deficiencia de insulina relativa y que
presentan resistencia periférica a la insulina.
Estos
individuos, al menos de inicio, y muy comúnmente durante el resto de su vida,
no necesitan tratamiento con insulina para sobrevivir. Existen diversas causas
de Diabetes tipo 2. Aunque no se conoce con exactitud las etiologías
específicas, no ocurre una destrucción autoinmune de células beta, y los
pacientes no tienen alguna de las otras causas conocidas de diabetes. La
mayoría de estos pacientes presentan sobrepeso u obesidad. El exceso de peso
causa por sí mismo un grado de resistencia a la insulina. Los pacientes con
Diabetes que no tienen sobrepeso u obesidad pueden tener un incremento en el
porcentaje de grasa corporal distribuida predominantemente en la región
abdominal.
El test FINDRISC es una herramienta útil para detectar pacientes con alto riesgo de desarrollar Diabetes, sobre todo en aquellos con un puntaje >9 y una glucosa en ayuno > 100 mg/dl.
Se sugiere realizar glucosa plasmática en ayunas a toda aquella persona con un puntaje en el FINDRISC > 12.
No se recomienda utilizar la HbA1c
para el tamizaje de pacientes con pre-Diabetes por su baja sensibilidad y
especificidad.
Se recomienda utilizar la HbA1c para
confirmar el diagnóstico de Diabetes Mellitus en pacientes que dieron positivo
en alguna prueba de tamizaje y que presenten una glucemia plasmática en ayunas
entre 100 y 125 mg/dl. Un valor > 6.5% confirma el diagnóstico.
La HbA1c es un mejor estudio para
descartar la presencia de Diabetes y la curva de tolerancia oral a la glucosa
para corroborar el diagnóstico.
La HbA1c presenta varias ventajas,
como poder realizarla a cualquier hora del día, evita el problema de la
variabilidad en los niveles de glucosa en el día a día, y es un mejor predictor
de riesgos cardiovasculares comparado con la glucosa plasmática en ayuno y la
curva de tolerancia a la glucosa, siempre y cuando la prueba esté estandarizada
de acuerdo al estándar internacional.
Se recomienda utilizar la curva de
tolerancia a la glucosa oral cuando exista una sospecha fuerte de Diabetes
(complicaciones microvasculares, síntomas, resultados dudosos) y existan
glucemias basales normales.
Únicamente se deberán utilizar
criterios de glucosa plasmática y no de HbA1c en condiciones que incrementen el
recambio de glóbulos rojos, como el embarazo (en segundo y tercer trimestre),
hemodiálisis, transfusiones recientes, tratamiento con eritropoyetina,
enfermedad de células falciformes, etc
No se recomienda el manejo único con
cambios en el estilo de vida en pacientes con DM2 recién diagnosticada.
Se recomienda iniciar tratamiento
farmacológico con Metformina y cambios en el estilo de vida en pacientes con
DM2 recién diagnosticada, aunque el valor inicial de HbA1C esté cerca del valor
óptimo.
Se sugiere iniciar metformina con
dosis de 425mg diarios e incrementar de manera gradual cada tercer a quinto día
hasta alcanzar la dosis meta para evitar efectos gastrointestinales.
Se recomienda mantener un nivel alto
de actividad física para disminuir el riesgo de mortalidad en pacientes adultos
con Diabetes Mellitus tipo 2.
Se recomienda que los pacientes
adultos con DM 2 recién diagnosticada se apeguen a la dieta mediterránea.
Monoterapia
Se recomienda iniciar terapia
combinada con metformina y otro antidiabético oral en pacientes adultos con DM
tipo 2 recién diagnosticada y un nivel de HbA1c >8%.
No se recomienda iniciar terapia
combinada con sulfonilureas como la glibenclamida por el riesgo de hipoglucemia;
se sugiere considerar primero otros medicamentos.
No se recomienda iniciar la terapia
combinada con metformina y tiazolidinedionas por el incremento en el riesgo de
desarrollar fracturas, falla cardiaca o cáncer de vejiga, además del aumento de
peso corporal.
No se recomienda iniciar terapia
combinada con inhibidores SGLT-2 en pacientes adultos con diagnóstico reciente
de DM tipo 2, a pesar de que favorecen la pérdida de peso; únicamente se
utilizarán como una alternativa en caso de que no se puedan utilizar
inhibidores DPP-4.
En pacientes con diagnóstico
reciente de Diabetes Mellitus tipo 2 que no alcanzan su meta terapéutica o no
logran mantenerla con metformina como monoterapia, se recomienda como primer
paso agregar un inhibidor DPP-4, por su mejor balance riesgo-beneficio.
Se sugiere utilizar como segunda
opción la combinación metformina-sulfonilurea con bajo riesgo de hipoglucemia
(Glimepirida o glicazida), o la combinación de metformina con un inhibidor
SGLT-2.
En pacientes con diabetes mellitus
tipo 2 que no alcanzaron su meta terapéutica o no logran mantenerla con
metformina como monoterapia, se sugiere agregar una sulfonilurea con bajo
riesgo de hipoglucemia (glimepirida, glicazida) cuando los inhibidores DPP-4 O
SGLT2 no están disponibles o se encuentran contraindicados.
La glibenclamida produce 4 a 8 veces
más hipoglucemia que la glimepirida o la gliclazida. El riesgo de hipoglucemia
severa aumenta más de 3 veces con sulfonilureas, especialmente cuando la HbA1c
es menor y el IMC es mayor.
Se sugiere no agregar glibenclamida
al tratamiento de pacientes con diabetes mellitus tipo 2 que no hayan alcanzado
la meta terapéutica o que no hayan podido mantenerlo con metformina como
monoterapia debido al riesgo de hipoglucemia.
Se deberá de tomar en cuenta como
meta de control metabólico HbA1c <7%
Terapia combinada
Se sugiere añadir como tercer
fármaco la insulina basal en aquellos pacientes adultos con DM tipo 2 que no
han alcanzado las metas de control de HbA1c o la han perdido y no tienen
obesidad.
Se recomienda añadir como tercer
fármaco un agonista del receptor GLP-1 en aquellos pacientes con DM tipo 2 que
no logran alcanzar la meta de HbA1c con terapia combinada (dos fármacos) o la
perdieron y no son obesos.
Se recomienda la utilización de metformina,
inhibidores SLGT-2 y agonistas del receptor de GLP-1 únicamente en aquellos
pacientes que no alcancen las metas de HbA1c o la hayan perdido con terapia
combinada y que persistan con obesidad. (IMC ≥30).
Se sugiere utilizar insulina NPH
como insulina basal al utilizarla a la hora de acostarse, hacia las 10 u 11 pm.
Las insulinas análogas de acción
prolongada tienen menor riesgo de hipoglucemia comparadas con la NPH, por lo
cual se deben utilizar cuando se desea que al paciente se mantenga en un
control óptimo evitando hipoglucemias, o cuando se presentan hipoglucemias
intentando alcanzar la meta de control.
La dosis inicial de insulina basal
es de 10 Unidades por día o de 0.2 Unidades/kg de peso/día. Se debe incrementar
la dosis en 2 a 4 unidades cada vez que la glucemia en ayunas está por encima
del valor prefijado por dos a tres días seguidos o en el promedio de ese mismo
intervalo.
Al iniciar con agonistas de GLP-1 se
debe iniciar con dosis bajas hasta lograr tolerancia, y evitar efectos gastrointestinales,
que el paciente llegue a las metas de control y no abandone el tratamiento, por
efectos secundarios.
Pacientes con o sin hipertensión y que presentan albuminuria
Se recomienda dar tratamiento con
IECA o ARA II en pacientes adultos con DM tipo 2 cuando se detecte
microalbuminuria persistente aunque todavía no tengan hipertensión arterial.
Se sugiere utilizar IECA o ARA II en
pacientes con DM tipo 2 y enfermedad renal, solos o combinados, para evitar la
progresión de ésta.
Se sugiere monitoreo continuo en los
pacientes con DM tipo 2 y enfermedad renal cuando estén bajo tratamiento con
combinaciones de IECA o ARA II para evitar episodios de hiperkalemia y falla
renal aguda.
Se sugiere
realizar en un paciente portador de diabetes mellitus tipo 2, un test de
microalbuminuria de preferencia una vez al año, aunque hay múltiples factores
que pueden alterar el resultado, por lo que se sugiere realizar 2 o 3
mediciones con intervalos de 4 a 6 semanas para su confirmación.
En aquellos pacientes portadores de
DM tipo 2 con un estricto control de hipertensión arterial, ayudará a prevenir
la progresión de una nefropatía diabética, el utilizar IECA o ARA II, aunque
también pueden agregarse otros antihipertensivos, cuando el paciente mantenga
metas de presión sistólica entre 130-139 mmHg, y presión diastólica <80
mmHg.
Es importante realizar pruebas de laboratorio como examen general de orina en pacientes que cuenten con diagnóstico de diabetes mellitus tipo 2, para evaluar el estado renal del paciente y realizar las medidas de nefroprotección para que no progrese a una falla renal.
Al iniciar con insulina se debe
tomar en cuenta que pueden presentar datos de hipoglucemia, por esto es
importante explicarle al paciente como identificar los síntomas de una
hipoglucemia.
Hipoglucemia
La hipoglucemia se puede definir de
varias formas: por sus valores de glucosa plasmática (definición bioquímica),
por su sintomatología (tipo y severidad), y por la hora del día en que se
presenta (matutina o nocturna).
La Asociación Americana de Diabetes
estableció el valor de < 70 mg/dL para que se considere hipoglucemia. Este
es un valor de alerta para proporcionar un margen de error por la limitada
precisión de los monitores de glucosa a niveles bajos de la misma.
Los síntomas de hipoglucemia se
pueden dividir en dos grupos: autonómicos (sudoración, palpitaciones, temblor,
mareo, hambre) y neuroglucopénicos (confusión, mareo, dificultad para hablar,
comportamiento extraño, falta de coordinación).
Se sugiere dar de 15 a 20 g de un carbohidrato de acción rápida (4 a 6 onzas de jugo) al paciente si éste puede tragar. Si el paciente no puede tragar, se deben administrar vía intravenosa 25 ml de solución glucosada al 50%.
Se sugiere revisar los niveles de azúcar y repetir el proceso cada 15 minutos hasta que se resuelva la hipoglucemia.
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