AMIBIASIS INTESTINAL
La OMS define amebosis como una infección por Entamoeba histolytica,
sin importar la sintomatología que ésta produzca. Aun cuando la amebosis tiene
distribución global, los casos se concentran en países del tercer mundo en los que
existen condiciones sanitarias deficientes.
A pesar de que la mayor!a de las infecciones amibianas es
asintomática, la invasión tisular (hística) puede producir colitis amibiana,
abscesos hepáticos e incluso diseminación hematógena hasta otros órganos.
El ciclo
de vida de E. hi.stolytica es, a diferencia del de otros parásitos,
bastante sencillo. Los seres humanos son los únicos hospederos naturales. La
infección por lo general se contrae al ingerir quistes del parásito en agua o
alimentos contaminados con heces humanas.
Los
quistes de E. histolytica son redondos, miden 10 a 15 μm y contienen
cuatro núcleos. Después de sobrevivir al medio ácido del estómago, dichos
quistes viajan por el intestino y se transforman en trofozoitos en el íleon
terminal o el colon. A diferencia de los quistes, los trofozoítos ele E.
histolytica son altamente móviles.
Estos
microorganismos ingieren bacterias y partículas de comida, se reproducen
por fisión binaria y se enquistan en el colon; completan su ciclo cuando
los quistes infecciosos son excretados en las heces.
Como ya se
mencionó, la mayoría de las infecciones por amibas (90%) son asintomáticas, lo
cual sugiere que la invasión de tejidos por parte del parásito es una aberración
más que un comportamiento t!pico. El hallazgo común en la colitis amibiana es
la invasión de la submucosa, con la formación de úlceras e inflamación mediada
por neutrófilos, principalmente. En algunos casos los trofozoítos pueden
ingresar a la circulación porta y dirigirse al hígado, donde forman
abscesos bien circunscritos con microorganismos en la periferia.
La
invasión intestinal sintomática puede ocurrir días o meses después de la
exposición al patógeno, se caracteriza por la presencia de dolor abdominal y
diarrea sanguinolenta, aunque también puede presentarse como diarrea acuosa
o mucoide. La cuenta leucocitaria en las evacuaciones puede notarse elevada, e
incluso se puede hallar pus en las heces. La fiebre aparece en menos de 40% de
los pacientes. En algunas ocasiones éstos pueden desarrollar colitis amebiana
fulminante con diarrea sanguinolenta profusa, fiebre, leucocitosis y dolor
abdominal generalizado con irritación peritoneal. Los pacientes en riesgo de
dichas complicaciones son ancianos, embarazadas e individuos inmunosuprimidos.
La
invasión hepática por los trofozoítos da como resultado la formación de
abscesos, que por lo general son únicos y se localizan de forma predominante
en el lóbulo derecho; afectan sobre todo a hombres adultos de entre 20 y 40
años. La presentación clínica del absceso hepático amebiano es muy variable,
aunque incluye hepatomegalia, dolor en el cuadrante superior derecho, fiebre,
escalofríos y sudación profusa.
Una vez
que los trofozoítos han pasado por el hígado, éstos pueden dirigirse a otros
órganos, como cerebro, pulmones, bazo y tracto genitourinario, por la
vía hematógena. Es importante mencionar que la mayoría de los pacientes con
amebosis extraintestinal no tiene colitis amibiana concomitantemente.
Al nivel
histórico, el diagnóstico de la colitis amibiana se ha hecho al demostrar la
presencia del parásito en una muestra fresca de heces. Sin embargo, la
existencia de otra especie de amiba, Entarnoeba dispar, que es un
comensal no patógeno del tubo digestivo y que no puede ser distinguida
morfológicamente de E. histolytica, hace que este método sea inexacto.
Las pruebas de anticuerpos, PCR y cultivos en heces son difíciles de conseguir,
su sensibilidad y especificidad no han sido validadas de forma adecuada. La OMS
recomienda que, en caso de no contarse con pruebas avanzadas, se· informen los
hallazgos de la observación en fresco como E. histolytica/E; dispar y se
evalúe el contexto clínico del paciente para determinar si los trofozoitos
observados son patógenos. En general, se requieren por lo menos tres muestras
en fresco en días separados para realizar un diagnóstico, certero.
En cuanto
al absceso hepático amibiano, el primer paso es determinar su presencia mediante
estudios de imagen, como ultrasonido abdominal o tomografía computada. Después,
está indicado solicitar anticuerpos antiamiba, que tienen sensibilidad y
especificidad mayores a 95%. En medios como nuestra región, estosanticuerpos no
son muy: útiles ya que no logran diferenciar de forma adecuada un cuadro agudo
de una exposición antigua. Otros métodos diagnósticos incluyen el ELISA para E.
histolytica, que tiene' alta sensibilidad aunque no está disponible en
muchos lugares.
En
resumen, el diagnóstico de amebosis tanto colónica como extraintestinal debe basarse en la presencia de estudios
paraclínicos positivos, en conjunto con un cuadro sugestivo de dicha afección.
De observarse, ambas cosas, y a pesar de que los estudios de laboratorio no·
sean muy sensibles en nuestra región: se debe administrar tratamiento.
La
OMS recomienda que todos· los· individuos con· infección asintomática o sintomática
por E. histolytica reciban tratamiento. En el caso de la amebiosis
asintomática deben administrarse· amebicidas que tengan efecto en el lumen del
colon, como paromomicina o diyodohidroxiquinoleina. En colitis amebiana o
absceso hepático, el tratamiento de elección es el metronidazol 750 mg/8 h por
cinco a 10 días.
Al parecer, los cursos cortos de tratamiento
son tan efectivos·como los largos.
Después
de la resolución del cuadro intestinal se debe administrar un amebicida
intraluminal para erradicar los parásitos. El drenaje quirúrgico de los
abscesos hepáticos amibianos no está recomendado, ya que trae el riesgo de
sobreinfección bacteriana. En caso de que existan complicaciones intestinales
como perforación u obstrucción se deberá, realizar intervención quirúrgica,
aunque dada la friabilidad de la mucosa la realización de anastomosis es sumamente
riesgosa.
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