ASMA
El asma, es una enfermedad
broncopulmonar inflamatoria crónica frecuente y potencialmente reversible, que
se acompaña de hiperreactividad de la vía aérea y provoca en forma recurrente tos,
sibilancias, disnea y aumento del trabajo respiratorio, principalmente en la
noche o en la madrugada. Estos síntomas se asocian generalmente a una obstrucción
extensa, con disminución variable del flujo espiratorio, engrosamiento de la
pared de la vía aérea e incremento de la mucosidad.
Constituye un grave problema de
salud a nivel mundial, que afecta a personas de todos los grupos etarios y que está
presente en todos los países, independientemente de su grado de desarrollo.
De acuerdo a la Organización
Mundial de la Salud (OMS), más del 80% de las muertes por asma tienen lugar en países
de ingreso bajo y medio-bajo.
El asma puede presentarse clínicamente
en cualquier época de la vida, la mayor incidencia se presenta en la edad pediátrica,
afectando predominantemente en este grupo de edad a los varones; mientras que
en la edad adulta, afecta en mayor proporción a las mujeres. La incidencia del
asma en México se estima en 123.33 X 100,000 habs.
La clasificación, de acuerdo al
grado de control, establece tres categorías: controlado, parcialmente
controlado y no controlado. En esta clasificación, además de incluir la
frecuencia de los síntomas y la función pulmonar, se considera la frecuencia de
las exacerbaciones. Dado que la obstrucción al flujo puede variar durante la evolución,
es necesario reclasificar al paciente cada 2- 3 meses cuando esta libre de exacerbación.
La evaluación de la exacerbación
es de dos tipos:
a) Inicial (estática): Sus objetivos son: identificar a los pacientes
con factores de riesgo vital, identificar los signos y síntomas de compromiso
vital y medir de forma objetiva el grado de obstrucción al flujo aéreo mediante
la determinación del FEV1 o del PEF y su repercusión en el intercambio gaseoso
.
b) dinámica (tras la administración de
medicamentos):
Sus objetivos son: comparar los cambios obtenidos en el grado de obstrucción al
flujo aéreo respecto a los valores iniciales; y valorar la necesidad de
efectuar otras exploraciones diagnósticas.
Según la rapidez de instauración
de las exacerbaciones del asma, existen dos tipos: Instauración lenta (normalmente
en días o semanas) y las de instauración rápida (en menos de 3 horas), las
cuales deben identificarse por su causa y patogenia, ya que el pronóstico es diferente.
Las de instauración lenta (más del 80 % de las que acuden a urgencias) se deben
con frecuencia a infecciones respiratorias altas o a un mal control de la
enfermedad por incumplimiento terapéutico; mientras que las de instauración rápida
se deben principalmente a alérgenos inhalados, fármacos (AINE o -bloqueantes),
alimentos (especialmente, leche y huevo en la infancia y panalergenos
relacionados con proteínas transportadoras de lípidos en frutos secos, frutas y
vegetales o por aditivos y conservadores) o estrés emocional; el mecanismo es
la broncoconstricción y, aunque tienen una mayor gravedad inicial (con mayor
riesgo de intubación y muerte), la respuesta al tratamiento es más favorable y rápida.
El tratamiento y adecuado control
del paciente asmático permite limitar o al menos reducir al mínimo los síntomas
clínicos (incluidos los síntomas nocturnos), ser productivo, desarrollar actividades
de la vida diaria (incluido el ejercicio físico), evitar el empleo de
medicamentos de rescate, favorece tener una función pulmonar normal o cercana a
lo normal y evita la presencia de exacerbaciones graves.
La premisa fundamental del
tratamiento de una exacerbación de asma es preservar la vida del paciente de
forma inmediata, reducir las complicaciones y posteriormente reevaluar la terapéutica
empleada para ajustarla.
Las exacerbaciones (ataques o crisis) de asma son episodios agudos o subagudos caracterizados por el aumento progresivo de uno o más de los síntomas típicos (disnea, tos, sibilancias y opresión torácica) acompañados de una disminución del flujo espiratorio (pico flujo espiratorio [PEF] o del volumen espiratorio forzado en el primer segundo [FEV1]). Generalmente, el paciente con exacerbación del asma requiere modificación del tratamiento, una consulta médica no programada e incluso hospitalización.
El término control, se utiliza
para describir el grado en que las manifestaciones de la enfermedad se han
reducido o minimizado por la intervención terapéutica. De acuerdo con el grado
de control, se ha propuesto una clasificación que incluye el asma controlada,
parcialmente controlada y no controlada. Algunos pacientes con asma pueden
llevar un buen control de los síntomas y de la función pulmonar y, a pesar de
ello, presentar exacerbaciones frecuentes, o viceversa.
Los profesionales de la salud, deben
estar conscientes de que los pacientes con asma grave y uno o más factores
psicosociales adversos tienen incremento en el riesgo de muerte.
Se recomienda
fomentar en el paciente y su familia, la suspensión del habito tabáquico, así
como proveer de información y recursos para dejar de fumar.
En pacientes con
historia de tabaquismo mal controlados, se recomienda incrementar la dosis de glucocorticoides
inhalados.
Se recomienda integrar en un
programa de disminución de peso a los pacientes con obesidad y asma, que permita
explicar los beneficios de la reducción de peso y la mejoría en la función pulmonar,
así como, la probabilidad de disminuir el riesgo de otras patologías.
En
pacientes con reacción alérgica inducida por alimentos, la coexistencia de asma
es un factor de riesgo para eventos fatales.
Se debe considerar una monitorización estrecha de los
pacientes con pobre función pulmonar o que tuvieron una exacerbación en el
último año.
El riesgo para presentar una exacerbación de asma se
relaciona con:
a) nivel de gravedad clínica, funcional y de inflamación
eosinofilica basal del asma.
b) insuficiente tratamiento preventivo antinflamatorio.
c) mal cumplimiento con el tratamiento prescrito.
Así mismo, el paciente con un seguimiento inadecuado y es inhalado pesado de SABA, tiene mayor riesgo de asma casi fatal o fatal.
Existe una mayor proporción significativa de exacerbaciones
en las estaciones frías del año, especialmente, en otoño e invierno. Entre los
posibles desencadenantes de una exacerbación destacan:
- a) infecciones virales del tracto
respiratorio superior, particularmente los rinovirus
- b) aeroalergenos (pólenes y esporas
de hongos)
- c) cambios climáticos.
Se recomienda poner especial atención en el control del
asma en mujeres y tener bien identificados los antecedentes gineco-obstétricos.
Se debe instruir a los pacientes y familiares para identificar
datos de exacerbación y acudir con el profesional de la salud en caso de que no
mejore en las primeras horas de incrementar el uso de Beta 2 agonistas.
Aunque los cuestionarios ACQ y
ACT están validados en español, se recomienda usar los cuestionarios con cautela
ya que no se cuenta con evidencia directa sobre su validación en población
mexicana; sin embargo, podría usarse como guía aunado a una medida objetiva de
la función pulmonar.
Se recomienda realizar
espirometrías cada 3 a 6 meses, como control de pacientes asintomáticos y/o para
su clasificación, esto en caso de requerir ajuste de medicación.
En el tercer nivel de atención,
se sugiere la evaluación del control de los pacientes con asma grave mediante
datos clínicos aunado a la determinación de eosinófilos en esputo inducido.
Existe evidencia que apoya el uso de fármacos para adultos y adolescentes >12 anos de acuerdo a un esquema de tratamiento escalonado, el cual tiene como objetivo el control temprano de las crisis asmáticas intensificando el tratamiento (subir de peldaño) o reduciéndolo (bajar de peldaño) para obtener un control adecuado.
En pacientes con asma leve
intermitente (peldaño 1), los siguientes medicamentos actúan como los broncodilatadores
de acción corta:
‐ Agonistas beta 2 de acción corta
inhalados
‐ Bromuro de ipratropio inhalado
‐ Tabletas de agonistas beta 2 o
jarabe
‐ Teofilinas
Se recomienda prescribir un
agonista beta 2 inhalado de acción corta como terapia de rescate para todos los
pacientes con asma sintomática.
Antes de iniciar una nueva
terapéutica de fármacos, se recomienda comprobar la adherencia al tratamiento
mediante la realización de historia clínica dirigida. El objetivo del
tratamiento farmacológico es lograr el control temprano y mantenerlo mediante
la intensificación de tratamiento, de acuerdo a las necesidades clínicas y en
caso de control, reducir el manejo de acuerdo a los peldaños establecidos. Se
debe revalorar al paciente al menos cada 3 meses con la intención de reclasificar
sus necesidades terapéuticas y de referencia.
Ante el paciente que requiere mas
de un dispositivo de inhalador broncodilatador de acción corta en un mes, se
recomienda identificar y evaluar si presenta crisis de asma para mejorar el
control del asma, mediante prevención y en caso de requerirlo, su envió a valoración
por segundo o tercer nivel de atención.
En adultos con asma se recomienda
el uso de corticosteroides inhalados como medicamento preventivo para alcanzar
los objetivos generales del tratamiento.
Se recomienda indagar e iniciar
tratamiento con corticosteroides inhalados en los pacientes con cualquiera de
las siguientes manifestaciones relacionadas con el asma:
o Ataque de asma en los últimos
dos años.
o Uso de agonistas beta 2
inhalados tres veces a la semana o más.
o La presencia de síntomas tres
veces a la semana o más.
o Despertar una noche a la semana
por crisis de asma.
Una dosis inicial razonable de
los corticosteroides inhalados es de 400 microgramos/día de dipropionato de
beclometasona; sin embargo, se recomienda titular la dosis de corticosteroides inhalados
a la dosis mínima con la que se mantenga un control eficaz del asma.
Se recomienda iniciar
corticosteroides inhalados dos veces al día (excepto ciclesonida que se
administra una vez al día).
En caso de no obtener respuesta
adecuada con la primera línea de atención, es decir, corticoesteroides inhalados
más agonistas beta 2 de acción prolongada inhalados; se recomienda usar como segunda
opción agonistas beta 2 de acción corta mas algún fármaco alternativo como
antagonistas de los receptores de leucotrienos, cromoglicato sódico, nedocromil
sódico y teofilina.
Los antihistamínicos y el
ketotifeno no han demostrado algún efecto benéfico por lo que no se deberán
utilizar como tratamiento preventivo.
En caso de tener respuesta a los
LABA, está indicado detener dicho tratamiento y aumentar la dosis de dipropionato
de beclometasona a 800 mcg/día, si aún no está con esta dosis. Si hay una
respuesta a LABA, pero el control sigue siendo subóptima, está indicado
continuar con el LABA y aumentar la dosis de dipropionato de beclometasona a
800 mcg/día.
La duración de un esquema de
tratamiento concomitante dependerá del resultado deseado. Se recomienda evaluar
por separado cada meta como la prevención de despertar nocturno en días o
semanas, la prevención de los ataques de asma o la
disminución del uso de esteroides
VO semanas o meses. Si no se detecta respuesta adecuada al tratamiento, se
recomienda envió con el especialista a 3er nivel
Los antagonistas de los
receptores de leucotrienos pueden proporcionar una mejora en la función pulmonar,
disminución en los ataques de asma y mejora en los síntomas
La primera opción recomendada
como tratamiento concomitante a los corticosteroides inhalados en adultos, es
un agonista beta 2 inhalado de acción prolongada, los cuales deben ser
considerados antes de incrementar una dosis de 400 mcg/día o mayor dosis de dipropionato
de beclometasona o su equivalente.
En caso de no haber buena
respuesta a LABA, se recomienda cambiar a dipropionato de beclometasona a 800
mcg/día o su equivalentes; si aún no está en esta dosis; evaluar si el paciente
está estable y puede ser manejado de forma ambulatoria y vigilar datos de
alarma o bien requiere manejo hospitalario.
Debido a la equivalencia en
eficacia de corticoesteroide inhalado y LABA en combinación o separados, se recomienda
el uso de acuerdo a la respuesta del paciente con dosis mínimas.
En los pacientes con asma
descontrolada bajo terapia de agonista beta 2 de acción corta, dipropionato de
beclometasona a 800 mcg/día y LABA no se cuenta con evidencia suficiente para regir
esquema de tratamiento; sin embargo, consideramos que una opción terapéutica
puede ser incrementar la dosis de corticoesteroide inhalado: dipropionato de
beclometasona a 1000 o hasta
2000 mcg/dia, agregar
antagonistas de receptores de leucotrienos, teofilina y en caso de contar con tabletas
de agonistas beta 2 de liberación prolongada.
En caso de que el paciente se
encuentre estable, deberá enviarse continuarse con tratamiento y de no existir
respuesta se deberá enviar a tercer nivel para valoración con el especialista.
Si el paciente esta inestable deberá hospitalizarse inmediatamente.
Debido a que el objetivo del
tratamiento es controlar el asma utilizando las dosis mas bajas posibles de medicamentos,
se recomienda identificar a los pacientes con asma grave no controlado del peldaño
4, con tratamiento a base de corticosteroides inhalados en dosis alta y que también
han sido tratados o siguen con uso de agonistas beta 2, antagonistas de los leucotrienos
o teofilinas; para valorar en su control el uso de comprimidos de esteroides a
largo plazo de acción prolongada y evaluación por especialista para descartar algún
problema subyacente.
Los inmunosupresores (metotrexato,
ciclosporina y oro oral) se pueden administrar como una prueba de tres meses,
una vez que otros tratamientos farmacológicos no han dado resultado; sin
embargo, recomendamos que esto sea en centros especializados de 3er nivel de
atención con experiencia en tratamientos de asma difícil; ya que, el riesgo
contra el beneficio debe evaluarse junto con las preferencias del paciente.
En los adultos con asma grave que
son manejados con esteroides vía oral, se recomienda eliminar o reducir la
dosis de comprimidos de esteroides e incrementar corticosteroides inhalados, en
dosis de hasta 2.000 microgramos/día, si es necesario; así mismo, se recomienda
realizar valoraciones cada 3 meses para observar respuesta a tratamiento, buscar
factores agravantes y/o desencadenantes y dar solución a los mismos.
La termoplastia bronquial puede
ser considerado para el tratamiento de pacientes adultos con asma mal
controlada a pesar del tratamiento optimo, por lo que si se cuenta con ese
recurso, se recomienda sea aplicado en el 3er nivel con el especialista, evaluando
junto con el paciente riesgos y beneficios; así como, detallando efectos
adversos, otorgando seguimiento estrecho.
Consideramos que
independientemente del control con esteroides orales, se debe tomar en cuenta
en los pacientes con uso de esteroides a largo plazo (más de tres meses) o que
requieren esquemas frecuentes (tres o cuatro por año), vigilar el riesgo de efectos
secundarios sistémicos a través del monitoreo de la presión arterial, detección
de diabetes oportuna y dislipidemias, vigilancia de la densidad ósea; así como,
complicaciones por síndrome de Cushing derivado de la automedicación no
controlada.
Se recomienda la evaluación del
paciente de forma continua con la intención de reducir, conforme a la mejoría,
la terapia farmacológica, lo que originaría que el paciente “bajaría” de peldaño.
Es recomendable mantener al
paciente con la dosis más baja posible de corticosteroide inhalado. La reducción
de la dosis de corticosteroides inhalados debe ser lenta ya que los pacientes
responden de forma distinta, por lo que debe individualizarse la terapia según
las necesidades de cada paciente. Las reducciones se deben considerar cada tres
meses y la disminución de la dosis deberá ser en aproximadamente entre 25-50%
cada vez.
La estrategia de mantenimiento y
de alivio para el tratamiento del asma (SMART), administra en un solo inhalador
TurbuhalerR, vg. formoterol y budesonida, tanto para el tratamiento de mantenimiento
como para el de alivio. El propio paciente establece la demanda, la cantidad de
dosis de alivio que se debe administrar de la misma combinación (con un máximo
diario infranqueable) es eficaz en la prevención de exacerbaciones.
En caso de que el paciente sea
candidato para tratamiento SMART, se recomienda dar previa instrucción para el
uso del inhalador; así como, datos de alarma para identificar si existe o no
respuesta y si debe ser evaluado por médico especialista.
En pacientes con alergia
manifestada con rinitis y asma y pobre respuesta al manejo convencional; se debe
considerar el envió al especialista en tercer nivel para su evaluación con
pruebas a alergenos inhalables (pólenes) y el manejo con inmunoterapia como
coadyuvante.
Ante la sospecha de infección
micótica en enfermos con asma grave con diagnóstico de aspergilosis broncopulmonar
alérgica (ABPA), se sugiere la referencia a tercer nivel de atención para el tratamiento
inmediato de antimicóticos.
En los pacientes adultos con
asma, no se recomienda el uso profiláctico de vacunación con la intención de evitar
crisis asmáticas en periodos de alto riesgo de resfriado.
La infección por Streptococcus
Pneumoniae es una causa importante de neumonía y otras enfermedades graves,
especialmente entre aquellas personas con ciertas condiciones médicas de alto riesgo,
tales como el asma
No existe evidencia suficiente
para recomendar de forma rutinaria la vacuna neumocócica con intención de
reducir la mortalidad o morbilidad de la enfermedad neumocócica en asmáticos.
La valoración de la crisis se
realiza en dos etapas:
• Inicial (o estática). Sus
objetivos son: identificar a los pacientes con factores de riesgo vital
identificar los signos y síntomas de compromiso vital; y medir de forma
objetiva el grado de obstrucción al flujo aereo mediante la determinación del
FEV1 o del PEF y su repercusión en el intercambio gaseoso.
• Tras la respuesta al tratamiento (o evaluación dinámica). Sus objetivos son: comparar los cambios obtenidos en el grado de obstrucción al flujo aéreo respecto a los valores iniciales; y valorar la necesidad de efectuar otras exploraciones diagnósticas.
La evaluación de cualquier exacerbación
de asma debe incluir la identificación de signos y antecedentes de crisis de
riesgo vital y la utilización de medidas objetivas (PEF o espirometría) para cuantificar
el grado de obstrucción al flujo aéreo (evaluación estática).
En todos los casos en los que no
existan criterios de ingreso hospitalario se recomienda observar al paciente
durante 60 minutos para confirmar la estabilidad con datos clínicos y
funcionales antes de darle el alta.
La exacerbación grave de asma se
caracteriza por habla con palabras aisladas, se sienta inclinado hacia delante,
está agitado, FR > 30x’, FC > 120x’; por lo que se recomienda buscar
intencionalmente estos datos clínicos ante la sospecha de exacerbación de asma
y valorar si el paciente se ha apegado a su tratamiento, existe algún factor
desencadenante o mala respuesta a tratamiento para su evaluación y referencia según
el peldaño de requerimiento farmacológico.
La valoración objetiva del grado
de obstrucción al flujo aéreo mediante espirometría (FEV1) o con medidor de flujo
espiratorio máximo (PEF) ha demostrado determinar la gravedad inicial y evaluar
la respuesta al tratamiento. En función de los valores obtenidos se considera exacerbación:
o Leve, si el FEV1 o PEF es igual
o superior al 70 % de su valor teórico o mejor valor personal previo
respectivamente
o Moderada, si el FEV1 o el PEF están
entre el 70 y el 50 %
o Grave, si estos valores son
inferiores al 50 %.
Se estima que la respuesta
funcional al tratamiento es satisfactoria cuando el FEV1 o el PEF son superiores
al 45 % del valor predicho y el PEF se incrementa un mínimo de 50l/min a los 30
minutos del inicio del tratamiento.
La respuesta terapéutica inicial
de la obstrucción al flujo aéreo es el principal factor pronóstico en la valoración
de la crisis.
De acuerdo a la asociación del
desarrollo para crisis asmática tipo I o de evolución lenta o tipo II o asma hiperaguda,
se recomienda realizar anamnesis y estudios de laboratorio para identificar la
causa desencadenante; en caso de poder dar manejo en primer nivel se deberá
iniciar tratamiento. Es importante que se tome en cuenta los niveles de PaO2 y
PaCO2 medidos a través de una gasometría arterial al aire ambiente para
clasificar de manera apropiada la gravedad de la exacerbación. (ver cuadro 2).
En caso de no obtener respuesta favorable tras 6 horas de observación, se
deberá enviar a segundo nivel a valoración por urgencias para manejo agudo.
Se recomienda de manera rutinaria
medir la saturación de oxigeno por oximetría de pulso para valorar la necesidad
de tratamiento con oxigeno adicional y evaluar la respuesta al mismo.
La evidencia muestra que el pulso
paradójico no está directamente relacionado con la gravedad de la crisis de
asma, por lo que no se recomienda su utilización de forma rutinaria.
Se recomienda descartar embolismo
o taponamiento cardiaco en pacientes con crisis asmática en presencia de pulso
paradójico. Debe realizarse ECG cuando exista sospecha de complicaciones
cardiopulmonares como síndrome coronario agudo, tamponade, edema pulmonar o embolismo
pulmonar.
En las exacerbaciones graves se
sugiere realizar tomografía axial computarizada de alta resolución (TACAR) solo
cuando la presentación sea atípica (secreción excesiva de moco, deterioro
rápido de la función pulmonar, ausencia de atopia), este estudio debe ser
indicado por el médico especialista, por lo que deberá realizarse en 3er nivel
de atención.
No existe evidencia que sustente
puntos de corte para diferenciar un descontrol transitorio Vs exacerbación de
asma leve, por lo que se recomienda realizar una buena anamnesis y evaluación
del uso y aplicación de fármacos que utiliza el paciente, búsqueda de factores
exacerbantes y/o infecciones con la intención de descartar una exacerbación.
Se recomienda el uso de altas
dosis de agonistas beta2 como primer agente en pacientes con crisis de asma
aguda, reservando la administración IV para aquellos pacientes en los que no
sea posible la terapia inhalada.
Se recomienda añadir bromuro de
ipratropio nebulizado (0,5 mg cada 4-6 horas) al tratamiento de beta 2 agonista
en los pacientes con asma grave o potencialmente mortal aguda o aquellos con
una respuesta inicial pobre a la terapia con agonistas beta 2.
No es recomendable el uso de
aminofilina IV; sin embargo algunos pacientes con asma casi fatal o asma
potencialmente mortal con una mala respuesta al tratamiento inicial pueden
lograr beneficios al administrar aminofilina IV (5 mg / kg dosis de carga de más
de 20 minutos a menos que mantengan tratamiento oral de mantenimiento, y posteriormente
continuar con infusión de 0,5-0,7 mg/kg/hr).
En las diferentes guías de
práctica clínica seleccionadas, no se recomienda el uso de aminofilina o
teofilina IV por sus efectos adversos, por lo que recomendamos que en casos muy
seleccionados, podría ser utilizada bajo monitoreo estricto y realizarse únicamente
bajo vigilancia y consenso por médicos experimentados en el campo.
En exacerbación grave de asma con
pobre respuesta inicial al bolo de beta 2 agonista, se debe considerar la nebulización
continua.
Se debe hacer medición y registro
del PEF 15-30min después de iniciado el tratamiento y, posteriormente de
acuerdo a la respuesta paciente. Si posterior a 2 horas de instaurado el manejo
el paciente remite la sintomatología, presenta un PEF superior al 80% del teórico
(o del mejor valor personal del paciente) y esta respuesta se mantiene durante
3-4 horas, podrá considerarse su egreso explicando los datos de alarma así como
su reevaluación en primer nivel para inicio de profilaxis.
Se recomienda repetir gasometría
arterial en la primer hora de iniciado el tratamiento si la PaO2 inicial fue
<60mmHg, a menos de que la SpO2 sea > 92%; o la PaCO2 inicial es normal o
alta; o el paciente presenta deterioro.
No se requiere el uso de
gasometría seriada para evaluación del paciente, por lo que no está indicado de
forma rutinaria. Es recomendable medir y registrar la frecuencia cardiaca de
forma continua, niveles de potasio y glucosa séricos, concentraciones de
teofilina si la aminofilina se continua por más de 24h (mantener concentración
de 10-20mg/L o 55- 110 mol/L).
Es recomendable medir
periódicamente FEV1 o FEM de forma horaria, con la intención de evaluar
mejoría; evaluar hipoxia persistente o hipoxia más hipocapnia, PEF menor a 60%.
En caso de mala respuesta se recomienda hospitalización para uso de SABA, SAMA,
GCC sistémicos y LTRA.
Se recomienda valorar el ingreso
hospitalario de acuerdo a la evaluación clínica y funcional en máximo 3 horas;
evaluar la FEV1 o FEM y en caso de niveles < 40 %, inmediatamente
hospitalizar para manejo.
Los glucocortcoides presentan
utilidad en exacerbación de asma, por lo que se recomienda administrarse lo más
rápido posible, especialmente si:
o No se consigue una reversión de
la obstrucción pulmonar con SABA inhalados.
o El paciente estaba tomando ya glucocorticoides
orales.
o El paciente ha tratado ya su pérdida
de control previa con otras opciones terapéuticas sin éxito.
o Existen antecedentes de
exacerbaciones previas que requirieron glucocorticoides orales. No es recomendable
su uso en cuadros de exacerbación leve.
En pacientes con mala respuesta,
se recomienda ingresar a hospitalización con oxígeno < 40% si SaO2 < 92%,
administrar Salbutamol 2.5 mg + ipratropio 0.5 mg NEB c/4-6 h, hidrocortisona
IV 100-200 mg c/6h o prednisona 20-40mg vo c/12h, y considerar Mg IV.
Se recomienda la administración
de oxigenoterapia mediante cánula nasal o mascarilla tipo Venturi, a un flujo
que permita conseguir una saturación superior a
90 % (95 % en embarazadas o patología cardiaca concomitante). En pacientes con mayor grado de obstrucción se recomienda alcanzar saturaciones de 93-95 %.
Se recomienda que los pacientes
con cualquier característica de un ataque de asma de riesgo vital o casi fatal
sean ingresados a urgencias para tratamiento.
Los pacientes cuyo pico mejor de
flujo mayor 75% (o del predicho) una hora después del tratamiento inicial puede
ser dado de alta desde urgencias a menos que cumplan cualquiera de los
siguientes criterios de admisión:
o Síntomas importantes
o Riesgo de poca adherencia a
tratamiento
o Aislamiento social o pobre red
de apoyo
o Problemas psicológicos, discapacidad
o Previo ataque de asma casi
fatal
o Ataque de asma
independientemente de la dosis adecuada comprimidos de esteroides previamente
dada
o Presentación nocturna
o Embarazo
Se recomienda que en los
pacientes con PEF < 75% del mejor o del predicho y con una variación diurna
> 25%, se mantenga en hospitalización hasta que se mejoren condiciones,
debido al alto grado de recaída.
Al momento del alta, continuar
tratamiento sintomático según las necesidades, iniciar o aumentar el nivel del
tratamiento de control, continuar prednisolona por 5-7 días y dar seguimiento
en un plazo de 2-7 días.
Se recomienda egresar al paciente
con prednisona vía oral 40-60mg por 7-10 días, glucocorticoides (GCC)
inhalados, LABA y rescate.
La oxigenoterapia debe
dosificarse o titularse según la saturometria. Administrar O2 (mediante puntas nasales
nasal o mascarilla) para mantener una SaO2
> 90 % (superior al 95 % en
embarazadas o en pacientes con patología cardiaca coexistente).
La oxigenoterapia controlada o
ajustada proporciona mejores resultados clínicos que la oxigenoterapia de flujo
alto al 100% y no debe omitirse su uso a pesar de no contar son pulsioximetria;
es preciso mantener una vigilancia del paciente para la detección de un posible
deterioro, somnolencia o fatiga.
En ausencia de saturometria, el
O2 deberá administrarse a una concentración baja, esto se logra administrando
O2 al 28-32%.
Dada la carga estática que tienen
las cámaras de inhalación de plástico, deben pre lavarse con detergente y
secarse al aire para que estén preparadas para uso inmediato; si no se dispone
de una cámara de inhalación pretratada, debe utilizarse una cámara nueva que se
cebara antes de su uso
La dosis que se recomienda de
salbutamol es de 2.5 mg cada 30 minutos nebulizado, o 12 disparos (4 disparos
cada 10 minutos) si se administran con IDM con cámara espaciadora. En casos
graves utilizar nebulización continúa a un ritmo de 10 mg/h.
Cuando la respuesta es buena se
continúa con salbutamol a dosis de dos inhalaciones cada 3-4 horas hasta la remisión
de la crisis
Después de la primera hora, la
dosis de SABA necesaria varía entre 4-10 inhalaciones cada 3-4 horas y 6-10 inhalaciones
cada 1-2 horas o una frecuencia de uso superior. No es necesaria la administración
adicional de SABA si hay una buena respuesta al tratamiento inicial (por
ejemplo, PEF > 60-80% del valor del predicho o del mejor valor personal
durante 3-4 horas).
La evidencia actual de SABA
nebulizado continuo frente a uso intermitente, para exacerbación de asma grave
o asma casi fatal, es controvertida; sin embargo, hasta no contar con más
estudios, un enfoque razonable para el uso de SABA inhalados en las
exacerbaciones graves seria el empleo inicial de un tratamiento continuo,
seguido de un tratamiento intermitente a demanda en los pacientes hospitalizados.
En los pacientes con crisis asmática
moderada a grave, se recomienda dar tratamiento desde el inicio con SABA +
SAMA.
Los glucocorticoides sistémicos
deben ser administrados precozmente (primera hora de tratamiento) en todos los
pacientes con exacerbaciones moderadas a graves o que no respondan a
tratamiento inicial.
En el caso de que la duración del
tratamiento con GCC sistémicos no supere los 15 días, este se podrá iniciar y
finalizar en forma brusca, sin incrementos o decrementos graduales de la dosis,
especialmente cuando los pacientes ya han comenzado el tratamiento con GCC
inhalados.
El salbutamol aplicado en nebulización
con solución de sulfato de magnesio isotónica, podría ser utilizado con
tratamiento alterno en pacientes con crisis asmática moderada o grave, que
presentan mala respuesta a tratamiento estándar y que no requieren ventilación mecánica.
No se recomienda el uso habitual
antagonistas de los leucotrienos durante la exacerbación moderada y grave.
Ante la presencia de insuficiencia
respiratoria debe contemplarse el uso de VNI vs VMI.
Los pacientes con inestabilidad
hemodinámica, datos de fatiga muscular, alteraciones en el estado de alerta o
falla respiratoria, deberán ser sometidos a ventilación mecánica invasiva.
Se debe ingresar a UCI a los
pacientes con obstrucción muy grave que presenten deterioro de su condición,
paro respiratorio, alteración de la conciencia, SaO2 < 90 % a pesar de la
administración de O2 suplementario, hipercapnia o necesidad de
Intubación traqueal y soporte
ventilatorio o neumotórax.
Se recomienda ingreso a UCI de
pacientes con exacerbación grave o asma casi fatal que presentan deterioro del
PEF, empeoramiento o hipoxia persistente, hipercapnia, gasometría arterial con disminución
del pH o aumento de H+, fatiga, somnolencia, confusión, alteración en estado de
alerta, paro respiratorio.
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