Ulcera péptica complicada

La enfermedad ulcerosa péptica afecta a 4 millones de personas alrededor del mundo anualmente, reportándose en países desarrollados una frecuencia de 36 a 170 casos por  100,000 habitantes. El 70% de los casos se presentan entre los 25 y 64 años.

 

 El género no ha demostrado ser un factor determinante en la incidencia de úlcera péptica complicada (UPC), debido a que diversos estudios han tenido resultados

inconsistentes, algunos con leve tendencia al sexo masculino, no significativa.

 

La úlcera péptica es la causa más frecuente de hospitalización por hemorragia de tubo digestivo alto. A pesar de que la incidencia de complicaciones agudas (sangrado y perforación) ha disminuido en las últimas décadas, el patrón epidemiológico, ha mostrado poco cambio.

 

También, la introducción de nuevos fármacos para el tratamiento de dispepsia y erradicación de Helicobacter pylori, ha contribuido a esta disminución en la incidencia de úlcera péptica no complicada. Sin embargo, el incremento en la esperanza de vida, el tabaquismo y el uso de antiinflamatorios no esteroideos, existe un repunte en el número de casos  de úlcera péptica complicada

 

Los factores de mal pronóstico que incrementan la morbi-mortalidad son: edad mayor a 70 años, comorbilidades mayores, choque hipovolémico y retardo en el diagnóstico y tratamiento por más de 24 horas. 

 

Las úlceras duodenales tienen peor pronóstico en comparación a las gástricas, debido al aumento del riesgo de perforación y ser técnicamente más difíciles de manejar.

 

La gran mayoría de los casos se presentarán como una enfermedad no complicada, pero entre el 10 al 20% de los casos presentarán algún tipo de complicación

La  complicación hemorrágica es más frecuente que la perforación, con una incidencia de 19.4 y 3.7 casos por cada 100,000 individuos respectivamente.

La intervención quirúrgica será necesaria en 3.8 al 7% de los pacientes que se presentan con UPC. Por otro lado, del 4.7 al 6% de aquellos que presentaron sangrado, reingresarán a hospitalización dentro de 30 días por  resangrado.

 

La mortalidad de la UPC con sangrado es del 10% (3.7 - 33%), sin embargo, ésta puede incrementarse o disminuir dependiendo de la población estudiada y de los recursos disponibles en  la unidad de atención.

 

La úlcera péptica complicada constituye un problema para las unidades hospitalarias, ya que representa una emergencia médica que se asocia al incremento en la morbilidad, mortalidad y costos, cuya identificación temprana y tratamiento oportuno mejoran el pronóstico del paciente y optimizan los recursos en salud. La presente guía clínica pretenden ser un referente para la orientación en la toma de decisiones basadas en recomendaciones sustentadas en la mejor evidencia disponible en la literatura médica, por lo que su conocimiento y seguimiento por el personal de salud en todos los niveles de atención resulta crucial para el manejo adecuado de esta patología.



La enfermedad ulcerosa péptica es una patología del tracto gastrointestinal caracterizada por el desequilibrio entre la secreción de pepsina y la producción de ácido clorhídrico que provoca daño a la mucosa del estómago, duodeno proximal, la del esófago distal, aunque también puede afectar al duodeno distal y yeyuno. La úlcera péptica es un defecto en la pared que se extiende a través de la muscularis mucosae, se considera como úlcera péptica complicada (UPC) aquella que se extiende más allá de las capas más profundas de la pared, submucosa o muscular propia, pudiendo provocar hemorragia gastrointestinal, perforación, penetración u obstrucción.



Las complicaciones de úlcera péptica incluyen: 

  • Sangrado. 
  • Perforación. 
  • Penetración. 
  • Obstrucción de la salida gástrica

 

Las complicaciones de úlcera péptica pueden ocurrir ante cualquier etiología, sin embargo, se debe de investigar antecedentes para las principales causas implicadas en perforación y sangrado: 

  • Uso de antinflamatorios no esteroideos (AINE) incluyendo dosis bajas de aspirina. ( Principal factor)
  • Infección por Helicobacter pylori (H. pylori). 
  • Cáncer

 

El sangrado digestivo alto es la complicación más frecuente de la enfermedad ácido péptica.

 

Características de las úlceras asociadas al incremento de riesgo de complicaciones: 

  • Úlcera gigante (> 2cm). 
  • Úlcera en el canal pilórico. 
  • Úlcera refractaria. 
  • Úlcera crónica. 

 

Diversos factores de riesgo están relacionados a la perforación de una úlcera péptica: 

  • Uso de AINE. 
  • Tabaquismo. 
  • Corticoesteroides.  
  • Abuso de cocaína o anfetaminas. 
  • Ayuno prolongado. 
  • Cirugía bariátrica después de bypass gástrico. 
  • Cáncer gástrico.


 

Dentro del diagnóstico de UPAC con hemorragia se debe incluir: 

  • Historia clínica. 
  • Exploración física completa. 
  • Estudios de laboratorio. 
  • En algunos, casos lavado nasogástrico

 

Deberá realizarse una historia clínica cuidadosa que habitualmente revela síntomas típicos de enfermedad ácido-péptica. Aunque existe un importante número de pacientes que desarrollarán complicaciones de forma silente

 

Debe revisarse de forma detallada la historia clínica para identificar comorbilidades que pueden ser la causa del sangrado digestivo y que además determinen el manejo subsecuente.

 

Las comorbilidades son de suma importancia ya que influyen en el tratamiento, como puede ser: 

  1. Mayor susceptibilidad a hipoxemia (enfermedad arterial coronaria, enfermedad pulmonar crónica). 
  2. Predisponer a una mayor sobrecarga de volumen (falla renal o cardiaca). 
  3. Dificultad en el control del sangrado. (trombocitopenia, coagulopatías). 
  4. Predisposición a aspiración (demencia, encefalopatía hepática). 

 

En la historia clínica se debe considerar el consumo de algunos fármacos en específico:  

  • Uso de AINE (predisponen a formación de úlceras). 
  • Uso de agentes antiplaquetarios (favorecen el sangrado). 
  • Bismuto y hierro (alteran la presentación clínica, pueden hacer las heces negras).

 

Las manifestaciones clínicas más comunes de presentación del sangrado digestivo alto son:  

  • Hematemesis. 
  • Sangrado en posos de café. 
  • Melena

 

La hematemesis sugiere que el origen del sangrado es proximal al ligamento de Treitz. La presencia de vómito con sangre fresca franca sugiere que la hemorragia es moderada a grave, mientras que el sangrado en posos de café indica un sangrado menos intenso

 

La mayoría de la melena (heces, negras terrosas) tiene origen proximal (90%) al ligamento de Treitz, aunque pueden originarse en el intestino delgado o colon derecho.

La melena puede observarse con cantidades variables de sangre, iniciando a verse hasta con 50 ml de sangre.

 

Hematoquezia (heces con sangre fresca o marrón) es usualmente ocasionada por sangrado de tubo digestivo bajo, sin embargo puede verse en sangrados masivos de tubo digestivo alto, asociado con hipotensión ortostática.

 

Otras manifestaciones clínicas incluyen: 

  • Formas indolentes, solo anemia. 
  • Fatiga, mareo, palidez. 
  • Presíncope/sincope. 
  • Hipotensión arterial. 
  • Taquicardia. 
  • Ortostatismo

 

Se puede sugerir el origen del sagrado de acuerdo a los síntomas del paciente: 

Úlcera péptica: dolor epigástrico o en cuadrante superior derecho. 

Úlcera esofágica: odinofagia, reflujo gastroesofágico y disfagia. 

Desgarro de Mallory-Weiss: vómito o tos previa a la hematemesis. 

Malignidad: disfagia, saciedad temprana, pérdida de peso involuntaria y caquexia.

 

Para un diagnóstico oportuno de perforación se requiere de alto índice de sospecha basado en la historia clínica y exploración física. La perforación debe ser sospechada en pacientes que presentan dolor abdominal severo de forma súbita

 

Existen tres fases descritas en la úlcera péptica perforada: 

Primer fase (las primeras dos horas). 

Segunda fase (2 a 12 horas). 

Tercera fase (> 12 horas)

 

Primera fase:  Dolor abdominal súbito, epigástrico que se generaliza, puede irradiarse a hombro derecho o ambos hombros, conforme la fase avanza hay irritación peritoneal.  Taquicardia, pulso débil, extremidades frías, disminución de la temperatura y en ocasiones síncope

 

Segunda fase:  Dolor abdominal disminuye (por lo que erróneamente se puede pensar que el paciente mejora).  El dolor es generalizado, empeora a los movimientos, con rigidez a la exploración.  Desaparece la matidez hepática por la presencia de aire libre.  Al tacto rectal puede ser doloroso (por irritación del peritoneo pélvico).

 

Tercera fase:  Distensión abdominal evidente.  Disminución del dolor y presencia de rigidez abdominal.  Fiebre.  Hipovolemia por “secuestro a tercer espacio” en la cavidad peritoneal. Puede ocurrir colapso cardiovascular conforme la peritonitis avanza.

 

Se recomienda tener en cuenta las diferentes fases de la úlcera péptica perforada y un alto índice de sospecha en adultos con factores de riesgo.


DIAGNOSTICO RADIOLOGICO Y LABORATORIO

 

Se recomienda realizar en pacientes con sangrado digestivo alto los siguientes estudios de forma inicial: 

  • Biometría hemática completa. 
  • Química sanguínea (glucosa, urea, creatinina). 
  • Aminotransferasas (AST, ALT).  TP, TPT e INR. 
  • Electrocardiograma seriado y enzimas de daño miocárdico en situaciones especiales (adultos mayores, pacientes con historia de enfermedad arterial coronaria, o pacientes con dolor precordial y disnea).

 

Los pacientes con sangrado de tubo digestivo agudo suelen tener anemia normocítica normocrómica; la presencia de anemia microcítica sugiere sangrado crónico

 

Los estudios de laboratorio no son útiles en el escenario agudo de la perforación y suelen ser inespecíficos, pero puede encontrarse:

  • Leucocitosis. 
  • Acidosis metabólica. 
  • Elevación de amilasa.

 

Se recomienda realizar de primera intención una radiografía de tórax en bipedestación en busca de aire libre subdiafragmático ante la sospecha de perforación.

 

La ultrasonografía puede ser útil en manos expertas, sin embargo, el beneficio es limitado y no deberá retrasar la cirugía si otros procedimientos diagnósticos confirman la presencia de aire libre o existe deterioro progresivo del paciente.


Diagnóstico endoscópico de úlcera péptica aguda complicada con sangrado

 

La endoscopia debe realizarse en forma temprana durante la hospitalización en los pacientes con UPAC con hemorragia para establecer un diagnóstico y ofrecer un tratamiento oportuno.

 

La clasificación de Forrest es usada para clasificar y distinguir las características endoscópicas de las úlceras según la actividad del sangrado y el porcentaje de recidiva. 

Ia. Sangrado activo en chorro. 

Ib. Sangrado activo rezumante. 

IIa. Vaso visible. 

IIb. Coágulo adherido. 

IIc. Mancha plana pigmentada. 

III. Úlcera con base de fibrina limpia. (Ver anexo 5.3, cuadro 1)


 


En la UPAC con sangrado, los pacientes sometidos a endoscopia deben ser evaluados con la clasificación de Forrest para otorgar el tratamiento endoscópico pertinente.

La presencia de sangrado activo o un vaso visible no sangrante, son los de mayor riesgo de resangrado y por lo tanto necesitan terapia endoscópica a la brevedad.


La mortalidad estimada de la úlcera péptica perforada varía desde 10 al 40% según los diferentes estudios.

 

Los predictores de mal pronóstico en úlcera péptica complicada incluyen: 

  • Comorbilidades (principalmente sepsis, disfunción multiorgánica, enfermedad pulmonar, cáncer avanzado, hipoalbuminemia). 
  • Edad avanzada. 
  • Estado hemodinámico a la presentación.
  • Choque o acidosis metabólica. 
  • Daño renal agudo.

 

La edad se considera un factor independiente de mal pronóstico posterior a perforación o sangrado por úlcera péptica complicada.

 

Se recomienda evaluar los factores de mal pronóstico ante sangrado: 

  • Sangrado activo en la presentación. 
  • Hematemesis.  
  • Resangrado. 
  • Necesidad de cirugía. 
  • Hipotensión y úlceras > 2 cm como predictores de potencial falla el tratamiento endoscópico.

 

Se recomienda evaluar los factores de mal pronóstico ante perforación: 

  • Estado de choque inicial. 
  • Acidosis metabólica en el prequirúrgico. 
  • Taquicardia. 
  • Daño renal agudo. 
  • Hipoalbuminemia. 
  • Retraso en la cirugía >24 horas. 
  • Persistencia de signos de peritonitis

Se recomienda estadificar en alto y bajo riesgo usando escalas pronosticas en base a criterios clínicos, de laboratorio y endoscópicos. Debido a que la estadificación temprana de los pacientes de alto riesgo lleva a la apropiada intervención, y minimiza la morbilidad y la mortalidad. 

 

En caso de UPAC con sangrado, se recomienda utilizar la escala de Blatchford para identificar a pacientes que requieren intervención terapéutica endoscópica temprana. Una de las ventajas de esta escala es que utiliza solo datos clínicos y de laboratorio: 

  • Urea en sangre. 
  • Nivel de hemoglobina. 
  • Presión sistólica sanguínea. 
  • Pulso. 
  • Melena. 
  • Síncope al ingreso. 
  • Historia de enfermedad hepática. 
  • Historia de falla cardiaca. (Ver Anexo 5.3, Cuadro 2) 



 

La interpretación de la escala de Blatchford es:  

  1. Riesgo alto >5 puntos.  
  2. Riesgo intermedio 3-4 puntos.  
  3. Riesgo bajo 0-2 puntos. 
  4. Un puntaje de 0 tiene una sensibilidad de 99% a 100% para establecer manejo ambulatorio. También es muy útil para identificar hemorragia severa, aunque su especificidad es de 4% a 44%.

 

La escala completa (endoscópica) de Rockall identifica mejor los pacientes de bajo riesgo y que tendrán una baja incidencia de resangrado y mortalidad. Permite entonces, planear un egreso temprano de pacientes con bajo riesgo (puntuación 0-1).

Se recomienda utilizar las escalas de Blatchford o la escala completa de Rockall para determinar la necesidad de endoscopía urgente por hemorragia grave y otorgar un tratamiento oportuno, así como para establecer que pacientes se pueden egresar. (Ver Anexo 5.3, Cuadro 3)




 

En el caso de úlcera péptica complicada con perforación se recomienda el empleo del sistema de puntaje de Boey debido a su factibilidad para realizarse. (Ver anexo 5.3, Cuadro 4).




 

El puntaje de Boey se utiliza para predecir la morbilidad y mortalidad perioperatoria en la UPAC perforada. Es simple, preciso y solo utiliza 3 parámetros.  Choque preoperatorio.  Evaluación ASA III-IV (condiciones médicas graves).  Perforación mayor a 24horas. (Ver anexo 5.3, Cuadro 4).

 

Los pacientes tienen mayor riesgo de mortalidad por UPAC con perforación con un puntaje de Boey mayor a 1. 

Tratamiento pre-endoscópico

 

El abordaje general del paciente con úlcera péptica complicada debe incluir: 

  • Soporte vital (restricción de la vía oral, reanimación con líquidos). 
  • Coordinación del equipo médico, quirúrgico y radiográfico. 
  • Terapia de supresión de ácido (inhibidor de bomba de protones). 
  • Tratamiento para H. pylori. 
  • Descontinuar AINE, antiagregantes plaquetarios y anticoagulantes. 
  • Cirugía de urgencia.

 

En el soporte vital del paciente con UPAC se deberá: 

  1. Mantener la vía aérea permeable, adecuada ventilación y circulación (ABC) como pasos iniciales en la evaluación. 
  2. Tener vigilancia estrecha de la función cardiovascular y respiratoria con monitorización continua. 
  3. Acceso venoso con calibre de catéter grueso. 
  4. Obtener muestras sanguíneas para grupo sanguíneo, pruebas cruzadas para paquetes globulares, determinación de hemoglobina, hematocrito, plaquetas, tiempos de coagulación y electrolitos. 
  5. Cruzar paquetes globulares. 
  6. Iniciar resucitación con líquidos (cristaloides y coloides) para prevenir choque hipovolémico. 
  7. Transfundir paquetes globulares en quienes lo requieran y esté indicado.

 

En pacientes con sangrado digestivo alto sin comorbilidades significativas, se recomienda trasfusión con el objetivo de mantener hemoglobina (Hb) ≥ 7 gr/dL. (Pacientes con sangrado activo e hipovolemia pueden requerir hemotransfusión a pesar de una Hb aparentemente mayor).

 

En pacientes con sangrado digestivo alto y riesgo de sufrir eventos adversos en el contexto de anemia (enfermedad arterial coronaria inestable) se recomienda mantener Hb ≥ 9 gr/dL

En pacientes con una Hb > a 10gr/dL, difícilmente requerirán transfusión de paquetes globulares.

 

El uso de inhibidores de bomba de protones (IBP) tiene un papel importante en la formación y estabilización del coágulo en las úlceras sangrantes, incrementando el pH y ayudando a la agregación plaquetaria. 

 

El uso pre-endoscópico de IBP puede retrasar la necesidad de una intervención endoscópica al disminuir las lesiones ulcerosas de estadio de alto riesgo en bajo riesgo. Esto puede resultar útil cuando la endoscopia temprana no es factible o la experiencia local es limitada. Sin embargo, el uso de IBP no debe remplazar la reanimación inicial apropiada o retrasar la realización de una endoscopia urgente. 

 

La dosis recomendada de IBP es de 80 mg en bolo seguido de 8mg por hora en infusión durante 72 horas en pacientes con sospecha de sangrado activo.

 

Los regímenes de terapia intermitente con IBP para el manejo de la úlcera péptica complicada con sangrado, puede ser una mejor opción, debido a mayor facilidad de uso, factibilidad (no requiere de bomba de infusión), menor costo y requerir menos recursos.

 

No se recomiendan el uso de somatostatina u octreótida en el tratamiento habitual de los pacientes con UPAC con sangrado agudo. Se demostró que después de una hemostasia endoscópica exitosa, la infusión continua de pantoprazol fue superior a la de somatostatina para prevenir la recurrencia de sangrado y promover la desaparición de estigmas endoscópicos. Sin embargo, por supuesto esto no aplica si hay evidencia de sangrado por úlceras variceales.

 

No se recomienda utilizar antagonistas de los receptores H2 (Ranitidina, cimetidina) para pacientes con úlcera péptica aguda complicada con sangrado.

 

Los agentes procinéticos utilizados antes de la endoscopia (metoclopramida), disminuyen la necesidad de repetir endoscopia debido a pobre visualización por restos hemáticos (OR 0.55; 95% CI, 0.32-0.94). Sin embargo, no disminuye la mortalidad, días de estancia hospitalaria, número de paquetes transfundidos o cirugía

 

Los procinéticos se pueden utilizar en pacientes seleccionados cuando existen grandes volúmenes de sangrado a nivel gástrico, por ejemplo en presencia de hematemesis, para mejorar la visualización endoscópica o sonda nasogástrica). 

Tratamiento endoscópico de la úlcera péptica complicada con sangrado

 

El manejo actual de la UPAC con sangrado activo no variceal, se recomienda realizar endoscopia temprana (definida como aquella dentro de las 24horas de la presentación).

 

Los pacientes con evidencia clínica de perforación aguda no deberían ser sometidos a endoscopia

 

Se recomienda realizar tratamiento endoscópico en lesiones de alto riesgo, es decir, sangrado activo, presencia de vaso visible no sangrante, o un coágulo adherido

 

En la UPAC los pacientes con hemorragia activa o vaso visible no sangrante en la úlcera (Forrest IIa, Ia-Ib) tienen mayor riesgo de resangrado y está indicada la terapia endoscópica a la brevedad. (Ver Anexo 5.3, Cuadro 1).

 

Los pacientes con úlcera que presenta mancha plana pigmentada (Forrest IIc) o con base limpia (Forrest III) no requieren tratamiento endoscópico ni IBP intravenosos. Se recomienda IBP por vía oral.

 

En pacientes con Forrest IIc en adelante pueden egresarse en caso de que no tengan factores de alto riesgo de sangrado recurrente (edad mayor de 60 años, inestabilidad hemodinámica, enfermedad concomitante grave, alteraciones de la coagulación, sangrado durante la hospitalización).

 

El tratamiento de una úlcera con coágulo adherido, consiste en lavar enérgicamente y tratar la lesión encontrada, siempre y cuando se tenga los elementos necesarios para una adecuada terapia endoscópica. Se ha observado en dos metanálisis que el removerlo no disminuye el resangrado.

 

La terapia endoscópica en la piedra angular en el manejo de la UPAC. Las modalidades que se utilizan son:  Inyección de agentes químicos.  Terapia térmica.  Terapia mecánica. (clips endoscópicos). 

 

La terapia de inyección de epinefrina sola vía endoscópica no proporciona una adecuada hemostasia y debe ser utilizado en combinación con otro modalidad o método endoscópico.

 

La terapia térmica aplica calor o corriente eléctrica a lesiones sangrantes, logrando la coagulación de los vasos y la hemostasia exitosa. El tratamiento térmico se divide en:  Técnicas de contacto (electrocoagulación o sonda de calor).  Técnicas sin contacto.

 

La electrocoagulación por contacto cuenta con las modalidades monopolar, bipolar y multipolar. A diferencia de la terapia monopolar, la bipolar y la multipolar tienen circuito eléctrico localizado en la punta de la sonda y con esto disminuye la disecación del tejido diana con el electrocauterio, limitando el daño profundo y el riesgo de perforación.

 

La sonda caliente por contacto, dispersa el calor por la punta y de manera tangencial, similar al contacto de electrocoagulación. Su principal ventaja es que en la punta y en los lados proporciona coagulación

 

La combinación de inyección con adrenalina endoscópica más terapia térmica contra monoterapia térmica no muestra diferencia significativa en el resangrado. Por lo tanto esta última puede ser utilizada sin aplicación de adrenalina.

 

El plasma de argón puede ser utilizado en vasos que miden menos de 1mm así como del sangrado en capa. La utilización de plasma de argón como monoterapia disminuye el resangrado comparado la aplicación de adrenalina sola

Los Clips endoscópicos son dispositivos mecánicos que proporcionan hemostasia por compresión o taponamiento directo de los vasos y tejido proximal del sitio de sangrado. A diferencia de la inyección o cauterización, éstos no inducen lesión tisular. Existen diferentes tamaños, longitudes y formas para individualizar el manejo.

 

Los clips endoscópicos o hemoclips están indicados para colocarse en lesiones donde el vaso es visible, o por debajo de un coagulo removido (Forrest Ia, IIa, IIb). Con la finalidad que sea pinzado por el efecto mecánico del hemoclip.

 

La aplicación de hemoclips más adrenalina mostraron mayor reducción del resangrado al compararse con adrenalina sola (3.8% vs 21%, P= 0.008). Entre los pacientes con resangrado la terapia combinada fue más eficaz que la terapia de inyección sola en el logro de la hemostasia permanente (100% vs 33%, P= 0.02)

 

La terapia endoscópica mecánica (hemoclips) no están recomendados para el manejo de la perforación aguda en el cuadro de la UPAC para lo cual el cierre quirúrgico es el abordaje inicial.

 

Una segunda exploración endoscópica es aquella que se realiza dentro de las 16-24 horas de la endoscopia inicial y se realiza en aquellos pacientes con datos de resangrado. No debe ser utilizada como rutina.

 

En pacientes con resangrado después de la intervención endoscópica inicial, se recomienda repetir el tratamiento endoscópico antes de considerar tratamiento quirúrgico o radiológico intervencionista.

 

Quienes son llevados a hemostasia por estigmas de alto riesgo de sangrado deben ser hospitalizados por al menos 72 horas posteriores a la endoscopia.

 

La angiografía con Embolización Arterial Transcatéter (EAT) puede ser una alternativa a la cirugía en pacientes quienes la terapia endoscópica, ha fallado especialmente en aquellos pacientes de alto riesgo para cirugía

 

La EAT es útil en el manejo de la UPAC con hemorragia que no responde a manejo endoscópico, especialmente aquellos quienes son candidatos de alto riesgo para cirugía.

 

En centros donde se tenga disponibilidad, la EAT debe ser el tratamiento de segunda línea si falla la terapia endoscópica.


Tratamiento Post-endoscópico de la úlcera péptica complicada con sangrado

 

El manejo actual de la hemorragia por úlcera péptica incluye la realización de endoscopia terapéutica temprana seguida de un periodo adecuado de supresión de ácido clorhídrico.

 

Aunque no hay evidencia que sustente la ruta y la dosis recomendada para el manejo post-endoscópico, se recomienda utilizar dosis altas de IBP intravenosos, iniciar con un bolo de 80mg, seguido de una infusión continua de 8mg/hora por 3 días.

 

Al egreso de los pacientes con UPAC se recomienda prescribir una dosis diaria de IBP. La duración será determinada de acuerdo a la etiología que provocó el ingreso. Por ejemplo si el paciente requiere tomar AINE requerirán profilaxis secundaria por largo tiempo.

 

Los pacientes categorizados como de bajo riesgo después de la endoscopia pueden alimentarse dentro de 24 horas.


Tratamiento quirúrgico de la úlcera péptica complicada con sangrado 

 

La consulta precoz por el especialista en cirugía puede ser particularmente beneficiosa en pacientes con alto riesgo con falla al tratamiento endoscópico inicial.

 

La proporción las causas por la que se requiere de procedimiento quirúrgico debido a úlcera péptica aguda complicada (UPAC) es de: 

  • Perforación 61%. 
  • Sangrado 21%. 
  • Obstrucción gástrica 12%. 
  • Falla del tratamiento médico 6%

 

La principal indicación de cirugía en el tratamiento quirúrgico de UPAC con sangrado es la falla al tratamiento endoscópico o angiográfico. El procedimiento quirúrgico se limita a controlar el sangrado

 

En casos de UPAC con sangrado el tratamiento quirúrgico está indicado en caso de: 

  • Falla a terapia endoscópica. 
  • Inestabilidad hemodinámica después de reanimación vigorosa (>3 unidades de sangre durante la reanimación inicial). 
  • Recurrencia de hemorragia después de control por endoscopia. 
  • Persistencia de sangrado, requiriendo más de 3 unidades de sangre por día.

 

Hay que tomar en cuenta que el riesgo de muerte después de la cirugía es elevado por varias razones. Los pacientes suelen ser adultos mayores, con comórbidos graves, por lo general, no son capaces de soportar la cirugía después de una gran pérdida de sangre e hipotensión. Además, la endoscopia selecciona un subgrupo de úlceras de alto riesgo para la cirugía que representan desafíos técnicos para los cirujanos

 

La cirugía de control de daños consiste en: 

  • Control inicial rápido de la hemorragia. 
  • Control de la contaminación. 
  • Cierre abdominal temporal. 
  • Reanimación en la unidad de cuidados intensivos. 
  • Re-exploración subsecuente con reparación definitiva.

 

Ante la presencia de una UPAC con sangrado se recomienda realizar cirugía de control del sangrado

 

En base a la localización de la úlcera sangrante se debe realizar: 

  • Resección de la úlcera si está localizada en la curvatura mayor, antro o cuerpo del estómago. 
  • Gastrectomía parcial con reconstrucción en Bilroth I o II si está localizada en la curvatura menor o el área de la cisura angularis. 
  • Gastrectomía distal con esófagoyeyunoanastomosis si está localizada en la unión gastroesofágica

 

En úlceras sangrantes a nivel duodenal se debe realizar duodenotomía longitudinal y cierre del vaso sangrante en el cráter ulceroso además de ligadura de la arteria gastroduodenal.

 

En UPAC con sangrado controlado quirúrgicamente, en la actualidad la vagotomía, en cualquiera de sus variedades, no es clara y no se recomienda, ya que aumenta la morbilidad de forma significativa.

Tratamiento quirúrgico de la úlcera péptica complicada con perforación

 

Casi el 70% de las muertes por úlcera péptica son debidas a perforación.

 

En el manejo inicial de la perforación debe incluir: 

  • Colocación de sonda nasogástrica. 
  • Reemplazo de volumen intravascular. 
  • Tratamiento con inhibidores de bomba de protones. 
  • Antibioticoterapia de amplio espectro.

 

La intervención quirúrgica está indicada en la mayoría de los casos en el manejo de úlcera perforada. En pacientes con alto riesgo y que presenten úlcera perforada contenida, se puede realizar tratamiento no quirúrgico.

 

Se recomienda realizar cirugía de urgencia ante el diagnóstico de UPAC con perforación si el paciente presenta deterioro clínico o evidencia de perforación libre, independientemente si hay fuga o no de líquido gastroduodenal.

 

En base a la localización de la úlcera perforada el tratamiento recomendado es: 

  • Cierre primario con parche si está localizada en la curvatura mayor, antro o cuerpo del estómago. 
  • Gastrectomía parcial si está en la curvatura menor o en la cisura angularis. 
  • Gastrectomía distal con esófago-yeyunoanastomosis si está en la unión gastroesofágica.

 

Hay evidencia de que la reparación laparoscópica ofrece mayores beneficios que la cirugía abierta, sobre todo en pacientes de bajo riesgo. Entre ellos están los siguientes: 

  • Reducción del dolor postoperatorio y analgésicos. 
  • Menor estancia hospitalaria.  
  • Menor tasa de infección de la herida. 
  • Disminución de sepsis abdominal. 
  • Menor morbilidad y mortalidad. 
  • Menor tiempo quirúrgico. 
  • Reducción en las fugas del sitio de sutura. 
  • Menor riesgo de reintervención. 
  • Menor pérdida sanguínea.

 

Se recomienda realizar de abordaje laparoscópico para el tratamiento quirúrgico de la UPAC con perforación.

 

La laparoscopia es el tratamiento de primera elección en UPAC perforada. Aunque en las siguientes condiciones pudiera estar contraindicada ya que aumenta la morbilidad y la mortalidad. 

Presencia de choque. 

Puntaje de Boey > 3. 

Paciente mayor de 70 años. 

Síntomas persistentes por más de 24 horas. 

Puntuación de ASA III-IV. 

Poca experiencia en técnica laparoscópica.

 

Las siguientes condiciones son proclives a resultar en una falla en la reparación laparoscópica y que se requiera conversión a cirugía abierta: 

  • Una localización inadecuada. 
  • Perforación grande (definido por algunos como mayor que 6 mm y por otros más de 10 mm).  Úlceras con bordes friables.

 

El cierre primario de la perforación es el tratamiento de elección para pacientes que requieren cirugía de urgencia por UPAC con perforación. 

 

La técnica más utilizada en el manejo de la UPAC con perforación es el cierre con un parche de epiplón comúnmente llamado parche de Graham u omentopexia.

 

La resección gástrica y la vagotomía en UPAC con perforación empezaron a ser obsoletas con el advenimiento de los inhibidores de la bomba de protones. En la actualidad se realiza cierre primario de la perforación con parche de epiplón o sin él.

 

La morbilidad y mortalidad por UPAC con perforación disminuye con las siguientes estrategias perioperatorias: 

  • Uso de antimicrobianos pre y postoperatorios. 
  • Corrección del deterioro clínico. 
  • Diagnóstico oportuno e identificación temprana de complicaciones. 
  • Uso de inhibidores de bomba de protones. 
  • Corrección del equilibrio ácido/base. 
  • Elección del tipo de cirugía a realizar.

 

Se recomienda que la terapia empírica antimicrobiana iniciada en pacientes con úlcera péptica perforada tenga cobertura para bacilos entéricos gram negativos, gram positivos y anaerobios.

 

La terapia antimicrobiana empírica inicial en úlcera péptica perforada es:  Cefalosporina 3ª generación + metronidazol.  Piperacilina-tazobactam.  Ticarcicilina-ácido clavulánico.  Carbapenémicos (en áreas donde hay organismos productores de betalactamasa).


Los factores de riesgo asociados a recurrencia de úlcera péptica aguda complicada son:  

  • Edad avanzada (mayor o igual a 75 años). 
  • Comorbilidades. 
  • Uso de AINE y/o aspirina. 
  • Uso de anticoagulantes, inmunosupresión o corticoesteroides. 
  • Choque. 
  • Infección por Helicobacter pylori.  Úlcera > 1 cm. 
  • Clasificación de Forrest I-II. 
  • Niveles bajos de hemoglobina en su presentación.

 Para la prevención de la recurrencia de complicaciones por úlcera péptica se recomienda:  

  • Tratamiento de erradicación para H. pylori. 
  • Suspender el uso de AINE. 
  • Mantener la terapia de supresión de ácido.

En pacientes con sangrado por úlcera péptica, se recomienda realizar pruebas para detección de H. pylori, tratamiento de erradicación en caso de ser positivo y posteriormente la confirmación de la erradicación.

 

Los pacientes quienes tengan alta sospecha de infección por H. pylori y que en el cuadro agudo la prueba es negativa, se recomienda posteriormente, al ceder la hemorragia aguda, realizar nueva prueba por la probabilidad de un falso negativo.

 

Se recomienda como terapia de primera línea para erradicación de H. pylori: 

  • Omeprazol 20 mg vía oral cada 12 horas. 
  • Amoxicilina 1 gr vía oral cada 12 horas. 
  • Clartitromicina 500 mg vía oral cada 12 horas.

 En pacientes alérgicos a la penicilina, puede sustituirse amoxicilina por metronidazol 500 mg cada 12 horas.  El tratamiento es por 7 a 14 días.

 

La erradicación de H. pylori por sí sola no reduce la recurrencia de úlcera gastroduodenal en pacientes que están recibiendo tratamiento crónico con AINE. Estos pacientes requieren de continuar con tratamiento con IBP así como el de erradicación

 

Se recomienda realizar pruebas de detección para H. pylori en pacientes que usan aspirina con historia de úlcera gastroduodenal.

 

La prueba de aliento con urea para detección de H. pylori tiene una sensibilidad de 88% y especificidad de 95%. La prueba de antígeno de H. pylori en heces tiene una sensibilidad de 95% y especificidad de 100%

 

La erradicación de H. pylori es benéfica antes de comenzar el tratamiento con AINE. Es obligatoria en pacientes con historia de úlcera péptica

 

Se recomienda suspender los AINE en pacientes con antecedente de sangrado por úlcera péptica. Sin embargo si son necesarios a largo plazo, deberá emplearse una combinación de analgésicos inhibidores selectivos de COX-2 e IBP.

 

En pacientes con UPAC con sangrado que utilizan antiagregantes plaquetario, con riesgo cardiovascular aumentado, se recomiendan continuar con la ingesta de aspirina o clopidroguel después de iniciar una adecuada terapia endoscópica y farmacológica, si se considera que los riesgos de complicaciones cardiovasculares son mayores que las del sangrado gastrointestinal

 

En pacientes que requieran uso de antiagregantes plaquetarios a largo plazo se debe realizar detección de H. pylori y en caso de ser positiva, se recomienda la erradicación

 

El clopidogrel se asocia a resangrado en 9-14% y la profilaxis con IBP debe ser considerada en aquellos pacientes con antecedente de UPAC.

 

Los antagonistas de la vitamina K deberán suspenderse hasta corregir el trastorno de la coagulación del evento agudo.


Se debe de enviar de primer a segundo nivel a todo paciente que presenta las siguientes condiciones clínicas:  Dolor abdominal intenso con datos de irritación peritoneal.  Hematemesis.  Vómitos en poso de café.  Melena.  Hematoquezia.  Datos de respuesta inflamatoria sistémica.  Signos radiográficos de perforación (aire libre subdiafragmático).  Inestabilidad hemodinámica.  Hemoglobina y hematocrito por debajo de valores normales en la biometría hemática asociado a cualquiera de los puntos anteriores. 





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