ADULTO CON CATARATA
La
organización mundial de la salud estimó en el 2002 que había 37 millones de
personas con ceguera secundaria a catarata relacionada con la edad. La catarata
senil se mantiene como la causa número uno de ceguera reversible desde 1990.
El 50%
de la ceguera mundial es debida a catarata y la mayoría de los casos están
localizados en los países desarrollados.
La
ceguera y la debilidad visual tienen un impacto muy significativo en el
desarrollo socioeconómico de los individuos y las sociedades. El tratamiento
quirúrgico tiene un ahorro a largo plazo en los costos de de la salud.
La
catarata es la disminución de la calidad óptica del cristalino debida a su
opacificación.
Epidemiológicamente
la mayoría de las cataratas del adulto están relacionadas con la edad debido a
que el cristalino incrementa su espesor y peso por una producción continua de
fibras y compresión de su núcleo.
Subsecuentemente las proteínas del cristalino se modifican y agregan lo que le da coloración amarillenta que cambia su transparencia e índice de refracción. Revisar la coloración y transparencia del cristalino en pacientes mayores de 40 años, de preferencia con un oftalmoscopio directo.
A todo adulto que refiera baja visual y que no mejore con lentes se debe sospechar el diagnóstico de catarata. El médico debe obtener la colaboración del paciente para un tratamiento integral.
El tabaquismo, el uso prolongado de esteroides y la diabetes son factores de riesgo para el desarrollo de catarata. Los pacientes pueden reducir el riesgo de desarrollo o progreso de la catarata tomando ciertas preocupaciones como dejar de fumar.
Si es
posible, de acuerdo con otros médicos tratantes de condiciones sistémicas
asociadas, suprimir la ingesta prolongada de esteroides, en caso necesario
sustituyéndolos por otra alternativa terapéutica.
Se
recomienda llevar el mejor control posible de los pacientes que padecen
Diabetes Mellitus.
Se recomienda a partir de los 40 años iniciar con acciones de detección de catarata en adultos con factores de riesgo. Se recomienda a partir de los 50 años iniciar con acciones de detección en adultos sin factores de riesgo.
La
historia clínica del paciente es importante, incluyendo paciente y otros factores
de riesgo que puedan afectar el resultado de la cirugía (por ejemplo, un estado
de inmunosupresión o el uso de simpático antagonistas alfa 1a.)
En todo
paciente que se vaya a operar de catarata, es necesario realizar una historia
clínica completa, haciendo énfasis en la evaluación del estado visual, las
condiciones de salud asociadas (si es diabético o hipertenso, etc.) y otros
factores de riesgo que puedan afectar el resultado de la cirugía (estado de
inmunosupresión o consumo de simpático antagonistas alfa 1a).
Además
de diagnosticar las condiciones sistémicas del paciente, es importante hacer un
adecuado interrogatorio de los antecedentes heredofamiliares oftalmológicos
(glaucoma, retinopatía diabética, etc) y personales patológicos oculares.
Se debe
interrogar sobre baja en la agudeza visual, si hay deslumbramiento y cambios en
la sensibilidad al contraste (apreciar el tono de los colores de manera
semejante entre unos a otros, como ocurre en el atardecer).
Explorar
la agudeza Visual del paciente con cartilla de Snellen con la escala de 3
metros.
Se debe
realizar un examen clínico que incluya aspectos intencionados, que se enlistan
a continuación:
a)
Agudeza visual simple y, en su caso, con la corrección visual que utiliza, de
lejos y cerca.
b)
Examen externo (párpados, pestañas, aparato lagrimal, órbita)
c)
Examen de la alineación y movilidad ocular
d)
Evaluación de la función pupilar y reflejos
e)
Examen del cristalino y, si su opacidad lo permite, del vítreo, papila óptica,
retina
periférica
y mácula.
Hacer un examen clínico como se muestra en la evidencia a todos los pacientes en que se sospecha catarata. En casos de pacientes con algún problema psicológico se debe evaluar cuidadosamente el mismo, porque pueden presentarse problemas en el transoperatorio.
La
agudeza visual como prueba única no es válida para decidir el momento oportuno
de intervenir quirúrgicamente la catarata, además es una prueba endeble para
predecir razonablemente la visión que se obtendrá en el postoperatorio.
Los
cuestionarios que ayudan a determinar el desenvolvimiento visual del paciente
con catarata son, entre otros, el de Bernth-Peterson, el cuestionario de
actividades visuales, el ADVS y el National Eye Institute Visual Function
Questionnaire.
Aunque existen cuestionarios especiales estandarizados, lo más práctico es interrogar al paciente sobre su desempeño general y su grado de dificultad visual lejana y cercana en diferentes condiciones de luminosidad.
Si bien
las pruebas mencionadas en la evidencia pueden ser útiles para determinar la
funcionalidad del segmento posterior, deben de ser realizadas por un
oftalmólogo.
Se debe
hacer el diagnóstico diferencial de la catarata con todas aquellas patologías
oculares que disminuyan la agudeza visual y no logre mejorarla con lente.
Se
deben realizar exámenes de laboratorio que incluyan la determinación de
biometría hepática, química sanguínea, pruebas de coagulación y exámen general
de orina, procediendo a mejorar en lo posible las condiciones físicas, ya sea
el control de tensión arterial o diabetes, así como la detección y eliminación
de focos sépticos, como podrían ser infecciones dentales, pielonefritis, etc.,
por mencionar algunos ejemplos.
A todos
los pacientes que se sometan a cirugía de catarata se les deben realizar los
exámenes de laboratorio que se indican en la evidencia encontrada y se deben
estabilizar sus condiciones generales antes de su envío al siguiente nivel
En
pacientes mayores de 40 años se deberán realizar estudios de gabinete que
muestren las condiciones generales de salud del paciente, como
electrocardiograma, una tele de tórax y valoración por el especialista
correspondiente (internista, cardiólogo, anestesiólogo, etc.).
La
cirugía de catarata no se debe realizar en las siguientes circunstancias: la
refracción (corrección con lentes) soluciona las necesidades visuales del
paciente ya que la cirugía no mejorará la función visual; las condiciones
sistémicas u oculares del paciente contraindican la cirugía cuando el paciente
no tendrá adecuado cuidado en el postoperatorio.
En
estos casos se recomienda no operar al paciente, excepto cuando la extracción
de la catarata permita solucionar otra patología ocular.
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO
El
tratamiento con esos suplementos no está indicado para retardar o evitar el
desarrollo de catarata.
Se debe
evitar el uso de sustancias como el polisulfonato sódico de azapentaceno, la
pirenoxina o el extracto de cineraria marítima, ya que estas substancias no
detienen el progreso de una catarata.
TRATAMIENTO NO FARMACOLÓGICO
Se
recomienda a los pacientes abandonar el hábito del tabaquismo, pues reduce el
riesgo de desarrollo o progreso de la catarata. En aquellos pacientes que
reciben esteroides se debe buscar un tratamiento alterno como anti
inflamatorios no esteroideos u otros inmunosupresores
Mientras
llega el momento de intervenir la catarata se puede mejorar la calidad visual,
actualizando la graduación de lentes auxiliándose con filtros adecuados.
Está
contraindicado el uso de midriáticos en forma permanente en pacientes con
cataratas centrales pequeñas porque aumenta el deslumbramiento y puede provocar
otras complicaciones.
TRATAMIENTO QUIRURGICO
El único tratamiento definitivo para la catarata es el quirúrgico. Solamente se recomienda el tratamiento quirúrgico de la catarata.
No hay que esperar a que madure la catarata. Se debe operar cuando el paciente sienta que la deficiencia visual afecta sus actividades cotidianas.
REHABILITACION
Una vez
cicatrizada la herida quirúrgica, en todo paciente se debe realizar una
refracción óptima que permita la rehabilitación visual.
Se debe
enviar al paciente de regreso al primer nivel, una vez que el ojo operado se
encuentre libre de datos de inflamación y rehabilitado con su mejor corrección
óptica tanto de lejos como de cerca.
Dependerá
de la condición ocular que acompañe a la cirugía de catarata, el tipo de
procedimiento que se deberá realizar, además de la extracción del cristalino.
Para glaucoma, se puede realizar una cirugía combinada con trabeculectomía.
Para
opacidades corneales, se puede realizar una queratoplastía penetrante. Para opacidades
vítreas, se puede realizar una vitrectomía.
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