INSUFICIENCIA VENOSA CRONICA
La etiología es
multifactorial y puede incluir: incremento de la presión venosa causada por bipedestación
prolongada, incremento de la presión intraabdominal, factores congénitos y familiares
El mecanismo implicado en
la aparición de IVC es la incompetencia de las válvulas venosas, secundaria a
la destrucción de las mismas o por un defecto idiopático de la pared venosa que
produciría una dilatación excesiva y la separación de las válvulas agregar
defectos de pared
El primer síntoma es la sensación
de aumento de peso en las piernas, posteriormente aparece edema, dolor y dilatación
de las venas de las extremidades inferiores
La IVC es una enfermedad
de evolución crónica, ocasiona un deterioro progresivo y significativo de la
calidad de vida de los pacientes que la padecen (Rosas, 2006), constituye una condición
clínica con substanciales implicaciones epidemiológicas, y es causa también de sintomatología
limitante e incapacidad laboral con importantes repercusiones económicas debido
al número de bajas laborales e ingresos hospitalarios que genera
Con la bipedestación
prolongada las venas se distienden permitiendo apertura de las valvas y
eventualmente incremento de la presión, la cual está directamente relacionada
al peso de la columna de sangre
Las venas varicosas
frecuentemente aparecen en el primer embarazo y con los embarazos subsecuentes
se incrementan.
La incompetencia venosa
incrementa con factores tales como la obesidad y el número de embarazos.
Se recomienda identificar
los grupos con factores de riesgo para desarrollar IVC como:
- Edad:
a mayor edad, mayor riesgo
- Historia
familiar de varices
- Ortostatismo
prolongado
- Obesidad
- Embarazo
- Profesiones
de riesgo (en las que una persona pasa más de 5 horas de su jornada laboral de
pie o sentado)
- Vida
sedentaria
Es recomendable que las
medidas de prevención (medidas de alivio venoso) se lleven a cabo en toda la población
que presente factores de riesgo para desarrollar IVC, teniendo en cuenta que la
mayor prevalencia de la enfermedad es en el sexo femenino.
Los cambios en el color y
en la textura de la piel son el resultado de la destrucción de células rojas y
el depósito de hemosiderina que se acumula con el transcurso del tiempo.
Considerar la existencia
de IVC ante la presencia de los siguientes datos:
- Dolor
de las extremidades inferiores de predominio vespertino
- Dilatación
de las venas
- Edema
(vespertino, que disminuye con el reposo)
- Hiperpigmentación
de la piel (localizada en la región maleolar medial).
El dolor de las
extremidades inferiores como dato único no es indicativo diagnóstico de IVC.
El diagnóstico de IVC se
considera en pacientes que presenten los siguientes síntomas de las
extremidades inferiores:
- Pesantez
- Prurito
- Calambres musculares nocturnos
- Cansancio
Se recomienda investigar
los factores que incrementan o disminuyen los síntomas de la IVC.
El examen físico debe
incluir una evaluación con el paciente en posición de pie, lo cual permite la máxima
distención de las venas.
La palpación no solo debe
centrarse en los trayectos venosos sino también, es necesario valorar los
pulsos arteriales.
En la IVC es recomendable
explorar al paciente en bipedestación y realizar palpación de los trayectos
venosos en busca de reflujo, defectos aponeuróticos y procesos trombóticos. Se
recomienda una evaluación concomitante de los pulsos arteriales ya que es un
factor importante para planear un tratamiento venoso adecuado.
En todo paciente con IVC
se recomienda medir el perímetro de la pierna de manera bilateral y
comparativa, utilizando una cinta métrica para establecer la presencia de
edema; una diferencia mayor de 1cm es significativa.
Se recomienda realizar un
examen dirigido de la superficie de la piel buscando los siguientes datos clínicos:
- Telangiectasias y venas reticulares (signos tempranos)
- Irregularidades o abultamientos que sugieran venas varicosas
- Hiperpigmentación
- Atrofia blanca
- Lipodermatoesclerosis
- Úlceras
Es recomendable la realización
de la prueba de Trendelenberg y la maniobra de Perthes como parte de la evaluación
clínica diagnóstica de la IVC.
La clasificación de
Nicolaides conocida como CEAP [manifestaciones clínicas (C), factores etiológicos
(E), distribución anatómica (A) y condiciones fisiopatológicas (P)] es la que
proporciona una información más completa y objetiva de la IVC.
Se recomienda utilizar la
clasificación de CEAP en todo paciente con IVC (Anexo 6.3; Cuadro I).
Se recomienda tomar en consideración
que la IVC puede presentarse con síntomas en ausencia de signos clínicos, y
puede haber signos clínicos evidentes de IVC sin síntomas asociados.
El diagnóstico de la IVC
sobre el cual se establece las indicaciones terapéuticas debe basarse en los
criterios clínicos.
Se recomienda realizar el
diagnóstico de IVC con base a los datos clínicos obtenidos durante el
interrogatorio y la exploración física del paciente.
La manifestación más característica
de la IVC es la hipertensión venosa con o sin reflujo por lo tanto: la prueba
de oro para el diagnóstico y cuantificación de la insuficiencia venosa es la medición
cruenta de la presión venosa en una vena del dorso del pie.
El estudio ideal para
realizar el diagnóstico y cuantificación de la IVC es invasivo; en la
actualidad los estudios no invasivos son de utilidad y son los que se
recomiendan para el complemento diagnóstico de los pacientes con IVC.
La pletismografía debe
considerarse como una prueba adicional para el diagnóstico de la IVC.
Es recomendable
realizarla en los siguientes casos:
- Pacientes con cambios cutáneos de IVC sin varices.
- Cuando no se cuenta con Doppler.
- Ensayos clínicos en los que se desee registrar la presión venosa en la IVC.
Se recomienda realizar
Doppler duplex para el diagnóstico preciso de IVC en los pacientes candidatos a
tratamiento quirúrgico.
El Doppler continuo puede
utilizarse durante la evaluación física del paciente con IVC ya que,
proporciona datos cualitativos de la función venosa.
Se recomienda realizar
flebografía en los siguientes casos:
- Pacientes con anomalías o malformaciones anatómicas
- Pacientes candidatos a cirugía del sistema venoso profundo
- Varices recidivantes
La elección del
tratamiento en la IVC se ve afectada por los síntomas, el costo, el potencial
de complicaciones por iatrogenia, la disponibilidad de recursos médicos, el
entrenamiento del médico, así como por la presencia o ausencia de enfermedad
venosa profunda y de las características de las venas afectadas.
Se recomienda que para
determinar la conducta terapéutica de los pacientes con IVC se consideren los
siguientes datos:
- Factores
de riesgo
- Síntomas
- Presencia
de enfermedad venosa profunda
- Estado
venoso de la enfermedad
- Disponibilidad
de recursos médicos.
- Capacitación
del médico.
Para el tratamiento de la
IVC se recomienda indicar las siguientes medidas de alivio venoso:
- Evitar
o corregir el sobrepeso y la obesidad
- Evitar
situaciones que supongan periodos prolongados de bipedestación inmóvil
- Realizar
medidas físico-posturales (Anexo 6.3; Cuadros II y III)
Se recomienda utilizar
prendas y calzado cómodos y frescos, con tacón de menos de 3 cm de altura.
Es recomendable indicar a los pacientes con IVC que realicen actividades físicas; especialmente se recomienda la natación y la deambulación durante 30 minutos al día.
Para las personas que
tienen periodos prolongados de sedestación (más de 5 horas) se recomienda:
realizar ejercicios de comprensión de los músculos de la pantorrilla que
impliquen la flexión y extensión de los tobillos, así como movimientos
circulares del pie.
Como parte de las medidas
de alivio venoso en los pacientes con IVC se recomienda prevenir y corregir el estreñimiento.
Se recomienda que las
mujeres con IVC que soliciten terapia hormonal anticonceptiva sean referidas a valoración
por el médico ginecólogo.
Se recomienda indicar
medidas de alivio venoso en las personas que presentan factores de riesgo para
desarrollar IVC (Anexo 6.3, cuadro II).
La terapéutica de compresión
ha mostrado un efecto corrector sobre el reflujo venoso patológico, tanto en el
sistema venoso profundo como en el sistema venoso superficial, cuando este se
haya alterado en la IVC primaria o secundaria. No obstante, no se ha podido
establecer si este efecto se produce por acción sobre la válvula venosa o por
otros efectos hemodinámicos.
Se recomienda la compresión
terapéutica y preventiva de manera de individual para cada paciente con IVC; la
de uso más común es la de los dispositivos (media o calcetín) teniendo en consideración
las contraindicaciones establecidas (Anexo 6.3; Cuadro IV).
La acción terapéutica de
la terapia compresiva elástica está definida por: el grado de compresión
ejercida en la articulación del tobillo, que se determina por la ley de
Laplace; el módulo de elasticidad y extensibilidad; así como por la elongación práctica
y la presión residual.
La terapéutica compresiva
elástica incrementa la velocidad de vaciamiento venoso. Este incremento se ha
evidenciado a partir de presiones de 14-18 mmHg en el compartimento gemelar,
que corresponden a compresiones externas de 22 mmHg en el tobillo. Esto se ha demostrado
mejor para los vendajes y dispositivos cortos que para los largos, si bien de
forma no concluyente.
Las recomendaciones de
compresoterapia en la IVC de acuerdo a la etapa clínica (C) de la clasificación
de CEAP en que se encuentre son las siguientes:
- CEAP (C2): media elástica grado 18-21 mmHg,
- CEAP (C3): media elástica grado 22-29 mmHg
- CEAP
(C4, C5 y C6): media elástica grado 30-40 mmHg
Cuando el paciente
manifiesta sintomatología propia de IVC pero, no hay signos de la enfermedad se
recomiendan (previo descarte de patología osteoarticular) medias elásticas
grado 22-29 mmHg.
La terapéutica compresiva
ha mostrado capacidad para reducir tanto el porcentaje como la intensidad de la
sintomatología de la IVC, manifestados en escalas de calidad de vida.
Este efecto se ha
demostrado igualmente de forma preventiva en grupos de personas, cuya actividad
laboral contempla una bipedestación prolongada.
Cuando existen factores
de riesgo profesional como trabajos que requieren de bipedestación o sedestación
prolongadas (más de 5 horas) se recomienda indicar medias de compresión de
22-29 mmHg.
No hay pruebas
suficientes para apoyar, en forma global la eficacia de los flebotónicos para
la IVC. Se ha sugerido que los flebotónicos tienen cierta eficacia sobre el
edema pero su relevancia clínica es incierta. Debido a las limitaciones de la
evidencia actual, es necesario realizar más ensayos clínicos controlados y
aleatorios que tengan mayor consideración a la calidad metodológica.
Aunque la evidencia no es
suficiente para apoyar el uso de flebotónicos, cuando se cuente con ellos
pueden utilizarse en los siguientes casos:
- Para
manejo de los síntomas subjetivos y funcionales de IVC (fatiga, calambres
nocturnos, piernas cansadas, pesantez, tensión y edema)
- Pacientes
con IVC en donde la cirugía no está indicada.
- Como
terapia coadyuvante en pacientes sometido a tratamiento quirúrgico con
persistencia de síntomas subjetivos
- Se debe considerar que el tratamiento farmacológico no sustituye a la
- compresoterapia.
Se recomienda ofrecer el
tratamiento con flebotónicos durante 6 meses y revaloración del caso a juicio
del médico.
No se recomienda el uso
de diuréticos para el manejo de la IVC.
Se recomienda utilizar
pentoxifilina en pacientes con ulcera venosa. No está justificado su uso en
paciente con clasificación (C) de CEAP menor de 6.
No hay evidencia clínica que
sustente el uso de agentes antiplaquetarios o anticoagulantes en el manejo de
la insuficiencia venosa.
Aunque la cirugía ha sido
el tratamiento más conocido para las venas varicosas, y particularmente para la
vena safena mayor, la evidencia no apoya a la cirugía como una opción terapéutica
definitiva.
Las indicaciones de
tratamiento quirúrgico de la IVC son:
- Varices con sintomatología de IVC, con afectación de las venas safenas y venas perforantes.
- Varices poco sintomáticas pero muy evidentes, con potencial riesgo de complicaciones (varicoflebitis, varicorragia)
- Varices recidivantes.
- Las contraindicaciones para tratamiento quirúrgico en la IVC, son:
- Edad: en general no está indicada la cirugía de las varices en pacientes con más de 70 años
- Linfedema
- Varices secundarias a angiodisplasias o fistulas arteriovenosas postraumáticas
- Pacientes cuya clínica puede ser atribuida a otra patología: osteoarticular, radicular
- Obesidad
mórbida
- Varices cuya indicación quirúrgica se sustente en motivos estéticos.
El tratamiento quirúrgico
no se recomienda como uso rutinario; se debe reservar para los siguientes
casos:
- Falla al tratamiento conservador. (ausencia de mejoría en un periodo de 6 meses de medidas de alivio venoso y compresoterapia,)
- Varices complicadas (ver cuadro V)
- Varices recidivantes.
El tratamiento quirúrgico
en pacientes con IVC y enfermedad arterial periférica está contraindicado.
La fleboextracción parcial o completa de la vena safena asociada a la ligadura de las venas perforantes incompetentes sigue siendo la técnica mas utilizada, debido a los buenos resultados que se obtienen.
Aunque no existe un
criterio preciso para cuantificar el número de intervenciones que se pueden
considerar como éxito o fracaso; al cabo de 10 años después de una
intervención, de 20 a 30% de los pacientes desarrollan nuevamente varices.
La ligadura y
fleboextracción de la vena safena mayor se puede aplicar a todas las clases
clinicas CEAP del 2 al 6 con reflujo venoso superficial. Se ha demostrado que
resulta en una mejoría significativa de la hemodinámica venosa; eliminando
probablemente el reflujo venoso profundo concomitante; asimismo, provee alivio sintomático
en las etapas avanzadas de IVC y ayuda en la cicatrización de las úlceras.
La técnica quirúrgica
recomendada para el tratamiento de la IVC es la fleboextraccion parcial o
completa de la vena safena mayor asociada a la ligadura de las venas
perforantes incompetentes.
En los pacientes con
venas varicosas debido a incompetencia de la vena safena mayor se recomienda remoción
quirúrgica.
La escleroterapia es más
efectiva en venas pequeñas (de 1 a 3 mm y medianas (de 3 a 5 mm); sin embargo
un diámetro preciso utilizado para hacer decisiones terapéuticas no está
establecido.
Se recomienda tener en
cuenta las siguientes indicaciones para la escleroterapia:
a. Indicaciones
óptimas:
- Varicosidades reticulares y venas reticulares
- Telengiectasias
- Varicosidades
aisladas*
- Varicosidades
por debajo de la rodilla*
- Varicosidades
recurrentes (si no hay reflujo de la vena safena mayor)
- Telangiectasias
y varices residuales a la cirugía.
Indicaciones inferiores a las óptimas:
- Pacientes ancianos y débiles
- Reflujo
sintomático
- Pacientes
que no son candidatos para la cirugía
Indicaciones cuestionables:
- Reflujo de la vena safena mayor
- Reflujo
de la vena safena menor
- Varicosidades
grandes.
No se recomienda el
tratamiento con escleroterapia en los siguientes casos:
- Presencia
de enfermedad arterial oclusiva.
- Pacientes
con postración o inmovilidad.
- Presencia
de tumor maligno no controlado.
- Hipersensibilidad
al fármaco esclerosante.
- Tromboflebitis
aguda.
- Varicosidades
muy grandes con comunicaciones grandes con las venas profundas.
No hay una tecnica de
escleroterapia estandarizada ni un acuerdo acerca de las concentraciones, ni
dosis de los agentes esclerosantes que pueda recomendarse. Es recomendable
utilizar de manera concomitante terapia compresiva ya que mejora los resultados
de la escleroterapia.
El tratamiento con láser
se puede emplear en el manejo de telangiectasias; en asociación con la
escleroterapia química se obtienen buenos resultados.
La terapia con láser
presenta posibles efectos secundarios a nivel local de tipo estético (cambios
de pigmentación y quemaduras superficiales).
Aunque están en etapa de validación
los procedimientos obliterativos de la vena safena (láser y radiofrecuencia)
pueden ser utilizados en unidades calificadas y por cirujanos previamente
capacitados.
Una combinación
especifica de las diversas opciones terapéuticas como tal, no se ha propuesto.
Es recomendable seleccionar las opciones terapéuticas de forma individual para
cada caso, conforme a las características clínicas que estén presentes.
Se recomienda que el
paciente con IVC sea referido al segundo nivel para ser atendido por el
servicio de cirugía general en los siguientes casos:
- Ausencia de mejoría después de un periodo de 6 meses de medidas de alivio venoso y compresoterapia
- IVC complicada (ver anexo 3, cuadro V)
- Etapa clínica (C)≥ 4,
de acuerdo a la clasificación de CEAP.
- Varices recidivantes.
Es recomendable derivar a
segundo nivel de atención a los pacientes que requieren tratamiento quirúrgico
una vez que se cumpla con lo siguiente:
- Control de la obesidad cuando esté presente.
- Aceptación por parte del paciente para llevar a cabo las medidas de higiene venosa.
- Consentimiento del paciente para someterse al procedimiento quirúrgico.
- Ausencia de contraindicaciones para la cirugía.
Se recomienda derivar a
tercer nivel de atención a los pacientes con IVC, en los siguientes casos:
- Sospecha de causa congénita de la IVC.
- Úlceras recurrentes a pesar del tratamiento compresivo o quirúrgico.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario