ENFERMEDAD RENAL CRÓNICA
La Enfermedad Renal Crónica se
define como una disminución de la función renal demostrada por la tasa de
filtrado glomerular (GFR) de menos de 60 mL/min en 1.73m2, o por marcadores de daño renal, o ambas, de al menos 3 meses de
duración, sin tomar en cuenta la causa subyacente.
La Diabetes y la Hipertensión
son las principales causas de la Enfermedad Renal Crónica en todos los países
de altos y medianos ingresos, y también en muchos de los países de bajos
ingresos
Los factores de riesgo para el
desarrollo y progresión de la Enfermedad Renal Crónica incluyen: un bajo número
de nefronas al nacer, pérdida de nefronas debido al incremento en la edad, y
daño renal agudo o crónico causado por
exposiciones tóxicas o enfermedades (por ejemplo, obesidad y Diabetes Mellitus
tipo 2)
Se pueden dividir en:
Factores
de susceptibilidad (incrementan posibilidad de daño renal), factores iniciadores (inician
directamente el daño renal), factores
de progresión (empeoran el daño renal y aceleran el deterioro
funcional) y factores de estadio final
(incrementan la morbimortalidad en situación de daño renal)
La Enfermedad Renal Crónica
puede presentar alguno de los siguientes marcadores de daño renal: albuminuria definido como albúmina en
orina > 30 mg/24 hr, anormalidades en el sedimento urinario, trastornos
hidroelectrolíticos secundarios a un trastorno tubular, anormalidades detectadas en histología, anormalidades
estructurales detectadas por imagen o historial de trasplante renal.
Se clasifica de acuerdo a su etiología, el filtrado glomerular y
las concentraciones de albúmina urinaria
La última clasificación de
KDIGO (Kidney Disease Improving Global Outcomes) del 2013 define seis
categorías de acuerdo al filtrado glomerular (G1 a G5 con subdivisión de G3 en
a y b) y tres niveles de albuminuria
(A1, A2 y A3). Esta mejora en la clasificación de ERC tiene como objetivo
señalar indicadores pronósticos relacionados al deterioro de la función renal y
daño cardiovascular.
Se deben identificar los
factores que predisponen a un individuo para el desarrollo de enfermedad renal crónica, ya que algunos de estos factores de
riesgo se pueden modificar y así prevenir o retrasar la progresión a enfermedad
renal en etapa avanzada.
Los factores de riesgo modificables incluyen infección
sistémica, diabetes, hipertensión, tabaquismo, inflamación sistémica, obesidad, proteinuria, dislipidemia, y anemia.
Los factores de riesgo no modificables incluyen: género, edad,
pertenecer a alguna minoría étnica, y
una historia familiar de enfermedad renal crónica.
Se puede retrasar la progresión de enfermedad renal crónica y la necesidad de terapia de reemplazo si se identifica a la Diabetes, la severidad de la proteinuria y un nivel de bicarbonato sérico bajo como los factores de riesgo más importantes para la progresión rápida de la enfermedad.
Se deben tomar en cuenta otros
factores de riesgo no tradicionales que pueden incidir en la progresión de daño
renal.
Los factores de riesgo
iniciales más importantes para Enfermedad Renal Crónica son:
• Edad avanzada
• Sexo masculino
• Diabetes
Los factores de riesgo
perpetuadores de la Enfermedad Renal
Crónica son:
• Proteinuria
• Hipertensión
• Hiperuricemia
Existen diversos factores que
influyen en la probabilidad y en la tasa de progresión de enfermedad renal
crónica que incluyen:
• Tasa de filtrado glomerular y
la categoría de albuminuria
• El grado de albuminuria
• La causa de la enfermedad
renal
• La exposición continua a
agentes nefrotóxicos
• Obesidad
• Hipertensión
• Edad
• Raza /origen étnico
• Resultados de laboratorio
como la hemoglobina, albúmina, calcio,
fosfato, bicarbonato
Se deben identificar los
factores asociados con la progresión de enfermedad renal crónica para poder
informar el pronóstico. Esto incluye los factores arriba mencionados.
En pacientes de más de 50 años
con hipertensión o Diabetes se debe determinar la presencia de Enfermedad renal ya que resulta ser una
intervención costo efectiva bajo cualquier circunstancia.
Se sugiere utilizar la
determinación de albúmina con tiras reactivas o la determinación analítica de albúmina en orina y/o la determinación de la
tasa de filtrado glomerular dependiendo de la disponibilidad de las pruebas.
Se sugiere realizar tamizaje
con previa estratificación de factores de riesgo y con una meta terapéutica
para lograr intervenciones costo efectivas.
La creatinina refleja la
capacidad de filtrado renal, la cual tiene una gran reserva y por lo tanto no
es sensible al daño renal agudo ni al daño renal crónico a menos que el daño
sea lo suficientemente importante para comprometer la habilidad de filtrado.
No se recomienda utilizar la
creatinina sérica como único examen para evaluar la función renal en adultos
mayores.
La detección de la enfermedad
renal crónica basándose en estimaciones de la tasa de filtrado glomerular es
una evaluación más precisa que la creatinina
sérica únicamente.
Se utilizan dos ecuaciones en
la práctica clínica para estimar la tasa de filtrado glomerular, la CKD-EPI y
la MDRD. Estudios recientes muestran que
la CKD-EPI predice de forma más precisa el pronóstico y tiene menos sesgos que
la MDRD.
Se debe estimar la tasa de
filtrado glomerular en pacientes adultos con factores de riesgo utilizando ecuaciones. Se puede utilizar la fórmula de
Cockroft -Gault, la MDRD, y la CKD-EPI. La ecuación de Cockroft- Gault predice
mejor la mortalidad.
Se recomienda utilizar la ecuación MDRD para el cálculo de la tasa de filtrado glomerular en pacientes adultos con diabetes. Esta ecuación tiene una mayor precisión en estadios avanzados y en pacientes > 60 años.
Los pacientes que presentan al
menos dos mediciones del filtrado glomerular con valores menores a 60 ml/min en
un periodo de tres meses deben considerarse como enfermos renales.
Se pueden utilizar de forma
indistinta cualquiera de las ecuaciones para medir la tasa de filtrado
glomerular; si se cuenta con el recurso se sugiere utilizar la ecuación con
cistatina.
Medición
de la albuminuria
Se recomienda la medición de
albúmina en pacientes de alto riesgo,
Ej. con Diabetes o Hipertensión, ya que esto puede mejorar la detección de
Enfermedad renal Crónica en estadios más tempranos.
Se recomienda utilizar la
relación albúmina/creatinina para la evaluación inicial de proteinuria.
Se sugiere utilizar la primera
muestra de orina del día para la cuantificación de albúmina.
Para la medición de proteinuria
se sugiere realizar los siguientes estudios en el siguiente orden de
preferencia:
• Relación albúmina/creatinina
en orina
• Relación proteínas/creatinina
en orina
• Uroanálisis con tira reactiva
y lectura automatizada
• Uroanálisis con tira reactiva
y lectura manual
Ecografía
renal
Se debe realizar un ultrasonido
en todos los pacientes que se presentan con falla renal de etiología
desconocida, ya que la obstrucción del tracto urinario es fácilmente diagnosticada
y reversible cuando se trata de forma oportuna.
El ultrasonido se utiliza
comúnmente para el tamizaje y el diagnóstico de la enfermedad renal
poliquística.
Se puede utilizar el
ultrasonido para diferenciar un quiste renal simple benigno de un quiste más
complejo o de un tumor sólido, aunque sea menos sensible que una tomografía.
Se debe realizar ultrasonido o
tomografía en pacientes con pielonefritis que no
responden de forma adecuada al
tratamiento antimicrobiano.
Se puede utilizar el
ultrasonido para evaluar la presencia de enfermedad renal irreversible,
basándose en el tamaño del riñón y en el grosor de la cortical.
El ultrasonido es el estudio de
imagen de primera línea para la evaluación de personas con enfermedad renal no
diagnosticada. Le ayuda al clínico a separar enfermedad renal terminal de daño
renal agudo potencialmente reversible o de etapas tempranas de enfermedad renal
crónica por medio de:
• Determina la presencia,
tamaño y forma de los riñones y evalúa el grosor de la cortical previo a la
biopsia renal.
• Identifica uropatía
obstructiva.
• Evalúa cicatrices renales.
• Identifica enfermedad renal
poliquística.
Se debe realizar un ultrasonido
renal a todas las personas con Enfermedad renal crónica que:
• Presenten una progresión
acelerada de la enfermedad renal
crónica.
• Presenta hematuria visible o
persistente.
• Tienen síntomas de
obstrucción del tracto urinario.
• Tiene historia familiar de
riñones poliquísticos y una edad mayor de 20 años.
• Tienen una tasa de filtrado
glomerular de menos de 30 ml/min/1.73 m2. (categoría G4 o G5)
• Requieren una biopsia renal
de acuerdo al nefrólogo
Diabetes
El tratamiento intensivo con insulina
tiene los siguientes beneficios con respecto al riñón:
• Puede revertir parcialmente
la hipertrofia glomerular y la
hiperfiltración (tanto en estado basal
como como después de una carga de
proteínas) que se cree son factores de
riesgo importantes para daño glomerular.
• Puede retrasar el desarrollo
de la excreción elevada de albúmina
• Puede estabilizar o disminuir
la excreción de proteínas en pacientes con una excreción aumentada de albúmina
• Disminuye la progresión del
descenso en la tasa de filtrado glomerular.
El tratamiento con inhibidores
SGLT-2 puede reducir el riesgo de progresión de enfermedad renal en pacientes
con Diabetes Mellitus tipo 2.
Hipertensión
Inhibidores
de la enzima convertidora de angiotensina
(IECA)
No se recomienda combinar IECAs
con bloqueadores del receptor de angiotensina ya que no se han demostrado beneficios al combinarlos para
disminuir el riesgo de daño renal o eventos cardiovasculares.
Se recomienda tratar a los
pacientes adultos con Diabetes e Hipertensión con una combinación de
inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina y bloqueadores del receptor de angiotensina o
monoterapia con cualquiera de estos dos fármacos para disminuir la frecuencia de enfermedad
renal crónica.
Se sugiere administrar
inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina o bloqueadores del
receptor de angiotensina en pacientes con Diabetes tipo 2 y normoalbuminuria para reducir el
riesgo de desarrollo de microalbuminuria.
Bloqueadores
del receptor de angiotensina 2
Se sugiere administrar
bloqueadores del receptor de angiotensina II en pacientes con Diabetes y
albuminuria.
Dislipidemia
Los pacientes con enfermedad
renal crónica deben ser evaluados y, de ser necesario, tratados por
dislipidemia.
Se recomienda dar tratamiento
con estatinas a dosis estándar a los pacientes con enfermedad renal crónica de
más de 50 años o > de 18 años con factores
de riesgo cardiovascular (Diabetes, Hipertensión, etc.) para disminuir la
presentación de eventos cardiovasculares.
Se recomienda iniciar
tratamiento con estatinas en pacientes
con una tasa de filtración glomerular <60 ml/min/1.73 m2 y se sugiere tratamiento con
estatinas en pacientes con
enfermedad renal crónica y una tasa de filtración glomerular > 60 ml/min1.73
m2 si tienen 50 años o más o factores de riesgo
cardiovascular (hipertensión,
diabetes, tabaquismo, bajos niveles de HDL-C)
Otra opción es la utilización
de estatinas en pacientes con enfermedad renal crónica que no están en diálisis
si el riesgo absoluto a 10 años de tener un evento cadiovascular importante es
de 7.5 a 10% o mayor pero no dar estatinas si el riesgo a 10 años es menor del
5%.
No se sugiere utilizar
fibratos, ya que pueden producir una mayor cantidad de eventos adversos,
especialmente si se dan de forma conjunta con estatinas. Únicamente valorar su
uso en pacientes con triglicéridos >
10 mmol/L (886 mg/dL)
Anemia
Se debe diagnosticar anemia en
adultos y niños > 15 años de edad con ERC cuando la concentración de
hemoglobina sea < 13 g/dL en hombres y < 12 g/dL en mujeres.
La principal causa de anemia en
la ERC es la producción inadecuada de eritropoyetina endógena, hormona que
actúa sobre la diferenciación y maduración
de los precursores de la serie roja, aunque en los últimos años se han reconocido otros
factores que contribuyen a ella, como una respuesta eritropoyética disminuida
de la médula ósea debido a las toxinas urémicas y al estado inflamatorio, la
disminución de la disponibilidad de hierro para la eritropoyesis y el aumento
de los niveles de hepcidina, una vida media de los hematíes acortada o déficits
vitamínicos (vitamina B12 o ácido fólico), entre otros.
Se recomienda medir la
concentración de hemoglobina en pacientes con enfermedad renal crónica y sin
anemia al menos una vez al año si se encuentran en estadio 3, dos veces al año
si se encuentran en estadios 4 y 5 y cada tres meses en pacientes en estadio
5HD y 5PD.
Se recomienda medir la
concentración de hemoglobina en
pacientes con ERC
y anemia que no están siendo
tratados con eritropoyetina al menos cada
3 meses en pacientes 3-5 ND y 5 PD, y al menos una vez al mes en pacientes 5
HD.
Se debe preferir el tratamiento
con hierro IV en los pacientes con ERC que requieran de suplementación debido a
que presenta una menor cantidad de eventos adversos.
Se sugiere tratamiento con
hierro IV en pacientes con ERC si la saturación de transferrina (TSAT) es <
30 % y la ferritina es < 500 ng/mL.
No se recomienda administrar
hierro IV en pacientes con infecciones sistémicas.
Se sugiere iniciar tratamiento
con ESA en pacientes con ERC estadio 5D para evitar un descenso de la Hba menos
de 9 g/dL iniciando el ESA cuando la Hb se
encuentre entre 9 y 10 g/dL.
El uso de una dosis menor de
eritropoyetina puede ser razonable sobre todo en pacientes con un nivel de Hb pretratamiento de cerca de 10 g/dL.
Se debe individualizar el
tratamiento ya que algunos pacientes pueden experimentar mejorías en su calidad
de vida con niveles de hemoglobina superiores
a 11.5 g/dL y están dispuestos
a aceptar los riesgos.
Se recomienda la administración
subcutánea de eritropoyetina porque presenta una menor cantidad de eventos
adversos y se requiere una dosis menor para alcanzar los niveles deseados de
Hb; se recomienda una dosis inicial de aprox. 50 a 100 unidades/kg/semana, y de
darbopoyetina de 60 a 200 mcg cada 2 a 4 semanas.
Restricción
de sal en la dieta
Se sugiere una ingesta de <
100 mEq/día de sodio para que la restricción pueda ser sostenible y se pueda
mantener a lo largo del tiempo.
Restricción
de proteínas en la dieta
En pacientes con una tasa de filtrado glomerular < 60 ml/min/1.73 m2 y que no se encuentren en diálisis se sugiere una ingesta diaria de proteínas de 0.8 g/kg. No se recomienda una ingesta muy baja de proteínas (-0.6g/kg/día).
Se sugiere referir con el
nefrólogo a todos aquellos pacientes con una tasa de filtrado glomerular <
30 ml/min/1.73 m2 (excepto pacientes > 80 años sin progresión de albuminuria
y sin planteamiento de tratamiento sustitutivo renal).
Se debe referir a los pacientes
con una tasa de filtrado glomerular entre 30 y 45 ml/min/1.73 m2 y edad < 70
años si se detecta progresión de la albuminuria o cumple con el criterio de
albuminuria.
Se debe referir a los pacientes con progresión del deterioro de la función renal: deterioro de la tasa de filtrado glomerular >5 ml/min/1.73 m2 al año o deterioro agudo de la función renal (descenso de la tasa de filtrado glomerular > 25% en un mes, una vez excluídas causas exógenas)
Se debe referir a los pacientes
con un cociente albúmina/creatinina > 300 mg/g (o equivalente a proteinuria
de > 300 mg/24 h), con hematuria y a pesar de un adecuado tratamiento y
control de la presión arterial.
Se debe referir al nefrólogo a
los pacientes con hipertensión arterial con pobre control (con cifras >
140/90 mm Hg) a pesar del uso de tres fármacos
antihipertensivos a dosis
máximas y siendo al menos uno de ellos un diurético.
Se sugiere referir a pacientes
con anemia (Hb < 10.5 g/dL una vez corregida la ferropenia).
Se sugiere referir a pacientes
con alteraciones persistentes en el potasio (> 5.5 mEq/L ó > 3.5 mEq/L;
sin tratamiento diurético)
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