DIABETES MELLITUS EN EL ADULTO MAYOR VULNERABLE
La resistencia a la insulina, una
condición importante en la fisiopatología de diabetes, ha mostrado relación con
un envejecimiento acelerado. La importancia de estudiar diabetes mellitus del
adulto mayor de una manera diferenciada al adulto joven, radica en que en
los primeros existe un mayor riesgo de desarrollar o empeorar algunos
síndromes geriátricos como son: fragilidad, polifarmacia, depresión, deterioro
cognoscitivo, abatimiento funcional, incontinencia urinaria, dolor persistente,
malnutrición, caídas, privación sensorial, entre otros.
Además, la diabetes eleva la probabilidad de
presentar muerte prematura, dependencia funcional y otras enfermedades crónicas
como hipertensión arterial, falla cardiaca y eventos vasculares cerebrales.
Todo lo anterior empeora la calidad de vida y disminuye la oportunidad de
lograr un envejecimiento exitoso
El adulto mayor vulnerable es aquel con alto riesgo de perder su
autonomía funcional y por ende su independencia . Se caracteriza por la
presencia de 2 o más síndromes geriátricos así como alguna de las siguientes:
alteración cognoscitiva, múltiples patologías, estrato socioeconómico bajo, residente de asilo y aquel con
pobre apoyo social o aislamiento. Los adultos mayores diabéticos tienen mayor
riesgo de desarrollar síndrome de fragilidad, incluso a una edad más temprana.
La fragilidad es una condición de
vulnerabilidad en la cual cualquier factor de estrés físico o psicológico
es capaz de causar deterioro en el estado funcional y desenlaces
adversos.
Por lo tanto, para fines de esta guía
se utilizará de manera indistinta los términos de adulto mayor
“vulnerable” o “frágil”.
Se define como vulnerable a todo adulto
mayor con alto riesgo de perder su autonomía funcional y por ende
independencia.
El adulto mayor vulnerable se
caracteriza por la presencia de 2 o más síndromes geriátricos, además de la
presencia de alteración cognoscitiva, múltiples patologías, estrato socioeconómico bajo, residente
de asilo y aquel con pobre apoyo social o aislamiento.
Los factores asociados a vulnerabilidad
de un adulto mayor se clasifican en físicos y psicosociales.
• Los factores físicos factores físicos
factores físicos son: disminución en la actividad física, dificultad para
preparar y/o consumir alimentos, alteración o privación sensorial, polifarmacia
y enfermedades coexistentes.
• Los factores psicosociales factores
psicosociales factores psicosociales involucrados son: deterioro cognoscitivo,
aislamiento social, estrato socioeconómico bajo, alteración psiquiátrica
(depresión o ansiedad)
y pobre acceso a servicios médicos.
El diagnóstico de diabetes mellitus a
cualquier edad se debe establecer cuando ocurran síntomas de hiperglucemia
como: Polidipsia, poliuria, polifagia y baja de peso, acompañado del resultado
de una glicemia en cualquier momento del día 200 mg/dL, sin relación con el
tiempo transcurrido desde la última comida.
Los síntomas de la diabetes en los
adultos mayores son inespecíficos y de aparición tardía, entre los cual
inespecíficos es se han
documentado:
• Fatiga o somnolencia.
• Letargia.
• Deterioro cognoscitivo.
• Pérdida de peso.
• Incontinencia urinaria.
• Pérdidas del plano de
sustentación.
• Síntomas genitourinarios.
• Alteraciones del estado conciencia.
Se recomienda establecer el diagnóstico
de diabetes mellitus mediante los siguientes criterios bioquímicos:
• Hemoglobina glucosilada (HbA1c) ≥ a
6.5%.
• Glucosa en ayuno mayor o igual a 126
mg/dL (Ayuno al menos de 8 horas).
• Glucosa en plasma a las 2 horas mayor
o igual a 200mg/dL después de una prueba de tolerancia oral a laglucosa (Según la técnica descrita por la OMS, por
medio de una carga de glucosa anhidra de 75 gr. disuelta en agua).
• Síntomas de hiperglucemia y glucemia
mayor o igual a 200 mg/dL, en cualquier momento del día.
Se recomienda mantener un control glucémico
adecuado en adultos mayores con diabetes para:
• Prevención de estado hiperosmolar
hiperglucémico.
• Prevención de complicaciones a largo
plazo.
• Prevención de la toxicidad por
glucosa:
o Envejecimiento acelerado.
o Micro y macroangiopatía.
o Infecciones.
o Deshidratación.
o Incontinencia/nicturia.
o Disfunción cognoscitiva
DETERIORO
COGNOSCITIVO
La presencia de diabetes mellitus es un
factor de riesgo para desarrollar enfermedad cerebro-vascular, por lo cual, se
puede establecer su relación con deterioro cognoscitivo.
La detección de deterioro cognoscitivo
en pacientes con diabetes se puede llevar a cabo con cualquiera de las
herramientas clínicas disponibles: Examen Mini Mental de Folstein, Prueba de dibujo del Reloj,
Escala de Montreal, Cuestionario de Pfeiffer. (Ver Anexo5.3, Cuadro 1).
La función cognoscitiva deberá ser
evaluada en adultos mayores con diabetes mellitus en caso de:
•No existir adherencia al
tratamiento.
•Presencia de episodios frecuentes de
hipoglucemia.
• Descontrol glucémico sin una causa
aparente.
• Alteraciones en alguna de las
funciones mentales superiores.
Es importante evaluar todas las
dimensiones del adulto mayor (médico-biológica, psicoafectiva, socio-familiar y
funcional), debido a que el deterioro cognoscitivo condiciona el desarrollo de
alteraciones en otras dimensiones.
Por ejemplo: puede olvidar tomar sus fármacos, no llevar a cabo las
recomendaciones de la dieta y esto condicionar episodios de hipo o
hiper glucemia, caídas y alteración de la dinámica familiar.
Se deberá buscar datos de aislamiento,
soledad y depresión, ya que pueden disminuir la actividad física, llevando al abatimiento funcional e inmovilidad con
las consecuencias conocidas, así como desarrollo de otros síndromes
geriátricos.
DEPRESIÓN
Diabetes mellitus se asocia al
desarrollo de depresión en el adulto mayor.
La valoración inicial del adulto mayor
con diabetes mellitus debe incluir el estado de ánimo, mediante herramientas de
tamizaje como la escala de depresión geriátrica (GDS). (Ver Anexo 5.3, Cuadro
2).
La evaluación del estado de ánimo
deberá repetirse cada año y/o en caso de una declinación del estado
funcional.
El tratamiento eficaz de la depresión
mejora el logro de los objetivos en las metas de tratamiento del paciente
diabético.
En los adultos mayores diabéticos deben
utilizarse con precaución los medicamentos antidepresivos asociados a ganancia de peso (mirtazapina, antidepresivos
tricíclicos).
Se recomienda el uso de inhibidores
selectivos de la recaptura de serotonina para el tratamiento de la depresión en
el adulto mayor diabético.
Se recomienda el uso de antidepresivos
tricíclicos en caso de adultos mayores diabéticos con depresión y
neuropatía periférica concomitante, utilizar a dosis bajas y con las precauciones necesarias.
En el adulto mayor que recibió
tratamiento farmacológico
para la depresión se deberá evaluar la mejoría de los síntomas en las
siguientes 6 semanas de iniciada la terapia
Se acepta que la combinación de
psicoterapia y tratamiento farmacológico tiene mejor efecto que cualquier
componente de manera individual, sin embargo, la
evidencia sugiere que el mantenimiento del medicamento para prevenir la
recurrencia es mejor que la psicoterapia sola.
Intervenciones como la socialización,
ejercicio, terapia física y ocupacional ayudan a maximizar la función física y la participación de la familia para
mejorar la comunicación y el apoyo.
Trastornos del sueño
Se recomienda en todo adulto mayor con
diabetes mellitus realizar la búsqueda intencionada de trastornos del sueño, en
particular, insomnio, apnea del sueño y síndrome de movimientos periódicos
de las extremidades y síndrome de piernas inquietas.
Se recomienda ofrecer por escrito las
medidas de higiene de sueño como tratamiento inicial a los adultos mayores
diabéticos con trastorno del sueño tipo insomnio. (Ver Anexo 5.3, Cuadro
3).
Síndrome de
Privación sensorial
Las consecuencias de la disminución o
la pérdida de la visión asociada a diabetes son:
• Caídas.
•Fracturas.
•Errores en la toma de
medicamentos.
• Deterioro de la movilidad.
• Limitación en actividades básicas e
instrumentadas de la vida diaria.
• Depresión.
En el adulto mayor con diagnóstico
reciente de diabetes, se recomienda realizar un examen visual
con dilatación pupilar por un oftalmólogo para evaluar el estado de la
retina.
Se deberá realizar al menos una
valoración anual por el oftalmólogo con el fin de identificar
tempranamente el daño ocular asociado a la diabetes para prevenir la
pérdida de la visión.
En pacientes con déficit visual se debe
favorecer un ambiente que facilite la visión, por lo que se recomienda:
• Mantener una iluminación adecuada
principalmente enrecámara y baño.
• Utilizar contraste de colores.
• Barandales para prevención de
caídas.
• Impresión de texto en letra a gran
escala.
• Favorecer la adaptación y aceptación
a las condiciones del paciente.
SÍNDROME DE
FRAGILIDAD
Se recomienda realizar una búsqueda
sistematizada sobre la presencia o ausencia del síndrome de fragilidad en
todos los adultos mayores con diabetes mellitus,para ello, se sugiere emplear
los criterios de Ensrud y colaboradores. (Ver Anexo 5.3, Cuadro 4)
El uso de Vitamina D a dosis mayores a
400-800UI por día, reduce el riesgo de fractura no vertebral;además existe una
asociación entre niveles bajos de vitamina D y disminución de la masa muscular,
fuerza muscular e incremento de caídas.
Se recomienda suplementar con Vitamina
D a los adultos mayores vulnerables con diabetes, si sus niveles séricos son
menores de 30ng/m
Se recomienda fomentar el ejercicio de
resistencia, para tratar la debilidad muscular, ya que esta disminuye la
discapacidad, principalmente en personas con deterioro funcional
temprano.
Se recomienda actividad física de 30 a
60 minutos al día, en sesiones de 10 minutos cada uno, con un total de 150 a
300 minutos a la semana, para mantener resistencia, equilibrio y
flexibilidad.
La intensidad y duración de la
actividad física debe ser individualizada de acuerdo a las capacidades físicas
de cada paciente y de ser posible supervisada por un profesional en
rehabilitación o fisioterapeuta.
Uno de los componentes del síndrome de
fragilidad es la pérdida de peso, por lo que se recomienda tomar en cuenta éste
indicador en la selección de las metas de tratamiento y de fármacos para
tratar la diabetes.
Síndrome de
Polifarmacia
Se considera polifarmacia cuando el
adulto mayor consume más fármacos que los que están clínicamente
indicados.
El empleo de fármacos inapropiados se
asocia con mayor ocurrencia de eventos adversos, interaccionesfármaco-fármaco y
fármaco-enfermedad.
La adherencia al tratamiento es menor
con:
•Regímenes complejos.
•Pobre explicación sobre los
beneficios.
•Pobre explicación de los efectos
colaterales.
• Mayor costo de los
medicamentos.
• Comunicación deficiente con los
adultos mayores
En el adulto mayor diabético con
depresión, caídas, deterioro cognoscitivo o incontinencia urinaria
deberá revisarse, y en su caso modificarse, la lista de medicamentos cada
3 meses.
Debe evaluarse siempre la necesidad de
continuar o suspender los fármacos en función de sus
indicaciones actuales, contraindicaciones y potenciales interacciones
con el resto de fármacos.
Síndrome de caídas e
inmovilidad
En los adultos mayores diabéticos el
riesgo incrementado de caídas se debe a múltiples factores, entre ellos:
• Privación sensorial.
•Deterioro de la función renal.
•Fragilidad.
• Disminución de la
funcionalidad.
• Polifarmacia.
• Comorbilidad
(hipertensión,osteoartrosis, etc.).
• Neuropatía periférica y
autonómica.
• Episodios de hipoglucemia por leves
que sean.
La evaluación del riesgo de caídas en
el adulto mayor diabético debe realizarse como parte de la evaluación funcional
por lo menos una vez al año.
En su caso se deberán aplicar medidas
para mejorar la marcha y equilibrio (programa de rehabilitación, TaiChi,
caminata diaria, entre otros) que pueden disminuir, inclusive basofobia (miedo a
caer).
Se recomienda que el personal de salud
promueva la movilización del paciente durante la estancia hospitalaria. Deben
evitarse el uso de restricciones físicas (sujeción de extremidades, uso de
dispositivos invasivos) ya que promueven la inmovilidad.
Las intervenciones que ayudan en la
prevención de las caídas en los ancianos, incluyen:
• Revisión, ajusto o retiro de los
fármacos precipitantes o que predisponen a caídas (Diuréticos, sedantes,
vasodilatadores, betabloqueadores, analgésicos opioides, etc.).
•Hidratación adecuada.
•Colocar en posición sentado y
movilizar extremidades antes de intentar la deambulación.
• Buscar intencionadamente hipotensión
ortostática.
• Manejo oportuno del delirium.
• Adherencia a una rutina con horario
específico para acudir al retrete.
• Vigilar aquellos pacientes con
déficit visual.
• Proporcionar los apoyos para los
sentidos, es decir lentes o aparatos auditivos.
• Indicar que se eviten incorporaciones
bruscas en los que tienen un reposo prolongado o están bajo efectos
de analgésicos opioides, sedantes o
anestésicos. (Ver Anexo 5.3, Cuadro 5).
Síndrome de
Trastornos de la marcha y pie diabético
El índice brazo tobillo puede ayudar a
identificar enfermedad arterial periférica la cual puede derivar en pie
diabético en el anciano. (Ver anexo 5.3, Cuadro 6).
La clasificación de Wagner de úlceras
cutáneas en pie diabético es ampliamente utilizada y validada, por lo que se
recomienda su uso para clasificar lesiones al inicio del tratamiento y dar
seguimiento de las mismas. (Ver Ver Anexo 5.3, Cuadro 7).
A los adultos mayores diabéticos y a
sus familiares se les debe enseñar y educar sobre los cuidados y
autoexploración de los pies. Se debe realizar por lo menos
una vez al año para detectar
oportunamente la presencia de neuropatía, piel seca, ulceraciones,
grietas o factores de riesgo que contribuyan a desarrollarlas. (Ver
Anexo 5.3, Cuadro 8)
Se recomienda utilizar un monofilamento
para la prueba de sensibilidad al dolor y discriminación deestímulos en el pie
del adulto mayor diabético. (Ver Anexo 5.3, Cuadro 9)
Se recomienda interrogar al adulto
mayor diabético sobre la presencia de dolor y síntomas de neuropatía, en cada
consulta subsecuente, utilizando como mínimo la evaluación de la
sensibilidad vibratoria con un diapasón de 128Hz, la prueba de sensibilidad al
dolor y de propiocepción. (Ver Anexo 5.3, Cuadro 10)
El adulto mayor diabético con
neuropatía periférica y deformidad de los pies, tiene un riesgo elevado de
desarrollar pie diabético. Deberá evaluarse en busca de algún trastorno de
la marcha, ya que esto puede limitar su movilidad. Asimismo se debe recordar
que una infección crónica de la úlcera puede ser factor precipitante de
delirium.
Se recomienda vigilar la sobrecarga del
cuidador ya que los aseos frecuentes e inmovilidad se asocian al incremento en
el colapso del cuidador. De igual forma, se debe tomar en cuenta la auto
percepción de la salud del adulto mayor diabético con una úlcera infectada o
amputaciones en los pies, debido que esto deteriora su autoestima y lo pone en
riesgo de depresión
En caso de de dolor neuropático se
recomienda evaluar la presencia de trastornos del sueño debido a
su relación con la intensidad del dolor y la fragmentación del sueño, ya
que esto deteriora la calidad de vida e incluso lleva a la aparición de
síndromes geriátricos
como somnolencia diurna, caídas y
depresión.
Las alteraciones estructurales en las
extremidades inferiores, así como las alteraciones neurosensoriales del
adulto mayor diabético, pueden causar trastornos de la marcha, que condicionan
menor movilidad, y a su vez dinapenia/sarcopenia con posterior desarrollo
de fragilidad hasta la inmovilidad.
Objetivo en el
control de la diabetes
El clínico debe tener en cuenta las
comorbilidad individual, el estado cognitivo y funcional para determinar cuáles
son los objetivos en el control de la glucosa y deben ser acordados con el
paciente y/o cuidador.
En adultos mayores con una o dos
enfermedades crónicas coexistentes, estado cognoscitivo intacto y funcionalidad
conservada, las metas terapéuticas serán:
• HbA1c <7.5%.
• Glucemia en ayuno o preprandial 90 -
130 mg/dL.
Presión arterial < 140/80 mmHg.
En adultos mayores con tres o más
enfermedades crónicas coexistentes ó dependencia funcional leve
ó deterioro cognoscitivo las metas terapéuticas serán:
• HbA1c <8.0%.
• Glucemia en ayuno 90 - 150
mg/dL.
• Presión arterial < 140/80
mmHg
En adultos mayores con enfermedad
crónica en estadios graves ó con dependencia funcional moderada o grave ó
con síndrome demencial, las metas terapéuticas serán:
• HbA1c <8.5%.
• Glucemia en ayuno 100 - 180
mg/dL.
• Presión arterial < 150/90
mmHg.
En adultos mayores con diabetes
mellitus tipo 2, frágiles, con dependencia funcional, síndromes geriátricos,
enfermedad sistémica o institucionalizados, se recomienda como meta
mantener cifras de:
• HbA1c entre 7.6% y 8.5%.
• Glucemia en ayuno entre 136 y 165
mg/dL.
• Presión arterial < 150/90 mmHg.
Ningún paciente debe iniciar terapia
hipoglucemiante con medicamentos hasta que el nivel de glucosa en ayunas es
constantemente de 126mg/dL o mayor.
Las metas de tratamiento deben ser
individualizadasconsiderando:
• Presencia de fragilidad.
•Estado cognoscitivo.
•Grado de funcionalidad.
•Síndromes geriátricos.
• Comorbilidades.
• Uso actual de fármacos.
• Evaluación socio-familiar.
Las metas de control glucémico deben
ser individualizadas para cada paciente para ello se deben observar los
beneficios y los inconvenientes para cada persona, los factores a considerar
son:
• Edad.
• Expectativa de vida.
• Comorbilidad.
• Síndromes geriátricos
Estas metas son una guía para el
tratamiento y en los casos de dependencia funcional, atención
domiciliaria o en asilo, demencia, estado terminal y otros estados de alta
dependencia, suele ser necesario ajustar para reducir el riesgo de hipoglucemia
y mejorar la seguridad del paciente.
Los adultos mayores con diabetes pueden
tener distintos niveles de deterioro nutricional que influye y modifica el
impacto en otras comorbilidades. Por lo que se debe
tener una evaluación nutricional de manera rutinaria. Las recomendaciones de
cambios en el estilo de vida se individualizan de acuerdo a la funcionalidad y
capacidad física.
Se debe monitorizar estrechamente la
disminución de peso en el adulto mayor. La pérdida de peso mayor a5% es un
componente del síndrome de fragilidad y puede conducir a pérdida de masa
ósea femoral y en mujeres aumento en el riesgo de fractura de cadera,independientemente
del peso actual.
Es recomendable la prescripción de
suplementos vitamínicos en aquellos con consumo calórico bajo.
Antes de incrementar el patrón usual de
actividad física o incluir un nuevo programa de ejercicio, se deberá realizar
un examen médico para identificar condiciones que pudieran contraindicar
algunos tipos de ejercicio.
Los ejercicios aeróbicos así como los
de resistencia progresiva a corto tiempo pueden llevar a un número favorable de
beneficios en salud como:
•Control glucémico.
•Incremento en la fuerza
muscular.
• Disminución de la masa grasa.
• Mejoría en el perfil de lípidos
• Mejor control de la presión arterial.
Se recomienda realizar ejercicio
aeróbico de intensidad moderada al menos durante 150 minutos por semana
(aproximadamente 20 minutos por día) y ejercicio de resistencia al menos dos
días por semana que incluya los grandes grupos musculares (piernas,
cadera,
espalda, abdomen, tórax, hombros y
brazos). Lo anterior debe ajustarse, obligadamente, a la
capacidad funcional de cada adulto mayor
En el adulto mayor pre-frágil y frágil
con diabetes, se recomienda realizar campañas o programas de
ejercicio para fomentar la actividad física, la motivación, autoeficacia,
efectividad y mejorar el apego de los programas de activación.
Tratamiento farmacológico de la
diabetes mellitus en el adulto mayor vulnerable
La metformina disminuye la
glucogenólisis en ayuno y la neoglucogénesis. Es útil en pacientes diabéticos
obesos con hiperglucemia de ayuno y puede disminuir la HbA1c de 1 a 2%. Se ha
asociado a reducción de mortalidad (comparada con sulfonilureas e insulina).
La edad avanzada no es contraindicación
para el empleo de metformina; su uso está relativamente contraindicado en casos
de enfermedad renal (creatinina sérica >1.5mg/dL), enfermedad
vascular grave (coronaria, cerebral o periférica).
La dosis de metformina debe de
reducirse si la depuración de creatinina es de 30 a 60 mL/min, y está
contraindicada en cifras menores de 30 mL/min.
Debe interrogarse sobre la presencia de
efectos secundarios gastrointestinales con el uso de metformina en el adulto mayor
frágil ya que ocasiona hiporexia y pérdida de peso.
Los efectos secundarios de las
tiazolidinedionas son:
• Edema periférico.
• Retención de líquidos.
• Incremento en el riesgo de
neumonías.
• Aumento en el riesgo de fracturas en
mujeres.
• Incremento en los casos de
insuficiencia cardiaca e infarto de miocardio.
• Mayor mortalidad en adultos
mayores.
El uso de tiazolidinedionas se
contraindica su uso en pacientes con insuficiencia cardiaca clase II a IV de la
NYHA.
No se recomienda utilizar
tiazolidinedionas en pacientes con osteoporosis, riesgo de pérdida
ósea,historia de cáncer de vejiga o insuficiencia cardiaca
Pioglitazona y rosiglitazona no deben
usarse como fármacos de primera línea para el tratamiento del adulto mayor
diabético.
La acarbosa (inhibidor de
alfa-glucosidasa) se une competitivamente con las enzimas que degradan los
carbohidratos complejos a monosacáridos en el intestino, disminuyendo la
cantidad de carbohidratos simples absorbibles. Puede disminuir los niveles
deglucosa postprandial y HbA1c 0.5%, con riesgo bajo de producir hipoglucemia.
Los efectos secundarios gastrointestinales (diarrea, flatulencia) son
frecuentes.
Los fármacos inhibidores de DPP-IV no
están recomendados como tratamiento de primera línea en el adulto mayor
diabético debido a la poca información sobre perfil de seguridad a mediano
y largo plazo, además por su alto costo.
Tratamiento con Insulina en el Adulto
Mayor Vulnerable
La insulina es el medicamento más
eficaz para disminuir la glucemia. Cuando se emplea en dosis adecuadas, puede
disminuir los niveles de HbA1c hasta conseguir las metas deseadas. No
existe dosis máxima para lograr este efecto.
Cuando los fármacos orales no alcanzan
la meta de glucemia se recomienda administrar insulina como monoterapia o en
combinación con metformina.
Se recomienda iniciar tratamiento con
análogos de insulina de acción prolongada (glargina) a dosis de0.1-0.2 UI/Kg de
peso por la noche antes de acostarse y ajustar de acuerdo a los niveles de
glucosa capilar matutina.
En adultos mayores diabéticos
vulnerables se recomienda que por cada 20 mg/dL por encima de la meta deseada
de glucemia capilar se agregue una unidad a la dosis previa, con ajustes cada 3
días para evitar el riesgo de hipoglucemia.
El tratamiento con insulina debe
individualizarse considerando la presencia de:
• Fragilidad.
•Alteración cognoscitiva.
•Disminución de la funcionalidad.
• Síndromes geriátricos.
• Comorbilidades.
• Cantidad de fármacos usados
• Estado socio-familiar.
TRATAMIENTO COMPLEMENTARIO
El tratamiento antihipertensivo en el
adulto mayor diabético debe ser iniciado ante la presencia de cifras de TA
>140/80 mmHg persistentes durante al menos 3 meses y medidas en por lo menos
3 ocasiones.
Durante el periodo de 3 meses se
harán recomendaciones para cambios en el estilo de vida.
En adultos mayores de 80 años,
diabéticos, NO frágiles es aceptable una presión arterial sistólica de
140-150mmHg y presión diastólica menor a 90mmHg con tratamiento.
En los adultos mayores con diabetes
mellitus e hipertensión arterial, con evidencia de daño renal como
micro-albuminuria o proteinuria el tratamientoantihipertensivo debe ser con
IECA o ARA II
Los adultos mayores diabéticos
hipertensos pero sinenfermedad renal, la primera línea de tratamiento
antihipertensivo incluye:
• Inhibidores de la enzima convertidora
de angiotensina (IECA)
•Antagonista de los receptores de
angiotensina 2. (ARA II).
• Bloqueadores de los canales de
calcio.
• Beta-bloqueador.
• Diuréticos tiazídicos.
Las estatinas deben ser utilizadas en
el adulto mayor con perfil de lípidos anormal y enfermedad cardiovascular
establecida.
Se recomienda dar tratamiento para reducción
del colesterol en el adulto mayor diabético como prevención secundaria de
acuerdo a lo siguiente:
• Colesterol LDL 100mg/dL o menos,
revisión de nivel de lípidos al menos cada 2 años.
• Colesterol entre 100 y 129mg/dL,
terapia médico nutricional e incremento en la actividad física, revisar nivel
de lípidos cada 6 meses o anualmente y si no se
corrige en 6 meses iniciar terapia
farmacológica.
• Colesterol LDL 130mg/dL o más, se
deberá iniciará tratamiento farmacológico además del incremento en ejercicio
y terapia médico nutricional, revisar nivel de lípidos cada 6 meses o
anualmente y ajustar tratamiento en caso necesario
Riesgo de hipoglucemia en el
adulto mayor vulnerable
En el adulto mayor se considera
hipoglucemia como un nivel de glucosa en sangre menor 72 mg/dL.
Los adultos mayores presentan mayor
riesgo de hipoglucemia, debido a:
• Cambios asociados al envejecimiento a
nivel hepático y disminución de la función renal.
•Polifarmacia.
•Pobre ingesta de alimentos.
• Pérdida de la respuesta
contrarreguladora.
• Deterioro cognoscitivo.
Paso inadvertido de los síntomas
Ante la presencia de un evento de
hipoglucemia que requirió hospitalización se recomienda enviar al especialista
correspondiente (geriatra o endocrinólogo) para una revisión integral y
ajuste de tratamiento.
Fármacos que inducen Hiperglucemia en
el anciano
Existen múltiples fármacos que se
asocian con hiperglucemia y diabetes, entre ellos, los antihipertensivos de
tipo diuréticos tiazídicos y los beta-bloqueadores.
Algunos otros fármacos que se asocian a
hiperglucemia o descontrol de diabetes son:
•Inhibidores de proteasas.
•Tacrolimus.
• Pentamidina.
• Fenitoína.
• Fluoroquinolonas.
Pronóstico del Adulto Mayor con
diabetes mellitus
La mortalidad asociada a diabetes
mellitus en el adulto mayor se incrementa en relación a la presencia de
complicaciones cardiovasculares.
Se recomienda identificar al adulto
mayor vulnerable para establecer metas de tratamiento adecuadas
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