CANCER DE PROSTATA

 

El cáncer de próstata se define como la proliferación incontrolada de las células epiteliales (secretoras luminales, células basales y células neuroendocrinas raramente) de la glándula prostática, con comportamiento biológico, potencial maligno y pronóstico heterogéneos relacionados principalmente a la edad.

La edad media del diagnóstico es de 66 años, y el 69% de las muertes se producen en hombres de 75 años. Dado que la incidencia y la mortalidad aumentan considerablemente con la edad, se pronostica un aumento de casos nuevos con el envejecimiento exponencial de la población.

Los únicos factores de riesgo bien establecidos para el cáncer de próstata son la edad avanzada, los antecedentes familiares y la etnia. Otros factores, como la dieta (alta en calorías, alta en grasas y colesterol, alto consumo de carnes rojas, consumo de frutas, pescado, leche, productos lácteos, calcio y vitamina D en la dieta y bebidas alcohólicas), alto IMC , peso, circunferencia abdominal, sedentarismo y la inflamación se han propuesto como factores de riesgo pero su papel en la etiología del cáncer de próstata sigue sin estar claro.

El cáncer de próstata es la principal causa de morbilidad y mortalidad en hombres relacionada con el cáncer en el país. Una alta proporción de pacientes (alrededor del 80% de los casos) al momento del diagnóstico son clasificados como avanzados y tienen un mal pronóstico. El factor que se considera relacionado con una menor mortalidad en los países desarrollados es el diagnóstico y tratamiento oportunos. Esto explica la supervivencia de casi el 100% a los 5 años, comparada con 40% en países en vías de desarrollo.

El cáncer de próstata se ha convertido en un problema de salud pública en México y existe gran diversidad de criterios en su manejo. Por lo anterior, es necesario unificar criterios de diagnóstico y tratamiento del cáncer de próstata, que coadyuven en mejorar la calidad en la atención y en optimizar los recursos con que se cuentan.


Tener un familiar de primer grado con cáncer de próstata diagnosticado antes de los 60 años, aumenta de 2.1 a 2.5 veces, la probabilidad del diagnóstico de cáncer de próstata.

Se recomiendan pruebas de detección oportuna de cáncer de próstata en pacientes con riesgo elevado de desarrollarlo (pacientes con dieta alta en grasas y carnes, historia familiar, raza afroamericana, pacientes con más de 1 ng/ml de APE a los 40 años de edad y más de 2 ng/ml a los 60 años).

Se recomienda la determinación de un APE basal entre los 40 a 50 años; posteriormente se sugiere planear el tamizaje según resultados y decisión compartida entre el médico-paciente.

El tacto rectal está indicado en todos los pacientes mayores de 55 años, en pacientes con sintomatología urinaria baja sin importar la edad y en pacientes asintomáticos pero con factores de riesgo.


Una revisión de expertos acerca de las indicaciones clínicas para la realización de biopsias de próstata menciona que, en la actualidad, las dos indicaciones para realizar una biopsia de próstata son un tacto digito rectal anormal realizado por un médico con experiencia y/o un nivel elevado de APE. Los resultados del PCPT (Prostate Cancer Prevention Trial) muestran que no hay un punto de corte del APE seguro y que aún en pacientes con niveles de APE 7.

Se sugiere una evaluación individualizada para la realización de biopsia prostática en el que se considere la edad, comorbilidades, origen étnico y raza.

Es recomendable realizar biopsia transrectal a pacientes con tacto rectal anormal o APE mayor de 10 ng/ml confirmado (sin factores que condicionen elevación por otra causa diferente al cáncer de próstata) (ver cuadro 1)


Las indicaciones de biopsia prostática se basan en el nivel de APE y/o tacto rectal. La edad, la posible comorbilidad y las consecuencias terapéuticas también deben considerarse. La estratificación del riesgo es una herramienta potencial para reducir las biopsias innecesarias. Un solo resultado de APE superior al límite no debe indicar una biopsia inmediata, el nivel del APE debe verificarse después de algunas semanas, en el mismo laboratorio, usando el mismo ensayo en condiciones estandarizadas (es decir, sin eyaculación, manipulación e infecciones del tracto urinario).

Se recomienda ofrecer evaluación y estudios adicionales a hombres asintomáticos con un examen rectal digital normal y un nivel de antígeno prostático específico (PSA) entre 4-10 ng/ml antes de realizar una biopsia de próstata; cuando los valores sean inferiores de 4 ng/ml, se debe tomar en cuenta la estratificación del riesgo.

BIOPSIA TRANSRECTAL

Se puede ofrecer abordaje trans-rectal o transperineal a los pacientes que se someterán a biopsia de próstata, debido a que tienen una similar tasa de detección de cáncer. Es importante individualizar y analizar las características y preferencias del paciente.

No se requiere suspender el uso de aspirina a dosis bajas 7 a 10 días previos a la realización de biopsia de próstata transrectal.

No se sugiere realizar enema en pacientes que serán sometidos a una biopsia transrectal de próstata.

Se debe utilizar profilaxis con antibiótico vía oral o intravenosa en pacientes a los que se les realizará biopsia transrectal de próstata.

Se recomienda utilizar una metodología sistemática de muestreo de 12 tomas que incorpore las zonas laterales y apicales de la próstata para lograr la máxima detección de cáncer.

Se recomienda biopsia trans-rectal de próstata guiada por ultrasonido con técnica extendida cuando se indica por primera vez.


Pacientes con sospecha de cáncer de próstata con biopsia previa negativa

La presencia de cáncer en la glándula prostática puede estar localizada solo en alguna(s) zona(s) de ésta y, por tanto, la ubicación precisa de estas zonas es fundamental para la realización de una biopsia. La Resonancia Magnética Multiparamétrica de Próstata permite identificar con precisión las zonas indicadas para la realización de la biopsia, aun cuando la enfermedad se encuentra en etapa de actividad a nivel celular. Se ha reportado una sensibilidad de alrededor de 80% para el diagnóstico de cáncer en la zona periférica.

Después de una biopsia previa con resultado negativo, las indicaciones para repetir una biopsia son:

• Un antígeno prostático que se eleva

 • Tacto rectal sospechoso

• Imágenes de resonancia magnética paramétricas

 • Proliferación pequeña acinar atípica o Neoplasia intraepitelial prostática multifocal de alto grado


Es recomendable realizar una resonancia magnética multi paramétrica de próstata antes de repetir una biopsia guiada por resonancia o guiada por ultrasonido transrectal.

Se sugiere realizar biopsia por fusión para mejorar la detección de cáncer de próstata en hombres con biopsias previas negativas y valores elevados de APE.

Se sugiere tomar en cuenta la densidad del antígeno prostático y los resultados del ultrasonido transrectal para seleccionar pacientes con una alta probabilidad de cáncer de próstata y cáncer de próstata clínicamente significativo.

Los factores más importantes para seleccionar el tratamiento inicial en hombres recién diagnosticados con cáncer de próstata son: (ver cuadro 3)

• La extensión anatómica de la enfermedad (Estadios TNM)

 • Grado histológico (Escala de Gleason/grupo de grado) y las características moleculares del tumor

• Niveles séricos de APE

• Desenlace estimado con las diferentes opciones de tratamiento

• Complicaciones potenciales con los diferentes tratamientos

 • La condición médica del paciente, la edad, comorbilidades, y las preferencias del paciente




La evaluación inicial debe incluir la estadificación clínica basada en:

• Tacto digito rectal por un clínico experimentado

• Los niveles pretratamiento de APE

• La Escala de Gleason en la biopsia inicial

• El número y extensión tumoral del cáncer en las muestras de la biopsia

• En algunos casos, las características moleculares del tumor

• Los estudios de imagen que evalúan la extensión extra prostática, las adenopatías regionales, o las metástasis a distancia, dependiendo de la etapa clínica inicial.

El cáncer localizado debe clasificarse como bajo, intermedio o de alto riesgo como guía para pronóstico y tratamiento. (Ver cuadro 2)



La etapa clínica T (ver cuadro 3) debe ser evaluada por medio de tacto digito rectal. La resonancia magnética provee una estadificación T más precisa y puede ayudar a seleccionar la técnica quirúrgica, respecto a la preservación de nervios y la excisión amplia de áreas con un potencial de extensión extra prostático. Dentro de la categoría de bajo riesgo, las biopsias positivas de alto porcentaje, la extensión del tumor en la biopsia, la densidad del APE y un menor porcentaje de la relación APE f/t, se asocian con el riesgo de estadificar por debajo de lo correspondiente.

En pacientes con enfermedad de alto riesgo o de riesgo intermedio, se deben tener una estadificación nodal utilizando tomografía computarizada, resonancia magnética, tomografía por emisión de positrones, o disección pélvica nodal.

Los pacientes con enfermedad de alto riesgo o de riesgo intermedio, deben ser estadificados para metástasis utilizando el scan óseo de tecnecio y tomografía computarizada toraco abdominal o resonancia magnética de cuerpo completo o tomografía por emisión de positrones.


La vigilancia activa es una estrategia de seguimiento y monitoreo cercano, que utiliza el antígeno prostático en suero, biopsias prostáticas en repetidas ocasiones y/o resonancia magnética, dejando el tratamiento curativo en reserva para aquellos con evidencia temprana de progresión de la enfermedad.

La vigilancia activa es una opción en hombres con enfermedad de bajo riesgo.

La prostatectomía radical o la radioterapia son opciones en hombres con enfermedad de riesgo bajo o intermedio.

Se recomienda el tratamiento con terapia hormonal y vigilancia activa en hombres con enfermedad local o localmente avanzada que no son aptos, o no quieren recibir, tratamiento radical.

La radioterapia y la prostatectomía radical son opciones en hombres con enfermedad de riesgo bajo o intermedio.

No se recomienda la terapia de supresión hormonal en hombres con enfermedad no metastásica.

Se recomienda radioterapia más supresión hormonal o prostatectomía radical más linfadenectomía en pacientes con cáncer de próstata localmente avanzado o con enfermedad de alto riesgo

Se le debe informar a todo paciente que va a recibir tratamiento que éste puede ocasionar disfunción sexual, infertilidad, problemas urinarios o intestinales.

En pacientes con diagnóstico de cáncer confinado a la próstata, las opciones de manejo estándar incluyen la prostatectomía radical, el tratamiento con radiación (rayo externo, braquiterapia) y para pacientes cuidadosamente seleccionados con muy bajo o bajo riesgo, la vigilancia activa.

Los factores clave para elegir el tratamiento en un paciente con un cáncer de próstata de bajo riesgo incluyen:

• La probabilidad de recurrencia o de metástasis posterior al tratamiento (estratificación de riesgo)

• La edad del paciente y su expectativa de vida

• La presencia o ausencia de comorbilidad significativa

 • Las preferencias del paciente

Para hombres con cáncer de próstata de muy bajo riesgo, clínicamente localizado, y con una expectativa de vida de menos de 20 años, se sugiere realizar vigilancia activa en lugar de tratamiento inmediato definitivo.

Para hombres con cáncer de próstata de bajo riesgo, y una expectativa de vida mayor de diez años, el tratamiento definitivo (prostatectomía radical, braquiterapia, o el tratamiento con radiación y rayo externo) o la vigilancia activa pueden ser opciones adecuadas.

No existe consenso acerca del manejo óptimo para el cáncer localizado. (Ver cuadro 6)




Se le debe informar a los pacientes acerca de los riesgos y beneficios de las diferentes opciones de tratamiento, además de ofrecerles la posibilidad de consultar tanto con un urólogo como con un oncólogo, debido al amplio rango de opciones terapéuticas y sus efectos adversos. Se les debe dar consejería respecto a que el tratamiento puede causar disfunción sexual, infertilidad y problemas tanto intestinales como urinarios.

Las opciones de tratamiento curativo incluyen a la prostatectomía radical, radioterapia externa y braquiterapia.

La vigilancia activa es una estrategia de monitoreo cercano, utilizando los niveles séricos de APE, y realizando biopsias prostáticas y/o resonancia magnética, dejando el tratamiento curativo en reserva para aquellos con evidencia temprana de progresión de la enfermedad.

En pacientes con enfermedad localmente avanzada o con enfermedad localizada, que no desean tratamiento radical o no son aptos para recibirlo, la espera vigilada con tratamiento hormonal retardado es una opción

En pacientes con enfermedad de bajo riesgo la vigilancia activa es otra opción de tratamiento

La radioterapia (externa o braquiterapia) o la prostatectomía radical son opciones de tratamiento en pacientes con enfermedad de bajo riesgo o de riesgo intermedio.

No se recomienda la terapia de supresión hormonal primaria solamente como tratamiento estándar inicial de enfermedad no metastásica.

Se sugiere radioterapia externa con tratamiento hormonal o prostatectomía radical más linfadenectomía pélvica en pacientes con enfermedad de alto riesgo o con enfermedad localmente avanzada.

Tanto la prostatectomía radical como la radioterapia son opciones de tratamiento en pacientes con cáncer de próstata clínicamente localizado.

Se sugiere añadir radioterapia al tratamiento endócrino en pacientes con cáncer de próstata localmente avanzado o de alto riesgo para aumentar su supervivencia.

La braquiterapia y la prostatectomía radical muestran desenlaces oncológicos similares., especialmente en pacientes con riesgo intermedio y alto, con una ligera ventaja para la cirugía en cuanto a supervivencia, por lo que se sugiere dar consejería personalizada respecto a las ventajas y desventajas de los tratamientos.

Se recomienda el bloqueo androgénico y el bloqueo neoadyuvante por 4 a 6 meses en hombres que reciben radioterapia radical para enfermedad de alto riesgo, y se debe considerar en hombres con riesgo medio

Se recomienda el bloqueo androgénico adyuvante, por 2 a 3 años, en hombres que reciben tratamiento hormonal neoadyuvante y radioterapia radical, que presentan un alto riesgo de mortalidad por cáncer de próstata.

El uso de anti-andrógenos no esteroideos como monoterapia en lugar de castración médica o quirúrgica es menos eficaz para tratar pacientes con cáncer de próstata avanzado tomando en cuenta la supervivencia, progresión clínica, falla al tratamiento y de suspensión del tratamiento como resultado de eventos adversos.

ENFERMEDAD METASTASICA AVANZADA

Se recomienda la terapia de supresión androgénica como primera línea de tratamiento de enfermedad metastásica que no ha recibido tratamiento hormonal.

Se debe informar a los pacientes que inician terapia de supresión androgénica que el ejercicio constante reduce el cansancio y mejora la calidad de vida.

Se recomienda añadir Docetaxel al tratamiento de supresión androgénica como primera línea de tratamiento de enfermedad metastásica, que no ha recibido tratamiento hormonal previo, en pacientes aptos para quimioterapia.

ORQUIECTOMIA

No hay evidencia de que la realización de orquiectomía provoque una mayor cantidad de eventos cardiovasculares. Continúa siendo la opción más costo efectivo pero ha caído su uso por las consecuencias psicológicas de la mutilación en el hombre.

Agonistas GNRH o LHRH (Leuprolida, Goserelin, Triptorelina)

No se encuentran diferencias significativas entre el uso de leuprolida y goserelina; se sugiere tener precaución al utilizarlos en pacientes con lesiones vertebrales, retención urinaria o hidronefrosis, porque activan LHRH produciendo un efecto “flare”, que aumenta la testosterona por 4 a 7 días.

Antagonista de LHRH

Se sugiere considerar el uso de Degarelix en pacientes en quienes se requiera un efecto rápido, con cáncer de próstata avanzado y muy sintomático, enfermedad ósea extensa y riesgo de eventos musculo esqueléticos.

Antiandrógenos (Flutamida y Bicalutamida)

No están recomendados como monoterapia en cáncer de próstata avanzado porque son inferiores a la orquiectomía.


El cáncer de próstata resistente a la castración no tiene una definición única, la más aceptada es la de aquellos pacientes con evidencia de progresión de la enfermedad (ej. Incremento en los niveles de antígeno prostático específico, metástasis nuevas, progresión de metástasis existentes) mientras son tratados con privación hormonal. En algunos ensayos clínicos, se definió como un nivel sérico de antígeno prostático específico > 2 ng/ml y que continúa elevándose durante un mes.

Los pacientes con cáncer de próstata resistente a la castración son aquellos enfermos que presentan progresión de la enfermedad clínica (aumento de tamaño o número de metástasis óseas o de partes blandas) como de APE (tres ascensos consecutivos separados al menos por 2 semanas), asociados a niveles de testosterona < a 50-20 ng/dl.

Los criterios que definen el cáncer de próstata resistente a la castración son:

• Tres elevaciones consecutivas de PSA, separadas por al menos una semana, con dos incrementos del 50% sobre el nadir y siempre que este incremento de lugar a un PSA mayor de 2 ng/ml.

 • Niveles de testosterona inferiores a 50 ng/dl o 1.7 nmol/l. • Progresión de lesiones óseas ≥ 2 en gammagrafía ósea o progresión de lesiones de tejidos blandos según los criterios RECIST.


Se recomienda utilizar la medición de hormona luteinizante para evaluar la eficacia de la castración médica en los pacientes con cáncer de próstata.


Se debe continuar la administración de análogos LHRH en pacientes con cáncer de próstata resistente a castración.

Se sugiere utilizar análogos de GNRH en el tratamiento de pacientes con cáncer de próstata resistente a la castración.

CORTICOIDES

Los corticosteroides disminuyen la producción adrenal de andrógenos y llevan a una buena respuesta clínica y bioquímica. Un ensayo clínico para comparar la actividad de la prednisolona y la dexametasona en el cáncer de próstata resistente a la castración encontró que la tasa de respuesta del antígeno prostático fue superior con la dexametasona (0.5 mg/día) que con prednisolona (5 mg dos veces al día).

Se sugiere utilizar dexametasona en lugar de prednisolona en pacientes con cáncer de próstata resistente a la castración como tratamiento hormonal de segunda línea.

ABIRATERONA

Actúa bloqueando el complejo 17 del citocromo P450, inhibiendo la síntesis de testosterona a todo nivel (testicular, adrenal y tumoral). Un meta análisis en red muestra que la combinación de acetato de abiraterona más prednisona más la terapia de supresión androgénica son tan efectivos como el docetaxel más terapia de supresión androgénica para reducir el riesgo de muerte y la combinación de abiraterona más prednisona más terapia de supresión androgénica es mejor para prevenir la progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida en pacientes con cáncer de próstata metastásico sensible a hormonas.

Se sugiere utilizar la abiraterona en pacientes con cáncer de próstata avanzado con las siguientes características:

• Alto riesgo (cáncer con un puntaje de Gleason alto, que se ha propagado a varios lugares en los huesos, o se ha propagado a otros órganos)

• Resistente a castración (el tumor canceroso que continúa desarrollándose a pesar de los bajos niveles de testosterona debido ya sea a un agonista de LHRH, antagonista de LHRH, o a orquiectomía)

Se sugiere considerar el uso de abiraterona en pacientes con: • Metástasis óseas o ganglionares • Sin metástasis viscerales • Buen estado general • Asintomáticos o levemente sintomáticos • APE -DT > 55 días

ENZALUTAMIDA

Bloquea los tres pasos fundamentales de la señalización del receptor androgénico, que se ven frecuentemente alterados en el CPRC:

• Inhibición competitiva de la unión de los andrógenos al receptor androgénico

 • Inhibe la translocación nuclear de los receptores activados

• Inhibe la interacción del receptor activado con el DNA

 

Se sugiere considerar la administración de Enzalutamida post quimioterapia con Docetaxel, así como en pacientes metastásicos con progresión luego de hormonoterapia de primera línea previa a la quimoterapia

Sipuleucel T

Sipuleucel-T es una inmunoterapia celular autóloga y la primera vacuna terapéutica aprobada por la FDA. Para crear la vacuna, las células dendríticas del paciente se cultivan, se cargan con un antígeno específico ex vivo, y se introducen nuevamente al paciente para inducir una respuesta inmune. Sipuleucel-T es la única inmunoterapia que ha mostrado mejorar la supervivencia en el cáncer de próstata. Actualmente se indica en pacientes asintomáticos o con poca sintomatología, ya que no ha demostrado un efecto directo en el cáncer. El único estudio de costo efectividad hasta el momento muestra una certeza de 96.5% de no ser costo efectivo.

Radium 223

Radium 223, un calcio-mimético buscador de hueso, se acumula en áreas de hidroxiapatita que rodean lesiones tumorales y se une selectivamente a las áreas de recambio óseo aumentado. Prolonga la supervivencia y retrasa el tiempo de aparición del primer evento óseo en hombres con cáncer de próstata resistente a la castración, con metástasis óseas sintomáticas, y sin metástasis viscerales.

Se debe considerar de forma temprana en el tratamiento de pacientes con cáncer de próstata resistente a la castración y con metástasis óseas.










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