ALERGIA ALIMENTARIA
En las reacciones alérgicas a alimentos participan mecanismos inmunológicos como anticuerpos IgE específicos o linfocitos T. La prevalencia depende de la edad, apareciendo la hipersensibilidad a la leche en el 2,5% de los recién nacidos en el primer año de vida, seguida por proteínas del huevo. El alergeno es reconocido por anticuerpos IgE, produciéndose histamina y otros mediadores. En otros casos se produce una respuesta específica de células T. Los alergenos pueden ser de origen vegetal o animal. Los vegetales se agrupan en diferentes familias presentes en muchas plantas que contribuyen a la reactividad cruzada entre ellas. Manifestaciones características son la urticaria aguda, el síndrome de alergia oral y la anafilaxia sistémica. Dentro de los mecanismos por inmunidad celular están la dermatitis de contacto, la dermatitis herpetiforme, la enterocolitis, la proctocolitis, la enfermedad celiaca y la hemosiderosis pulmonar, entre otras.
Para el diagnóstico de reacciones mediadas por IgE se realizan tests cutáneos. Los test in vitro son técnicas de inmunoensayo frente a alergenos naturales o recombinantes. Los test in vivo e in vitro negativos pueden excluir un mecanismo IgE. Para las reacciones mediadas por un mecanismo celular se emplean in vivo los test epicutáneos. No están suficientemente validados para los tests in vitro. El patrón oro para el diagnóstico consiste en la administración controlada del mismo, con objeto de reproducir los síntomas. Está contraindicada en reacciones severas.
La alergia a los alimentos ha
tenido un incremento en países industrializados, se ha estimado una prevalencia
general entre 3 al 35% y las más frecuentes son a la proteína de la leche,
huevo, cacahuate y mariscos. Su prevalencia varía en función de la edad y la población
de que se trate, en Estados Unidos por ejemplo, se ha estimado la alergia a los
alimentos más alergénicos como son a la proteína de la leche de vaca en niños
(2.5%), la hipersensibilidad al huevo (1.5%) la alergia al cacahuate (1%), al
pescado (0.1%) y a la soya (0.1%).
Las reacciones adversas a
alimentos se refieren a cualquier tipo no deseado de reacciones provocadas por
la ingesta de algún alimento y pueden ser mediadas por mecanismos inmunológicos
o no inmunológicos.
Las reacciones alérgicas a
alimentos definen los efectos adversos en donde participan mecanismos
inmunológicos específicos, en la mayoría de los casos anticuerpos IgE, aunque
también pueden verse implicados linfocitos T o anticuerpos de otro isotipo.
Se entienden como reacciones
adversas a alimentos cualquier tipo de intolerancia que incluye desde causas
dependientes del alimento a reacciones idiosincrásicas dependientes del
individuo
Se debe interrogar sobre
factores de riesgo de alergia alimentaria, toda vez que los antecedentes
atópicos familiares son el mejor indicador para el desarrollo de alergia
alimentaria.
Suprimir la ingesta de
alimentos potencialmente alergénicos durante el embarazo y la lactancia puede tener
efectos dañinos en la nutrición de la madre y el niño además no protege el
desarrollo de alergia alimentaria
Puede disminuir el riesgo de
desarrollar enfermedades alérgicas en lactantes la introducción de huevo y
leche de vaca a los 12 meses y cacahuates, nueces y mariscos después de los 2
años, sin afectar su nutrición
No está justificado el uso de
probióticos en la prevención de enfermedades alérgicas en niños
La urticaria aguda, la
urticaria aguda de contacto y el angioedema, son las manifestaciones más
frecuentes de alergia alimentaria.
La alergia alimentaria se
asocia en al menos un tercio de los niños con dermatitis atópica y raramente
con urticaria crónica y angioedema
El síndrome de alergia oral
(síndrome de alergia alimentaria-pólenes) se manifiesta con prurito orofaríngeo
de inicio agudo, a veces con angioedema labial, es poco común que cause
anafilaxia. Se presenta unos minutos después del contacto bucal con frutas y
vegetales crudos
Otras presentaciones clínicas de alergia alimentaria no mediadas por IgE son: esofagitis eosinofílica, proctocolitis, síndrome de enterocolitis y enteropatía (cuadro 2, 3, 4)
El diagnóstico de alergia
alimentaria se basa en el interrogatorio, la exploración física, pruebas
cutáneas, IgE alergeno-específica in vitro, dieta de eliminación y prueba de
reto alimentario
Pruebas cutáneas mediadas por IgE y
pruebas in vitro de IgE alergeno-específica
Las pruebas cutáneas con
alimentos son de mayor utilidad clínica que la IgE alergeno-específica in vitro
en el diagnóstico de alergia alimentaria
Se recomienda no usar la
determinación de la IgE sérica total como diagnóstica de alergia alimentos se
sugiere como orientadora de atopia en correlación con la historia clínica
Se sugiere que la prueba de
parche atópico no sea usado como prueba de rutina en alergia alimentos, solo en
caso de alergia alimentos mixta, con manifestaciones de dermatitis atópica,
esofagitis eosinofilica o enterocolitis inducida por proteínas de los alimento
La evidencia recomienda que las
pruebas intradermicas no sean usadas para el diagnóstico de alergia a
alimentos, por el riesgo de anafilaxia y las falsas positivas.
Prueba de reto oral con alimentos
Debido a su confiabilidad
diagnóstica la prueba de reto oral doble ciego con alimentos es conocida como
el estándar de oro en el diagnóstico de alergia alimentaria
La prueba de reto oral con alimentos está contraindicada en pacientes con reacciones anafilácticas por alimentos previas
Debido a la diversidad de las
manifestaciones clínicas de la alergia alimentaria, el diagnóstico diferencial
debe hacerse con reflujo gastroesofágico, enfermedades inflamatorias
intestinales, mal absorción, infecciones y otras enfermedades
gastrointestinales
El tratamiento de la alergia a
un alimento se basa en eliminar el alimento específico de la dieta y aquellos
que puedan dar reactividad cruzada (cuadro 5). Se debe realizar la valoración
nutricional (cuadro 6) tanto en abordaje como en tratamiento
El personal de salud debe
considerar en los casos con alergia alimentaria, la posibilidad de que el niño
curse también con alergia a proteína de la leche de vaca, principalmente en
niños menores de 2 años (ver GPC de manejo de la alergia a proteína de la
leche)
Envío de primer a segundo
nivel:
1.-Niños en los que los padres
refieran la presencia de síntomas respiratorios, cutáneos y gastrointestinales
relacionados a la ingesta de un determinado alimento y recurrencia a la reexposición.
(pediatría)
2.-Pacientes con dermatitis
atópica moderada o grave (dermatología)
3.-Lactantes con dermatitis
atópica (dermatología-alergología)
4.-Paciente con antecedentes
familiares de atopia y sospecha de alergia alimentaria.
(pediatría)
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