ASMA EN NIÑOS

 

El asma es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías respiratorias, en cuya patogenia intervienen diversas células y mediadores de la inflamación. Se caracteriza por una respuesta exagerada a estímulos exógenos y endógenos con hiperreactividad de la vía aérea (HRVA) y obstrucción del flujo aéreo, total o parcialmente reversible, que puede ocasionar uno o más síntomas respiratorios recurrentes (tos, sibilancias, disnea y aumento del trabajo respiratorio), principalmente de predominio nocturno

No hay un mecanismo fisiopatogénico único que explique el asma; a partir de diferentes interacciones genéticas y ambientales (fenotipos), la enfermedad puede tener variantes con manifestaciones clínicas similares, pero con etiología o mecanismos fisiopatológicos probablemente diferentes (endotipos).

 


El resultado final es un proceso inflamatorio que puede presentar variabilidad dependiendo de los mecanismos involucrados (endotipos) y con ello influenciar la respuesta al tratamiento

 

El asma usualmente inicia en la niñez. Se han descrito factores predisponentes (que incrementan el riesgo para desarrollar asma), sobre todo asociaciones genéticas que participan en la interacción de los estímulos del medio ambiente y la respuesta

inmunológica; también se han descrito mecanismos epigenómicos, los cuales dependen de estímulos ambientales (dieta, microbiota y exposición a contaminantes), que pueden modificar la expresión de estos genes de diferentes maneras, activando o inhibiendo su efecto

 

Una vez establecida la predisposición, existen factores desencadenantes que exacerban los síntomas, tales como alérgenos, infecciones respiratorias (sobre todo virales), contaminantes ambientales, ejercicio, emociones, menarquia precoz, obesidad, nacimiento por cesárea, tabaquismo activo y pasivo, entre otros. Los factores predisponentes y los desencadenantes eventualmente se combinan para provocar las manifestaciones clínicas del asma.

 

También se han sugerido algunos factores protectores, como la convivencia temprana con mascotas, animales de granja y la lactancia materna.


Los tres mecanismos más importantes en la progresión del asma son: la inflamación de la  vía aérea, la obstrucción variable del flujo aéreo y la HRVA.

(Figura 2 y 3)



 


La inflamación (aguda, subaguda o crónica), es la consecuencia de la acción de múltiples mediadores y mecanismos de daño, tales como, la infiltración celular, la hiperplasia delmúsculo liso bronquial, la descamación del epitelio y el proceso de remodelación. Las células principales de este proceso incluyen mastocitos, eosinófilos, linfocitos T, macrófagos y células epiteliales, que secretan citocinas que regulan el proceso inflamatorio.

 

El proceso inflamatorio característico del asma se favorece por la alteración del equilibrio entre las poblaciones de linfocitos Th1 y Th2, donde los Th1 secretan interleucina (IL)-2 e interferón gama y los Th2 citocinas Tipo 2, entre otras la IL-4, IL-5, IL-13 e IL-9, que promueven inflamación alérgica

 

El proceso obstructivo en el asma es consecuencia de diversos mecanismos como broncoespasmo agudo (por mediadores inflamatorios), edema de la vía aérea, la formación de tapones de moco, y en fases tardías, la remodelación de la vía aérea (que indica cambios estructurales permanentes por inflamación crónica). La obstrucción del flujo aéreo dificulta la exhalación completa del aire inspirado, provocando atrapamiento del aire (hiperinflación).

 

La HRVA es una respuesta exagerada a factores inespecíficos (como cambios de temperatura y de humedad, olores químicos, gases, tabaquismo y ejercicio entre otros), que se produce por estimulación vascular indirecta del músculo liso por sustancias pro-inflamatorias o de terminaciones nerviosas no mielinizadas, que no provoca síntomas a las personas sin asma.

 

Adicionalmente, la activación de fibras colinérgicas participa en la patogenia del asma causando broncoespasmo e hipersecreción de moco, a través de la producción de neuropéptidos.

El diagnóstico de asma es clínico, con base en la presencia de dos o más de los siguientes síntomas clave:

  1.  Sibilancias
  2.  Tos (usualmente seca, paroxística y de predominio nocturno)
  3.  Disnea
  4.  Presión torácica

 

Estos síntomas suelen ser variables en intensidad y frecuencia, usualmente con predominio nocturno, se presentan ante la exposición a factores desencadenantes como los antecedentes de enfermedades alérgicas (rinitis alérgica o dermatitis atópica), y de asma en familiares en primer grado.

(Figura 4)


 


La confirmación del diagnóstico requiere demostrar el proceso obstructivo reversible, lo que en niños a partir de seis años de edad puede realizarse por espirometría, donde la relación volumen espiratorio forzado en el primer segundo y la capacidad vital forzada (VEF1/CVF) inferior a 70%, es diagnóstica de obstrucción al flujo de aire. En aquellos pacientes que no se les puede realizar la espirometría, se debe considerar realizar la medición del flujo espiratorio pico (FEP). Se considerará reversibilidad positiva si el VEF1 post-broncodilatador se modifica >12% (o FEP >20%). Sin embargo, en ciertos casos de asma, la espirometría puede ser normal.

 

El diagnóstico de asma en niños menores de cinco años es un reto, ya que los síntomas suelen empalmarse con infecciones respiratorias virales; además, es frecuente que el único síntoma sea la tos, ya que en esta edad no es posible realizar una espirometría de buena calidad. En estos pacientes, la estrategia diagnóstica útil es la prueba terapéutica, la cual consiste en documentar la mejoría de síntomas con el uso de corticoesteroide inhalado (CEI) y de broncodilatador en caso necesario, durante 6 semanas, recayendo al suspender el tratamiento. El clínico siempre debe considerar hacer los diagnósticos diferenciales.

(Figura 5)

 


Una vez diagnosticada la enfermedad, hacer la clasificación puede facilitar las decisiones terapéuticas.

Actualmente el asma se clasifica de acuerdo con tres parámetros relevantes:

1) Control de síntomas

2) Nivel de gravedad

3) Clasificación por fenotipos

 

 

1) Control de síntomas: de acuerdo al control se establecen tres niveles: bien controlada, parcialmente controlada y no controlada. Para evaluar el control, se debe investigar la evolución de la enfermedad en las últimas cuatro semanas:

En niños mayores de 5 años:

  •  Síntomas diurnos ≥2 veces por semana
  •  Uso de medicamento de rescate ≥ 2 veces por semana
  •  Despertares nocturnos por síntomas de asma ≥ 1 al mes
  •  Limitación de la actividad física debido al asma

En niños menores de 5 años:

  •  Síntomas diurnos >1 vez por semana
  •  Uso de medicamento de rescate >1 vez por semana
  •  Despertares nocturnos por síntomas de asma ≥ 1 vez al mes
  •  Limitación de la actividad física debido al asma

 

Si estas características están ausentes, se considera que el asma está controlada. Si presenta una o dos, está parcialmente controlada y si tiene tres o cuatro el asma no está controlada.

 

Otra herramienta para evaluar el control del asma a partir de los cuatro años de edad son los cuestionarios, como la Prueba de Control del Asma (ACT, por sus siglas en inglés) y el Cuestionario de Control de Asma (cACT), mediante los cuales, a través de preguntas sencillas, se obtienen puntajes que permiten clasificar el control del asma.

 

 

2) Gravedad: se determina considerando factores de la historia clínica y el escalonamiento de tratamiento que incluye tres niveles:

  •  Asma leve: control con paso 1, 2 o 3
  •  Asma moderada: control con paso 4
  •  Asma grave: necesidad de paso 5

(Figura 6)

 


Se recomienda derivar al especialista en asma a partir del paso cuatro, ya que el manejo de  agentes biológicos (anticuerpos monoclonales) son exclusivos del paso 5, los cuales de preferencia deben ser prescritos por el especialista en asma grave.

 

Esta clasificación se puede complementar con el monitoreo espirométrico, considerando la gravedad de obstrucción como leve (≥70% del VEF1), moderada (60% a 69% del VEF1) y  moderadamente grave y grave (<60% del VEF1), considerándose este último un parámetro de alto riesgo (los últimos dos valores están extrapolados de porcentajes para adultos).

 

3) Fenotipos: son las diferentes expresiones clínicas, basadas en diferencias en los mecanismos celulares, que determinan las variantes del asma. Esta clasificación ha permitido establecer algunas opciones terapéuticas específicas, útiles en pacientes seleccionados, como la inmunoterapia con alérgenos en los pacientes con asma alérgica o la reducción de peso en pacientes con asma por obesidad.

 

Algunos fenotipos del asma en los niños son:

  • Asma alérgica
  • Inicio temprano, antecedentes personales y familiares positivos para alergia
  • Asma no alérgica
  • Eosinofílica, neutrofílica o paucigranulocítica, con respuesta irregular a CEI
  • Asma con limitación fija al flujo de aire (remodelación)
  • Sin reversibilidad, después de años de padecer asma

 

Asma con obesidad:

Síntomas muy aparentes, usualmente sin eosinofilia

 

Las metas en el tratamiento del asma actualmente son:

1) Alivio y control de los síntomas

2) Reducir el riesgo futuro (prevenir crisis, hospitalizaciones, visitas a unidades de urgencias y muerte)

3) Reducir la pérdida de la función pulmonar a largo plazo

 

El tratamiento debe individualizarse e incluye estrategias no farmacológicas (entre otras, educación, evitar la exposición a alérgenos, al humo de tabaco, irritantes ambientales, contaminación y el control de peso), y el tratamiento farmacológico (medicamentos de rescate, de mantenimiento y adicionales para asma grave, utilizados de forma escalonada o por pasos), así como, el tratamiento de comorbilidades (rinitis alérgica, enfermedad por reflujo gastroesofágico y obesidad, entre otros).

(Tabla 1 y 2)

 



 

La historia natural del asma involucra períodos relativamente estables de la enfermedad y períodos con aumento de los síntomas o llegar hasta la crisis asmática.

Independientemente del nivel de control, cualquier paciente puede presentar incremento de los síntomas o crisis asmática (evento agudo incremento exagerado de los síntomas que puede provocar insuficiencia respiratoria), para lo cual se utilizan medicamentos de rescate.

 

Las crisis asmáticas se estratifican por su gravedad en:

 

 Crisis leve a moderada:

o Saturación de oxígeno (SpO2) 90% a 95%

o FEP o VEF1 50% a 60%

o Habla en frases

o No usa músculos accesorios

o Taquipnea

o Frecuencia cardiaca (FC) < 120 lpm

 Crisis grave:

o SpO2 <90%, 

o FEP o VEF1 25% a 50%

o Habla entrecortada en palabras

o Prefiere sentarse, no acostarse, usa músculos accesorios

o FC 120 a 140 lpm

 Paro respiratorio inminente:

o Confuso

o Letárgico

o Silencio al auscultar

o FC ≥140 lpm o bradicardia

o Arritmias

 

La crisis asmática, requiere de acción urgente por parte del paciente y del médico, para evitar la hospitalización o la muerte. La frecuencia de crisis es un marcador de control del asma.

 

Una vez establecido el diagnóstico de asma e iniciado el tratamiento de mantenimiento, se debe evaluar a los pacientes cada tres meses, tomando en cuenta:

1. Control del asma

2. Evaluar factores de riesgo como:

  •  Exacerbaciones
  •  Efectos secundarios de medicamentos

 

 Desarrollo de obstrucción irreversible:

o Espirometría con obstrucción que no revierte al uso de broncodilatador

(Tabla 3)

 


Se recomienda medir el FEV1, al inicio del tratamiento y después de tres a seis meses de tratamiento de mantenimiento, para identificar el mejor registro de la función pulmonar del paciente, posteriormente medirlo periódicamente para evaluar continuamente el riesgo. Otros factores para presentar exacerbaciones se resumen en la tabla 3.




La fracción espiratoria de óxido nítrico (FeNO) se relaciona con la presencia de inflamación eosinofílica en la vía aérea (inflamación tipo 2; eosinofílica, alérgica y no alérgica), la cual se encuentra elevada en el asma y relacionada con el estado atópico, la edad y la estatura.

Los resultados de la FENO deben interpretarse correctamente dentro del contexto clínico de cada individuo:

  •  En niños ≤ 5 años de edad, se puede determinar mediante la técnica de respiración múltiple, sin embargo, los resultados suelen ser altamente variables, con una especificidad muy baja
  •  En niños ≥ 6 años de edad, el valor que se relaciona con asma es de ≥ 35 ppb
  •  En niños de 5 a 16 años de edad, para el diagnóstico de asma, la FeNO tiene sensibilidad de 57% y especificidad de 87%; con valor predictivo positivo de 90% y valor predictivo negativo de 49%.

 

Se sugiere no utilizar la FeNO como criterio diagnóstico en pacientes de ≤ 5 años de edad.

No se recomienda la FeNO como único estudio para diagnosticar asma.

 

Se sugiere utilizar en pacientes ≥ 6 años de edad con sospecha de asma la FeNO, para evidenciar inflamación eosinofílica, e interpretar el resultado individualmente de acuerdo al escenario clínico de cada paciente, en conjunto con la espirometría como prueba de la función pulmonar.

 

Se sugiere utilizar la FeNO como medida objetiva de inflamación eosinofílica de las vías aéreas en pacientes con sospecha clínica de asma, aunque no realicen una buena espirometría.



En el tratamiento intermitente para el alivio rápido de los síntomas en el manejo escalonado 1 a 5, se debe prescribir broncodilatador de acción rápida inhalado (SABA); como alternativa se sugiere el uso de SABA más CEI (corticoesteroide Inhalado).


En crisis asmática, se debe prescribir SALB como terapia de rescate, que se aplicará antes de llegar al hospital de la siguiente manera: SALB 100 mcg por inhalación, 2 a 4 inhalaciones (máximo 10), cada 20 minutos, con IDMp con aerocámara y mascarilla)

(Diagrama 1)



 

En crisis asmática leve a moderada, se recomienda usar SALB con espaciador. En niños menores de 4 años se usará con espaciador y mascarilla.

 En crisis asmática grave se sugiere nebulizar con O2 suplementario.

 

 En crisis asmática grave, se recomienda nebulizar SALB más bromuro de ipratropio con O2, cada 20 minutos, las primeras dos horas.

 

 En crisis moderada, sin respuesta al tratamiento inicial con SALB se recomienda añadir bromuro de ipratropio, cada 20 minutos al SALB, durante las dos primeras horas.

 

 En niños ≤ 5 años de edad con crisis asmática moderada a grave, con pobre respuesta al SALB, se puede combinar SALB más bromuro de ipratropio, dos inhalaciones o nebulizado en dosis de tres gotas por kg de peso (SALB 5 mg más bromuro ipratropio 250 mcg), cada 20 min, durante la primera hora.

 

 El rescate con SALB más bromuro de ipratropio con inhalador de nube de dispersión suave, puede ser una alternativa para obtener broncodilatación.

 

Se recomienda cuando aumenten los síntomas asmáticos, usar de rescate bromuro de ipratropio inhalado, como alternativa cuando el SALB esté contraindicado o en los niños que no toleran el SALB

 

e sugiere usar SALB más bromuro de ipratropio en dispositivo de dispersión suave, como alternativa para broncodilatar, especialmente en niños mayores que no quieren usar el espaciador.

En crisis asmática grave o en los casos de crisis asmática moderada sin respuesta al tratamiento inicial con SALB, se sugiere SALB más bromuro de ipratropio, cada 20 minutos, durante las dos primeras horas.

 

Se recomienda utilizar metilxantinas (aminofilina, entre otras) como terapia adicional en niños con crisis asmática grave, que no responden a varias dosis de SABA más corticoesteroide sistémico.

(Cuadro 1)

 


Para el alivio rápido de síntomas se sugiere BUD más FORM en niños de 4 a 11 años de edad como alternativa de rescate en el paso 1, así como en el paso 3 a 5, cuando también se usa como opción de mantenimiento

 

El uso como broncodilatador de rescate de CEI más LABA, únicamente aplica para un LABA con acción rápida, FORM.

Nunca se pueden usar combinaciones con salmeterol (SALM) para este fin, dado su inicio lento y su broncodilatación incompleta.



  

¿Cuál es el medicamento inicial más eficaz y seguro para mejorar la función pulmonar, reducir los síntomas, la gravedad y frecuencia de las crisis (Paso 2)?

 

Se recomienda iniciar el tratamiento con corticoesteroides inhalados en niños de 6 a 12 años de edad con antecedente de una crisis los dos años previos.

 

Recomendamos que los niños <5 años con antecedentes y patrón de síntomas que sugieran el diagnóstico de asma, con síntomas no controlados y con episodios de sibilancias frecuentes (tres o más episodios en una estación), inicien tratamiento continuo con CEI a dosis baja, por lo menos durante tres meses y evaluar la respuesta.

 

Se sugiere, iniciar tratamiento de mantenimiento si cumple cualquier inciso de la regla de dos:


Se sugiere, iniciar tratamiento de mantenimiento si cumple cualquier inciso de la regla de dos:

 ≥ 2 veces por semana presenta episodios de síntomas

 ≥ 2 veces por semana se administra un broncodilatador

 ≥ 2 veces por mes se despierta por el asma

 Ha recibido de un especialista corticoesteroide oral para crisis asmática durante los últimos 12 meses y tiene factores de riesgo para exacerbaciones

 

¿Qué intervenciones farmacológicas son eficaces para mejorar la función pulmonar, reducir los síntomas, la gravedad y frecuencia de las crisis (Paso 3)?

 

Se recomienda en el paso 3, agregar LABA al CEI (en un solo inhalador), a dosis baja, en pacientes con asma parcialmente  controlada o no controlada, a partir de los 4 años de edad.

Se recomienda en pacientes menores de 4 años de edad, con asma parcialmente controlada o no controlada, aumentar la dosis del CEI a dosis media.

 

Se sugiere en pacientes a partir de los 4 años de edad duplicar la dosis del CEI a dosis media o bien agregar el antileucotrieno al CEI a dosis baja.

Se sugiere el uso de SMART como alternativa de manejo de mantenimiento y rescate en pacientes ≥ 4 años de edad parcialmente controlados.

 

Se sugiere, como segunda alternativa, la adición de un antileucotrieno en pacientes menores de 4 años con asma parcialmente controlada o no controlada.

No se recomienda el uso de los β2-agonistas orales, de teofilina o de otras metilxantinas como medicación adicional.

 

El uso de CEI más LABA en niños ≤ 4 años de edad, debe ser evaluado por el especialista en asma.

Se sugiere evaluar al paciente entre las 3 a 4 semanas posterior al ajuste del tratamiento.

Se sugiere evaluar la técnica de inhalación, la adherencia y los factores de riesgo (exposición a alérgenos, al humo de tabaco o de cigarro electrónico, entre otros), así como controlar las comorbilidades.

 

¿Qué intervenciones farmacológicas son eficaces para mejorar la función pulmonar, reducir síntomas, gravedad y frecuencia de las crisis (Paso 4)?

 

En niños no controlados con el paso 3 de tratamiento, las opciones terapéuticas a partir de los 4 años de edad, según el nivel de control (en orden de preferencia), para escalar al paso 4 son:

  1.  CEI dosis media más LABA
  2.  CEI dosis media más antileucotrieno
  3.  CEI dosis alta

En caso de no controlarse, se escalona al paso 5, aumentando el CEI a dosis alta más LABA.

Si aun así no se controla, en la siguiente evaluación se puede agregar un tercer fármaco:

  1.  Antileucotrieno
  2.  Tiotropio a partir de 6 años de edad
  3.  Corticoesteroide oral

 

En niños de <4 años de edad, según el nivel de control (en orden de preferencia):

  1.  CEI dosis alta
  2.  CEI dosis media más antileucotrieno

En caso de no controlarse con las opciones anteriores se puede agregar (siempre bajo la supervisión del especialista en asma):

 LABA o corticoesteroide oral

 

Se sugiere como primera opción en el paso 5 a partir de los 6 años de edad, iniciar con triple terapia: CEI a dosis altas más LABA más tiotropio.


¿Cuál es el tratamiento más  efectivo para reducir el riesgo de nuevas crisis en niños menores de 5 años y  en niños de 5 a 12 años de edad?

 

Se recomienda en pacientes que han tenido crisis asmáticas sin tratamiento de mantenimiento previo, lo siguiente:

  •  En menores de 4 años de edad: iniciar CEI en dosis baja o media según la gravedad de la crisis
  •  A partir de los 4 años de edad: iniciar con tratamiento de mantenimiento con los pasos 2, 3 o 4, según la gravedad de la crisis

 

Se recomienda en pacientes con asma de todas las edades, medicación de rescate (SABA, como salbutamol inhalado), por razón necesaria.

 

En pacientes que han tenido crisis asmática y que cuentan con tratamiento de mantenimiento previo, se recomienda escalonar al paso siguiente respecto al tratamiento previo al evento, más medicación de rescate (SABA, como SALB inhalado), por razón necesaria.

(Figura 7)

 


Es importante considerar que posterior a una crisis asmática, se tiene mayor riesgo de presentar nuevos eventos durante el siguiente año, por lo que se recomienda continuar y ajustar periódicamente el tratamiento de mantenimiento durante este tiempo.


El anticuerpo monoclonal disponible para el tratamiento de asma en niños con asma para el paso 5 de tratamiento en tercer nivel de atención es:

 Anti IgE, a partir de 6 años de edad: Omalizumab

Otros agentes aprobados para el asma son:

  •  Anti IL5, a partir de 18 años de edad: Mepolizumab,
  • Reslizumab
  •  Anti receptor IL5, a partir de 18 años edad: Benralizumab
  •  Anti IL4/IL13, a partir de los 12 años de edad: Dupilumab

El omalizumab administrado de forma subcutánea puede ser considerado para uso en pacientes con asma en tratamiento con CEI dosis alta más LABA, ya que reduce la frecuencia de crisis (hasta 65% menos), el número de ingresos hospitalarios y mejora el control, requiriendo menor dosis de CEI y la necesidad de corticoesteroide oral (hasta 50%).

 

Dada su eficacia en asma alérgica grave y su costo, se considera agregar omalizumab al tratamiento del paciente ≥ 6 años de edad con niveles de IgE sérica de 30 a 700 UI, que no se controlan con el tratamiento del paso 4. La administración de omalizumab debe de realizarse bajo supervisión del especialista en asma, por riesgo de anafilaxia (inmediata o tardía).

 

Se recomienda confirmar el diagnóstico de asma y verificar la adherencia al tratamiento, para indicar anticuerpos monoclonales.

 

Se debe referir a un especialista en asma que evalúe y confirme el diagnóstico de asma grave, e indique el uso complementario de anticuerpos monoclonales, cuando se requiera, en una unidad de alta especialidad.


La inmunoterapia específica con alérgenos (ITA), es un complemento terapéutico efectivo para el manejo de pacientes con asma alérgica controlada, con niveles bajos o medios de tratamiento en los pasos 2 a 4, confirmados con sensibilización mediada por IgE.

Pasos 2 a 4 y confirmados con sensibilización mediada por IgE.

La ITA se indica contra los aeroalérgenos clínicamente relevantes, y puede administrase por vía sublingual (ITSL) o subcutánea (ITSC), en conjunto con la medicación de control para el asma; ambas modalidades han demostrado eficacia en niños con asma alérgica para disminuir síntomas, necesidad de medicación de rescate y mantenimiento, así como para prevenir nuevas sensibilizaciones. La evidencia del efecto de la ITA para mejorar la función pulmonar y la calidad de vida relacionada con el asma en niños, es escasa y no concluyente.

En pacientes con rinitis alérgica y asma coexistente, la ITSL puede reducir el costo total del tratamiento.

 

La evidencia de estudios comparativos de costo y eficacia de ITA contra farmacoterapia para asma es limitada. No obstante, a diferencia de la medicación, la ITA tiene la ventaja de que sus efectos benéficos pueden perdurar por meses o años después de su término (cuando se administra por lo menos durante tres años). La ITA es un tratamiento con buen perfil de tolerancia y seguridad, aunque en raras ocasiones puede originar reacciones adversas sistémicas, sobre todo la ITSC; la ITSL tiene un perfil de seguridad excelente.

 

Se recomienda referir al alergólogo pediatra, para que sea evaluado y se considere el uso de ITSC o ITSL, a los niños con asma alérgica controlada en los pasos 2 a 4 y, confirmar la sensibilización mediada por IgE, a partir de los 3 años de edad para ITSL y de los 5 años de edad para ITSC.

 

La ITA, no se iniciará cuando los síntomas de asma no estén controlados.

La ITA, se interrumpirá temporalmente si presenta exacerbación o crisis de asma en cualquier nivel de gravedad, para reducir la posibilidad de efectos adversos.



Se sugiere utilizar la FeNO solo como una de las variables para monitorear el asma en pacientes pediátricos tratados por especialistas en asma (neumólogos o alergólogos), en segundo o tercer nivel de atención (en caso de tenerlo disponible),

interpretando sus valores con cautela y tomando en cuenta las variables que podrían falsamente aumentar su nivel (especialmente infecciones virales). Además, puede ayudar a detectar la mala adherencia al tratamiento.

 

Se sugiere que en los centros donde esté disponible la FeNO, sea empleada por especialistas en asma (neumólogos o alergólogos), interpretando cuidadosamente su resultado como complemento de otras variables que evalúen el nivel de control del asma.




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